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ARGENTINA:Gran ajetreo político al margen de los partidos
- To: <latina@peacelink.it>
- Subject: ARGENTINA:Gran ajetreo político al margen de los partidos
- From: "Nello Margiotta" <animarg@tin.it>
- Date: Mon, 9 Sep 2002 00:11:27 +0200
Marcela Valente
BUENOS AIRES, sep (IPS) - Un movimiento social cada vez más diverso procura
influir en la vida política de Argentina por fuera de los cuestionados
partidos tradicionales, que, lejos de toda autocrítica, se preparan para
competir de nuevo en las urnas.
Vecinos reunidos en asambleas, desempleados, trabajadores de fábricas
abandonadas por sus dueños, ahorristas estafados, miembros de la red del
trueque, intelectuales, académicos, artistas, estudiantes, pequeños
empresarios, entre otros, se movilizan de espaldas a la política
tradicional.
El rasgo común es la determinación de participar, ocupar espacios, incidir
en las grandes decisiones, asumir un mayor control en los asuntos de Estado
y lograr que los dirigentes políticos, sean del partido que sean, cumplan
con los compromisos preelectorales o, de lo contrario, que se vayan.
El afán de participar en la vida pública de forma directa, sin la mediación
de los partidos, fue interpretada de inmediato por un canal de televisión,
que convocó a personas con aptitudes de liderazgo y propuestas para que se
den a conocer en un nuevo programa que se llamará "El candidato de la gente"
.
Los nuevos movimientos tienen creciente protagonismo en las calles y logran
fuerte respaldo popular desde diciembre, cuando en medio de la crisis
económica se registraron saqueos y manifestaciones espontáneas de protesta
que precipitaron la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa.
Pero las nuevas organizaciones no llegan a constituir una alternativa
política, con un programa electoral articulado. Algunas solo quieren hacer
oir sus reclamos. Otras, en cambio, sí se proponen desempeñar la
administración del Estado, pero con plazos más largos que los marcados por
el cronograma electoral.
"No se trata de falta de interés por participar sino que queremos hacer una
fuerte impugnación del régimen político", aclaró a IPS el economista Julio
Gambina, de la filial argentina de la Asociación por una Tasa a las
Transacciones Financieras Especulativas para Ayudar a los Ciudadanos
(ATTAC).
Aun cuando no participen en las elecciones, "en cada movimiento existe un
proyecto político", aseguró Gambina.
Dos de cada tres argentinos consultados por encuestadora Hugo Haime y
Asociados no le tienen confianza a ningún candidato a presidente de los que
se presentarán en las elecciones del 30 de marzo, según un estudio publicado
el día 2 de este mes.
El país atraviesa la crisis más profunda de su historia, con una depresión
económica signada por más de cuatro años de recesión, elevado desempleo y
más de la mitad de la población viviendo en condiciones de pobreza.
"La crisis estructural del país hizo que la desconfianza bata récords nunca
vistos. Nadie da el perfil que busca la gente, los votantes no confían en
nadie y los postulantes que tienen más respaldo apenas superan 20 por
ciento, o sea que no se puede decir que haya favoritos", observó el
encuestador Hugo Haime.
El escenario podría ser considerado la oportunidad ideal para un mayor
protagonismo de los movimientos sociales que brotaron en los últimos años
con el malestar que provocó la crisis, pero la mayoría de ellos se
manifiesta reacio a intervenir en lo inmediato.
"A nosotros nos interesa ser gobierno, pero sabemos que con un solo sector
no alcanza", dijo a IPS el coordinador nacional de Barrios de Pie, Jorge
Ceballos. Su organización representa a miles de jefes y jefas de familia de
áreas pobres, la gran mayoría desempleados.
"Tenemos que construir un amplio movimiento político y social de todo el
arco de los afectados y excluidos por el modelo neoliberal. Pero falta
tiempo. Todavía no han nacido las nuevas representaciones de los
descontentos. Es algo que tiene que ir madurando y que se va construyendo en
las luchas cotidianas", explicó.
Ceballos, como muchos otros dirigentes comunitarios, dice que su
organización no participará en las próximas elecciones, pero no porque
descrea de las urnas para renovar la política, sino porque observa que todos
los candidatos que se postulan formulan variantes para mantener el esquema
neoliberal que ellos rechazan.
Por su parte, el dirigente de la organización de desempleados Corriente
Clasista y Combativa Juan Alderete dijo no creer en estos comicios, a los
que le restó legitimidad. Igual posición tiene la cooperativa de desocupados
Anibal Verón, que prefiere ocupar su tiempo en reclamar alimentos para sus
comedores.
Mientras, los políticos tradicionales suman rechazo y escasa credibilidad.
Como respuesta a quienes exigen "que se vayan todos" (la caducidad de todos
los cargos electivos y la convocatoria a nuevas elecciones generales), el
presidente Eduardo Duhalde creó un registro de dirigentes que renunciaban a
presentarse de nuevo como candidatos. Lo firmaron él mismo y otros dos
dirigentes más.
Entre los políticos tradicionales que se postulan a la presidencia, el que
reúne más apoyo es el ex gobernador de la provincia de San Luis, Adolfo
Rodriguez Saá, del gobernante Partido Justicialista (peronismo).
Rodríguez Saá fue designado en diciembre como reemplazo del renunciante De
la Rúa, pero sólo duró una semana en la presidencia.
La declaración del cese de pagos de la deuda externa y el nombramiento de
políticos cuestionados por denuncias de corrupción causaron rechazo de
diverso origen hacia su figura. Los gobernadores de su partido que lo habían
apoyado forzaron su renuncia.
Rodríguez Saá obtuvo 22,7 por ciento de la intención de voto entre los
encuestados por Hugo Haime y Asociados. Le sigue la diputada Elisa Carrió,
ex integrante de la tradicional y centrista Unión Cívica Radical, con 17 por
ciento.
Carrió, quien abandonó el radicalismo para formar un nuevo partido
concentrado en investigar actos de corrupción, es, según los sondeos, la
dirigente que inspira mayor confianza. Sin embargo, apenas 10 por ciento de
los encuestados cree que gobernaría bien, y ella misma se muestra vacilante
sobre su postulación.
Después de Carrió se ubica el diputado socialista Luis Zamora, una figura
marginal en el ambiente político de los años 90 cuya figura creció en el
último año.
Pero Zamora tampoco parece decidido a asumir la presidencia. "Yo le digo a
la gente: no soy yo el que los va a salvar, son ustedes los que tienen que
saber hacia dónde quieren ir", dijo.
Con menos posibilidades, dentro del justicialismo se postula también el
gobernador de la provincia de Santa Cruz, Néstor Kirchner, y el de Salta,
Juan Romero, el ex gobernador de Córdoba José Manuel de la Sota y el ex
presidente Carlos Menem (1989- 1999).
En la centroderecha, crece el economista Ricardo López Murphy, que fue
ministro de Defensa y de Economía de De la Rúa, sin superar seis por ciento
de la intención de voto entre los encuestados.
Ningún candidato consigue "enamorar" a los votantes argentinos, escépticos
sobre la posibilidad de que algún dirigente sea capaz de cumplir con sus
promesas de campaña y sacar al país de la crisis, exigencias que podrían
considerarse elementales pero que en la Argentina de los últimos años no lo
son
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Nello
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possible