¿Soldados venezolanos con marines yanquis en Argentina?



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El supuesto de esta pregunta nos conduce inexorablemente a la siguiente:
¿Autorizó la República Bolivariana de Venezuela la participación de soldados
de su ejército en prácticas militares estadounidenses en territorio de
Argentina? La respuesta a la primera interrogante no está confirmada, pero
la segunda fue contundente: 'El gobierno bolivariano tendría que estar loco
para hacer una cosa así', fue la contestación que nos dio la Dirección de la
Secretaría del Ministerio de la Defensa, cuando lo consultamos. La misma
respuesta, con distinto tono, que ofreció a este cronista el Teniente
Coronel Julio César Morales Prieto, Director de la Oficina de Asuntos
Presidenciales de Venezuela: 'El gobierno del presidente Chávez no autorizó
ni autorizará cosa semejante'.

Esta historia comenzó el domingo 30 de marzo, cuando un informe presentado
por el periodista Andrés Klippan, del programa televisivo 'Día D Clásico'
mostraba al reportero entrerriano Fabián Magnota comunicando los resultados
de su investigación sobre los ejercicios de los Marines en la región
mesopotámica de Mazaruca.

En ella, Magnota reseñó dos cosas de relevancia: Que estas prácticas
militares son continuas desde hace años, con la anuencia del Estado
argentino y sus últimos gobiernos (la última registrada fue entre septiembre
y octubre de 2002) y segundo, que en el contingente militar participaban
'soldados panameños y venezolanos'. La confirmación documental del informe
periodístico de Magnota fue dada por el conductor del programa, Jorge
Lanata, este domingo 6 de abril.

Hasta la locura tiene límites

La investigación periodística continúa chequeando las fuentes documentales y
testimoniales que afirmaron tal ejercitación militar de ambos ejércitos
caribeños junto con los Marines. Pero antes de que la búsqueda concluya
quisimos despejar una incógnita de graves efectos políticos: ¿Es posible que
unidades del ejército bolivariano, preciado actualmente por su nacionalismo
antiyanqui, su patriotismo latinoamericanista y su vocación de independencia
y autonomía, esté ensayando técnicas de control y asalto en ríos y tierras
argentinas? ¿Justamente en el momento en que Irak soporta una invasión a la
que se opone públicamente el gobierno venezolano? Cuando estiramos la
interrogación también vale preguntarse si es posible tal colaboración
venezolana estadounidense después de la participación comprobada del
Departamento de Estado en el golpe contra Chávez el 11 de abril de 2002, o
en el saboteo económico y político generalizado entre diciembre 2002 y enero
2003.

Desde diarios como The Guardian, o The Observer, o del propio New York Time,
se han vertido suficientes testimonios y demostraciones que demuestran la
participación de la CIA y otros paraorganismos especializados, en el
sabotaje informático a la petrolera venezolana PDVSA.

Los documentos y agendas personales dejados por los ex gerentes golpistas de
PDVSA en la estampida con la que salieron expulsados de la empresa en
febrero, constituyen hoy pruebas judiciales en tribunales venezolanos del
involucramiento directo de organismos de EE.UU. en el caos económico creado
en Venezuela. Por ejemplo, en su comercio exterior: Las navieras de banderas
USA y británica se negaron a atracar en puertos venezolanos, violaron
contratos suscriptos de embarques de crudo y aún siguen impidiendo la
importación de alimentos, en un país que compra al exterior el 73% de lo que
come y bebe.

La verdad, si después de todo esto, el gobierno venezolano autoriza a
soldados suyos para la ejercitación militar con su agresor inmediato,
estaríamos en presencia de algún grado de locura, inexplicable con los
esquemas convencionales de las relaciones entre Estados y la lucha de
clases.

¿Mercenarios en tierra argentina?

Si llegara a confirmarse la nacionalidad venezolana del grupo de soldados
latinos que participó junto a los Marines en Mazaruca, se abrirían dos
hipótesis, ambas con graves responsabilidades institucionales y peligros
políticos. La primera, que se trataría de mercenarios enviados por la
oposición venezolana 'incrustados' al cuerpo de los Marines para ejercitarse
en prácticas militares que sirvan al derrocamiento del gobierno de Hugo
Chávez. Esto no es descartable. Por lo menos, para el Coordinador General de
la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, Jacobo Torres de León: 'Ya lo vienen
haciendo en bases del Comando sur, no sería nada extraño si se confirma que
son venezolanos'.

En el último Informe trascendido del Comando sur, emitido por el General
Hill, se lee con claridad que este destacamento militar del Pentágono se
prepara para sus próximos desafíos latinoamericanos después de la guerra en
Irak: Venezuela, Colombia y la Triple Frontera. Esta declaración salió al
mismo tiempo que el ala 'hard' de la oposición antichavista venezolana
comenzó a poner en práctica su conocido 'Plan Operativo 2003', que incluyen
los actos terroristas urbanos que conocemos desde febrero, el saboteo al
Referéndum Revocatorio de octubre-diciembre y el magnicidio presidencial.

Soldaditos de plomo contra las tiranías

Menos irreal aparece la hipotética participación de mercenarios venezolanos
en ejercicios 'conjuntos', dentro o fuera de Argentina, cuando leemos una
parte de la actual doctrina oficial USA: 'Esta guerra, como las guerras
mundiales del pasado, no es una guerra de nosotros contra ellos. No es una
guerra entre países. Es una guerra de la libertad contra la tiranía' (James
Woolsey, ex Director de la CIA, Clarín, Suplemento Especial, 6 de abril de
2003, pág, 7) El gobierno nacionalista de Chávez, aunque superase el 58% de
la votación popular que obtuvo en 1999, seguiría siendo para Washington una
'tiranía' a la que hay que hacerle la guerra, sobre todo, cuando lo que se
está viviendo en ese país es un poderoso movimiento revolucionario anti
imperialista. La segunda es más simple, rupestre y hasta humana. Fuentes
periodísticas de Miami nos han confiado que jóvenes venezolanos han
solicitado al ejército norteamericano lo mismo que otros de otras
nacionalidades pobres han solicitado últimamente: la Green-card, vale decir,
el pasaporte al 'cielo americano'. La misma que llevaron en sus bolsillos
los más de 50 mil latinos 'incrustados' a la maquinaria de la actual guerra
de agresión imperialista, así este sea al costo de ser carne de cañón contra
Irak.