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Chile: Aprobado TLC



ALAI, América Latina en Movimiento
2003-10-23

... Y vendieron nuestro futuro

Sara Larraín


Finalmente anoche (22/10/03), el Congreso chileno aprobó el Tratado de Libre
Comercio con Estados Unidos. Las constantes peticiones de organizaciones de
la sociedad civil, sindicatos y grupos ecologistas, por rechazar el Tratado
o por lo menos crear una legislación responsable que amparara a los sectores
más afectados, fueron en vano. Tampoco se logró un espacio equilibrado en
los medios.


El gobierno de Lagos terminará firmando un acuerdo que beneficia sólo a los
actuales exportadores, y con una de las peores administraciones
norteamericanas de los últimos 10 años.


La tónica de la votación en la Cámara Baja se repite. La mayor parte de los
senadores que se abstuvieron o votaron en contra, pertenecen a partidos
políticos que, precisamente, defienden los intereses del libre mercado. De
los 10 votos "disidentes", 5 fueron de rechazo: José García Ruminot (RN),
Nelson Ávila (Ex PPD), Mario Ríos (RN), Jorge Lavandero (DC) y José Ruiz de
Giorgio (DC); mientras que las otras 5 abstenciones fueron de Hernán Larraín
(UDI), Marco Cariola (UDI), Rodolfo Stange (UDI), Alberto Espina (RN) y
Rafael Moreno (DC).


Gran parte de sus argumentos se centraron en el tema agrícola, sector que
quedó desprotegido frente a una agricultura subsidiada en más de 180 mil
millones de dólares anuales. Lo que significa el fin de la agricultura
tradicional y la muerte del campesinado.


De estos 10 parlamentarios, el que expresó su molestia de manera más
contundente y global fue el senador Nelson Ávila, argumentando que "este
tratado sella definitivamente la condición de Chile de país productor de
materias primas y generador de mano de obra barata, y asociarse con una
economía como la de Estados Unidos cierra las posibilidades al desarrollo
tecnológico y al crecimiento de nuestras industrias, sobre todo las pequeñas
y medianas; por el contrario, ahoga toda posibilidad de desarrollo en ese
sentido y sólo permite hacer más de lo mismo".


Estamos de acuerdo. El TLC no hace más que consolidar el modelo primario
exportador de Chile, pero con muchos agravantes:


- Primero: El fin de las bandas de precios pone una lápida a la agricultura
orientada a la alimentación interna, provocando la crisis de miles de
familias de agricultores y campesinos.


- Segundo: La industria farmacéutica queda fuera de competencia, al
reservarse EE.UU. la protección de patentes por 20 años. Ello además implica
el encarecimiento de los remedios para la población.


- Tercero: Las pymes, que actualmente generan más del 70% del empleo del
país, quedan sin posibilidades de competir frente a los grandes consorcios y
a las importaciones de productos manufacturados norteamericanos.


- Cuarto: Los desafíos regulatorios e institucionales del TLC, significan
para Chile grandes inversiones en personal, infraestructura y coordinación,
que deberán ser solventados por todos los chilenos, aunque el Tratado
beneficie a unos pocos.


- Finalmente, todos los chilenos tendrán que pagar un 1% adicional de
impuesto al valor agregado (IVA), para solventar el menor ingreso fiscal por
la baja de aranceles. Este impuesto recae especialmente en los sectores de
menores ingresos.


Entonces la pregunta al gobierno es ¿Qué saca el país con hacerse socio de
este club tan exclusivo de los exportadores del TLC, si la cuota mensual del
club la pagan los pobres? ¿Cómo enfrentará el país este nuevo factor de
inequidad en un contexto donde ya nuestra desigualdad en la distribución del
ingreso es una de las más vergonzosas de América Latina?


Ni la Canciller Alvear, ni el Ministro Eyzaguirre han respondido. Esperamos
una respuesta clara del Presidente Lagos.


Los ciudadanos fiscalizaremos sus promesas.


* Sara Larraín es Directora del Programa Chile Sustentable

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