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Petróleo en Colombia: ¿un barril de pólvora?
- Subject: Petróleo en Colombia: ¿un barril de pólvora?
- From: "Nello Margiotta" <animarg at tin.it>
- Date: Mon, 18 Aug 2003 10:35:25 +0200
*Maria Helena Guimarães Pereira Álvaro Uribe asumió la presidencia de Colombia, en 2002, con la promesa de transformar en seguro uno de los países más violentos de Latinoamérica. Y en el intento de mostrar poder transfirió, semana pasada, durante tres días su gobierno para Arauca. La región, localizada a 300km. al noroeste de Bogotá, es conocida como la más violenta y peligrosa debido a la guerrilla. En ella se encuentran los principales grupos guerrilleros del país, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Pero éste no es el principal motivo del acto de Uribe. En realidad pretende demostrar su poder sobre el petróleo, la séptima reserva mundial, que él quiere entregar a los estadounidenses mientras los movimientos sociales lo tienen como elemento de identidad nacional. En estos tres días Uribe intentó mostrar acciones de soberanía, como administrar a partir de la XVIII Brigada del Ejército, crear un consejo de seguridad para analizar la situación del conflicto, reunir otros consejos nacionales de relevancia y, principalmente, sobrevolar el oleoducto de Caño Limón-Conveñas. Este último acto demuestra como el petróleo es estratégico para el gobierno colombiano. Desde 1983, cuando fue descubierto el Pozo de Caño-Limón, el oleoducto es blanco de constantes atentados guerrilleros que no aceptan los acuerdos con Estados Unidos. Solamente el año pasado fueron 127. Pero el acto soberano de Uribe no tuvo éxito. Solamente en estos tres días ocurrieron tres atentados: explosiones derribaron dos torres de energía eléctrica dejando a todo el departamento (provincia, estado, etc.) sin energía; una granada, atribuida al ELN, mató a dos personas e hirió a otras siete; y un coche-bomba dejó como saldo a dos policías heridos. Todo esto ocurre en la misma semana que termina una huelga de 3500 trabajadores de la Empresa Colombiana de Petróleo (Ecopetrol), que prácticamente paralizó la producción durante 24 días en las refinerías de Barrancabermeja y Cartagena. Fue la huelga más demorada de los últimos años. El hecho más importante del movimiento es que la lucha es por mejoras saláriales, además de la manutención de la empresa y, en consecuencia, del control del petróleo por los propios colombianos. Y por eso llegan hasta morir. La Unión Sindical Obrera (USO) registró la prisión, persecución y muerte de innumerables sindicalistas. Aún durante la semana pasada, mientras Uribe sobrevolaba oleoductos, el ex presidente de la USO, de la filial de Tibu y actual presidente de la Asociación Nacional de Jubilados de Ecopetrol, Marco Túlio Díaz, fue asesinado en Cúcuta, al norte de Santander. Petróleo, una riqueza codiciada Recurso imprescindible y fuente de innumerables conflictos en todo el mundo, como demuestran los recientes disturbios ocurridos en Venezuela, en Ecuador y la invasión a Irak por parte de Estados Unidos e Inglaterra, el petróleo es también un grave foco de tensión permanente en Colombia y puede transformarse en tragedia a cualquier momento. La Asamblea Nacional de Delegados de la Unión Sindical Operaria de la Industria de Petróleos (USO), convocada extraordinariamente en los días 17 y 18 de junio, aprobó la realización de una huelga general en todas las instalaciones de la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol), con paralización de la producción. La estatal posee activos superiores a 24 mil millones de pesos (cerca de US$ 10 mil millones), tiene un lucro anual de 9,8 mil millones de pesos (más de US$ 4 mil millones) y continúa sirviendo de soporte al Tesoro Nacional. Entre 2001 y 2002, el facturamiento de la empresa fue de 18,5 mil millones de pesos (cerca de US$ 9 mil millones). En diciembre del 2002, el resultado de su balanza comercial fue de US$ 1,6 mil millones, representando un aumento de 35% en las exportaciones de petróleo. Estos números demuestran que la contribuición del sector petrolífero para las finanzas públicas del país es fundamental. Además del aspecto económico, la Ecopetrol genera 7 mil empleos directos y más de cien mil indirectos. Ya en el año 2000 el sector se consolida como uno de los pilarers de la economía colombiana y la mayor fuente de divisas en exportaciones, alcanzando cifras recordes en su historia. Las exportaciones alcanzaron cifras en el orden de los U$S 1,94 mil millones, lo que permitió una balanza comercial favorable de US$ 1,84 mil millones, a pesar de la recesión económica. En el mismo año fueron transferidos para el Tesoro Nacional 5,5 mil millones de pesos en impuestos (lo que evitó una reforma tributaria más radical y el aumento del déficit fiscal) además de cerca de 2 mil millones de pesos para municipios y departamentos, lo que representó un gran aporte de recursos para el desarrollo regional, posibilitando inversiones en el área social. Es, por lo tanto, blanco de la codicia del gobierno de George W. Bush que, después de la guerra de Irak y delante de la inestabilidad política en Medio Oriente y en Asia Central, donde se concentran 66% de las reservas mundiales de petróleo, coloca toda su atención para Venezuela, México y Colombia, que ocupan, respectivamente, el 3º, el 4º y el 7º lugar en abastecimiento de petróleo crudo. Cada uno de estos países presenta diferentes obstáculos en la concretización de los intereses estadounidenses. México y Venezuela mantienen en sus Constituciones el carácter estatal de la industria petrolífera. En Colombia la infraestructura petrolífera está siendo perjudicada por conflictos internos y nadie duda de que Bush no tendrá escrúpulos en no respetar la soberanía del país. Como prueban, sin dudas, las guerras contra Irak y Afganistán, cuando EE.UU. alcanzó blancos no militares matando millares de civiles; el intento de golpe contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez y las declaraciones de la embajadora de Estados Unidos en Colombia, Anne Patterson, de que su país podrá formar y entrenar militares para proteger la infraestructura petrolífera de las transnacionales instaladas en territorio colombiano. La política imperialista de globalización de Bush ya ha dado sus pasos para establecer el control del capital monopolista sobre la producción mundial de petróleo y las empresas petrolíferas estatales, con significativa participación mundial, pasaron a ser el blanco de la ofensiva neoliberal. Varias fueron privatizadas, como la Petroperu, Yacimientos Petroliferos Fiscales de Argentina y división de Petroquímica de Petrobrás. Otras tuvieron su capital abierto a las inversiones extranjeras, como la Pemex, de México, y empresas de las ex repúblicas soviéticas. El dominio de esta política se fortalece, aún más, a través de las fusiones: Amoco-BP, Chevron-Texaco, Mobil-Exxon, entre otras, para formar monopolios capaces de presionar hasta, inclusive, los países grandes productores. Para la USO, un aspecto preocupante de esta estrategia en Colombia es el ritmo lento, exigido por la política energética de EE.UU., en la perforación de nuevos pozos y el hecho de que se tiene un buen conocimiento sólo de la quinta parte de la geología de las cuencas petrolíferas del país. En los últimos cuatro años la Ecopetrol perforó sólo 4 de los 200 nuevos pozos programados en el plan quinquenal, de 1998 a 2003. La previsión es de que el país tendrá que importar petróleo a partir de 2007, porque las reservas de cerca de 325 millones de barriles se están agotando y, a corto plazo, no hay perspectivas de nuevos yacimientos.
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