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V E N E Z U E L A: La educación venezolana: ¿fuente de discordia o de armonía social?
- Subject: V E N E Z U E L A: La educación venezolana: ¿fuente de discordia o de armonía social?
- From: "nello margiotta" <nellomargiotta55@virgilio.it>
- Date: Tue, 21 Oct 2003 09:22:58 +0200
20 de octubre del 2003
José Del Grosso
Rebelión
Toda sociedad es reflejo de la interioridad y de la clase de relaciones que
sus miembros han desarrollado en el tiempo. Gran parte de las relaciones
sociales están vinculadas directa o indirectamente con el proceso educativo
formal e informal y contribuye a mantener y a reproducir la organización y
condiciones del sistema.
La sociedad sólo puede proporcionar la clase de educación que deriva de la
interioridad y de la clase de relaciones que han desarrollado sus miembros,
pues no pueden enseñar lo que no tienen y/o no han aprendido.
De entre muchas posibilidades, todo sistema social puede ser evaluado en
términos de salud física y mental.
Como decía Karen Horney en su obra "La personalidad neurótica de nuestro
tiempo", si en una determinada sociedad existe la circunstancia de que en
términos generales, la mayoría de los individuos de una cultura afronta
idénticos problemas, ello nos impone la conclusión de que éstos son creados
por las condiciones específicas de vida que reinan en aquélla (pp. 32-33).
Si nos detenemos a analizar la sociedad venezolana, es posible afirmar que
la nuestra no es una sociedad psicológicamente sana.
"Para muestra, un botón". En alguna medida, los venezolanos vivimos
estresados, ansiosos, nos sentimos inseguros, carecemos de consciencia de
nosotros mismos y del prójimo, no asumimos la responsabilidad de nuestros
actos, nuestra autoestima es baja, tenemos serias dificultades para
convivir, no hay debate político en el que se plantee seriamente la
necesidad de organizarnos económica y políticamente de una manera sana para
todos, no hay una discusión clara y abierta de planes sobre nuestro futuro
como sociedad, confrontamos serios problemas de pobreza, ignorancia,
delincuencia. ¿No son una clara muestra de violencia, machismo,
irracionalidad, provocación e insanidad los mismos nombres que la oposición
le pone a sus supuestas actividades de protesta: el caracazo, el trancazo,
el firmazo.? ¿Se refieren o no al "Carajazo siempre por delante"? Si a
través del proceso educativo formal e informal mantenemos y reproducimos una
sociedad de cuyas características nos quejamos continuamente, deberíamos
abocarnos a la tarea de reflexionar seriamente sobre nuestra educación, en
lugar de seguir buscando culpables y/o salvadores.
Magia y caudillos
Yo diría que inconscientemente, la mayoría de los venezolanos mantiene un
pensamiento mágico, según el cual las cosas o se arreglan por sí mismas o
por la intervención de Dios, del destino, de la suerte o de algún ser
humano, el cual, generalmente es identificado como un caudillo o patriarca,
especie de salvador social y de resuélvelo todo.
Es común denominador a todos nuestros procesos educativos combinar la suerte
con el "caudillismo". Cuando alguien va a buscar trabajo, usualmente no
piensa que lo puede conseguir debido a sus capacidades y a lo que ha
aprendido, sino que se dice: "A ver si tengo suerte". El comerciante piensa
que ese día venderá si tiene suerte y jamás piensa que las ventas tengan
algo que ver con el trato que otorga a sus clientes. El estudiante está
convencido de que pasará si tiene suerte y no porque estudió. Los padres
frente al hijo recién nacido se dicen:
¡Ojalá que nos salga buen hijo! Frente a los partidos políticos y todas las
formas de organización, un grupo importante de personas piensa: "Dios quiera
que Fulano sea elegido para., pues así nos acomodamos, llegaremos a.,
tendremos "X"., estaremos en el poder., seguiremos aprovechando.".
De modo, que en términos generales, la mayoría de la gente, ni percibe sus
propias capacidades y poder, ni asume la responsabilidad de sus acciones.
