Latinoamérica
ARGENTINA. FELIX DIAZ: EL DESPOJO DE LA TIERRA Y LA
ESPERANZA. “Bandolero” y “criminal”, catalogaron al chamán
mocoví que lideraba a los resistentes de Napalpí, 90 años atrás.
“Pseudo cacique” e “ignorante”, caracterizan los hombres de Insfrán
al qarashe qom Félix Díaz que reclama por la tierra
CRECE LA POBREZA EN HONDURAS . Más de 321 mil
hondureños pasaron de clase media a pobres en un año como resultado
de las medidas fiscales implementadas por el Gobierno, refiere hoy
el sitio digital de La Prensa.
VENEZUELA, PARAGUAY Y EL FUTURO DE AMÉRICA LATINA Y EL
CARIBE. América Latina y el Caribe saben que en Venezuela
se debate su propia causa y ello explica el apoyo unánime recibido
por Nicolás Maduro, dejando una vez más a Estados Unidos totalmente
aislado en la región. Tal apoyo incorpora un factor de legitimidad y
colaboración que fortalece al proceso revolucionario venezolano y
coloca al gobierno norteamericano, una vez más, ante la evidencia de
que transformar su política hacia América Latina y distanciarse de
la anacrónica oligarquía latinoamericana se aviene a sus propios
intereses, tal y como predijo John F. Kennedy hace más de medio
siglo.
Latinoamérica
ARGENTINA. FELIX DIAZ: EL DESPOJO DE LA
TIERRA Y LA ESPERANZA
Claudia Rafael
“Bandolero” y “criminal”, catalogaron al chamán mocoví que
lideraba a los resistentes de Napalpí, 90 años atrás. “Pseudo
cacique” e “ignorante”, caracterizan los hombres de Insfrán al
qarashe qom Félix Díaz que reclama por la tierra.
El poder pone en su mira. Estereotipa. Acusa. Vapulea. Amenaza.
Odia. Hiere. Mata. Corre a las fronteras de la historia a los
vulnerados mil veces. “Nos duele mucho lo que está pasando. Parece
que estamos hechos para sobrevivir por siempre. No estamos para
vivir”, dijo Félix Díaz a APe. Horas después de esas palabras fue
ratificado como qarashe por su comunidad que votó “no dejar el barco
vacío” porque “siempre tiene que tener la tripulación completa. Si
saltamos, saltamos todos. Cuidemos a Félix, cuidemos nuestra lucha,
porque Félix nunca vendió y entregó nuestra lucha, ésa es nuestra
fortaleza”.
Hacía exactamente una semana, el hijo de Félix Díaz y Amanda
Asijak había sido apaleado junto a un amigo por una patota. No era
la primera vez. No lo era para él pero menos aún para su pueblo.
“La vida humana es una lucha constante. Sólo cuando uno muere,
abandona luchar. Pero la verdad es que ando mal porque no tengo
descanso. No me siento bien por muchas razones. Hay demasiadas
razones económicas. Y uno no sabe cómo salir del tema cuando uno
tiene hambre. No sirve el apoyo a la distancia. No es lo mismo decir
´llevamos a la comunidad tal cosa´ que estar. Estando acá en el
lugar, no es fácil vivir. Hay que estar en el lugar para entender lo
duro y difícil que es. No es fácil ser indígena y hablar como
indígena, porque no es aceptado por el Estado”, decía Félix Díaz en
entrevista con APe.
“Procedan con rigor para los sublevados”, ordenó. Habían
transcurrido 24 años desde el primer día del siglo XX. La voz del
gobernador Fernando Centeno se escuchó y fue obedecida a rajatabla.
La policía chaqueña rodeó con rigor la Reducción Aborigen de
Napalpí, y sostuvo en su mira a niños, mujeres y ancianos tobas y
mocovíes durante 45 minutos interminables de fusiles y sangre, de
masacre y odio. 200 “sublevados” cayeron bajo la bala fácil
destinada a derrotar la semilla de rebeldía que atentaba contra la
explotación terrateniente. 200 “sublevados” que danzaban
interminablemente mientras el plomo los atravesaba.
Cincuenta años antes, la masacre había olido a perfume siniestro
de conquista. El general Manuel Obligado tenía que correr a la
chusma del origen y abrir paso a las grandes compañías forestales.
“Conquista al desierto”, la llamaron. Y la clave era llevar a los
dueños de la tierra a las reducciones, como Napalpí y, sino, a la
muerte. Miles cayeron esa vez para asegurar la explotación de los
quebrachales, exterminados con tanta severidad como los pueblos del
origen.
