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Que tiene que ver Nicaragua con el Plan Puebla-Panamá?



 Carlos Powell  catedrático e investigador social, columnista de
ADITAL Fuente: ADITAL

A esto del Plan Puebla-Panamá hay que entrarle como a un tabú: mirar
de frente, en un esforzado y sincero ejercicio desprejuiciado por
entender. Por eso, y quizá también por un instinto periodístico, lo
primero que hice fue leer un ejemplar completo del muy mentado,
perturbador y paradójicamente poco conocido plan, cuyo misterio
inmerecido crece día a día detrás de esas enigmáticas siglas: PPP.
También leí las páginas del llamado "Capítulo de México" (firmado por
el primer mandatario mexicano antes de que los presidentes
centroamericanos supieran que serían incorporados a éste en la
extensión "mesoamericana" del Plan).

Estos documentos se encuentran en la Red al alcance de cualquiera. Es
decir, cualquiera que tenga acceso a la red. Y éste es el primer punto
en el que es necesario hacer incapié: se podría creer que hay
verdadera transparencia en el proceso de implementación de estos
acuerdos: ¡Cómo! ¿No te enterabas? ¡Si están en la Red! Sin embargo,
una ínfima proporción de los habitantes centroamericanos tiene acceso
al teléfono y menos aún son los que acceden a Internet. Sepa, amig@
nicaragüense, que si usted tiene conexión a la "web", forma parte de
una elite nacional muy exclusiva, que alcanza el minúsculo porcentaje
de 0,5%, es decir los 20 a 25 mil "inforricos conectados" que la
propia CIA estima que existen en Nicaragua.

Más grave aún: entre las inmensas mayorías que no tienen estos accesos
comunicativos e informativos están aquellas poblaciones rurales,
obreras y campesinas, que serán los más cruelmente afectados por el
Plan Puebla Panamá. Y para ensombrecer más aún este panorama,
agreguemos que en estas poblaciones rurales están los índices más
elevados de analfabetismo, es decir que aunque tuvieran el acceso a la
tecnología, difícilmente lo tendrían al análisis. En el escenario
mundial las cifras también son elocuentes: 14% de la población
planetaria (países ricos) tiene el 80 % de las conexiones a Internet
(datos hasta el 00). ¿Puede, en estas condiciones, algún proyecto
nacional o internacional jactarse de transparencia, por el sólo hecho
de poner documentos en la Red?

Y en este mismo orden de cosas, salta inmediatamente a la vista al
leer el documento oficial del PPP, que el capítulo relacionado con la
"información, consulta y participación" se encuentra exactamente en la
última página de dicho documento (de 61 páginas en total), representa
escasas 15 líneas, y ni siquiera cuenta con presupuesto. El resto del
Plan en cambio, y según datos disponibles del BID, supone la
impresionante inversión de 13 mil 685 millones con 90 mil dólares -
13.685.090.000 USD-, de los cuales 99.12% corresponden a los
megaproyectos carreteros, eléctricos, telecomunicativos y
empresariales, y sólo 0.88% -¡las migajas!- a los proyectos de
desarrollo social. Revelador, ¿verdad? Tanto y más revelador son los
financiamientos para estos fondos. Pero voy a poner a su consideración
un par de líneas de este "esfuerzo de consulta y participación",
tomadas de esas escuetas 15 líneas mencionadas anteriormente: "es un
esfuerzo por incluir a cada actor involucrado en el PPP.! " Y más
adelante, para que no queden dudas: "identificar y considerar las
opiniones por parte de los involucrados." ¡La condición previa para
ser consultado es estar involucrado! De todos modos, no hay
presupuesto para esta parte del Plan. Según el sociólogo nicaragüense
Orlando Núñez, la implementación del PPP ha avanzado ya en un 50%.
Efectivamente, al leerlo podemos ver que sumas millonarias ya han sido
aprobadas por Nicaragua en los proyectos de la red vial. ¿Sabía, por
ejemplo, que la OPEP participa en el financiamiento de algunos tramos
que pasan por Nicaragua? Si relacionamos esto con el hecho de que se
están abriendo licitaciones para la prospección petrolífera en la
Costa Atlántica de Nicaragua, ¿no resulta un tanto extraño?

