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Messico: Cancún ante la reunión de la OMC Velando armas en el Caribe



 DOMINGO 17 DE AGOSTO  DE 2003

ARTURO CANO
Los hoteleros de Cancún piden "mano dura" contra los que llaman
globalifóbicos. El alcalde aprovecha el viaje para demandar más dinero al
gobierno federal y se deslinda de una posible represión. El gobierno federal
y los organismos internacionales van tomando posiciones en la ciudad. Los
globalicríticos locales caben en un vocho. Cancún se prepara para presenciar
el descarrilamiento de la OMC o su continuidad en apariencia, y para
presenciar también la resistencia

CANCUN, QUINTANA ROO.- Los globalicríticos pueden tomar un respiro. Chacho
no tiene la mano dura, aunque tenga el brazo largo. Chacho es Juan Ignacio
García Zalvidea, alcalde de Cancún, verde por el partido que lo trajo al
poder, antes panista de ocasión, católico ferviente siempre, gobernante
populista hoy, pero, sobre todo, prominente hotelero del principal destino
turístico nacional. Y uno de los principales responsables, para efectos de
esta nota, de que el tren de la Organización Mundial de Comercio (OMC) no
resulte abollado en las calles del Caribe mexicano como sucedió en las de
Seattle (que no se descarrile en el bunker de los gobiernos y las
corporaciones es ya un asunto que no le corresponde).
Chacho, a diferencia de su antecesora Magaly Achach, responsable de la
golpiza a los jóvenes globalifóbicos hace dos años, lamenta lo que considera
excesos declarativos del gremio hotelero -su gremio- y jura: "Por parte
nuestra no habrá represión. Esto no es candidez, es una convicción".
Todos -o los que puedan llegar, dadas las restricciones de visas- serán,
pues, bienvenidos del 10 al 14 de septiembre, cuando en el Centro de
Convenciones y en los hoteles cercanos Europa y Estados Unidos traten de
barnizar la declaración final de Cancún para que parezca que sí hubo
acuerdos. Pero los colegas hoteleros siguen pidiendo "mano dura", es decir,
quieren que el gobierno compre más escudos y macanas, y han enviado
comunicaciones a sus agremiados para que ellos y sus empleados se conviertan
en espías, que denuncien a personas con "actitudes sospechosas" y hasta a
parejitas extrañas en los parques. Todo, en aras de cuidar lo más preciado
de este lugar: "la imagen del destino (turístico)".
Son "voces aisladas", dice Chacho, aunque la mano dura la han pedido algunos
de los más prominentes hoteleros. El alcalde dice que todo viene de cómo se
ha manejado la información de las protestas en otros lugares y del
comportamiento de los medios locales.
En todo caso, Chacho tradujo las preocupaciones de los hoteleros en una
petición de 257 millones extras al gobierno federal, algo así como dos
tercios de los 35 millones de dólares que se calcula dejará la "derrama" del
evento de la OMC. Hasta el cierre de esta nota, decía Chacho, el gobierno
foxista no le había dado ni un clavo. Ni para los sanitarios de los
globalicríticos, vaya. O sea, para conseguir más lana -y no que el municipio
no la necesite- los globalifílicos usan de pretexto el miedo a los
globalifóbicos. Gracias a la reunión de la OMC, el mes de septiembre no será
septihambre, como le suelen llamar los cancunenses. Eso sí son beneficios de
la globalización, ¿no?
Zafín zafado es perdonado
Al visitante le queda claro desde el principio. Si deja atrás el aeropuerto,
se topa con dos grandes letreros, uno que apunta a la derecha y otro a la
izquierda. Uno dice Cancún y el otro Zona hotelera. Dos mundos aparte. Ya en
el centro de la ciudad, a unos pasos del Palacio Municipal está la frontera.
El Boulevard Kukulcán indica el principio de la zona hotelera. Será la zona
infranqueable para los globalicríticos. O la zona de los choques, si los
hay. O la línea muy visible que traspasarán los manifestantes, ¿con los
zapatistas a la cabeza? Ríen y convienen en Cancún con la frase de que no es
lo mismo darle un macanazo a un joven greñudo del F-26 que al comandante
Brus Li.
Por eso el alcalde Chacho ya hizo, a la manera del juego infantil, su zafín
zafado es perdonado y dice que la seguridad "de la ciudad" estará a cargo de
mil 500 elementos de las fuerzas de seguridad locales -todos, en realidad.
