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Sent: Thursday, December 09, 2004 6:04 PM
Subject: Porqué la DEA es un
espejismo y esta lucha contra las drogas va a la derrota
siempre
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Urgente 24 le brinda la
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09/12/2004 - 18:01 |
Porqué la DEA es un espejismo y esta
lucha contra las drogas va a la derrota siempre |
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La Drug Enforcement Agency -al
igual que las unidades antinarcóticos de la Policía Federal
Argentina o de otras fuerzas de seguridad- han resultado una
gran mentira porque, en verdad, la guerra contra las
adicciones va mucho más allá de un perro husmeando las valijas
en un aeropuerto. Cada día se gasta más dinero en la DEA y
cada día hay más adictos, ¿cómo puede ser que el gramo de
cocaína o heroína no aumente de precio? Es un tema muy
delicado pero alguna vez habrá que enfrentarlo con más adultez
y menos demagogia. Éste es un informe continuación del que se
envió hace 10 días: | |
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En la misma semana en que Colombia extraditó a
Gilberto Rodríguez, el informe más serio realizado hasta la fecha
sobre la lucha antidrogas da un diagnóstico catastrófico.
La
ONG Wola demuestra (tal como ya lo anticipó U24) que las
miles de toneladas de cocaína incautadas, las detenciones de narcos
y la reducción de cultivos ilícitos para nada afectan los precios de
la coca.
Con la publicación del libro Drugs and Democracy
in Latin America: the Impact of U.S Policy, la influyente ONG
estadounidense Wola abrió nuevamente el debate sobre la efectividad
de la política contra el narcotráfico basada en controlar la oferta
y tendió un manto de duda sobre el futuro del Plan Colombia.
La investigación de la ONG demuestra cómo los dos objetivos
básicos de la lucha contra las drogas están cada vez más lejos de
cumplirse: reducir su consumo y su disponibilidad en USA.
Usando las cifras de un estudio contratado por el gobierno
de George W. Bush y cuyas conclusiones reposaban desde abril de este
año -sin divulgar- en la Oficina de Control de Drogas de la Casa
Blanca, Wola reveló que el precio de venta al detal y al por mayor
de la cocaína y de la heroína en las calles de USA está más bajo que
nunca y que su grado de pureza es cada vez mayor.
En 2003, 2
gramos de cocaína vendida en las ciudades de USA costaban en
promedio US$ 106, 5 veces menos de su precio en 1981.
La
misma caída sufrió la heroína: 1 gramo o menos pasó de costar US$
329 en 1981 a US$ 60 el año pasado.
John P. Walters, el zar
antidrogas de USA, le dijo a la revista Semana, de Bogotá, Colombia
que estos precios muestran una reducción en la demanda y por lo
tanto, el éxito de la política. "El número de estadounidenses que
consumen cocaína ha bajado drásticamente", sostuvo.
Sustentó su afirmación con los datos de la encuesta
'Monitoring the Future', realizada entre estudiantes de secundaria,
que revela un descenso del 11% en el consumo de drogas ilegales en
el mes anterior a la muestra, la 1ra. reducción del consumo en una
década.
Sin embargo, un análisis desagregado de los
resultados de la encuesta no respalda la afirmación del zar
antidrogas.
Aparentemente, o Walters es un mentiroso o un
desinformado. Para muchos, Walters intenta imitar a quienes
afirmaron que en Irak había armas de destrucción masiva: un
disparate.
Si bien es cierto que disminuyó entre los jóvenes
el uso de drogas como la marihuana, el LSD y el éxtasis, no sucedió
lo mismo con el consumo de cocaína, que creció entre los estudiantes
de secundaria.
La Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas
y Salud (Nsduh), que mide el consumo de drogas en toda la población
estadounidense, también demuestra que los estadounidenses consumen
cada vez más cocaína.
El número de consumidores de lo que se
denomina 'perico' pasó de 1,4 millón de personas en 1994 a 1,8
millón en 1998.
Luego bajó a 1,55 millón en 1999 para subir
nuevamente a 1,68 millón en 2001.
En esa fecha cambió la
metodología de la encuesta, para hacerla aún más rigurosa.
Bajo los nuevos parámetros, la tendencia sigue sin favorecer
a la Oficina del Zar Antidrogas: el consumo subió de 2,02 millones
de consumidores frecuentes de cocaína en 2002 a 2,81 millones en
2003, incluyendo 57.000 adolescentes más.