Frecuentemente, si no es la suerte la que le proporcionará las cosas, trata
de que su fantasía se haga realidad a través de alguna suerte de caudillo,
el cual es representado mentalmente en imágenes que van desde el padre del
hogar, el líder vecinal, el compadre, el padrino, el amigo, el dirigente
político., hasta los gobernadores y el presidente del país: "Él lo arreglará
todo, pondrá orden y seremos felices".
Lamentablemente, a pesar de estar en el siglo XXI, estamos funcionando como
un grupo de individuos que inconscientemente cree seguir viviendo en una
tribu, que cree necesitar de la suerte que le deben proporcionar sus dioses
y que cree necesitar de la dirigencia terrenal de un jefe con mano dura, que
persiga a todo el mundo, porque somos muy desordenados. Al creer esto, ¿no
estamos asumiendo que no queremos ser responsables, que queremos a un papá o
un policía que nos vigile para que "nos portemos bien? La descripción
anterior es un círculo vicioso en el cual, de alguna manera y a todos los
niveles sociales, quienes participan en el juego de la suerte y el caudillo
intercambian el rol de víctimas y victimarios, lo que en la práctica ha
generado una corriente de corrupción que ha crecido geométricamente en el
curso del tiempo, generando cada vez mayor confusión e insatisfacción en el
seno social.
Así, vemos que ad infinitum se repite entre nosotros: "Pero papá, pero
profe., pero jefe, pero "X". hágame la caridad; no sea malo. usted hace esto
y yo hago esto otro por usted". O desde el otro lado: "Si usted o ustedes
hacen esto, yo a cambio."; o en tono de amenaza: "Si usted o ustedes no
hacen "Z", entonces, yo no haré "Y". Todo lo cual nos dice, que aunque de la
boca para fuera pedimos a gritos a un dictador que ponga orden, al mismo
tiempo queremos a un tirano complaciente, indulgente, cómplice, que mantenga
el desorden y la corrupción.
Más evidente y mejor alimentada no podía ser la fantasía de un sector
nacional a través de la propaganda y el lavado de cerebro de los medios de
desinformación, según la cual, ellos que están claros y sí saben,
pronostican que ahora con el "reafirmazo", todo se va a solucionar como por
arte de magia "sacando a Chávez", "ya que se ha confirmado que, además de no
ser un resuélvelo todo, está introduciendo cambios que van a modificar el
único orden social válido, es decir, el que nosotros veníamos sosteniendo".
Si aceptamos ese discurso de los medios de desinformación, que no hacen más
que recoger la interioridad de una mayoría culta o inculta, ignorante o no;
no hace falta ser ningún gran científico ni un profeta para saber que no
haremos más que repetir el pasado, es decir, buscar a alguien que haga de
jefe de la tribu y resuelva "todos los problemas", para después criticarlo,
rechazarlo y buscar a otro que haga las veces de jefe de la tribu, "ya que
no resolvió los problemas que en realidad no queríamos que resolviera".
Es obvio que elijamos a quien elijamos, jamás lo resolverá todo, ya que
siempre se tratará de otro ser humano, que como nosotros, ni es dios, ni es
omnipresente, ni omnipotente y porque, además, no queremos asumir la
responsabilidad que nos toca como ciudadanos.
Al reflexionar sobre lo anterior, también podemos apreciar que los medios de
desinformación se "descalifican a sí mismos". Si estaban tan claros y sabían
tanto en el pasado, ¿por qué antes, gracias a sus "sugerencias",
"consejos"., (¿o sería más bien pura creación de imágenes y puro lavado de
cerebro?) nos inclinaron (por no decir obligaron) a votar por corruptos? Si
a partir de los 90, los medios de desinformación llevaron adelante una clara
guerra mediática contra todos los partidos políticos porque, según ellos,
eran corruptos y contribuyeron a su destrucción en buena medida, ¿Por qué
hoy nos los imponen como nuestros salvadores? ¿De qué manera nos están
educando los medios de desinformación? ¿Nos educan o nos domestican?
