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Dal Pais la notizia su Chàvez



Dopo l'utile notizia da Nello mando la notizia in spagnolo dal Pais di 
Domenica 11 febbraio:


EE UU sospecha que Chávez intenta exportar su proyecto bolivariano

Washington cree que Venezuela apoya a grupos rebeldes en Bolivia, Ecuador y
Colombia

JUAN JESÚS AZNAREZ, ENVIADO ESPECIAL, Bogotá
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos escruta las
intenciones bolivarianas del presidente venezolano, Hugo Chávez, temiendo
que sus proclamas por una mancomunidad latinoamericana trasciendan el marco
político para traducirse en ayudas económicas susceptibles de ser
aprovechadas por los movimientos rebeldes, indígenas o criollos, de la
región. La destitución, en enero, del director de Información y Opinión de
la cancillería venezolana, Miguel Quintero, no parece ser ajena a la
situación creada por esas sospechas y al imprudente acercamiento del
funcionario con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La presencia en la sede caraqueña de la Asamblea Nacional (Congreso
venezolano) de Olga Lucía Marín, hija del histórico mando de esa guerrilla,
Manuel Marulanda Tirofijo, y Hernán Martínez, miembro también de una milicia
que se declara bolivariana, causó una soterrada colisión en el seno de la
alianza de gobierno. El presidente de la Asamblea, el oficialista William
Lara, según fuentes de la cancillería, cursó una queja a la presidencia de
la república por no haber sido consultado en la invitación de los dos
insurrectos. Quintero fue la persona encargada de recibirles y atenderles.

Exhibiendo verdades, mentiras, globos sondas, y probablemente con
intenciones disuasorias, un alto funcionario norteamericano declaró
recientemente que no sólo es verbal la propaganda bolivariana del comandante
de paracaidistas que el 4 de febrero de 1992 se levantó en armas contra el
Gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez. "Hay indicios de que el
Gobierno de Chávez ha apoyado a movimientos indígenas violentos en Bolivia,
y en el caso de Ecuador a militares golpistas", según el subsecretario de
Estado de Asuntos Hemisféricos, Peter Romero. El propio presidente, y su
ministro de Relaciones Exteriores, José Vicente Rangel, nombrado la pasada
semana de titular de Defensa, lo calificaron de "agitador de oficio".

La acusación más concreta fue lanzada por el diario The Miami Herald:
Venezuela habría entregado más de 500.000 dólares (unos 90 millones de
pesetas) al coronel Lucio Gutiérrez, que encabezó las manifestaciones
indígenas que en enero de 1990 concluyeron con el derrocamiento del Gobierno
de Jamil Mahuad, acusado de permitir una grave corrupción bancaria. La
bandera de Gutiérrez fue la misma que enarboló el teniente coronel Hugo
Chávez hace nueve años: la corrupción e inmoralidad de la clase política
tradicional Gutiérrez fue encarcelado y meses después liberado. El periódico
norteamericano asegura que la CIA dispone de filmaciones y fotografías de
Miguel Quintero con el ex coronel golpista.

Siempre resbaladizas las informaciones de los servicios de espionaje, cuya
fiabilidad conviene poner en cuarentena, la filtración sobre la
documentación gráfica demuestra, sin embargo, que Chávez y su revolución
están en la mira y prioridades de la CIA. Otro de los cargos señala que
durante la Cumbre Iberoamericana del pasado año en Panamá, el presidente
boliviano, el derechista Hugo Bánzer, habría reprochado a su colega
venezolano el supuesto apoyo prestado por uno de sus mensajeros al indígena
Felipe Quisque Huanca, activo dirigente cocalero contra el Ejecutivo.

