Brasile: Para Stedile, el gobierno de Lula es ambiguo



9 de febrero del 2003
Lider del MST dice que su relación con los gobernantes tiene que ser tambien
ambigua

Estado

PORTO ALEGRE. En la opinión del principal dirigente del Movimiento de los
Sin Tierra (MST), João Pedro Stédile, el gobierno brasileño aun muestra una
posición ambigua en relación a los principales problemas del país, y por eso
mismo puede ser clasificado como un gobierno en disputa. La composición del
gobierno sería el mejor indicador de esta ambiguedad, según indica Stédile,
una de las personalidades más festejadas en el Fórum Social Mundial y uno de
los integrantes del comité nacional de organización del evento.

En entrevista al periódico "Estado", dice creer que en los próximos años,
habrá en todo el país una amplia movilización popular, destinada a empujar
al presidente Luis Inácio Lula da Silva hacia la izquierda, apartándose del
modelo neoliberal. Vamos a dedicar todas nuestras energias en la
organización del pueblo, dice.

Usted dice que el gobierno Lula es un gobierno en disputa. ¿Qué significa
eso?

El PT ganó las elecciones con una táctica de alianza electoral con sectores
de la clase dominante, que preocupados con la crísis económica y con el
riesgo de que Brasil se vuelva una Argentina, votó en Lula para conseguir
cambios de ese modelo. La composición del gobierno de Lula es un reflejo de
esa ambiguedad.

Tenemos ministros aun vinculados al modelo neoliberal y ministros que
representan al programa del PT, que no es neoliberal. Para mi, es obvio que
habrá una tensión permanente: de un lado, el pueblo pidiendo cambios, para
lo cual es necesario dejar de lado el modelo neoliberal, y, de otro, quienes
desean reciclarse sin cambiar. Es evidente que nosotros, de los movimientos
sociales, asi como cualquier ciudadano con un mínimo de criterio, sabemos
que los cambios no seran hechas de un día para otro, sino que vendrán poco a
poco a largo plazo, durante los próximos cuatro años.

¿Cual debe de ser el papel del MST en este escenario?

Vamos a dedicar todas nuestras energias a la organización de la población.
El pueblo debe de ser consciente de las dificultades, movilizarse y hacer
presión social para que el gobierno tenga fuerza para realizar los cambios.

¿Es optimista respecto a esa mobilización social?

Nuestra sociedad heredó una crísis económica gravísima. Pero, por otro lado,
las elecciones generaron un clima de expectativas y de ánimo muy grandes. El
pueblo está animado y siente que es posible cambiar. El MST y otras fuerzas
sociales van hacer todo lo posible para galvanizar esa energía y dirigir al
gobierno hacia un programa mas de izquierdas, mas cercano del programa
original del PT.

Hay críticos respecto a la forma actual de organización del Fórum Social,
para quienes ello refleja la diversidad, pero no consigue obtener la unidad
entorno de acciones comunes. Se sugiere incluso una direción para canalizar
mejor toda esa energía. ¿Qué opina?

Pensar en dirección y coordinación es una tonteria. El cemento que va a
consolidar alianzas, en Brasil y fuera de aquí, son las acciones capazes de
galvanizar a las grandes multitudes. Un ejemplo: en el plano internacional,
la acción que va a cimentar esa unidad es la lucha contra la guerra. Bush,
con su burricie hitleriana, no sabe el bien que nos está causando, porque la
humanidad entera, y yo percibí eso claramente en el Forum, está contra la
guerra.

Se va a generar en los próximos meses un extraordinario movimiento
internacional, de corazones y mentes, contra la guerra. Aquí en Brasil, si
no hay cambios y si la crísis social continua agravandose, van a surgir
temas que van a constituirse en frentes comunes, en los que todo el mundo va
a sentirse motivado para luchar.

¿Por lo que el gobierno Lula hizo hasta aquí, es posible decir para qué lado
está yendo? ¿ Está atendiendo sus expectativas?

Sería muy irresponsable querer juzgar a un gobierno que asumió hace menos de
un mes.

Mientras tanto, veo las señales, como la formación del gobierno, que es
ambigua, y los discursos de Lula, que también muestran ambiguedad. Lula
reafirma que la prioridad es lo social, el combate al hambre, la reforma
agraria, el trabajo, pero al mismo tiempo habla de que a continuar
respetando los acuerdos internacionales, no va a romper con el FMI. En el
gobierno tiene gente que quiere privilegiar los temas del hambre, trabajo y
reforma agraria, y otros que quieren independencia del Banco Central,
Seguridad Social y reforma tributaria.

