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Bolivia: El líder indígena Evo Morales sostiene que la tarea de hoy es «crear el poder del pueblo»



26 de octubre del 2003
«En defensa de la humanidad»: Un foro organizado en la capital mexicana,
donde intelectuales de diversos paises de América analizan como "meter un
gol en la porteria del imperio"

Gara/La Jornada
El orador de Bolivia, un país pobre que no suele ser protagonista en ningún
encuentro internacional, se levantó el viernes en el foro «En defensa de la
humanidad» como la voz del momento. Y Evo Morales, uno de los eternos
relegados por ser indígena, líder de campesinos pobres y, peor aún, de
cultivadores de coca, fue el que dio la cátedra a los intelectuales del
hemisferio reunidos en el Polyforum mexicano. La gran tarea de hoy, expresó
el dirigente del Movimiento al Socialismo, «es crear el poder del pueblo». Y
abundó: «Cuando hablamos de defensa de la humanidad, ésta pasa por la
eliminación del imperialismo».

Morales propuso, además, que se busquen las vías para convocar a una gran
cumbre, donde quepan precisamente los intereses y las preocupaciones de
quienes luchan en ese sentido, una reunión con los presidentes de Cuba,
Fidel Castro; de Venezuela, Hugo Chávez; y de Brasil, Luiz Inacio Lula da
Silva, así como con luchadores sociales que acompañan a los campesinos, los
obreros y los indígenas en estas lides.

Hombres y mujeres de la llamada «sociedad del conocimiento» intelectuales,
pues se pusieron de pie y saludaron al aymara boliviano con un largo aplauso
y refrendaron, en el debate que siguió después y continuaba ayer, la
urgencia de seguir tejiendo redes de redes, construyendo vías imaginativas y
desarrollando un pensamiento crítico que permita, en otras latitudes,
alcanzar lo que, por ahora, lograron los campesinos y obreros en Bolivia:
meter un gol en la portería del imperio.

Pablo González Casanova compartió la sesión inaugural con un discurso en el
que propuso que en las tareas prácticas de organizar redes de redes y
asociaciones de asociaciones, los intelectuales y los científicos «por la
vida, la democracia, la liberación y el socialismo» se comprometan a
construir «espacios de consenso para una política alternativa y una
organización de 'los muchos', que cuente con los descubrimientos y
conocimientos más recientes de los intelectuales y dirigentes comprometidos
con el quehacer científico y humanístico, y con la vida».

Antes había citado a algunos de estos actores de la coyuntura
latinoamericana: «la imaginación creadora de los zapatistas mexicanos, los
cocaleros bolivianos, los piqueteros argentinos, los 'sin tierra'
brasileños». En suma, los movimientos sociales que desde la pobreza y la
exclusión han abierto nuevas vías para las luchas de siempre.

Por su parte, John Cockfort, de EEUU, parte de un buen contingente de
intelectuales de ese país que, desde las entrañas, también se identifican
con estos combates, puso por delante algunas «humildes sugerencias» para la
agenda a seguir.

Entre otras, reconocer en primer término que hay continuidad del
imperialismo estadounidense en los recientes decenios a pesar de los
desacuerdos en puntos poco importantes entre los partidos Demócrata y
Republicano y la existencia de «imperialismos menores» en Europa, Canadá y
Japón, lo mismo que el papel «pro imperialista» del Consejo de Seguridad de
la Organización de las Naciones Unidas.

Además, propuso incluir en la lista de luchas sociales del mundo las
batallas que ocurren dentro de Estados Unidos, «en contra de un nuevo
macartismo y los valores del conformismo»: los movimientos antibélicos, pro
derechos civiles y en defensa de los migrantes.

Durante el posterior debate, algunos letrados prefirieron seguir leyendo la
realidad a través de los cristales de los viejos dogmas, y otros prefirieron
refrescar las ideas con las nuevas experiencias. Se habló de crear más
redes, más lazos. Se propuso buscar un común denominador, evitar los vicios
de las caducas vanguardias. Se insistió en reivindicar el derecho de los
pueblos a la rebelión y a la revolución.

«La razón del pueblo ha empezado a derrocar al imperio»

B. Petrich ("La Jornada")

Evo Morales se declaró «nervioso» por tener que enfrentarse primero a
ilustres intelectuales y después a diputados. Acudió como van los líderes
populares sin formación académica a este tipo de foros, «como a una gran
universidad para ilustrarnos, intercambiar experiencias y seguir
fortaleciendo a nuestras organizaciones».

Pero lo que mostró en el Polyforum fue el dominio de la palabra y la escena.

Expuso lo que los reunidos anhelaban oír de viva voz, lo que Morales llamó
«la gran revuelta de los vilipendiados», el momento en que «la razón del
pueblo se ha impuesto y ha empezado a derrocar al imperio». Definió la fecha
de la caída de Goni, 17 de octubre, como el «día de la identidad de los
bolivianos». E hizo la referencia necesaria:

«Dijimos, como el subcomandante Marcos, basta de políticas de hambre y
miseria. Empieza una nueva etapa de cómo construir, cómo acabar con el
egoísmo, el individualismo y, desde las comunidades indígenas, desde los
barrios, construir otras formas de convivencia desde la solidaridad, la
reciprocidad, la redistribución de las riquezas concentradas en pocas
manos».

«Antes odiaba la política, le temía, pero me di cuenta de que la política es
la ciencia de servir al pueblo. Primero fue la experiencia de una región.
Ahora me he dado cuenta de que es importante el poder de toda una nación». Y
habló de su visión del mundo: «No estamos tan solos. Después de semejante
intervención sangrienta de Bush en Irak crece el pensamiento
antiimperialista». La mayor protesta antibélica desde el «fin de la guerra»

Unos 20.000 manifestantes salieron ayer a las calles de Washington para
reclamar la retirada de las tropas estadounidenses de Irak. Esta y otras
protestas antibélicas convocadas en 140 ciudades del país vienen a expresar
el creciente malestar de los ciudadanos estadounidenses ante la cifra de
bajas y el coste de la invasión y la ocupación del país árabe. Estas
manifestaciones están siendo las mayores protestas antibélicas desde que
EEUU declaró oficialmente el «fin de la guerra» el pasado mayo.