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Ecuador : La hora final del dólar
- Subject: Ecuador : La hora final del dólar
- From: "nello margiotta" <nellomargiotta55 at virgilio.it>
- Date: Wed, 26 Nov 2003 19:57:38 +0100
26 de noviembre del 2003 Gerard Coffey Quincenario Tintají. Ecuador, noviembre del 2003. Parece que la hora del dólar llega a su fin. Los rumores, como los productos colombianos, abundan. Dicen que el Banco Central está trabajando en un estudio sobre la desdolarización desde hace unos meses. Que se lo aplicará en enero del 2004. Dicen que el presidente Gutiérrez habló con la Fundación Mediterráneo, del padre de la convertibilidad argentina, Domingo Cavalo. Que la Fundación comisionó un estudio aquí en el Ecuador sobre como desdolarizar la economía, pero la presidencia lo niega. Dicen que el Foro Alternativo y el economista Eduardo Valencia están por proponer alguna salida alternativa, pero él no lo quiere discutir ... por ahora. Por su lado los bancos claramente nunca creían en la dolarización. Según la Asociación de Banqueros Privados en la actualidad estos mantienen hasta 1.600 millones de dólares en el exterior. Al mismo tiempo ofrecen poco crédito a nivel nacional y lo que sí se ofrece es caro y a muy corto plazo. De hecho, dice el empresario Luis Maldonado Lince, vivimos ahora en "una economía eminentemente especulativa. Hay una transferencia neta de recursos desde el sector productivo hacia el sistema financiera a través de altas tasas de interés y ineficiencia bancaria. Lo que están haciendo es acumular recursos en ese sector ante la inminente salida de la dolarización". El dólar como aceite de caracol Pero para analizar una posible salida de la dolarización quizás valdría acordarnos del contexto en el que la instalaron. No fue una medida bien pensada, hasta el Banco Central recomendó que no se aplique. Fue un salvavidas para el entonces presidente Jamil Mahuad, pero igual no lo salvó. Luego, se afirmó la medida, ¿por temor a los indios en los días después del levantamiento del 21 de enero? ¿por la presión del grupo de Joyce Higgins de Ginatta y/o los socialcristianos? ¿por instinto de manada? No se sabe. Pero lo seguro es que con la introducción de la dolarización lo promocionaron como los vendedores de aceite de caracol, bueno para todo lo que le duele: la inflación, el desempleo, la falta de inversión etc. etc. El paraíso en siete días. Ahora es más evidente que fueron nada más que mentiras no tan piadosas, y que algunos grupos se salieron con la suya, incluidos los amigos de Mahuad que sacaron su dinero al exterior antes del feriado bancario y el congelamiento de las cuentas. Pero tampoco hay que pensar, dice economista Alberto Acosta, "que la desdolarización resolverá todo; esta vez hay que estar claro que únicamente representa el primer paso para la recuperación; lo que hará es entregar un espacio de soberanía monetaria que nos ayudará resolver los demás problemas", es decir, la recuperación de la producción y del empleo. En la opinión de Acosta incluso es posible que "la desdolarización genere muchas dificultades y problemas" y por eso es necesario analizar las posibilidades y estar preparados. No obstante, parece necesario que en el mediano plazo haya una devaluación de una nueva moneda, para corregir la balanza entre las otras monedas internacionales y la ecuatoriana, así recuperando la competitividad de los productos ecuatorianos tanto al interior del país como en los mercados de exportación. Por otro lado algunas empresas orientadas hacia el mercado interno y altamente endeudadas en dólares podrían encontrarse en dificultades. Y la suma de esas dificultades podría implicar una fuerte presión para una nueva sucretización, en otras palabras el traslado de sus deudas al estado: a la población ecuatoriana en su conjunto. Sin embargo, a pesar de las dificultades la necesidad de acción es evidente. No cabe duda de que hay, como señala Acosta, "claros indicios de que la cosa no va bien". Y sí los hay. El valor de las importaciones físicas superan las exportaciones (excluyendo el petróleo) en más de 900 millones de dólares solo hasta junio de este año, en lo que tiene que ver con los flujos de capitales (balanza de pagos), los dólares que salen supera a los que ingresan en 1.200 millones, al mismo tiempo el servicio de la deuda externa alcanzará unos 2.400 millones de dólares en el 2003. Y para postre, la OPEP teme una posible caída del precio de petróleo en el año próximo de 10 dólares por barril. Importamos papa, carne, maíz, soya, leche. La industria nacional está en pleno descenso, los precios de los productos chinos y colombianos son insuperables en el contexto del dólar y hasta servicios como la impresión de folletos ahora se hace en el país vecino al norte. Más allá de Colombia, sí se mantiene la dolarización, opina Acosta, el resultado podría ser una economía estilo Panamá. Una economía que depende de las remesas de los migrantes y que se esfuerza por vender cada vez más recursos naturales - los