La policía municipal, dice, "no va a estar en barricadas, básicamente va a
estar haciendo sus labores normales de vigilancia".
En tanto, lo que suceda en los alrededores del Centro de Convenciones y en
el codiciado Boulevard Kukulcán, única entrada y única salida de la zona,
será responsabilidad de las fuerzas federales -Policía Federal Preventiva
bajo control del Estado Mayor Presidencial. Y de unos cuantos policías del
gobernador Joaquín Hendricks, si en un descuido deja que le endosen alguna
responsabilidad.
Aquí, donde comienza la gran boca de Cancún, la zona que alimenta a los
habitantes de esta muy joven ciudad, se entienden las razones de la elección
de la Organización Mundial de Comercio. Una entrada, una salida, cuatro
carriles. De un lado los hoteles, de otro, una laguna con cocodrilos (si es
que quedan). Es decir, una ratonera. Mucha imaginación y unos miles de
Speedy González serían precisos para acercarse al bunker en que será
convertido el Centro de Convenciones. De la línea fronteriza a la sede de la
reunión ministerial, que se remodela a marchas forzadas en estos días, hay
nueve kilómetros y medio. "En una marcha hasta allá nos freímos", dice uno
de los globalicríticos cancunenses.
Más adelante, si se sigue la ruta hacia la zona de los grandes hoteles,
están los puntos donde en febrero de 2001 pusieron como Santo Cristo a unos
cientos de globalifóbicos -todavía les llamábamos así. Los muchachos se
retiraban cuando "alguien" apretó el botón y desató la persecución y la
macaniza. Las culpas nunca fueron aclaradas. Francisco Arellano Noblecía,
jefe de la Policía Federal Preventiva, se lavó las manos. Magaly Achach, la
entonces alcaldesa priísta de Cancún, se desgarró las vestiduras y ordenó
una investigación, es decir, pagó a unos investigadores para que la
exoneraran. Tiempo después, muy a tono con ese inmaculado espíritu, hizo su
vocero a Uriel Jarquín, el ex funcionario chiapaneco acusado de haber movido
los cuerpos de las víctimas de la matanza de Acteal. Y un poco después, en
la pasada elección nacional, las corrientes del PRD de Quintana Roo,
incluida una que ahora enarbola el estandarte de la justicia global,
quisieron hacerla candidata a diputada federal. No se pudo porque ella
quería el primer lugar en la lista plurinominal y no se lo quisieron
garantizar. Entonces se fue a la Convergencia de Dante Delgado y, si los
últimos ajustes de números la favorecen, llegará de nuevo a San Lázaro,
donde ya estuvo una vez, como diputada Pronasol. En el expediente de la
posible flamante diputada se guardan, entre muchas medallas relacionadas con
la urbanización corporativa del tercer Cancún, los desplegados de prensa que
los dirigentes de los hoteleros publicaron en los días posteriores a la
represión: Bien, Magaly, así se gobierna, decían.
Han de extrañar a Magaly estos hoteleros.
La Placa Nostra
Unos meses después de la golpiza a los jóvenes globalifóbicos, el sindicato
de taxistas "Andrés Quintana Roo" -la Placa Nostra, le llaman por estas
tierras- bloqueó la misma vía que habían taponeado los globalifóbicos o,
para ser más exactos, la policía, porque fueron las fuerzas del orden las
que bloquearon los carriles que los manifestantes habían dejado disponibles
y luego ellas mismas los liberaron a golpes. Los taxistas no fueron tan
tibios y bloquearon todo. Su demanda: que ya entrada la noche se prohibiera
circular a los autobuses urbanos en la zona hotelera, para que los empleados
que salen tarde tomen taxis. No consiguieron su cometido, pero tampoco los
golpearon. Y, que se sepa, la condena social tampoco fue muy dura. Víctor
Viveros, dirigente del sindicato de taxistas "Andrés Quintana Roo" ganó la
elección interna y fue candidato del PRI a la alcaldía. Perdió frente al
Chacho, pero actualmente es regidor de Desarrollo Urbano. Viveros pasó, como
muchos de los sindicalistas del "Andrés Quintana Roo", de la iniciativa
privada -era gerente de la concesionaria VW local- a líder gremial. En
estricto sentido, el sindicato de taxistas es una unión de permisionarios,
pues los choferes no pueden ser miembros. Aquí se les conoce como martillos
y pagan una cuota de siete pesos diarios, más aportaciones extra en casos
como el fallecimiento de un socio.