La encuesta de
2003 encontró algo aún más preocupante y es que el número de
personas que probó por 1ra. vez la cocaína o la heroína es mucho
mayor en los últimos años que a comienzos de los '90.
Además, la edad de iniciación en el consumo sigue bajando de
22,1 años para los que probaron por 1ra. vez la cocaína en 1993 a
20,3 años, en 2002.
Estos datos -que son del gobierno
estadounidense- dejan entonces en duda la explicación del zar de que
el precio de la droga ha bajado porque ha disminuido su demanda.
"Estos datos que indican un aumento en el consumo de la
cocaína y la heroína son corroborados por las tendencias en las
emergencias médicas relacionadas con su uso", dijo aJohn Walsh, uno
de los investigadores de Wola y coautor del informe.
La
evidencia de que, pese a que USA ha invertido cerca de US$ 45.000
millones en controlar la oferta de drogas en los últimos 25 años, la
droga es cada vez más asequible a los estadounidenses llevó a la
influyente ONG de Washington a proponer un debate sobre el enfoque
de la política antidrogas de USA.
Sugiere que el énfasis en
atacar la oferta de las drogas en los países productores a través de
programas como el Plan Colombia está destinado al fracaso y que
sería mucho más efectivo atacar el consumo en USA.
Wola
reconoce los éxitos del gobierno de Álvaro Uribe y de otros países
andinos en erradicar áreas cultivadas de coca. También destaca las
cifras récord de incautaciones y la cantidad de personas capturadas
por vender cocaína en las ciudades gringas.
Sin embargo
concluye que estos indicadores sólo revelan que se están haciendo
muchas cosas pero no que se esté avanzando hacia la meta final de
subir los precios para reducir el consumo.
Walsh alega que
no necesariamente una reducción en el área cultivada de coca
significa una menor producción de la droga.
Por ejemplo, los
cocaleros colombianos en respuesta a la fumigación aérea ahora
siembran extensiones más pequeñas de coca en zonas más remotas y
difíciles de detectar.
Además, la productividad de las
plantas varía según la edad de la mata y según su variedad.
Por ejemplo, hace dos años los narcotraficantes colombianos
importaron de Bolivia una nueva variedad de coca que no sólo es más
resistente a la fumigación sino que además produce 4 cosechas al año
en cambio de 3, con la misma calidad.
La variación en estos
parámetros es tal, que la nueva información recopilada llevó al
Departamento de Estado a cambiar drásticamente sus estimativos sobre
el potencial de producción de cocaína en Colombia.
Mientras
que su Informe de la Estrategia Internacional contra las Drogas
elaborado en 1999 calculaba que Colombia había producido 480
toneladas de cocaína entre 1995 y 1998, el informe de 2000 corrigió
el estimativo -con base en nueva información recopilada por la CIA-
y dijo que durante esos 4 años se habían producido 1.315 toneladas,
es decir, 3 veces más de lo estimado inicialmente.
Wola
también duda que mayores incautaciones de droga signifiquen una
menor disponibilidad en USA porque el comercio legal ofrece
infinitas oportunidades a los narcotraficantes para entrar su
producto a USA.
Y es que 21.000 buques de carga llegan a los
puertos de USA cada día, de los cuales sólo entre el 4% y el 6% son
inspeccionados. Cada día cerca de 1 millón de personas y 300.000
vehículos cruzan la frontera desde México. Y en solo uno de los
puestos de control fronterizo entran 15 millones de contenedores con
carga cada año.
Es decir que en medio de este vasto tráfico
comercial, es imposible detectar las 300 ó 400 toneladas de cocaína
que entran a USA cada año.
En este contexto desolador, los
éxitos del gobierno de Uribe en reducir los cultivos ilícitos,
resultan insuficientes.
Más aún si se miran desde una
perspectiva histórica. La reducción de 47% en el área cultivada de
coca en Colombia entre 2000 y 2003 -un logro histórico atribuible en
gran parte al Plan Colombia- parece menos impresionante cuando se
compara con el área cultivada en 1999, el segundo año en el que más
se redujeron los cultivos.
La diferencia es tan sólo del 5%.
"En todo caso, la erradicación de la coca afecta muy poco la
capacidad de los narcotraficantes para producir y entrar cocaína a
USA", dice el informe de Wola.
