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Sent: Wednesday, January 27, 2010 12:35 PM
Subject: [ATTAC] INFORMATIVO 535 - LA MALDICIÓN BLANCA
Latinoamérica
HAITÍ: LA
MALDICIÓN BLANCA El primer día del
año 2004, la libertad cumplió dos siglos de vida en el mundo. Nadie se enteró, o
casi nadie. Pocos días después, el país del cumpleaños, Haití, pasó a ocupar
algún espacio en los medios de comunicación; pero no por el aniversario de la
libertad universal, sino porque se desató allí un baño de sangre que acabó
volteando al presidente Aristide
HAITÍ: ¿DONACIONES PARA PAGAR UNA
DEUDA ODIOSA? Los nos recuerdan precipitadamente que es uno de los países
más pobres del planeta pero sin explicar las causas de esa
pobreza.
HAITÍ: ¿HACIA UNA NUEVA OCUPACIÓN USAMERICANA? El envío
de 10 mil "marines" a Haití, la toma de control por los EEUU de todos los puntos
estratégicos, comenzando por el aeropuerto de Puerto Príncipe, el rechazo del
aterrizaje de un avión francés con el pretexto de saturación. Todo parece
anunciar una toma de control de Washington sobre Haití
SORPRENDENTE
AYUDA MÉDICA CUBANA, RECONOCE CNN En sus informes para la CNN en inglés, el
corresponsal Steve Kastenbaum reconoció el trabajo del hospital organizado por
los cubanos, "que ofrece atención médica de calidad para las víctimas del
terremoto de Haití".
A 10 AÑOS, EL FORO SOCIAL MUNDIAL CONTINÚA EN
MOVIMIENTO... Porto Alegre, más que festejo un balance
imprescindible.
EL FILOSOFO DE LA SIERRA NEVADA.
En octubre el Día de la Raza americana surge en
toda su dimensión el Mamo Kuncha, el máximo jefe espiritual de la Sierra Nevada
de Santa Marta. No es el indígena derrotado ni resentido, sino el líder
victorioso que propone desde sus montañas toda una filosofía de vida, que ha
expuesto de Bogotá a Washington y Suiza ante empresarios y banqueros y
estrategas y políticos.
Leer en:http://attac-info.blogspot.com
Latinoamérica
HAITÍ: LA MALDICIÓN
BLANCA
Eduardo Galeano
El primer día de
este año [2004], la libertad cumplió dos siglos de vida en el mundo. Nadie se
enteró, o casi nadie. Pocos días después, el país del cumpleaños, Haití, pasó a
ocupar algún espacio en los medios de comunicación; pero no por el aniversario
de la libertad universal, sino porque se desató allí un baño de sangre que acabó
volteando al presidente Aristide.
Haití fue el primer país donde se
abolió la esclavitud. Sin embargo, las enciclopedias más difundidas y casi todos
los textos de educación atribuyen a Inglaterra ese histórico honor. Es verdad
que un buen día cambió de opinión el imperio que había sido campeón mundial del
tráfico negrero; pero la abolición británica ocurrió en 1807, tres años después
de la revolución haitiana, y resultó tan poco convincente que en 1832 Inglaterra
tuvo que volver a prohibir la esclavitud.
Nada tiene de nuevo el ninguneo
de Haití. Desde hace dos siglos, sufre desprecio y castigo. Thomas Jefferson,
prócer de la libertad y propietario de esclavos, advertía que de Haití provenía
el mal ejemplo; y decía que había que "confinar la peste en esa isla". Su país
lo escuchó. Los Estados Unidos demoraron sesenta años en otorgar reconocimiento
diplomático a la más libre de las naciones. Mientras tanto, en Brasil, se
llamaba haitianismo al desorden y a la violencia. Los dueños de los brazos
negros se salvaron del haitianismo hasta 1888. Ese año, el Brasil abolió la
esclavitud. Fue el último país en el mundo.
Haití ha vuelto a ser un país
invisible, hasta la próxima carnicería. Mientras estuvo en las pantallas y en
las páginas, a principios de este año, los medios trasmitieron confusión y
violencia y confirmaron que los haitianos han nacido para hacer bien el mal y
para hacer mal el bien.
