La crisis de Paraguay ha dado esta noche un giro inesperado. El destituido presidente Fernando Lugoha manifestado que no acata la decisión tomada el viernes por el Senado, llama a sus partidarios a manifestarse y convoca a sus antiguos ministros a formar un gabinete paralelo al gobierno de su sucesor, Federico Franco. Poco después elMercosur ha anunciado que suspende a Paraguay de su participación en la cumbre prevista esta semana en la ciudad argentina de Mendoza.
“No es un gobierno legítimo”, dijo Lugo sobre el gabinete constituido por Franco, desdiciéndose del acatamiento a su destitución, expresado el viernes en un mensaje a la nación pocos minutos después de la votación parlamentaria. Ayer explicó que ese día acató la decisión para “evitar un derramamiento de sangre”. El exobispo añadió que “se ha interrumpido el proceso democrático” y llamó a sus seguidores a salir a las calles pacíficamente “para que retorne el orden constitucional interrumpido”. Para Lugo su destitución fue “sin duda un golpe de Estado, un golpe parlamentario, un golpe a la ciudadanía y a la democracia”.
Lugo pretende crear un “gabinete por la restauración democrática”, según uno de sus portavoces, y convocó hoy lunes a sus ministros destituidos -excepto a los liberales, correligionarios de Franco- a una reunión en un local del centro de Asunción, que tendrá lugar dos horas antes de que los nuevos miembros del gobierno “oficial” juren sus cargos en el palacio presidencial.
Además, Lugo anunció que viajará a la cumbre de Mendoza, como un presidente en ejercicio más, justo antes de que el Mercosur emitiera un comunicado suspendiendo “de forma inmediata” a Paraguay del “derecho a participar” en esa reunión. El bloque regional expresa “su más enérgica condena a la ruptura del orden democrático acaecido en la República del Paraguay, por no haberse respetado el debido proceso”, reza la nota. El Mercosur está formado por Argentina, Brasil y Uruguay como estados miembros -además de Paraguay- y por el resto de países sudamericanos -que también suscriben el comunicado-, como asociados. El texto amenaza con sanciones al gobierno de Franco pues indica que en la reunión de jefes de Estado del viernes se considerarán “ulteriores medidas a ser adoptadas”.
La decisión de aislar a Franco supone que el Mercosur equipara implícitamente la destitución de Lugo a un “golpe de Estado”, término empleado por los mandatarios del continente más beligerantes con lo ocurrido en Paraguay. Argentina y Venezuela retiraron ayer a sus embajadores de Asunción, mientras que Brasil, Uruguay y Chile llamaron a consultas a los suyos, y otros países evaluaban decisiones similares. Además, el venezolano Hugo Chávez anunció que ha decidido interrumpir el suministro de petróleo a Paraguay.
Por su parte, Franco negó en una entrevista publicada el domingo por el diario argentino Clarín que se haya tratado de un golpe y calificó el relevo como “un cambio de guardia en forma absolutamente normal, constitucional, ajustada a las leyes”. El nuevo presidente abogaba incluso -antes de conocer el giro que daría Lugo- por pedirle ayuda para obtener el reconocimiento internacional. “Mi primer objetivo es intentar conversar con el presidente (sic) Lugo y pedirle que nos ayude a rever esta situación”, decía Franco, que descartaba asistir a la cumbre del Mercosur. El nuevo ministro de Exteriores paraguayo, José Fernández, había anunciado ayer su intención de viajar a Mendoza, aunque ya no podrá hacerlo tras la decisión del bloque regional.
Además, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, emitió el sábado un comunicado donde califica de “juicio sumario” el impeachment contra Lugo y añade que “aunque formalmente apegado a la ley, no parece cumplir con todos los preceptos legales del derecho a la legítima defensa”.
La Cláusula Democrática del Mercosur prevé que los estados miembros puedan adoptar medidas contra uno de sus socios “en caso de ruptura del orden democrático en alguno de ellos”.
El ex obispo acató el viernes la destitución pero a las pocas horas dejó claro que no piensa tirar la toalla. La madrugada del domingo se sumó a una manifestación de sus partidarios frente a la sede de la televisión pública para pedir que se respete la libertad de prensa.