Fw: [ATTAC] INFORMATIVO 708 - Azúcar para extraer oro



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Sent: Wednesday, May 22, 2013 9:14 AM
Subject: [ATTAC] INFORMATIVO 708 - Azúcar para extraer oro

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INFO 708 20 de mayo de 2013
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Latinoamérica

ARGENTINA. FELIX DIAZ: EL DESPOJO DE LA TIERRA Y LA ESPERANZA. “Bandolero” y “criminal”, catalogaron al chamán mocoví que lideraba a los resistentes de Napalpí, 90 años atrás. “Pseudo cacique” e “ignorante”, caracterizan los hombres de Insfrán al qarashe qom Félix Díaz que reclama por la tierra

CRECE LA POBREZA EN HONDURAS . Más de 321 mil hondureños pasaron de clase media a pobres en un año como resultado de las medidas fiscales implementadas por el Gobierno, refiere hoy el sitio digital de La Prensa.

VENEZUELA, PARAGUAY Y EL FUTURO DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. América Latina y el Caribe saben que en Venezuela se debate su propia causa y ello explica el apoyo unánime recibido por Nicolás Maduro, dejando una vez más a Estados Unidos totalmente aislado en la región. Tal apoyo incorpora un factor de legitimidad y colaboración que fortalece al proceso revolucionario venezolano y coloca al gobierno norteamericano, una vez más, ante la evidencia de que transformar su política hacia América Latina y distanciarse de la anacrónica oligarquía latinoamericana se aviene a sus propios intereses, tal y como predijo John F. Kennedy hace más de medio siglo.

 

Latinoamérica

ARGENTINA. FELIX DIAZ: EL DESPOJO DE LA TIERRA Y LA ESPERANZA

Claudia Rafael 10

“Bandolero” y “criminal”, catalogaron al chamán mocoví que lideraba a los resistentes de Napalpí, 90 años atrás. “Pseudo cacique” e “ignorante”, caracterizan los hombres de Insfrán al qarashe qom Félix Díaz que reclama por la tierra.

El poder pone en su mira. Estereotipa. Acusa. Vapulea. Amenaza. Odia. Hiere. Mata. Corre a las fronteras de la historia a los vulnerados mil veces. “Nos duele mucho lo que está pasando. Parece que estamos hechos para sobrevivir por siempre. No estamos para vivir”, dijo Félix Díaz a APe. Horas después de esas palabras fue ratificado como qarashe por su comunidad que votó “no dejar el barco vacío” porque “siempre tiene que tener la tripulación completa. Si saltamos, saltamos todos. Cuidemos a Félix, cuidemos nuestra lucha, porque Félix nunca vendió y entregó nuestra lucha, ésa es nuestra fortaleza”.

Hacía exactamente una semana, el hijo de Félix Díaz y Amanda Asijak había sido apaleado junto a un amigo por una patota. No era la primera vez. No lo era para él pero menos aún para su pueblo.

“La vida humana es una lucha constante. Sólo cuando uno muere, abandona luchar. Pero la verdad es que ando mal porque no tengo descanso. No me siento bien por muchas razones. Hay demasiadas razones económicas. Y uno no sabe cómo salir del tema cuando uno tiene hambre. No sirve el apoyo a la distancia. No es lo mismo decir ´llevamos a la comunidad tal cosa´ que estar. Estando acá en el lugar, no es fácil vivir. Hay que estar en el lugar para entender lo duro y difícil que es. No es fácil ser indígena y hablar como indígena, porque no es aceptado por el Estado”, decía Félix Díaz en entrevista con APe.

“Procedan con rigor para los sublevados”, ordenó. Habían transcurrido 24 años desde el primer día del siglo XX. La voz del gobernador Fernando Centeno se escuchó y fue obedecida a rajatabla. La policía chaqueña rodeó con rigor la Reducción Aborigen de Napalpí, y sostuvo en su mira a niños, mujeres y ancianos tobas y mocovíes durante 45 minutos interminables de fusiles y sangre, de masacre y odio. 200 “sublevados” cayeron bajo la bala fácil destinada a derrotar la semilla de rebeldía que atentaba contra la explotación terrateniente. 200 “sublevados” que danzaban interminablemente mientras el plomo los atravesaba.