El quebracho fue aniquilado, como tobas y mocovíes. Y fue el
algodón la nueva excusa para la esclavitud. Resiste, resiste,
resiste, se susurraban los indígenas en voz de lucha. El chamán
mocoví Pedro Maidana lideraba con sus pares la rebelión que terminó
en la masacre de Napalpí. La historia del poder y la muerte repite
sin hartazgos. Calza de estereotipos y dibuja las excusas perfectas
para la muerte. “Bandolero” y “criminal”, le adosaron. “Bandolero” y
“criminal”, le arremetieron con muerte y horror. Sus testículos y
una de sus orejas se exhibieron por largo tiempo en la Comisaría de
Quitilipi. Había que escarmentar.
“Pseudo cacique” e “ignorante”. José Leonardo Gialluca eligió con
precisión cada adjetivo. Los paladeó en su boca. Y los rumió
largamente antes de soltarlos. Sus palabras no son sus palabras sino
el fruto creativo del poder político de su provincia, Formosa, socia
de los gobiernos de turno, que lo avalan y se nutren de él. “No nos
vamos a cansar de repetir que el único culpable de éstas y otras
diferencias y violencia injustificable es el producto del proyecto
de Félix Díaz de querer erigirse en referente de algo, cuando ni
siquiera puede lograr obtener algo positivo o bueno para su
Comunidad Qom, en donde los jóvenes que lo siguen, lamentablemente
no poseen ningún tipo de futuro, ya que es esencial que sean
educados y formados para la vida en familia y también en sociedad”,
escribió luego Gialluca en la página web de la Defensoría del Pueblo
de Formosa. Hablaba del ataque a Abelardo, el hijo del medio de
Félix Díaz, el qarashe de la comunidad Potae Napocna Navogoh, La
Primavera.
“Pseudo cacique” e “ignorante”, catalogó al hombre que en esa
misma semana el Consejo de cinco ancianos, cinco ancianas, cinco
hombres adultos, cinco mujeres adultas, cinco jóvenes hombres, cinco
jóvenes mujeres avaló como su “líder natural”. “Pseudo cacique” e
“ignorante”, repitió y muchos medios formoseños avalaron sin dudar.
Y otros, socios y escribas del poder redujeron hasta la mínima
expresión.
“Nos sentimos inseguros. Pero salir de todo esto no depende de
mí. Depende de la justicia, de las personas que tienen
responsabilidad en esto. Necesitamos que se respeten nuestros
derechos, que se respete al indígena, que se nos considere
argentinos, ciudadanos, seres humanos. Pero lastimosamente no
tenemos esa mirada de parte del gobierno formoseño. Somos indígenas
y no nos consideran seres humanos. Por eso nos hacen sufrir de esta
manera”.
“El indígena –decía Félix Díaz a APe- tiene que ser peronista
para que se le reconozcan los derechos. O ser radical para que se le
considere como ciudadano. Indígena puro no tiene cabida para el
Estado. No es que tenemos problemas con la sociedad ni con la
militancia social. Es con el Estado. Para el Estado no existimos”.
“Acá no hay nada. No hay nada que hacer. Si hubiese voluntad
política se podrían resolver estas cuestiones sociales. Pero es el
Estado el que por abandono de persona, promueve el alcoholismo y la
drogadicción. Dejan que estas cosas pasen para que los jóvenes se
maten. Son estrategias de exterminio. Después salen con esto de que
los jóvenes son borrachos, que se matan entre ellos, que nadie tiene
la culpa, que los padres somos borrachos. Y que todos somos
borrachos y delincuentes. No nos consideran como seres humanos.
Entonces, eso a mí me deja inseguro”, insistió el qarashe qom.
Vosotros empezasteis la violencia, dijisteis: ya no es tuya la
tierra. ¿No es mía? ¿No tiene mi rostro la patata? ¿No es mi título
la espalda desgarrada por la bestia? ¿No es mío el sitio donde me
sedujeron los helechos?, escribió el ecuatoriano Adoum.
La misma historia se reescribe una, diez, cientos de veces. La
misma marca sobre el rostro. El mismo golpe. El idéntico mazazo
sobre los sueños. Una, cien, miles de veces. Como una vieja
cantinela de la historia.
Publicado por Argenpress info en 14:19:00
CRECE LA POBREZA EN HONDURAS
Más de 321 mil hondureños pasaron de clase media a pobres en un
año como resultado de las medidas fiscales implementadas por el
Gobierno, refiere hoy el sitio digital de La Prensa.