Las placas son controladas directamente por el gobernador del estado y han
sido utilizadas siempre como prebendas para políticos, líderes de colonos,
periodistas o familiares de funcionarios. Hace poco -cuenta Latife Muza,
regidora perredista y ella misma concesionaria de una placa- el gobierno
estatal pretendió solucionar un conflicto con ejidatarios de Chetumal -a 360
kilómetros de aquí- ofreciendo algún dinero y un juego de placas en Cancún.
Protagonista del único movimiento de concesionarios, "pues los demás han
sido de martillos", Latife fue expulsada del sindicato cuando demandó que la
directiva entregara cuentas sobre el manejo de hoteles, gasolineras y otras
propiedades del gremio, así como de un fondo de gastos funerarios. No es lo
único en juego: unas placas de taxi cuestan aquí 50 mil dólares.
La existencia del "sindicato patronal" de taxistas, dice el alcalde García
Zalvidea, es una "deformación del ejercicio inadecuado del poder. Los
diferentes gobiernos, muchos ex funcionarios que se han autopremiado con
placas".
No han sido, claro, los taxistas, los únicos que han realizado acciones que
dañan la "imagen del destino". La propia Magaly Achach, cuentan aquí,
bloqueó dos veces la codiciada vía Kukulcán, en su papel de lideresa de
colonos, y en ambos casos ganó nuevos terrenos para repartir.
"Los sueños se desvanecen"
Hierve el Palacio Municipal de Benito Juárez (Cancún). De calor y de mujeres
y niños. Dicen que Chacho atiende a todo mundo y por ello el desfile de
mujeres nunca se acaba. Aquí la señora Julia reclama a un empleado: "A mí no
me tocó bicicleta, quiero una ayuda, gano una miseria, soy padre y madre.".
Llora. Más allá, la señora Martha habla por su hermana, quien no dice una
palabra: "Está muy necesitada, venimos de Leona, tenemos acá tres días, a
ver si nos ayuda para los libros de la secundaria de su niña". Los empleados
de la alcaldía son insuficientes para atender la avalancha de solicitudes.
A diferencia de la mayor parte de las mujeres que esperan pacientemente en
los pasillos de la alcaldía, Claudia Isela Peñaloza no quiere una ayuda,
sino un trabajo. Vivía en Naucalpan, estado de México, con sus cuatro hijos
y su esposo, un panadero de 70 años. Ella tiene 27. El panadero se cayó un
día, en la calle, con todo y canasta. No se levantó más. Ella se vino porque
aquí están sus padres desde hace cinco años, porque su mamá es yucateca y
porque les dijeron unos parientes que aquí sobra trabajo. El padre, que fue
policía en Huixquilucan, ahora maneja un autobús urbano. Viven
"amontonaditos" en una palapa que les prestan unos parientes. Claudia Isela
lleva aquí un mes y no halla trabajo. En ningún lado la quieren porque no
tiene papeles -los perdió en un incendio y muestra el acta de los bomberos-
y no sabe inglés ni nada de hotelería.
Aquí a la alcaldía viene a enseñar los dientes -o, más bien, las manos
vacías- el Cancún de las regiones, de la Franja Ejidal, es decir, de las
colonias populares, el tercer Cancún que sigue crece y crece aunque ya la
migración maya jale también hacia el norte.
"Siguen llegando, pero cada vez es más difícil para ellos encontrar
trabajo", conviene Yolanda Ramírez, ex comunista, de jovencita estudiante de
la Patricio Lumumba en la URSS, quien luego de varios brincos terminó en el
PRI de Luis Donaldo Colosio. Ahora, en su oficina de la Unión de Colonos
Independientes, le prende veladoras a Mario Villanueva, el ex gobernador
preso por narcotráfico en Almoloya.
"Lo que se fue se fue", dice Yolanda Ramírez, mirando una foto en la pared
de su oficina, donde aparecen juntos Villanueva y Colosio. "Pero Mario va a
regresar", suspira.
Yolanda Ramírez ya no recuerda a cuántas familias ayudó a asentarse en
Cancún desde que comenzó, allá por 1988, a organizar solicitantes de
vivienda, a los recién llegados a Cancún.
Sólo en la Región 101, donde está su oficina -un galerón que levantó con el
apoyo de Mario Villanueva- viven unas 2 mil 400 familias.