Desde la revolución para acá, Haití sólo ha sido
capaz de ofrecer tragedias. Era una colonia próspera y feliz y ahora es la
nación más pobre del hemisferio occidental. Las revoluciones, concluyeron
algunos especialistas, conducen al abismo. Y algunos dijeron, y otros
sugirieron, que la tendencia haitiana al fratricidio proviene de la salvaje
herencia que viene del Africa. El mandato de los ancestros. La maldición negra,
que empuja al crimen y al caos.
De la maldición blanca, no se
habló.
La Revolución Francesa había eliminado la esclavitud, pero
Napoleón la había resucitado:
–¿Cuál ha sido el régimen más próspero para
las colonias?
–El anterior.
–Pues, que se restablezca.
Y,
para reimplantar la esclavitud en Haití, envió más de cincuenta naves llenas de
soldados.
Los negros alzados vencieron a Francia y conquistaron la
independencia nacional y la liberación de los esclavos. En 1804, heredaron una
tierra arrasada por las devastadoras plantaciones de caña de azúcar y un país
quemado por la guerra feroz. Y heredaron "la deuda francesa". Francia cobró cara
la humillación infligida a Napoleón Bonaparte. A poco de nacer, Haití tuvo que
comprometerse a pagar una indemnización gigantesca, por el daño que había hecho
liberándose. Esa expiación del pecado de la libertad le costó 150 millones de
francos oro. El nuevo país nació estrangulado por esa soga atada al pescuezo:
una fortuna que actualmente equivaldría a 21,700 millones de dólares o a 44
presupuestos totales del Haití de nuestros días. Mucho más de un siglo llevó el
pago de la deuda, que los intereses de usura iban multiplicando. En 1938 se
cumplió, por fin, la redención final. Para entonces, ya Haití pertenecía a los
bancos de los Estados Unidos.
A cambio de ese dineral, Francia reconoció
oficialmente a la nueva nación. Ningún otro país la reconoció. Haití había
nacido condenada a la soledad.
Tampoco Simón Bolívar la reconoció, aunque
le debía todo. Barcos, armas y soldados le había dado Haití en 1816, cuando
Bolívar llegó a la isla, derrotado, y pidió amparo y ayuda. Todo le dio Haití,
con la sola condición de que liberara a los esclavos, una idea que hasta
entonces no se le había ocurrido. Después, el prócer triunfó en su guerra de
independencia y expresó su gratitud enviando a Port-au-Prince una espada de
regalo. De reconocimiento, ni hablar.
En realidad, las colonias españolas
que habían pasado a ser países independientes seguían teniendo esclavos, aunque
algunas tuvieran, además, leyes que lo prohibían. Bolívar dictó la suya en 1821,
pero la realidad no se dio por enterada. Treinta años después, en 1851, Colombia
abolió la esclavitud; y Venezuela en 1854.
En 1915, los marines
desembarcaron en Haití. Se quedaron diecinueve años. Lo primero que hicieron fue
ocupar la aduana y la oficina de recaudación de impuestos. El ejército de
ocupación retuvo el salario del presidente haitiano hasta que se resignó a
firmar la liquidación del Banco de la Nación, que se convirtió en sucursal del
Citibank de Nueva York. El presidente y todos los demás negros tenían la entrada
prohibida en los hoteles, restoranes y clubes exclusivos del poder extranjero.
Los ocupantes no se atrevieron a restablecer la esclavitud, pero impusieron el
trabajo forzado para las obras públicas. Y mataron mucho. No fue fácil apagar
los fuegos de la resistencia. El jefe guerrillero, Charlemagne Péralte, clavado
en cruz contra una puerta, fue exhibido, para escarmiento, en la plaza
pública.
La misión civilizadora concluyó en 1934. Los ocupantes se
retiraron dejando en su lugar una Guardia Nacional, fabricada por ellos, para
exterminar cualquier posible asomo de democracia. Lo mismo hicieron en Nicaragua
y en la República Dominicana. Algún tiempo después, Duvalier fue el equivalente
haitiano de Somoza y de Trujillo.