Cincuenta años antes, la masacre había olido a perfume siniestro de conquista. El general Manuel Obligado tenía que correr a la chusma del origen y abrir paso a las grandes compañías forestales. “Conquista al desierto”, la llamaron. Y la clave era llevar a los dueños de la tierra a las reducciones, como Napalpí y, sino, a la muerte. Miles cayeron esa vez para asegurar la explotación de los quebrachales, exterminados con tanta severidad como los pueblos del origen.

El quebracho fue aniquilado, como tobas y mocovíes. Y fue el algodón la nueva excusa para la esclavitud. Resiste, resiste, resiste, se susurraban los indígenas en voz de lucha. El chamán mocoví Pedro Maidana lideraba con sus pares la rebelión que terminó en la masacre de Napalpí. La historia del poder y la muerte repite sin hartazgos. Calza de estereotipos y dibuja las excusas perfectas para la muerte. “Bandolero” y “criminal”, le adosaron. “Bandolero” y “criminal”, le arremetieron con muerte y horror. Sus testículos y una de sus orejas se exhibieron por largo tiempo en la Comisaría de Quitilipi. Había que escarmentar.

“Pseudo cacique” e “ignorante”. José Leonardo Gialluca eligió con precisión cada adjetivo. Los paladeó en su boca. Y los rumió largamente antes de soltarlos. Sus palabras no son sus palabras sino el fruto creativo del poder político de su provincia, Formosa, socia de los gobiernos de turno, que lo avalan y se nutren de él. “No nos vamos a cansar de repetir que el único culpable de éstas y otras diferencias y violencia injustificable es el producto del proyecto de Félix Díaz de querer erigirse en referente de algo, cuando ni siquiera puede lograr obtener algo positivo o bueno para su Comunidad Qom, en donde los jóvenes que lo siguen, lamentablemente no poseen ningún tipo de futuro, ya que es esencial que sean educados y formados para la vida en familia y también en sociedad”, escribió luego Gialluca en la página web de la Defensoría del Pueblo de Formosa. Hablaba del ataque a Abelardo, el hijo del medio de Félix Díaz, el qarashe de la comunidad Potae Napocna Navogoh, La Primavera.

“Pseudo cacique” e “ignorante”, catalogó al hombre que en esa misma semana el Consejo de cinco ancianos, cinco ancianas, cinco hombres adultos, cinco mujeres adultas, cinco jóvenes hombres, cinco jóvenes mujeres avaló como su “líder natural”. “Pseudo cacique” e “ignorante”, repitió y muchos medios formoseños avalaron sin dudar. Y otros, socios y escribas del poder redujeron hasta la mínima expresión.

“Nos sentimos inseguros. Pero salir de todo esto no depende de mí. Depende de la justicia, de las personas que tienen responsabilidad en esto. Necesitamos que se respeten nuestros derechos, que se respete al indígena, que se nos considere argentinos, ciudadanos, seres humanos. Pero lastimosamente no tenemos esa mirada de parte del gobierno formoseño. Somos indígenas y no nos consideran seres humanos. Por eso nos hacen sufrir de esta manera”.

“El indígena –decía Félix Díaz a APe- tiene que ser peronista para que se le reconozcan los derechos. O ser radical para que se le considere como ciudadano. Indígena puro no tiene cabida para el Estado. No es que tenemos problemas con la sociedad ni con la militancia social. Es con el Estado. Para el Estado no existimos”.

“Acá no hay nada. No hay nada que hacer. Si hubiese voluntad política se podrían resolver estas cuestiones sociales. Pero es el Estado el que por abandono de persona, promueve el alcoholismo y la drogadicción. Dejan que estas cosas pasen para que los jóvenes se maten. Son estrategias de exterminio. Después salen con esto de que los jóvenes son borrachos, que se matan entre ellos, que nadie tiene la culpa, que los padres somos borrachos. Y que todos somos borrachos y delincuentes. No nos consideran como seres humanos. Entonces, eso a mí me deja inseguro”, insistió el qarashe qom.

Vosotros empezasteis la violencia, dijisteis: ya no es tuya la tierra. ¿No es mía? ¿No tiene mi rostro la patata? ¿No es mi título la espalda desgarrada por la bestia? ¿No es mío el sitio donde me sedujeron los helechos?, escribió el ecuatoriano Adoum.

La misma historia se reescribe una, diez, cientos de veces. La misma marca sobre el rostro. El mismo golpe. El idéntico mazazo sobre los sueños. Una, cien, miles de veces. Como una vieja cantinela de la historia.