El problema
La magia e idea de un "patriarca", "jefe de tribu" o "caudillo" resuélvelo
todo, en quien confiamos es en sí un grave problema, una semilla envenenada
que contamina toda nuestra educación, debido, no sólo a los consabidos
problemas de corrupción que históricamente ha conllevado, sino también a que
con dicha idea creamos nuestra propia dependencia, al dejar en manos de otro
las responsabilidades que todos deberíamos asumir como ciudadanos.
A partir de las imágenes subyacentes a la magia y al "caudillismo" y su
combinación con una serie de ideales filosóficos, económicos, religiosos,
militares, científicos sociales y la opinión pública, hoy día tenemos un
gran mare mágnum de ideas sobre lo que debería ser la educación y sobre cómo
debería ser para desarrollar una "sociedad mejor".
Ello, no sólo nos ha conducido a un callejón sin salida, a una sociedad
enferma, sino que, además, ha propiciado el oportunismo en todos los
sectores, mientras nos hallamos bajo los efectos hipnóticos de la confusión
que hemos creado.
Mientras la mayoría mantiene una discusión sin trascendencia, ya que existe
en ella la tendencia a no escuchar, sino a imponer ideas, existen diferentes
grupos e instituciones que yendo más allá de los "debería" están actuando y
nos están imponiendo sus ideas "educativas" con fines muy claros: "informar
e instruir para ser dominados".
Nuestro primer problema es que todos deseamos una sociedad mejor y no
tenemos claro ¿qué es lo que queremos concretamente? Sociedad mejor puede
querer decir cualquier cosa, de modo que como miembros de esta sociedad cada
uno puede estar dirigiendo sus esfuerzos en muy variados y distintos
sentidos, lo que no sólo dispersa nuestros esfuerzos, sino que además,
invalida nuestras acciones y nos conduce al pesimismo de: "Aquí no se puede
hacer nada".
Siendo así, deberíamos reflexionar en qué cosas en particular todos y cada
uno de nosotros está contribuyendo a que tengamos una sociedad que "no
deseamos".
Preguntarnos si queremos seguir así y qué va a ser de "TODOS NOSOTROS", de
continuar actuando y manteniendo ciertas conductas.
Una vez ubicados en el cómo contribuyo yo (mi pesimismo, flojera,
criticadera sin aportar nada, descalificación y desvalorización gratuita del
otro, yo lo haría mejor si me dieran la oportunidad y cuando la tengo no
hago nada.), deberíamos pensar en ¿Qué es realmente una sociedad mejor?
¿Tener dinero? ¿Eso deseo? Bien y entonces pensar, ¿es sana una sociedad en
la que: "El dinero soy yo" o "Yo soy el dinero"; ¿Mis capacidades y mi
creatividad son el dinero o yo poseo estos atributos independientemente del
dinero? ¿Esta la mercancía por encima de mí?
¿Educamos para la corrupción?
La educación o medio de preservar nuestra organización social es y será un
callejón sin salida y, más aún, una fuente de problemas hasta que no nos
detengamos a reflexionar sobre nuestra manera individual de participar en la
sociedad, estar claros que no daremos otra educación que aquella que refleje
nuestra interioridad y no definamos ¿qué es una sociedad sana? ¿Qué quiero
para mí, para mis hijos y para la gente con quien convivo? ¿No son, por
ejemplo, la convivencia y el verdadero diálogo esenciales para una sociedad
sana? ¿No es más ventajoso para todos la cooperatividad que la competencia
egoísta y enfermiza? "El Hombre es lo que piensa de sí mismo y de los
demás". "Somos lo que pensamos de nosotros mismos y de los demás" Lo que
pensamos se convierte en nuestra felicidad o no, en nuestra fuerza interna o
en nuestra debilidad, ello es lo que nos mueve junto con lo que "son las
cosas en sí" o con lo que "creemos que deberíamos ser nosotros y deberían
ser las cosas".
Cada uno de nosotros debe descubrir su poder interno y descubrir quién es y
en qué ha estado tratando inútilmente de convertirse: "aparecer como más
hombre o más mujer haciendo "X", poniéndose, comprando, mostrando, hablando,
pensando, frecuentando, oyendo, siendo miembro de.".