Y así, de dictadura en dictadura, de
promesa en traición, se fueron sumando las desventuras y los años.Aristide, el
cura rebelde, llegó a la presidencia en 1991. Duró pocos meses. El gobierno de
los Estados Unidos ayudó a derribarlo, se lo llevó, lo sometió a tratamiento y
una vez reciclado lo devolvió, en brazos de los marines, a la presidencia. Y
otra vez ayudó a derribarlo, en este año 2004, y otra vez hubo matanza. Y otra
vez volvieron los marines, que siempre regresan, como la gripe.
Pero los
expertos internacionales son mucho más devastadores que las tropas invasoras.
País sumiso a las órdenes del Banco Mundial y del Fondo Monetario, Haití había
obedecido sus instrucciones sin chistar. Le pagaron negándole el pan y la sal.
Le congelaron los créditos, a pesar de que había desmantelado el Estado y había
liquidado todos los aranceles y subsidios que protegían la producción nacional.
Los campesinos cultivadores de arroz, que eran la mayoría, se convirtieron en
mendigos o balseros. Muchos han ido y siguen yendo a parar a las profundidades
del mar Caribe, pero esos náufragos no son cubanos y raras veces aparecen en los
diarios.
Ahora Haití importa todo su arroz desde los Estados Unidos,
donde los expertos internacionales, que son gente bastante distraída, se han
olvidado de prohibir los aranceles y subsidios que protegen la producción
nacional. En la frontera donde termina la República Dominicana y empieza Haití,
hay un gran cartel que advierte: El mal paso. Al otro lado, está el infierno
negro. Sangre y hambre, miseria, pestes.
En ese infierno tan temido,
todos son escultores. Los haitianos tienen la costumbre de recoger latas y
fierros viejos y con antigua maestría, recortando y martillando, sus manos crean
maravillas que se ofrecen en los mercados populares.
Haití es un país
arrojado al basural, por eterno castigo de su dignidad. Allí yace, como si fuera
chatarra. Espera las manos de su gente.
HAITÍ: ¿DONACIONES PARA PAGAR
UNA DEUDA ODIOSA?
Eric Toussaint* - Sophie Perchellet**
Una de
las mayores operaciones de ayuda de la historia podría resultar muy similar a la
realizada después del tsunami de 2004, salvo que el modelo de reconstrucción
adoptado sea radicalmente diferente. Haití ha quedado en parte destruido a
consecuencia de un violento terremoto de magnitud 7. Todo el mundo gimotea y los
medios de comunicación, ofreciéndonos imágenes apocalípticas, repiten los
anuncios de ayuda financiera que los generosos Estados aportarán. Escuchamos que
hay que reconstruir Haití, ese país abatido por la pobreza y «el infortunio».
Los comentarios no van más allá del terrible cataclismo. Nos recuerdan
precipitadamente que es uno de los países más pobres del planeta pero sin
explicar las causas de esa pobreza. Nos dejan creer que esa pobreza se abatió
sobre Haití porque sí, que es un hecho irremediable: «Es la desgracia que los
golpea.»
Es indiscutible que esta nueva catástrofe natural ha causado
daños materiales y humanos tan enormes como imprevistos. Una ayuda de urgencia
es por lo tanto necesaria y todo el mundo está de acuerdo en eso. Sin embargo,
la pobreza y la miseria de Haití no provienen de ese terrible temblor de tierra.
Es necesario reconstruir el país porque éste ya había sido despojado de los
medios para construirse. Haití no es un país libre, ni siquiera soberano.
Durante los últimos años, la política interior es realizada por un gobierno que
está constantemente bajo la presión de las órdenes que llegan del exterior y de
las maniobras de los grupos de poder locales.