Ustedes convidaron al ministro de Desarrollo Agrario para la clausura de la
asamblea promovida por Via Campesina aquí en Porto Alegre. ¿Hay un esfuerzo
de aproximación con el gobierno?

Nuestra relación con el gobierno también es ambigua: vamos a tener
colaboración y autonomía al mismo tiempo. Vamos a ser colaboradores en todo
lo que el gobierno quiera hacer para el cambio social. Pero somos un
movimiento social que precisa, para mantener su salud, mantener autonomía en
relación al gobierno y a os partidos.

Se habla que si el gobierno fuese rápido y asentase a las 100.000 familias
que estarían en campamentos, el poder de fuego del MST se acaba.

Quien dice eso no sabe lo que ocurre en el campo. Lo que desmoviliza la
lucha es el sufrimiento. Por eso, otros gobiernos tardaban para asentarnos o
reprimían el movimiento con acciones de desalojo. El pueblo tiene límites en
su resistencia; después de ocho meses debajo de una chabola, pasando
necesidades, las personas dicen que aquello no vale y se van. Pero si el
gobierno comienza a resolver los problemas de forma rápida, todos los pobres
restantes van a estar a la expectativa. Eso va a crear un ánimo y una
disposición de lucha, mucho mayor.

¿Qué piensa de la actuación del ex presidente Fernando Henrique Cardoso en
el área de la reforma agraria?

Su gobierno no tenia una política concreta para la reforma agraria. Se
dedicó sobretodo a implementar una política inspirada en el modelo agrícola
americano, con base en grandes haciendas, altamente mecanizadas, con la
concentración de la agro industria y la retirada de la presencia del Estado
del sector agrícola. El sector público en esta área fue destruido en ocho
años. En ningún país del mundo, ni siquiera en los EUA, a agricultura
funciona sin la presencia del sector público. El ministerio americano,
dedicado a la agricultura cuenta con uno de los presupuestos mayores,
estando tan solo detrás, del sector de las fuerzas armadas.

Aquí, los imbéciles del grupo de Fernado Henrique copiaron ese modelo de las
grandes haciendas, con la ausencia del Estado, y fue un desastre porque no
consideraron las enormes diferencias que tenemos y que van desde las
tradiciones campesinas hasta la topografía. Este modelo inviabilizó la
pequeña agricultura, impidió que hubiese una ampliación de la producción de
alimentos. Dos millones de trabajadores rurales perdieron su empleo en ocho
años.

La cifras oficiales indican que Fernando Henrique distribuyó más tierras que
sus antecesores en un período de 30 años.

Existe la ilusión de que reforma agraria es sinónimo de distribuir tierra.
Aprovechando esa idea, y en base a los números, el gobierno decía que estaba
distribuyendo tierra. Pero el problema no es ese: hay muchos pobres y una
desigualdad enorme en el medio rural. Para resolver estos dos problemas,
hace 50 años bastaba con dar un pedazo de tierra para que el campesino
resolviese su problema. La economia era más local, el agricultor producía
para comer y vendía su excedente en el mercado. Hoy en día, ese sistema ya
no funciona. Todo está monopolizado por las multinacionales que controlan la
agroindustria. Es preciso un nuevo modelo agrícola que reoriente la
produción agrícola hacia la produción de alimentos, para el mercado interno.

Esta debe de ser nuestra prioridad. Sólo vamos a exportar los excedentes.
Esta política también debe de dirigirse para fijar a los campesinos en el
campo. El gobierno tiene que decir: Voy a dar un subsidio, en nombre de toda
la sociedad, para que esa familia se quede aquí, mejorar su vida aquí,
porque si sale va para la favela, donde va a ser un doble problema, o va
para Carandiru , donde va a costar 700 reales por mes para la sociedad.

Por lo tanto, es mucho más barato mantener al campesino en el campo, hasta
que consiga mantenerse por su propia cuenta. Para que ello tenga éxito es
necesario llevar la agroindustria para el interior, descentralizar. Este
modelo de agroindustria que estamos usando, que se basa en la concentración,
acabó resultando un oligopolio.

Traducción: Luis D. Zorraquino (Corresponsal en Brasil de "Resumen
Latinoamericano")


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