Cada uno de nosotros debe descubrir el engaño, la ignorancia o el error que
ha habido al habernos educado en ese "convertirnos en quien no somos
realmente", para que dejemos de educar a nuestros hijos y a los demás en
esas falsedades, las cuales crean roces entre nosotros, nos dividen y nos
hacen ver como enemigos los unos de los otros.
Debemos buscar dentro de nosotros y no afuera para que nuestras vidas sean
más armoniosas y sanas. Durante siglos, hemos cambiado ideologías, las hemos
pensado y repensado, hemos transformado nuestro ambiente hasta llegar al
borde de nuestra propia destrucción y hemos matado miles de millones de
personas en nombre de unas supuestas guerras que acabarían con nuestros
enemigos y traerían la paz. Pero en el logro de este propósito, no hemos
avanzado un sólo centímetro.
Si alteramos radicalmente nuestro pensamiento, nos quedaremos sorprendidos
de las transformaciones psíquicas y materiales que podríamos lograr en
nuestras vidas.
Con nuestro ejemplo silencioso, hemos creído que podemos mantener en secreto
nuestros pensamientos. Pero no es así, pues aunque me oculte a mí mismo,
entre otras cosas, que siento miedo, no por ello deja de cristalizarse en
hábitos que se convierten en circunstancias. El miedo produce duda, esta
indecisión y ella, a su vez, cristaliza en debilidad y hábitos irresolutos,
que se solidifican en una vida contaminada por errores, fallos, baja
autoestima y dependencia.
La flojera mental, el no querer reflexionar y no querer tener consciencia de
nosotros mismos, dejándonos llevar por lo que nos dicen los demás, nos lleva
a una falta de claridad que nos involucra fácilmente en la deshonestidad, la
cual se solidifica tanto en una permanente corrupción de nuestra parte, como
de su aprobación y consentimiento en los demás.
El odio y las ideas condenatorias cristalizan en hábitos de críticas,
acusaciones y violencia, los cuales se solidifican en persecuciones, daños,
lesiones y agravios (James Allen: The wisdom -La sabiduría-).
Los pensamientos egoístas, esos según los cuales siempre pienso en mí, nada
más que en mí y por mí, que giran alrededor del yo, yo, yo., al infinito,
del mí, del mío.; conducen siempre a una búsqueda sin fin de satisfacción y
seguridad, las cuales de ese modo nunca van a ser logradas, ya que no hacen
más que solidificarse en inseguridad, angustia, estrés. Cada una de esas
ideas "que tan bien creemos esconder", son semillas que se convierten en
grandes árboles según alimentemos nuestras ideas. Al florecer estos árboles
generan semillas y de ellas nacerán nuevos árboles, que, tarde o temprano,
darán lugar a un gran bosque.
Y así, los padres que mienten se preguntan ¿por qué mis hijos, mi mujer, mis
amigos., me engañan? Los medios de mediatización se preguntan y nos
preguntan ¿por qué hay tanto odio y tanta violencia en el país?, siendo
ellos quienes transmiten en sus programaciones mensajes explícitos o
implícitos de odio y violencia? ¿Por qué la gente es tan mala y no comprende
que somos trabajadores a su servicio y como retribución, nos agreden?
¡Siembra vientos y recogerás tempestades!
La educación un proceso interactivo de dar y recibir
La educación, entre otras cosas, es un proceso interactivo de dar y recibir
en el que aprenden tanto el que educa como el que se está educando. De modo
que deberíamos preguntarnos: ¿Qué nos han dado? ¿Qué les dimos cuando éramos
niños y qué hicieron los educadores con ello? ¿En qué nos convirtieron?
¿Aprendieron algo de nosotros quienes nos educaban? La sociedad, es decir,
todos nosotros, nos engañamos y tratamos de ocultarlo al pretender que
esencialmente se educa mediante la palabra. Todos hemos aprendido, sobre
todo a convivir, a relacionarnos y aquello que tiene que ver con las
responsabilidades; imitando, identificándonos o tratando de ser como algún
otro (lea al respecto, por ejemplo, "Pensamiento y acción" de Albert
Bandura). Y en este terreno, en mi manifestación conductual, no hago más que
reflejar lo que pienso, lo que hay en mi interior, que no es más que el
reflejo de una buena parte de la interioridad de otros.