Haití ha sido
tradicionalmente denigrado y a menudo descrito como un país violento, pobre y
represivo en el mejor de los casos. Casi no hay comentarios que nos recuerden la
independencia conquistada en 1804 tras una cruenta lucha contra las tropas
francesas de Napoleón. En vez de subrayar la gestión humanitaria y el combate
por los Derechos Humanos, serán el salvajismo y la violencia las características
asignadas a los haitianos. Eduardo Galeano habla de la «maldición blanca»: «En
la frontera donde termina la República Dominicana y empieza Haití, hay un gran
cartel que advierte: El mal paso. Al otro lado está el infierno negro. Sangre y
hambre, miseria, pestes» [2]
Es indispensable recordar la lucha de
emancipación llevada a cabo por el pueblo haitiano, porque en represalia a esa
doble revolución, a la vez antiesclavista y anticolonial, el país heredó «el
rescate francés de la independencia», correspondiente a 150 millones de francos
oro (o sea, el presupuesto anual de Francia en esa época). En 1825, Francia
decidió que «los habitantes actuales de la parte francesa de Santo Domingo
pagaran a la caja federal de depósitos y consignas de Francia, en cinco plazos
iguales, año a año, el primero expirando el 31 de diciembre de 1825, la suma de
ciento cincuenta millones de francos, destinada a indemnizar a los antiguos
colonos que reclamaron una indemnización» [3]. Esto equivaldría a cerca de
21.000 millones de dólares actuales. Desde el comienzo, Haití tiene que pagar un
alto precio, la deuda sería el instrumento neocolonial para facilitar el acceso
a los múltiples recursos naturales de este país.
El pago de este rescate
fue por lo tanto un elemento fundador del Estado haitiano. En términos
jurídicos, esto significa que fue contraído por un régimen despótico y utilizado
contra el interés de la población. Francia y después Estados Unidos, cuya zona
de influencia se va ampliando en Haití desde 1915, son totalmente responsables.
Mientras que habría sido posible enfrentarse a las dolorosas responsabilidades
del pasado en 2004, la comisión Régis Debray [4] prefirió descartar la idea de
una restitución de esta suma, con el pretexto de que no tenía «fundamento
jurídico» y que eso podría abrir la «caja de Pandora». Las demandas del gobierno
haitiano vigente fueron rechazadas por Francia: no ha lugar a reparaciones.
Francia no reconoció tampoco su papel en el ignominioso regalo que hizo al
dictador «Baby Doc» Duvalier en su exilio, ofreciéndole el estatuto de refugiado
político y la inmunidad.
El reino de los Duvalier comenzó con la ayuda de
Estados Unidos en 1957 y duró hasta 1986, fecha en que el hijo, «Baby Doc», fue
derrocado por una rebelión popular. La violenta dictadura, ampliamente
respaldada por los países occidentales, reinó durante cerca de 30 años. Estuvo
marcada por un crecimiento exponencial de la deuda. Entre 1957 y 1986, la deuda
externa se multiplicó por 17,5. En el momento de la fuga de Duvalier,
representaba 750 millones de dólares. Posteriormente aumentó, con los intereses
y penalidades ,a más de 1.884 millones de dólares [5]. Esta deuda, lejos de
servir a la población, que siguió empobreciéndose, estaba destinada a enriquecer
al régimen. Por lo tanto es una deuda odiosa. Una investigación reciente
demostró que la fortuna personal de la familia Duvalier (bien resguardada en
cuentas de bancos occidentales) representaba unos 900 millones de dólares, o
sea, una suma mayor que la deuda total del país en el momento de la fuga de
«Baby Doc». Existe un proceso en curso ante la justicia suiza para la
restitución al Estado haitiano de haberes y bienes mal adquiridos durante la
dictadura de los Duvalier. Esos haberes están por el momento congelados por el
banco suizo UBS, que impone unas condiciones intolerables en cuanto a la
restitución de esos fondos [6]. Jean Baptiste Aristide, inicialmente elegido con
un gran entusiasmo popular, fue posteriormente acusado de corrupcion y depuesto.
A costa de convertirse en una marioneta de los Estados Unidos fue restablecido
en el poder, solo para ser finalmente capturado y expulsado por las tropas de
dicho pais. Aristide, desgraciadamente, tampoco fue innmune a la trágica
malversacion de fondos y al endeudamiento establecidos por los Duvalier. Por
otro lado, según el Banco Mundial, entre 1995 y 2001, el servicio de la deuda,
es decir los intereses más la amortización de capital, alcanzó el considerable
monto de 321 millones de dólares.