De todas maneras, aún cuando se tiene acceso a la información, una
lectura angelical del Plan Puebla Panamá, podría dejarnos la impresión
ilusoria de que tenemos ahí la solución de los problemas de
Centroamérica. Esto sería no tener en cuenta el contexto económico y
político internacional en el que se está plasmando dicho Plan. Sería
no tener en cuenta que el PPP es, una vez más, una iniciativa
elaborada fuera de Centroamérica, presentada posteriormente por Fox a
los presidentes centroamericanos -quienes la ratificaron en San
Salvador, hace un año.  Sería no considerar las urgencias políticas,
sociales y militares que tiene que enfrentar Fox en el sur-este de su
país, particularmente en Chiapas. Sería leer este documento como si no
tuviera ninguna relación con el Tratado de Libre Comercio para América
del Norte (TLC-AN) firmado en Quebec por EEUU, Canadá y México. Sería
creer que entre estos tratados y el Area de Libre Comercio para las
Américas no existe relación alguna. Sería no tener en cuenta la
historia de nuestros países y particularmente su relación con Estados
Unidos a lo largo de todo el siglo pasado. Serían muchas ingenuidades
cuyo lujo no podemos permitirnos, y particularmente sería pretender
que no estamos en una fase de gran despliegue del nuevo marco
ideológico liberal: el neoliberalismo y su instrumento favorito, la
globalización corporativa, al servicio de las multinacionales. Sería
como vivir en otro planeta y estar de visita unas horas en la Tierra.

El marco ideológico y las desgracias ajenas

Lo primero a tener presente es que ya va siendo moneda gastada aquello
de creer que había llegado "el fin de las ideologías". Sin embargo,
esto no quiere decir que en estos temas tengamos forzosamente que
atrincherarnos partidariamente. Me atrevería a decir lo contrario:
dejar de lado las trincheras permitiría ver con más claridad la
necesidad de defender un patrimonio común a la ciudadanía: la
soberanía alimentaria, cultural y patrimonial en un sentido integral.
Este asunto no es un asunto de partidos, ni de instituciones, ni de
clases: debe ser asumido por la ciudadanía en su conjunto, incluyendo
a una cierta alta burguesía que está viendo esPPPejismos (o
esPPPejitos) y también debería estar preocupada, ya que de no tener la
capacidad financiera para enfrentar el embate multinacional que
propiciará el PPP, también tendrá que tirar la esPPPonja. En esta
ampliación e incrustamiento legislativo a largo plazo del esquema
neoliberal continental (no olvidemos el carácter supranacional de los
Acuerdos), muy pocos grupos empresariales nacionales podrán
sobrevivir, bastaría una mano para contarlos.

La experiencia mexicana y argentina de los últimos años debería
alertar a estos sectores también, no sólo a los pequeños productores y
campesinos, a las pequeñas y medianas empresas de todo tipo. Para ser
ilustrativos, imaginemos que la selección brasilera de fútbol le
estuviera proponiendo a una selección de Nicaragua hacer un partido,
en un hermoso estadio, con todos los chiches. Los tipos están
perfectamente entrenados, y a pesar de eso, extrañamente, nos imponen
una condición: que nosotros juguemos con un pie amarrado al otro, y
ellos con los dos pies libres. Para muestra basta un botón: EEUU, la
UE y Japón invierten 400 mil millones (400.000.000.000) de dólares
anuales para proteger sus productos agroexportables e imponen
restricciones a los productos de otros mercados, además de controlar a
través de una gama de instrumentos los precios de los mercados
internacionales. Es decir que no solamente ellos (que son los mejores
del planeta en ese deporte) juegan el partido co! n los dos pies, sino
que además el árbitro es amigo de ellos, por decirlo suavemente. ¿Cree
usted, señor empresario local, que tiene alguna chancecita de meter un
gol en ese partido? Por favor, seamos realistas. Déjeme citar dos
informaciones para que vea lo que le ha ocurrido a la gente de su
sector profesional en países poderosísimos comparados con la pequeña
Nicaragua, como lo son México y Argentina: las más bajas tasas
históricas de crecimiento en México, la mayor recesión y los mayores
niveles de pobreza, se han producido en los años correspondientes a
los "preparativos" para la firma del TLCAN (léase "ajustes
estructurales"), y en estos años de efectiva implementación del mismo.
Si México pudo momentáneamente esconder esta dramática realidad fue
gracias al petróleo, pero dada la flaqueza macroeconómica en la que se
encontraba, tampoco esto sacó el barco a flote. "Sólo han ganado las
transnacionales y unas cuantas familias ricas locales", concluye el
socio-economista Peter Marchetti. ¿Está seguro de que usted estará
entre esas familias, cuando la hecatombe sea aquí, en Nicaragua? Si yo
fuera empresario, creo que valdría la pena por lo menos dudar. Y
cuando uno duda, se informa.!

El otro caso es el de Argentina, que funcionó durante décadas, como
Nicaragua todavía, con un modelo agroexportador y pecuario. Recordemos
que se trata de un país que por lo menos en un momento de su historia
tuvo todas las características de un país fuerte, autónomo,
industrializado, pujante en muchos sentidos. Después de abrirse
ampliamente al libre mercado durante la última década, "la crisis
actual de Argentina es absoluta" (Jorge Eduardo Rulli, analista
argentino). Dice, entre otras cosas: "En los años 90 se produjo la
mayor transferencia de campos de toda la historia del país, siendo
reemplazada la oligarquía por una nueva clase empresarial oligopólica.
Actualmente registramos unos 300 mil productores expulsados y más de
13 millones de hectáreas embargadas por deudas hipotecarias
impagables." Y la narración exhaustiva de la catástrofe neoliberal de
Argentina continúa dolorosamente en este artículo, que pongo a la
disposición de quien lo solicite y que me parece de sumo! interés
particularmente para los productores nacionales. Aprovechemos por lo
menos la desgracia de los otros.

