Estados Unidos promueve el golpismo en Bolivia



      9 de marzo del 2003

Wilson García Mérida
Datos & Análisis

El embajador norteamericano David Greenlee se reunió el día previo a la
matanza de febrero con el jefe de la Nueva Fuerza Republicana (NFR), Manfred
Reyes Villa, quien exige la renuncia de Sánchez de Lozada

El 18 de noviembre del año pasado, el recientemente ratificado Ministro de
Defensa de Bolivia, Freddy Teodovic, asistió a un encuentro interamericano
convocado por el Pentágono, en Santiago de Chile, donde se definió una
estrategia para involucrar a las Fuerzas Armadas en los asuntos políticos
internos de los países latinoamericanos, tal cual plantea el inefable Donald
Rumsfeld, la mano armada de Bush.

La militarización de la democracia mediante acciones desestabilizadoras que
están contempladas en los nuevos manuales del Pentágono, necesita de
operadores fieles a esta línea norteamericana y por ello Teodovic, cabeza
política de las FF.AA. bolivianas, no podía quedar fuera del gobierno que
preside Gonzalo Sánchez de Lozada. Y en ese mismo contexto la salida, tras
los sucesos de febrero, de Carlos Sánchez Berzaín, el ex Ministro de la
Presidencia y pilar fundamental en el esquema del presidente Sánchez de
Lozada, es meramente formal.

La configuración del nuevo Gabinete boliviano para el área de Seguridad
refleja la correlación de fuerzas que emergió tras la matanza perpetrada por
francotiradores del Ejército (siguiendo las nuevas tácticas impartidas por
los asesores militares norteamericanos), que causó 32 muertos y 122 heridos
para sofocar un motín reivindicativo de la Policía Boliviana que está
integrada en su tropa y su oficialidad por indígenas aymaras y quechuas.

La ratificación de Freddy Teodovic como Ministro de Defensa Nacional, no
obstante la responsabilidad directa de este personaje en los hechos
sangrientos del 12 y 13 de febrero, es una muestra no sólo del poder de
influencia política que han adquirido las FF.AA. tras la acción de sus
francotiradores, sino también la ingerencia directa de la Embajada
norteamericana en la configuración del actual Gabinete.

Plan A y Plan B del golpismo

Teodovic y Sánchez Berzaín, ministros con vasta experiencia golpista,
conspiraron contra su propio Gobierno, y contra su propio Presidente,
alentando la acción de los francotiradores durante aquellas sangrientas
jornadas, pretendiendo acorralar a Goni en un cerco altamente militarizado.
Estamos ante una perspectiva de autogolpe de Estado que fue promovida desde
la Embajada de Estados Unidos.

Y hubo un Plan B en caso de fracasar el autogolpe: un golpe. El hombre:
Manfred Reyes Villa, el jefe de la Nueva Fuerza Republicana (NFR), quien se
reunió en su mansión de Tiquipaya como el mismísimo embajador David
Greenlee, el martes 11 de marzo, día en que estallaba el motín policial para
resistir el "impuestazo" que buscaba confiscar los salarios de los
trabajadores para cubrir el déficit fiscal.

Por lo visto, Reyes Villa, un ex capitán del Ejército boliviano, le
convenció al embajador Greenlee que sería más fructífero golpear a Goni que
co-gobernar con él. Esta arremetida golpista recrudeció en los últimos días
mediante un nuevo ataque de la NFR contra la Corte Nacional Electoral, a la
que este partido acusa de haber saboteado la aspiración presidencial de
Reyes Villa.

La acción reivindicativa de la Policía Nacional, de algún modo, resistió el
auto-golpe francotirador de Teodovic y Sánchez Berzaín y rebasó a la
tendencia golpista encabezada por Reyes Villa, ofrendando 11 policías
muertos y decenas de heridos que pusieron en primer plano la defensa de la
democracia y de los intereses nacionales en este mágico país andino donde el
motín policial se convirtió en un aliado incondicional de las movilizaciones
populares.

wgm at bo.net