La señora Ramírez tiene miles de historias de la pobreza de Cancún. Una:
mucho antes de los globalifóbicos, Yolanda Ramírez fue víctima de los
golpeadores de Magaly Achach. Se toca la cabeza y dice: "Todavía tengo unas
bolas de la primera golpiza, que fue en 88". Siguieron muchas otras. En una
ocasión, los golpeadores de Magaly la encerraron, con otras seis mujeres, en
una casita que les servía de oficina. "Amenazaban con prenderle fuego y
cuando salimos nos golpearon con cadenas".
Yolanda Ramírez dice que ni siquiera con su ingreso al PRI -en 1989, un
enviado de Colosio vino a tomar la protesta de 500 nuevos afiliados
encabezados por ella- logró que se detuvieran las agresiones de Achach.
Sólo El Chueco Villanueva pudo aplacar a Magaly.
Ya no hubo golpes, pero las batallas por el control territorial continuaron.
La fórmula es conocida: un nuevo predio, un pedazo arrebatado a cualquiera
de los ejidos que rodean Cancún, daba paso a un negocio político y económico
que involucraba al gobernador, al alcalde en turno, a las constructoras, al
Instituto Estatal de Vivienda. Desde antes del salinato, Magaly Achach era
ya la principal dirigente de colonos. Pero en esa etapa alcanzó una
diputación federal, por obra y gracia de Carlos Rojas. Si Magaly se movilizó
y logró que crearan la Región 100, Yolanda hizo lo suyo y logró la creación
de la Región 101. Así se hizo Cancún. El tercer Cancún. De unas cuantas
familias de pescadores a la ciudad de hoy, de poco menos de medio millón de
habitantes, según el INEGI; de 750 mil, según las autoridades locales.
Las historias de Magaly y Yolanda no son, en todo caso, sólo sus historias,
sino las del tercer Cancún, un Cancún cada vez más difícil para los nuevos,
especialmente para los nuevos que vienen del México rural.
"Antes, dice Ramírez, era fácil, ellos mismos te pagaban la capacitación.
Era la época en que les quitaban la cuchara de albañil y los mandaban a
meserear".
De eso, sigue, ahora nada. Ahora tienen que saber inglés, computación, y
pagarse su propia capacitación. "La gente llega aquí pensando que arribó a
un buen lugar, pero muy pronto el sueño se le desvanece".
Con una tasa de crecimiento anual de 4% -la explosión se ha ido al sur, a la
Riviera Maya- en Cancún se siguen creando nuevas colonias todos los días.
Nadie sabe dónde vivirán los hijos y los hijos de los hijos de los recién
llegados, pero se pìensa poco en ello mientras haya mano de obra disponible.
Con el actual presupuesto municipal, dicen en el ayuntamiento, se tardarían
10 años en dotar de servicios básicos a la mancha urbana, y eso sólo si la
ciudad dejara de crecer.
Es, dice el alcalde García Zalvidea, un "rezago histórico y una deuda social
con las colonias populares", de las cuales 20% carecen de drenaje y 10% de
agua entubada. Porcentajes, con todo, mejores que los de Acapulco, para
poner el ejemplo de otro destino turístico (25 y 20%, respectivamente).
Una dificultad más para el recién llegado: los terrenos son cada vez más
difíciles de conseguir y cuestan ya 60 mil pesos, dice Ramírez. Es decir,
hasta el tercer Cancún excluye a los nuevos.
Pero el caso es que mientras haya necesidad, Magaly, Yolanda y los líderes
de las otras 23 organizaciones de colonos seguirán teniendo chamba también.
Las sacudidas políticas en un estado donde el PRI se llevaba carro completo
hasta hace muy pocos años han sacudido también a los líderes de colonos.
Hace un año, Yolanda Ramírez dejó el PRI y ahora anda muy bien con Chacho,
aunque no se ha afiliado a ningún partido. Y aunque no vuelve a su pasado
comunista, sí dice que se enojó con la represión a los globalifóbicos. "A
quienes hay que tenerles miedo es a los hoteleros, que cuando declaran sobre
la violencia, casi la están pronosticando".
Apáticos y apanicados
Los globalicríticos de estas tierras no tienen demasiadas esperanzas en su
capacidad de convocatoria. Algunos de fuera piensan que las masas de
desposeídos cancunenses, hartas de que les escamoteen las propinas, se
lanzarán a apoyar la revuelta antiOMC. Pero, ¿cómo anda realmente la
población de Cancún? "Apática y apanicada", resume Héctor Rodríguez, de
Jóvenes Organizados Venceremos el Neoliberalismo, un muchacho que vende
cocinas integrales, reparte volantes y pone un televisor en un parque local
para que los paseantes observen un video antiglobalizador.