Publicado por Argenpress info en 14:19:00

CRECE LA POBREZA EN HONDURAS

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Más de 321 mil hondureños pasaron de clase media a pobres en un año como resultado de las medidas fiscales implementadas por el Gobierno, refiere hoy el sitio digital de La Prensa.

Los constantes ajustes a los servicios públicos, los elevados precios de la canasta básica y del transporte, y las deducciones obligatorias de ley constituyen actualmente algunas de las cargas que pesan sobre la clase media de Honduras.

En tal sentido, cada vez cobran mayor fuerza las limitaciones del mercado laboral, donde muchos profesionales han perdido su empleo, según la fuente.

Es el caso del joven ingeniero Behirán Pantoja, quien a pesar de hablar un inglés perfecto y ser graduado en la Universidad de Caimán Island, ahora realiza trabajos esporádicos como el mantenimiento de computadoras, "para poder comer", señaló.

Entre 2010 y 2012, el gobierno de Porfirio Lobo impulsó ocho reformas fiscales, entre ellas la tasa de seguridad y los impuestos sobre la renta y el consumo con el objetivo de aumentar las recaudaciones, lo que ha incidido directa e indirectamente en la familia hondureña.

De acuerdo con el economista Carlos Urbizo, en los últimos cinco años, el poder adquisitivo de la clase media del país centroamericano se afectó en 30 por ciento, situación que pudiera empeorar de aprobarse el pretendido incremento del 12 por ciento a la canasta básica que se alista en el Congreso Nacional.

Agregó que tal problemática, unida a la inflación y el alza de los precios de alimentos y servicios básicos como la electricidad, también inciden de manera negativa en los estilos de vida, lo que ha llevado a muchas personas a cambiar sus costumbres alimentarias y de consumo.

En Honduras el ingreso percápita es de dos mil 100 dólares anuales, lo que resulta extremadamente bajo para alguien que esté en capacidad de pagar impuestos, precisó el especialista

http://www.argenpress.info/2013/05/crece-la-pobreza-en-honduras.html

VENEZUELA, PARAGUAY Y EL FUTURO DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Jesús Arboleya Cervera

La pupila insomne

14El resultado de dos polémicas elecciones ha vuelto a incentivar el debate sobre el futuro de América Latina. En Venezuela triunfó la izquierda, pero el escaso margen obtenido ha motivado que algunos lo interpreten como el principio del fin de la revolución bolivariana y, con ello, el fracaso del proceso integracionista latinoamericano y caribeño. En Paraguay, sin embargo, triunfó la derecha, legitimando un golpe de Estado que fue repudiado por todos los países de la región, y paradójicamente el resultado ha sido la eventual reincorporación de ese país a los organismos de integración de los que había sido excluido. Ambos casos ilustran la complejidad de este proceso integracionista y obligan a analizar sus componentes.

En Venezuela, la integración latinoamericana está relacionada con las profundas transformaciones que han tenido lugar a partir de la victoria de Hugo Chávez en 1999. Como ocurre usualmente, su radicalismo ha estado más condicionado por las fuerzas que ha tenido que enfrentar, que por el diseño original de sus dirigentes. Lo que fue un movimiento nacionalista con preocupaciones sociales, que pretendía transformar una realidad signada por un 28% de miseria extrema en un país rico en petróleo y otros recursos naturales, devino revolución socialista porque el imperialismo norteamericano y la oligarquía venezolana no le dejaron otra alternativa.

Cuando hoy se habla de violencia, delincuencia, corrupción administrativa e ignorancia política en Venezuela, podemos estar hablando de problemas que la revolución bolivariana no ha podido resolver a plenitud, pero en ningún caso han sido un producto del proceso revolucionario mismo. Al contrario, Venezuela califica como uno de los países latinoamericanos donde el neocolonialismo mostró sus peores consecuencias y solo partiendo de ese punto podemos comprender esta realidad.

La oligarquía venezolana es fruto del saqueo de la riqueza petrolera, nunca tuvo afanes desarrollistas y la nacionalización del petróleo solo sirvió para aumentar su cuota de ganancia, en un esquema de explotación donde los grandes beneficiarios continuaron siendo las grandes empresas norteamericanas. Fue el precio que tuvo que pagar Estados Unidos para que garantizaran el control del país, pero ni eso fueron capaces de hacer. El chorreo de tanta plata llegó a ciertos sectores de la clase media, cuyo objetivo existencial fue imitar el American Way of Life. Cuando la evidencia de los cerros resultaba demasiado bochornosa y molestaba el buen gusto, la opción de estos sectores era mirar hacia Miami, donde depositaban sus ahorros, tenían casas o gastaban su dinero en un ambiente más “civilizado”.