Y la razón es que la hoja de
coca constituye una pequeña fracción del precio de venta de la
cocaína en USA. Por menos de US$ 1.000, los traficantes pueden
comprar la hoja de coca requerida para producir 1 kilo de cocaína
que se vende por US$ 150.000 en USA (cada gramo con una pureza del
75% se vende a US$ 100).
"Incluso si el precio de la hoja de
coca se triplica o cuadruplica, el impacto en el precio de venta al
por menos en USA sería irrisorio", dice Wola.
Debido a que
la inversión de los traficantes en el producto en las etapas
iniciales de la producción es mínimo, atacar este eslabón les cuesta
muy poco a las organizaciones de narcotráfico".
Wola sugiere
un cambio drástico en la estrategia para luchar contra las drogas:
invertir menos en atacar la oferta y más en controlar la demanda.
Un estudio del think tank Rand, de 1994, probó que el
tratamiento de consumidores crónicos de cocaína era 23 veces más
efectivo para reducir el consumo de cocaína que la erradicación de
cultivos ilícitos y 11 veces más efectivo que la interdicción.
Con base en ello, Wola propone invertir más en el
tratamiento de drogadictos y de los consumidores más frecuentes.
Dado que está probado que más de la mitad de la coca es
consumida en USA por gente que está bajo fianza o bajo libertad
condicional -es decir, bajo supervisión judicial-, Wola sugiere
desarrollar un sistema de exámenes periódicos de droga a estas
personas y de sanciones para los que consuman, con el fin de reducir
la demanda de este grupo de consumidores crónicos.
Pero
sobre todo propone abrir un debate serio y sincero basado en la
información real y no en los deseos y los indicadores de actividad.
Aunque Walters, el zar antidrogas, dice que "estas cifras no
dicen nada respecto al Plan Colombia porque se recogieron antes de
que entrara en acción", y posiblemente tiene razón pues el Plan
Colombia entró en vigor sólo en agosto de 2002, cuando asumió Uribe,
es un hecho que este informe hará parte del debate sobre la
aprobación de recursos para el Plan Colombia el próximo año en el
Congreso de USA.
No todos están de acuerdo con
Wola.
"El éxito de la política antidrogas es estruendoso",
dice el ministro del Interior colombiano, Sabas Pretelt.
Él
cita como evidencia la firma de 245 resoluciones de extradición
-incluyendo la de Gilberto Rodríguez Orejuela-, la incautación de
113 toneladas de cocaína en 2003 y de 120 en lo que va corrido del
año, la fumigación de más de 100.000 hectáreas y las sentencias de
extinción de dominio sin precedentes.
"El Plan Colombia no
estuvo basado en frenar la cantidad de cocaína que entra a USA sino
en enfrentar las consecuencias de una política ya escogida que era
la prohibición. Y esa consecuencia es la violencia, que sí se ha
reducido con el Plan Colombia", dijo Jaime Ruiz, uno de los cerebros
del Plan durante el gobierno de Andrés Pastrana.
Con los
recursos del Plan Colombia se fortaleció la capacidad del Ejército y
en general del Estado para combatir a los grupos armados, lo cual ha
significado una reducción drástica en los secuestros, en la toma de
pueblos por la guerrilla y en las masacres.
Por otro lado,
Pretelt calcula que la fumigación de los cultivos ilícitos y los
decomisos han evitado que lleguen a las arcas de la guerrilla, de
los paramilitares y de los demás narcotraficantes US$ 12.400
millones.
Esto sin contar -dice Ruiz- el mayor empleo creado
por el auge en la exportación de confecciones gracias a las
preferencias arancelarias amarradas al Plan Colombia y a la mayor
inversión social en las zonas con grandes extensiones de cultivos
ilícitos como el Putumayo.
Por último, ¿cómo estaría
Colombia si no se hubiera hecho nada para contener a los narcos?
La respuesta a este interrogante es imposible. Algunos como
Wola podrían decir que habría menos deforestación, una política
planteada más en función de los intereses de los colombianos y no de
la agenda de Washington DC.
Otros -como el ministro Pretelt
y el embajador Moreno- consideran que el país estaría en manos de
los narcos.
Lo importante, quizás, es aprovechar este
informe de Wola para abrir el debate de fondo sobre el verdadero
impacto de la actual lucha contra las drogas.
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