Hasta media semana, el Comité de Bienvenida -formado por algunos oenegeneros
y perredistas- no había sido informado oficialmente sobre cuáles son los
sitios autorizados para los eventos alternos. Una de las razones es, quizá,
que el gobierno municipal no cree en la plena representatividad de los
comitentes. Y el ayuntamiento, al cuarto para las doce, ha comenzado el
"acondicionamiento" de los espacios que se usarán para las reuniones y los
campamentos del Foro de los Pueblos y anexas. Se trata de parques y otros
espacios públicos -sólo un par de ellos cerrados- y de la supermanzana 21,
donde hay estadios y campos de futbol. Al recorrer esos sitios, en realidad
no se ve ningún movimiento.
El contraste es que todo Cancún es una ciudad en eterna construcción. Por
estos días, en una de las más codiciadas porciones de la zona hotelera se
terminan a marchas forzadas los edificios de un hotel de la cadena española
Riu, cuya construcción originó una fuerte polémica. Los ambientalistas
locales pusieron el grito en el cielo porque dicha obra rebasaba con más de
100 el número de habitaciones permitidas y violaba otras regulaciones.
Juntaron unas cuantas decenas de personas en sus protestas. El alcalde hizo
el contrapunto: encabezó marchas de miles de trabajadores al grito de
"queremos los 5 mil empleos de Riu" e hizo gestiones ante las autoridades
federales. Al final, la Semarnat cedió.
Tiempo después, cuando ya se diluía la polémica, se supo que el hermano del
alcalde, Fernando García Zaldivea, se asoció con esa cadena y podría
venderle su hotel, el Gran Caribe Real.
(Fernando García Zalvidea fue uno de los indiciados por el célebre Caso
Cancún, por presunto lavado de dinero. Salió por falta de pruebas. Hoy
controla alrededor del 15% del turismo all inclusive y, en sociedad con Riu
y otros, podría llegar a tener la mitad del pastel. Es además, promotor de
la Ciudad de la Alegría, un centro de ayuda a enfermos y madres solteras, en
alianza con la diócesis local, donde hay fuerte presencia de los Legionarios
de Cristo. El jueves pasado, por cierto, la Ciudad de la Alegría recibió a
un visitante ilustre: el secretario del Trabajo, Carlos Abascal).
En todas y cada una de las batallas de los ambientalistas -para evitar la
destrucción de arrecifes, la sobreexplotación de ciertas zonas- son
justamente los sindicatos, afiliados a la CTM y la CROC, los que combaten al
lado de los empresarios.
Taxistas, cetemistas y croquistas, asociaciones de colonos, son el muro para
el "contagio" de posibles protestas. Pero, como contrapunto, el voto
mayoritario cancunense ha sido sucesivamente perredista, panista y verde.
Lo mismo que a AA
"Con pura saliva", según dice el jefe de prensa del ayuntamiento, Jorge
Acevedo, Cancún está consiguiendo las cosas requeridas para recibir a los
participantes en el Foro de los Pueblos y las múltiples reuniones y
protestas.
Como generalmente los grandes eventos son en los hoteles, donde se cuenta
con todo lo necesario, la ciudad no está preparada y tiene que traer equipos
de sonido (seis), carpas, sanitarios y regaderas portátiles (cientos), desde
la capital del país. Incluso están por contratar cuatro plantas
potabilizadoras. En eso se emplearían parte de los 257 millones que el
alcalde pide a la Federación. Otros 60 millones serían, dice el
ayuntamiento, para patrullas, cascos, escudos, gases, "la seguridad". Pero
la petición incluye el clásico "que nos dejen algo", pues Chacho quiere
repavimentar la avenida Colosio, que lleva al aeropuerto.
El Comité de Bienvenida pide trato igual. Juan Carlos Núñez, del comité,
refiere la reciente convención nacional de Alcohólicos Anónimos, que reunió
a más de 40 mil personas. Los gobiernos estatal y local le entraron con su
cuerno porque al acto acudiría Marta Sahagún, esposa del presidente de la
República. Para la ocasión, a costa del erario público, se habilitaron los
espacios que ahora ocuparán los globalicríticos.
"Que nos den las mismas condiciones que le dieron a Marta Sahagún para el
evento de Alcohólicos Anónimos", dice Núñez.