Los constantes ajustes a los servicios públicos, los elevados
precios de la canasta básica y del transporte, y las deducciones
obligatorias de ley constituyen actualmente algunas de las cargas
que pesan sobre la clase media de Honduras.
En tal sentido, cada vez cobran mayor fuerza las limitaciones del
mercado laboral, donde muchos profesionales han perdido su empleo,
según la fuente.
Es el caso del joven ingeniero Behirán Pantoja, quien a pesar de
hablar un inglés perfecto y ser graduado en la Universidad de Caimán
Island, ahora realiza trabajos esporádicos como el mantenimiento de
computadoras, "para poder comer", señaló.
Entre 2010 y 2012, el gobierno de Porfirio Lobo impulsó ocho
reformas fiscales, entre ellas la tasa de seguridad y los impuestos
sobre la renta y el consumo con el objetivo de aumentar las
recaudaciones, lo que ha incidido directa e indirectamente en la
familia hondureña.
De acuerdo con el economista Carlos Urbizo, en los últimos cinco
años, el poder adquisitivo de la clase media del país
centroamericano se afectó en 30 por ciento, situación que pudiera
empeorar de aprobarse el pretendido incremento del 12 por ciento a
la canasta básica que se alista en el Congreso Nacional.
Agregó que tal problemática, unida a la inflación y el alza de
los precios de alimentos y servicios básicos como la electricidad,
también inciden de manera negativa en los estilos de vida, lo que ha
llevado a muchas personas a cambiar sus costumbres alimentarias y de
consumo.
En Honduras el ingreso percápita es de dos mil 100 dólares
anuales, lo que resulta extremadamente bajo para alguien que esté en
capacidad de pagar impuestos, precisó el especialista
http://www.argenpress.info/2013/05/crece-la-pobreza-en-honduras.html
VENEZUELA, PARAGUAY Y EL FUTURO DE AMÉRICA LATINA Y EL
CARIBE
Jesús Arboleya Cervera
La pupila insomne
El resultado de dos polémicas elecciones ha vuelto a
incentivar el debate sobre el futuro de América Latina. En Venezuela
triunfó la izquierda, pero el escaso margen obtenido ha motivado que
algunos lo interpreten como el principio del fin de la revolución
bolivariana y, con ello, el fracaso del proceso integracionista
latinoamericano y caribeño. En Paraguay, sin embargo, triunfó la
derecha, legitimando un golpe de Estado que fue repudiado por todos
los países de la región, y paradójicamente el resultado ha sido la
eventual reincorporación de ese país a los organismos de integración
de los que había sido excluido. Ambos casos ilustran la complejidad
de este proceso integracionista y obligan a analizar sus
componentes.
En Venezuela, la integración latinoamericana está relacionada con
las profundas transformaciones que han tenido lugar a partir de la
victoria de Hugo Chávez en 1999. Como ocurre usualmente, su
radicalismo ha estado más condicionado por las fuerzas que ha tenido
que enfrentar, que por el diseño original de sus dirigentes. Lo que
fue un movimiento nacionalista con preocupaciones sociales, que
pretendía transformar una realidad signada por un 28% de miseria
extrema en un país rico en petróleo y otros recursos naturales,
devino revolución socialista porque el imperialismo norteamericano y
la oligarquía venezolana no le dejaron otra alternativa.
Cuando hoy se habla de violencia, delincuencia, corrupción
administrativa e ignorancia política en Venezuela, podemos estar
hablando de problemas que la revolución bolivariana no ha podido
resolver a plenitud, pero en ningún caso han sido un producto del
proceso revolucionario mismo. Al contrario, Venezuela califica como
uno de los países latinoamericanos donde el neocolonialismo mostró
sus peores consecuencias y solo partiendo de ese punto podemos
comprender esta realidad.
La oligarquía venezolana es fruto del saqueo de la riqueza
petrolera, nunca tuvo afanes desarrollistas y la nacionalización del
petróleo solo sirvió para aumentar su cuota de ganancia, en un
esquema de explotación donde los grandes beneficiarios continuaron
siendo las grandes empresas norteamericanas. Fue el precio que tuvo
que pagar Estados Unidos para que garantizaran el control del país,
pero ni eso fueron capaces de hacer. El chorreo de tanta plata llegó
a ciertos sectores de la clase media, cuyo objetivo existencial fue
imitar el American Way of Life. Cuando la evidencia de los cerros
resultaba demasiado bochornosa y molestaba el buen gusto, la opción
de estos sectores era mirar hacia Miami, donde depositaban sus
ahorros, tenían casas o gastaban su dinero en un ambiente más
“civilizado”.