Una característica de la revolución bolivariana es que apenas ha nacionalizado las propiedades de la oligarquía. En realidad, salvo las propiedades suntuosas, poco tenía que nacionalizar. La verdad es que tanto la oligarquía como la clase media venezolana se han beneficiado económicamente de la revolución bolivariana, pero con el fin de evitar la descapitalización del país, el gobierno ha regulado la emigración de este capital y ello contradice los sueños de vida de estas personas. La oligarquía venezolana no está dispuesta a invertir en Venezuela, aunque le sobran oportunidades para ello, simplemente porque eso no se aviene a su naturaleza.

Está claro que cerca de siete millones de venezolanos no son burgueses ni siquiera clase media, aunque el incremento de esta clase se ha beneficiado con la disminución de la pobreza, que hoy apenas alcanza el 7%. Evidentemente muchos pobres también votaron por la derecha y la razón hay que encontrarla tanto en las limitaciones y errores del gobierno revolucionario, como en las secuelas ideológicas y culturales que aún se reproducen en el ámbito político interno. Otra característica de la revolución bolivariana es que a pesar de todos sus intentos subversivos, las fuerzas políticas de la derecha se mantienen casi intactas y actúan de muchas maneras en la cotidianidad de los venezolanos, especialmente a través de los medios de comunicación masivos, los cuales en su mayoría continúan controlando.

Sin embargo, cuando se habla de que “casi” la mitad de los venezolanos votaron por la derecha, se olvida de que más del 50% lo hicieron por la revolución socialista, un balance impensable hace catorce años cuando estas personas apenas votaban y sorprendente en las condiciones en que ha tenido que desarrollarse este proceso, máxime cuando la desaparición física de Hugo Chávez ha introducido otro factor político adverso para las fuerzas revolucionarias.

Antes se decía que sin Chávez no sobreviviría la revolución bolivariana. Bueno, pues sobrevivió, y en ello radica el gran triunfo de las pasadas elecciones. Toca ahora a los revolucionarios venezolanos superarse a sí mismos y continuar avanzando en el progreso social y la participación popular, para consolidar un poder que han alcanzado jugando con las reglas de sus enemigos. También Estados Unidos debiera calcular lo que sería ese país si algún día triunfa la derecha y pretende revertir las conquistas del pueblo.

Sin duda, Venezuela incorpora una cualidad distintiva al proceso integracionista de América Latina y el Caribe. El ALBA supone una visión solidaria y un proyecto político más abarcador que otros mecanismos de integración regionales, pero tal proyecto no se contradice con el resto, ni estos están absolutamente divorciados de esta voluntad, como se comprueba en la actitud asumida frente a otros intentos golpistas de la derecha y en el propio caso de Paraguay.

En su momento, la derecha paraguaya impidió la incorporación de Venezuela al MERCOSUR, pero ahora se le exige que la acepte si quieren reingresar ellos mismos, lo que sin duda harán inevitablemente. Ello nos demuestra que los países latinoamericanos no están en la disyuntiva de escoger entre Estados Unidos y otras alternativas, sino que la opción norteamericana tiene limitaciones insuperables, como resultado de los propios problemas que confronta ese país y el deterioro relativo de la hegemonía estadounidense en el área. La integración, por tanto, no solo se corresponde con los intereses populares, sino con los de las burguesías nacionales latinoamericanas, a no ser que sean tan obtusas como ha demostrado ser la venezolana.

América Latina y el Caribe saben que en Venezuela se debate su propia causa y ello explica el apoyo unánime recibido por Nicolás Maduro, dejando una vez más a Estados Unidos totalmente aislado en la región. Tal apoyo incorpora un factor de legitimidad y colaboración que fortalece al proceso revolucionario venezolano y coloca al gobierno norteamericano, una vez más, ante la evidencia de que transformar su política hacia América Latina y distanciarse de la anacrónica oligarquía latinoamericana se aviene a sus propios intereses, tal y como predijo John F. Kennedy hace más de medio siglo. De lo contrario, hasta ganando pierden.

Blog del autor: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2013/05/15/venezuela-paraguay-y-el-futuro-de-america-latina-y-el-caribe/


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