Es curioso. Pero aún para los cancunenses del Comité de Bienvenida, hay unos
más bienvenidos que otros. "Que ya anda por aquí el Mosh", dice un tanto
preocupado Alejandro Ramos, simultáneamente presidente estatal del PRD,
miembro del comité de recepción y prominente miembro del clan Ramos que,
según las otras tribus aztecas de estas caribeñas latitudes, tiene
secuestrado al partido para beneficio y gozo del gobernador Joaquín
Hendricks. Ramos tiene más bien el perfil de un líder sindical caribeño -lo
es en algún sentido-, pero se maneja al dedillo los términos oenegeneros del
movimiento de movimientos.
¿Desde cuándo son globalicríticos estos líderes perredistas que venían del
PRI croquista? "Desde que hay lana de organismos internacionales", responde
de botepronto Héctor Ortega, diputado local perredista y enemigo del clan
Ramos. Y hasta da la cifra: 30 mil dólares.
Para perredistas como Ortega y oenegeneros cancunenses, no hay duda de que
el Comité de Bienvenida es sólo una suerte de desdoblamiento de un sector
del PRD, el clan Ramos (Salvador Ramos fue un líder sindical de la CROC
perseguido por Mario Villanueva y es consejero nacional del PRD; su hijo
Alejandro es presidente del Comité Estatal; y su yerno Rafael Quintanar es
presidente del comité municipal). Según algunos de sus coordinadores, en el
Comité de Bienvenida participan grupos de jóvenes, ambientalistas, una
asociación de colonos de Punta Sam, trabajadores del Seguro Social, de El
Barzón, el Instituto de Amistad Quintana Roo-Cuba y Diversa. Pero la verdad
es que, además de Arturo Mosso, un biólogo sin partido, ahí mandan Alejandro
Ramos y Juan Carlos Núñez, también ex croquista.

El Comité se coordina con el Espacio Mexicano -Héctor de la Cueva, de la Red
Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (Remalc) es su contacto- y con
la red internacional Nuestro Mundo No Está En Venta. Está trabajando desde
noviembre, informa Núñez, pero que apenas en mayo consiguieron que la Remalc
les diera 52 mil pesos para comprar una computadora y rentar un local.
Ramos, por separado, dice que ha habido más apoyos, pero que él los
desconoce porque se ha desligado para que no se diga que el PRD recibe
recursos del extranjero. Entonces quién sabe.
Salvador Ramos fue muchos años el líder estatal de la muy poderosa -aquí-
CROC, hasta que no lo hicieron senador y se enemistó con el gobernador Mario
Villanueva y el líder nacional croquista Alberto Juárez Blancas. La sede de
la CROC en Cancún le fue arrebatada a balazos y siguieron años de
persecución, hasta que lo metieron a la cárcel. Durante un tiempo, Ramos
mantuvo un pie en el PRI y otro en el PRD, hasta que ingresó al sol azteca,
desde el DF porque aquí no lo aceptaban. Ahora forma parte de la corriente
de Los Chuchos.
Jefes perredistas de otras tribus consideran sospechoso el hecho de que en
coincidencia con la propuesta de reforma judicial del gobernador, y el apoyo
de los Ramos a ésta, Salvador recibió la toma de nota de tres sindicatos, lo
que le permitiría volver a la batalla por los contratos y retomar su carrera
sindical truncada por Villanueva. Tal vez es coincidencia, pero es imposible
ignorar que desde hace muchos años un sindicato independiente de taxistas
busca el registro y nunca se lo han concedido.
Trayectorias aparte, lo cierto es que la amplia gama de oenegeneros
cancunenses, de por sí no muy numerosa, ve con recelo al Comité de
Bienvenida. Así, entre los que se dedican de tiempo completo, los que ayudan
de cuando en cuando y "los que están con nosotros aunque no vienen", el
Comité de Bienvenida cancunense está formado por 25 personas.

Hace unos días, un sábado, Chacho repartió 600 mil pesos en mochilas para
los niños de Cancún. De hecho, cada fin de semana se forman largas filas en
la alcaldía porque García Zalvidea reparte ya despensas, ya dinero en
efectivo que él mismo entrega. Quiere ser gobernador. Los comités de Amigos
de Chacho ya andan por todo el estado. Y aún en el paraíso sin desempleo y
donde todo se compra y vende en dólares sobran los miserables. Pero todo
mundo cuida "la imagen del destino".
Por eso escogieron Cancún. Por sus 26 mil 700 cuartos de hotel y porque es
"una ciudad segura, tranquila, una especie de Doha del Caribe, pero sin
gobierno monárquico", dice Tulio Arroyo, ambientalista del grupo Ombligo
Verde. ¿Doha o Seattle? Al tiempo.