campos petroleros, la madera, los minerales - sin importar el costo ambiental o social. Mientras tanto la gente afortunada trabaja como mano de obra barata en maquilas o industrias de servicios: es decir proveyendo servicios a la clase adinerada. Habrá poco o nada de industria nacional y habrá más endeudamiento para cubrir cualquier déficit en el presupuesto nacional. Es un escenario bastante desalentador, parecido no sólo a Panamá sino a Argentina antes de la crisis monetaria del 2001 y la salida del presidente De la Rúa Llorábamos por ti Argentina Es difícil evitar la comparación de la coyuntura ecuatoriana actual con la de ese país del Cono Sur hace unos pocos años. En Argentina hubo dos sectores con intereses propios. Los exportadores y los empresarios nacionales por un lado y los importadores por otro; la gente con deudas en dólares por un lado y la gente sin ni pan ni trabajo por otro. Estas dos fuerzas alcanzaron un equilibrio, o más bien dicho, impusieron una forma de paralización política que impidió una decisión definitiva hasta la crisis estuvo ya encima. Puede ser una simplificación, pero en términos gruesos lo mismo ocurre aquí. Quizás la única diferencia es que todos los ecuatorianos tienen en mente la lección de lo ocurrido en Argentina, y la necesidad de hacer todo para evitar que lo mismo suceda aquí. No es futuro un llamativo para la gran mayoría de ecuatorianos. Entonces, si sostener la dolarización es inaceptable, y si nos toca salir de ella, la pregunta del millón es, quién nos llevará del desierto económico del dólar y cómo? Quien nos desdolarice...¿buen desdolarizador será? Según el empresario Luis Maldonado Lince la salida inminente no debe implicar que los que ganaron por la implementación de la dolarización vuelvan a ganar de nuevo. Hay que tomar mucho cuidado con las recetas mágicas que nos ofrecen y evitar que los costos del cambio se trasladen a los sectores populares y pobres. Y como se podría esperar, los chef de siempre ya están cocinando algo para nosotros. Por ejemplo, dice Maldonado Lince, se sabe que los socialcristianos han tenido una parte directo en el estudio acordado con de la Fundación Mediterráneo. Aunque no se conocen los contenidos del informe "es evidente que viniendo de donde viene - por un lado los socialcristianos y el sector financiero y por otro lado el gobierno ecuatoriano - nos hace pensar eso podría conducir a un estudio orientado a buscar beneficiar a estos grupos de poder ante una eventual salida de la dolarización". Por otro lado tenemos la propuesta del economista Walter Spurrier. Al analizar la coyuntura y las posibilidades para el futuro, Spurrier propone la circulación de una forma de nueva moneda que no es moneda, es decir los CETES, certificados o bonos del estado. Estos se utilizarían en lugar de dólares, con el mismo valor, si los billetes norteamericanos se vuelven escasos en el caso de una caída en el precio de petróleo, si las exportaciones siguen bajando, si las importaciones siguen subiendo y si las remesas de los migrantes se estancan. Altas probabilidades todas. La propuesta de los CETES se basa en otras formas de monedas no monedas como los 'PATACONES' y 'LECOPS' que circulaban en Argentina. En el peor de los casos dice Spurrier se introduciría una nueva moneda, con paridad al dólar, uno a uno, pero esto no se puede sostener durante mucho tiempo. Habrá una devaluación. Y la devaluación podría permitir que ciertos sectores cancelen sus deudas, sobre todo con el estado y la banca estatal, con el mismo numero de nuevas monedas devaluadas. De ahí la cuestión práctica de como introducir una nueva moneda de la manera más equilibrada y justa y así evitar que los grupos de poder se aprovechen. Hay varias factores que hay que tomar en cuenta, dice Alberto Acosta. El primero es que no se puede pedir a la gente que traiga sus dólares y los cambie por una nueva moneda nacional. No lo harán. Entonces para introducir una nueva moneda hay que crear condiciones que lo hace atractivo usarla. El estado debe ofrecer créditos más baratos en moneda nacional a través de la banca estatal, el Banco nacional de Fomento y la Corporación nacional Financiera. Se debe requerir que los depósitos de garantía que la banca privada encarga al Banco Central, el encaje, sea en moneda nacional. Se debe cobrar impuestos y tributos, pagar contratos, sueldos, y subsidios en moneda nacional. Además sería necesario cambiar el marco jurídico para que el estado no garantice ninguna transacción en moneda extranjera. Lo positivo de todo es que, refiriéndonos a Argentina otra vez, se ve que con el correcto conjunto de medidas y voluntad política se puede salir adelante. Argentina crecerá a 7 por ciento este año, el aparato productivo se está reactivando, y todo sin la ayuda, o mejor dicho debido al haber rechazado la 'ayuda' condicionada, del Fondo Monetario Internacional. Esto demuestra, dice Maldonado Lince, "que los países con políticas soberanas sí pueden crecer".
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