Educo, soy modelo de los demás a partir de lo que hay en mí. No importa cuán
escondido ello pueda estar hasta para mí mismo, el otro siempre me va a
copiar.
Va a copiar lo que yo reflejo que soy desde mi interioridad, lo que yo
pienso y siento, mis actitudes., sin importar mucho mi grado de instrucción,
títulos, reconocimientos sociales. Con frecuencia sólo basta con la
admiración, la autoridad, con que alguien nos atraiga, nos parezca
interesante o lo que nos gustaría ser, hacer o tener, para copiar
inconscientemente una conducta.
Los politiqueros sembraron corrupción en el corazón de la educación
venezolana
La educación formal venezolana se haya gravemente herida, debido a la labor
de los politiqueros que durante décadas se han infiltrado y se mantienen, no
sólo en todos los niveles de la educación, sino también en todas las
instituciones vinculadas a ella, gubernamentales o no.
Es cierto que en nuestro país existen muchos verdaderos y auténticos
docentes con vocación para la enseñanza, pero también es cierto que nuestro
sistema educativo formal se haya invadido en mayor proporción por
politiqueros, quienes dicen ser de esta o aquella tendencia política, pero
que en realidad han usado la "filiación" para el provecho e intereses
egoístas propios y de sus "caudillos" (cogollos).
Muchos de estos últimos trabajan en actividades directa o indirectamente
vinculadas a la educación por "palanca", "acuerdos", "concursos amañados".
Todos parecen haber tenido el mismo y único objetivo "asumir el poder de
cualquier modo y a cualquier precio".
Apenas cayó el dictador en 1958, cuando los cuadros políticos impusieron el
famoso eslogan de: "10 es nota y lo demás es lujo". Los dirigentes
estudiantiles con frecuencia amenazaron a los profesores con quemarles el
vehículo o darles una paliza si no les aprobaban las asignaturas. Los
alumnos que no se hicieron eco de las ideas políticas de los profesores eran
aplazados. Las elecciones de estudiantes y de autoridades universitarias
claramente eran y siguen siendo elecciones partidistas. Hubo universidades
como la de Los Andes, en las que los partidos políticos se repartieron las
Facultades entre ellos. Durante la Cuarta República en las instituciones
públicas sólo trabajaban aquellos que pertenecían al gobierno de turno; y
algunos gobiernos de turno se dieron a la tarea de destruir franca y
abiertamente el sistema educativo, tal como lo hizo Caldera en su primer
mandato, al desvalorizar los pedagógicos, centrar la formación de los
futuros docentes en las universidades, cerrar los tecnológicos y decretar la
famosa promoción automática.
Lo anterior son sólo unos pocos detalles de lo que venía sucediendo y aún
acontece en el sistema educativo formal, algo tan enraizado que no lo
podremos erradicar tan fácilmente.
Aparte del daño académico sufrido en nuestro sistema educativo, piense ¿qué
habrán enseñado con su ejemplo los politiqueros en las universidades si no
estaban ni están preparados académicamente; si su vocación no era ni es la
docencia; si la hipocresía, la astucia, el engaño, la traición, la ambición
y la codicia contaban y cuentan entre sus normas de conducta; si hubo y
sigue habiendo escuelas de Derecho y Medicina en las que los profesores
venden los exámenes a los estudiantes; si los estudiantes que reclamaban sus
derechos eran castigados.? ¿Qué desastres no habrán ocurrido a nivel de
educación primaria y media?
Los mass media usurparon la educación informal y la cultura
La educación formal ha sido desplazada en gran medida por los mass media,
bien sea por la fuerza de la imagen, por ser frecuentemente más atractiva
que aquella y porque los niños y los jóvenes permanecen más horas frente a
un televisor o una pantalla de cine que en las aulas de clase o leyendo
algún libro.
