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BRASIL:AGRICULTURA-Ilegalidad oficializada en los transgénicos




Mario Osava

RIO DE JANEIRO, 26 sep (IPS) - La soja transgénica se impone en Brasil por
una vía ilegal oficializada por el mismo gobierno, que adoptó este año dos
medidas excepcionales para acomodar hechos consumados, en medio de polémicas
jurídicas y agrícolas.
La autorización a sembrar soja genéticamente modificada para la próxima
temporada fue publicada este viernes, pese a la opinión de la ministra del
Medio Ambiente, Marina Silva, del Consejo Nacional de Medio Ambiente, órgano
normativo oficial, de numerosas organizaciones no gubernamentales (ONG) y
hasta de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica.

La Asociación de Jueces Federales anunció que cuestionaría la medida en la
Suprema Corte de Justicia, por considerarla inconstitucional, ya que está en
vigencia un fallo judicial de 2000, que prohíbe la siembra de transgénicos
sin un estudio previo de impacto ambiental.

Se creó así un cuadro de crisis institucional, con el Poder Ejecutivo
atropellando al Judicial, ya que el fallo sólo puede ser revocado por otra
decisión judicial y no por una medida provisional, sostuvo el magistrado
Paulo Domingues, presidente de la Asociación.

La medida provisional, creada por la Constitución de 1988 en sustitución del
decreto-ley, permite al jefe de gobierno legislar de forma inmediata en
casos urgentes. El Congreso legislativo debe ratificarla o rechazarla en los
60 días siguientes.

El vicepresidente José Alencar, en ejercicio de la presidencia, dudó durante
tres días antes de firmar la medida en la noche del jueves, por reconocer
que ella "contraría la legislación".

Sucesivas reuniones con ministros y parlamentarios desnudaron la división
del gobierno en ese tema.

Alencar dejó en claro que firmó la medida provisional a disgusto, cumpliendo
una determinación del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de visita esta
semana a la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), México y
Cuba.

Es la segunda vez que el gobierno recurre a una medida provisional para
responder a situaciones creadas por la siembra ilegal de soja transgénica en
Río Grande del Sur, con semillas contrabandeadas desde Argentina.

En marzo, una medida similar autorizó la comercialización de la legumbre que
ya se había cosechado o estaba por cosecharse en el estado más meridional
del país. Pero fijaba un plazo hasta el 31 de enero para las ventas y
mantenía la prohibición de nuevas siembras.

Setenta por ciento de la soja plantada en aquel estado era transgénica, se
estimaba entonces. La destrucción de casi seis millones de toneladas
cosechadas hubiera provocado un colapso agrícola y una crisis social, y con
este argumento se impuso la medida excepcional.

Los opositores intentaron sin éxito limitar la venta al mercado externo.

Pero ahora se libera la siembra, es decir una producción futura, destacó a
IPS el diputado y abogado Orlando Desconsi, del gobernante Partido de los
Trabajadores (PT).

"Los jueces tienen razón", la medida viola un artículo de la Constitución
que exige estudios certificando que no se dañará el ambiente, observó
Desconsi, afirmando que la mayoría de sus pares del PT rechazan la medida,
pero podrían aprobarla por razones de gobierno.

"Yo votaré en contra", anunció.

Su esperanza es que la Suprema Corte anule la medida, en respuesta a la
acción anunciada por los jueces federales, el Partido Verde y posiblemente
el procurador general de la República, Claudio Fonteles.

Según Lula, el paso del Poder Ejecutivo responde a una "realidad concreta"
de emergencia, porque los agricultores del sur alegan disponer sólo de
semillas transgénicas y advierten que las usarán de cualquier manera en la
siembra que empieza la próxima semana.

La legalización de esa "realidad irreversible" fue reclamada también por el
ministro de Agricultura, Roberto Rodrigues, autoridades riograndenses y
organizaciones empresariales.

La medida es necesaria para que los agricultores puedan "optar libremente"
entre alternativas disponibles, arguyó el diputado Francisco Turra, del
conservador Partido Progresista de Río Grande del Sur, en entrevista con
IPS.

"El consumidor también podrá elegir lo que quiere comprar", acotó.

En opinión de Turra, también abogado, la medida excepcional no crea un
conflicto con la justicia, porque el fallo mencionado fue sometido a una
instancia superior que aún no emitió sentencia "sobre el mérito de la
cuestión".

Con todo, el gobierno trató de prevenir derrotas judiciales, imponiendo
varias restricciones. La soja transgénica podrá ser sembrada y vendida solo
hasta 31 de diciembre de 2004, después será incinerada.

Y los agricultores tendrán que firmar un compromiso asumiendo los cargos de
potenciales daños ambientales y a la salud humana.

Como la medida es válida para todo el territorio, no sólo para Río Grande
del Sur como la anterior, las semillas no pueden ser transferidas de un
estado a otro, buscando evitar la expansión del problema. Una discriminación
territorial haría más vulnerable al decreto.

Además, la siembra transgénica queda prohibida en áreas de protección
ambiental y conservación de biodiversidad, para reducir el riesgo de
contaminación.

Silva, ministra del Medio Ambiente, se resiste a los transgénicos sobre la
base del principio de precaución consagrado en el Protocolo de Cartagena, en
vigor desde este mes.

Los estudios realizados hasta ahora sobre la variedad en cuestión, la
Roundup Ready de la corporación estadounidense Monsanto, se realizaron en
países de poca diversidad biológica y por tanto no sirven a la rica realidad
brasileña en la materia, arguye Silva.

Toda la confusión fue provocada por el gobierno, que además de "atropellar"
a la justicia, las leyes ambientales y los derechos del consumidor,
incumplió sus promesas de poner fin a situaciones excepcionales con una
legislación amplia y definitiva sobre transgénicos, sostuvo Marilena
Lazzarini, coordinadora del Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor
(IDEC).

No existen estudios concluyentes sobre la inocuidad ambiental o sanitaria de
los organismos modificados en laboratorio mediante la introducción de genes
de otras especies, con fines de mejorar su rendimiento o resistencia.