Las fuentes consultadas en Caracas aconsejan prudencia en la valoración de
las imputaciones norteamericanas pues, si bien, Chávez nunca ha ocultado que
su sueño es forjar una América Latina unida y bolivariana, cosa bien
distinta es actuar logísticamente hacia esa meta desde los fondos
reservados. "Hasta el momento todos son conjeturas, interpretaciones de
reuniones que efectivamente tuvieron lugar. No hay pruebas contundentes de
que Venezuela haya apoyado la subversión", dijeron fuentes diplomáticas. La
respetuosa posición de Caracas respecto a la guerrilla colombiana, sin
embargo, y las declaraciones en ese sentido, han causado frecuentes roces
con Colombia, cuyo Gobierno reclama de su vecino solidaridad y una
beligerancia rotunda y sin equívocos contra la violencia ejercida por las
FARC.

La periodista Gioconda Soto, del diario El Nacional, sostiene que en el
citado documento de la CIA contra la Administración de Chávez habría
participado también Milton Abreu, un general retirado que hasta hace poco
tiempo agregado militar en la Embajada de Venezuela en Quito. Abreu, con
contactos entre antiguos miembros de la Dirección de Inteligencia Militar
(DIM), se relacionó con Peter Romero, mientras ambos eran representantes de
sus naciones en el país andino. Romero fue embajador de Washington en
Ecuador entre noviembre de 1993 y julio de 1996, después de haber cumplido
funciones diplomáticas en El Salvador. Supuestamente, el ex jefe venezolano
acompañó a Quintero durante una entrevista con Gutiérrez, y con el alcalde
de Quito, el general retirado Paco Moncayo, que dirigió la guerra del Cóndor
de 1995 contra Perú, con una vieja disputa territorial en juego.

"En medios oficiales existe preocupación", sostiene Soto, "por la supuesta
vigencia de mecanismos de colaboración entre ciertas figuras del viejo
militarismo (el existente durante los cuarenta años de bipartidismo) y el
organismo de inteligencia norteamericano". Quintero fue una especie de
fontanero del Gobierno que estableció contactos con círculos de oposición en
América Latina, civiles o militares, y al que posiblemente habría perdido su
convencimiento de que cualquier iniciativa suya contaba con el visto bueno
de Chávez y de Rangel. Le sustituyó en el cargo, otro hombre cercano al
presidente, el general Santiago Ramírez.

El analista Nelson Bocaranda agrega que el funcionario de la cancillería
destituido departía, en su despacho de Caracas, con el enviado de Vladimiro
Montesinos, el jefe de facto de los servicios de espionaje peruanos hasta la
caída en desgracia del ex presidente Alberto Fujimori. Sus contactos
telefónicos con Cuba eran constantes. "Jugaba a 007 criollo y le gustó. El
primer informe fue enviado al ministro de Defensa venezolano [general
Eliécer Hurtado entonces], quien lo entregó al presidente Chávez. Lo sacaron
ipso facto del cargo". Las dudas residen en saber si maniobró con el
consentimiento de sus superiores, o efectivamente se aventuró en solitario
en asuntos de alto voltaje que acabaron creando un problema a su Gobierno.


Un viejo conocido de la CIA

La inclusión de Hugo Chávez en la lista de sospechosos de los servicios de
inteligencia de Estados Unidos comenzó en 1994, poco después de que saliera
de la cárcel donde cumplió dos años por el fallido cuartelazo del 92. Uno de
sus primeros movimientos fue viajar a La Habana, donde fue recibido por
Fidel Castro y con honores, en un momento en que nadie creía en su futuro
político. El comandante de paracaidistas regresó a Cuba, una vez elegido
presidente y preparó una calurosa acogida a Fidel en Caracas cuando éste
devolvió la visita.


Más tarde, un semanario venezolano de oposición Zeta llegó a acusar a Chávez
de haber alertado a la revolución cubana, hacia el año 1998, sobre la subida
de los precios del petróleo. Aconsejó, según esa publicación, comprar todo
el petróleo que pudiera porque entonces el barril estaba a poco más de siete
dólares, y subiría hasta cerca de los 30 dólares. El líder venezolano se ha
mostrado favorable a auxiliar a Cuba en su crónica falta de petróleo. Los
posteriores viajes del líder venezolano a Irak y a Libia, para coordinar
políticas petroleras, desafiando a Estados Unidos, no hicieron sino acelerar
un seguimiento político que previsiblemente dará que hablar.