Quisiera volver a lo político. La izquierda y la derecha están
mutando, porque el contexto así lo exige. Las especies mutan para
adaptarse a un nuevo clima, y así sobrevivir y fortalecerse. La
ideología neoliberal no es un concepto inventado caprichosamente por
lo que podríamos llamar la neoizquierda (mi computadora subraya en
rojo "neoizquierda" pero acepta sin problemas "neoliberal"!). Así, la
neoizquierda va encontrando otras estrategias, como las que surgen
dentro del Foro Social Mundial -entre las más publicitadas-, aunque
existen localmente infinidades de brotes de una nueva actitud
política, que podemos englobar en los conceptos apartidarios de
"participación ciudadana", "poder local", "autonomía de gestión",
"descentralización", "autogestión", "administración ambiental",
"transversalismo".

Por su parte, preocupados, los ideólogos neoliberales están intentando
diluir el contenido conceptual de la palabra "neoliberal" que utiliza
la "neoizquierda" para identificarlos (y aprovecha además para
encajonarlos en la nebulosa de los "globalifóbicos", es decir, los
"cavernícolas"). Quieren vaciar el concepto y banalizarlo, como
hicieron con aquella otra palabra -"imperialismo", ¿recuerda?- (n¡ mi
computadora la acepta!), logrando imprimirle a ésta una connotación de
irrelevancia, "démodée", un barniz de desubicación histórica, a tal
punto que muchos evitan hoy utilizarla para no parecer anticuados. La
realidad, sin embargo, está por encima de estos vaivenes conceptuales:
el empuje neoliberal es mil veces más fuerte hoy que lo que definíamos
como "imperialismo" en décadas pasadas. Así como Arnoldo Alemán hace
aparecer como principiantes del lucro personal a gobernantes que lo
precedieron, el joven Bush, en materia imperial, deja en la lona de la
historia a sus antecesores estadounidenses.

Las ideologías de ninguna manera han pasado a la historia. La
ideología neoliberal está perfectamente estructurada, tiene sus dogmas
fundamentales y sus férreas prácticas militantes: el empresariado
corporativista multinacional. Todos saben que en el capítulo de libre
mercado, los dogmas neoliberales son la no intervención del Estado en
el mercado interno, la desprotección del mercado nacional, la no
subvención de la producción exportadora, la privatización de todo
cuanto pueda ser comercializable, incluida el agua, la base de la vida
humana, a pesar de que su acceso está universalmente protegido como un
bien inalienable para los seres humanos. Aquellos países que
contravienen estos pilares del neoliberalismo, son considerados
automáticamente como traidores a la causa, y castigados, tal y como
sucede en cualquier partido de rígida verticalidad: enemigos del
progreso, de la modernidad. Han confundido desarrollo tecnológico y
desarrollo humano.

En toda América latina, y específicamente a través del Plan Puebla
Panamá en la región mesoamericana, el neoliberalismo se traduce ya en
el terreno de la vida real y cotidiana, en lo que no deberíamos dudar
en llamar: una nueva colonización continental. Hace 510 años los
españoles pisotearon con caballos. Hoy Estados Unidos lo hace con el
FMI. A este paso, si no lo impedimos de alguna manera, llegará el día
en que desde Río Grande hasta Ushuaia, pasando por Puebla y Panamá,
todo será una enorme maquila, y los esfuerzos nacionales sólo
consistirán en lograr bajar cada vez más el costo de la mano de obra,
con menos protección social y laboral, en una esforzada competencia
del horror frente a los asiáticos, que ya nos superan en este arte y
en el número. Cuando llegue ése día, los campos estarán desiertos y
los animales crecerán encerrados, en cada esquina se podrán comer
papas fritas transgénicas y hamburguesas de plástico con salsa de
tomate dulce, todos los chicos hablarán una misma jerga y dirán te
quiero con las mismas palabras repetidas de algún cantante mediocre
pero "universal" que aparecerá en todas las pantallas de televisión
simultáneamente, vestirán los mismos uniformes, escucharán la misma
música, verán las mismas películas, y por fin el presidente
norteamericano de turno mirará satisfecho por la ventana de su oficina
la línea del horizonte, y murmurará que aunque en su imperio se pone
el sol, nunca se pone el dólar.

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Nello

change the world before the world changes you because  another world is
possible