Los mass media son grandes creadores de imágenes, realidades y modelos de
pensamiento, opinión pública y social, que a todas luces imitan niños,
adolescentes y adultos.
En general, los mass media nos ofrecen modelos simplificados de percepción,
pensamiento, análisis, realidad, contexto, lenguaje, relaciones
interpersonales, sexualidad, alimentación, higiene, música, lectura,
cultura, política, economía, hábitos de consumo y diversión. Así, el modelo
de comunicación que generalmente nos proporcionan los mass media es de un
vocabulario reducido, lo que se dice carece de profundidad, se pasa de un
tema a otro sin ilación, no hay diálogo sino imposición de ideas, se
discute, se pelea, se acusa, se denigra, se critica, se descalifica, se
habla por hablar, se pasa a la acción sin razonar. Se destaca la violencia,
la venganza, la hipocresía, la vulgaridad, la cochinada, el mal gusto, se
enseña a disimular, a que se debe distraer la atención de aquello que es
importante. Observe usted mismo si todos estos ingredientes no están
presentes en los cartoons, telenovelas, noticieros, programas de opinión y
la mayoría de las series televisivas y películas.
La misma noción de libertad que nos imponen los mass media como modelo es la
del derecho a mentir, a engañar, a manipular, a ser intrigantes, a que todos
piensen de una misma manera so pena de ser marginado, a hacer lo que a uno
le venga en gana. Ellos hablan de libertad, pero nos manipulan con ello.
Siembran discordia entre nosotros. Crean luchas bestiales entre nosotros
como país al dividirnos y exigirnos que luchemos por ella.
Nos dicen que luchemos por la libertad, pero no se trata de nuestra libertad
individual de pensar, sentir, ser creativos, escoger la manera de vestirnos,
comer, hacer el amor, poner práctica nuestra iniciativa. No, nos están
poniendo a pelear para otros, para esa minoría que es poseedora de grandes
capitales. ¿No es cierto que a cada rato esta minoría ha exigido al gobierno
libertad de comercio? Y ¿Qué han hecho con ella? ¿No ha sido crear grandes
monopolios, destruir la pequeña y mediana industria y culpar de ello a
cuanto gobierno hemos conocido? ¿No es cierto que con esa libertad de la
noche a la mañana, han despedido centenares de empleados? ¿No es verdad que
nos han impuesto una economía de la especulación? ¿En manos de quién están
los mass media? ¿No está en unas pocas manos? En resumen, el descuido de
nuestra educación a través del tiempo:
-¿No nos ha llevado a una sociedad fría, carente de sentimientos, sin
ideales, en la que cada uno está en lo suyo, en la que miramos de lejos al
vecino y hasta le pasamos por encima al herido tirado en la acera? -¿No ha
debilitado el espíritu crítico de nuestro pueblo? -¿No hemos perdido la
costumbre de reflexionar y por ello cedemos ante tantas cosas? -¿No nos
hallamos ante una suerte de Torre de Babel al haber permitido que los
defectos, vicios, malas costumbres, pasiones, irracionalidad, eufemismos,
banalidad y la corrupción formen parte de nuestra vida cotidiana y en medio
de este mare mágnum de confusión, ni nos entendemos entre nosotros ni somos
capaces de desenmarañar cuál es la realidad? -¿Por qué se ha marginado toda
iniciativa individual y grupal del ámbito de la educación formal e
informal? -¿No ha sido hasta el momento la educación formal e informal un
instrumento de desaliento e impotencia? -¿Es o no nuestra sociedad de hoy
una sociedad basada en el miedo y la desconfianza? -¿Es la educación
venezolana fuente de discordia o de armonía social? Así como hemos dedicado
tiempo y energía, voluntariamente o no para lograr una sociedad enferma,
también estamos en capacidad de tomar consciencia, reflexionar y hallar
caminos hacia una sociedad sana. PERO, debemos empeñarnos y luchar por ella.
Somos nosotros quienes debemos asumir la responsabilidad de decidir.
dgrosso@cantv.net