Una característica de la revolución bolivariana es que apenas ha
nacionalizado las propiedades de la oligarquía. En realidad, salvo
las propiedades suntuosas, poco tenía que nacionalizar. La verdad es
que tanto la oligarquía como la clase media venezolana se han
beneficiado económicamente de la revolución bolivariana, pero con el
fin de evitar la descapitalización del país, el gobierno ha regulado
la emigración de este capital y ello contradice los sueños de vida
de estas personas. La oligarquía venezolana no está dispuesta a
invertir en Venezuela, aunque le sobran oportunidades para ello,
simplemente porque eso no se aviene a su naturaleza.
Está claro que cerca de siete millones de venezolanos no son
burgueses ni siquiera clase media, aunque el incremento de esta
clase se ha beneficiado con la disminución de la pobreza, que hoy
apenas alcanza el 7%. Evidentemente muchos pobres también votaron
por la derecha y la razón hay que encontrarla tanto en las
limitaciones y errores del gobierno revolucionario, como en las
secuelas ideológicas y culturales que aún se reproducen en el ámbito
político interno. Otra característica de la revolución bolivariana
es que a pesar de todos sus intentos subversivos, las fuerzas
políticas de la derecha se mantienen casi intactas y actúan de
muchas maneras en la cotidianidad de los venezolanos, especialmente
a través de los medios de comunicación masivos, los cuales en su
mayoría continúan controlando.
Sin embargo, cuando se habla de que “casi” la mitad de los
venezolanos votaron por la derecha, se olvida de que más del 50% lo
hicieron por la revolución socialista, un balance impensable hace
catorce años cuando estas personas apenas votaban y sorprendente en
las condiciones en que ha tenido que desarrollarse este proceso,
máxime cuando la desaparición física de Hugo Chávez ha introducido
otro factor político adverso para las fuerzas revolucionarias.
Antes se decía que sin Chávez no sobreviviría la revolución
bolivariana. Bueno, pues sobrevivió, y en ello radica el gran
triunfo de las pasadas elecciones. Toca ahora a los revolucionarios
venezolanos superarse a sí mismos y continuar avanzando en el
progreso social y la participación popular, para consolidar un poder
que han alcanzado jugando con las reglas de sus enemigos. También
Estados Unidos debiera calcular lo que sería ese país si algún día
triunfa la derecha y pretende revertir las conquistas del pueblo.
Sin duda, Venezuela incorpora una cualidad distintiva al proceso
integracionista de América Latina y el Caribe. El ALBA supone una
visión solidaria y un proyecto político más abarcador que otros
mecanismos de integración regionales, pero tal proyecto no se
contradice con el resto, ni estos están absolutamente divorciados de
esta voluntad, como se comprueba en la actitud asumida frente a
otros intentos golpistas de la derecha y en el propio caso de
Paraguay.
En su momento, la derecha paraguaya impidió la incorporación de
Venezuela al MERCOSUR, pero ahora se le exige que la acepte si
quieren reingresar ellos mismos, lo que sin duda harán
inevitablemente. Ello nos demuestra que los países latinoamericanos
no están en la disyuntiva de escoger entre Estados Unidos y otras
alternativas, sino que la opción norteamericana tiene limitaciones
insuperables, como resultado de los propios problemas que confronta
ese país y el deterioro relativo de la hegemonía estadounidense en
el área. La integración, por tanto, no solo se corresponde con los
intereses populares, sino con los de las burguesías nacionales
latinoamericanas, a no ser que sean tan obtusas como ha demostrado
ser la venezolana.
América Latina y el Caribe saben que en Venezuela se debate su
propia causa y ello explica el apoyo unánime recibido por Nicolás
Maduro, dejando una vez más a Estados Unidos totalmente aislado en
la región. Tal apoyo incorpora un factor de legitimidad y
colaboración que fortalece al proceso revolucionario venezolano y
coloca al gobierno norteamericano, una vez más, ante la evidencia de
que transformar su política hacia América Latina y distanciarse de
la anacrónica oligarquía latinoamericana se aviene a sus propios
intereses, tal y como predijo John F. Kennedy hace más de medio
siglo. De lo contrario, hasta ganando pierden.
Blog del autor: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2013/05/15/venezuela-paraguay-y-el-futuro-de-america-latina-y-el-caribe/
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