Toda la ayuda financiera anunciada en
este momento debido al terremoto ya está comprometida en el pago de la
deuda
Según las últimas estimaciones, más del 80% de la deuda externa de
Haití es propiedad del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), cada uno con un 40%. Bajo su férula, el gobierno aplica los «planes de
ajuste estructural», maquillados como «Documentos Estratégicos para la Reducción
de la Pobreza» (DSRP). A cambio del recomienzo de los préstamos, se concedieron
a Haití algunas anulaciones o alivios de la deuda, insignificantes pero que dan
una imagen de buena voluntad de los acreedores. La Iniciativa Países Pobres Muy
Endeudados (PPME), en la que Haití fue admitido, es una maniobra típica de
blanqueo de la deuda odiosa, como fue el caso con la República Democrática del
Congo [7]. Así se reemplaza la deuda odiosa por nuevos préstamos, que se suponen
legítimos. El CADTM considera estos nuevos préstamos como parte de la deuda
odiosa, ya que sirven para pagar esa antigua deuda. Existe, por lo tanto, una
continuidad del delito.
En 2006, cuando el FMI, el Banco Mundial y el
Club de París aceptaron que Haití entrara en la iniciativa PPME, el stock de la
deuda externa pública total era de 1.337 millones de dólares. En el punto de
culminación de la iniciativa (en junio de 2009), la deuda era de 1.884 millones
de dólares. Se decidió una anulación de la deuda de un monto de 1.200 millones
de dólares para que «ésta fuera sostenible». Mientras tanto, los planes de
ajuste estructural arrasaban el país, especialmente en el sector agrícola, cuyos
efectos culminaron con la crisis alimentaria de 2008. La agricultura campesina
haitiana sufrió el dumping de los productos agrícolas estadounidenses. «Las
políticas macroeconómicas apoyadas por Washington, la ONU, el FMI y el Banco
Mundial no se preocupan en absoluto de la necesidad de desarrollo y de la
protección del mercado nacional. La única preocupación de estas políticas es la
producción a bajo coste para la exportación hacia el mercado mundial» [8]. Por
consiguiente, es escandaloso oír que FMI diga que «está listo para ejercer su
función con el apoyo apropiado en los dominios de su
competencia».[9]
Como se expresa en el reciente llamamiento
internacional, «Haití nos llama a la solidaridad y al respeto de la soberanía
popular»: «A lo largo de los últimos años y junto con muchas organizaciones
haitianas, hemos denunciado la ocupación militar por parte de las tropas de la
ONU y los impactos de la dominación impuesta por medio de la deuda, el libre
comercio, el saqueo de su naturaleza y la invasión de intereses transnacionales.
La condición de vulnerabilidad del país a las tragedias naturales –provocada en
gran medida por la devastación del medio ambiente, por la inexistencia de
infraestructura básica, por el debilitamiento de la capacidad de acción del
Estado- no está desconectada de esas acciones, que atentan históricamente contra
la soberanía del pueblo.
"Es momento de que los gobiernos que forman
parte de la MINUSTAH, las Naciones Unidas y especialmente Francia y Estados
Unidos, los gobiernos hermanos de América Latina, revisen esas políticas a
contramano de las necesidades básicas de la población haitiana. Exigimos a esos
gobiernos y organizaciones internacionales sustituir la ocupación militar por
una verdadera misión de solidaridad, así como la urgente anulación de la
ilegítima deuda que hasta el día de hoy se cobra a Haití"
[10].
Independientemente de la cuestión de la deuda, se teme que la ayuda
tome la misma forma que la que acompañó al tsunami que devastó, a finales de
diciembre de 2004, varios países de Asia (Sri Lanka, Indonesia, India y
Bangladesh) [11], o incluso la ayuda después del ciclón Jeanne en Haití en 2004.
Las promesas no se cumplieron y una gran parte de los fondos sirvieron para
enriquecer a las compañías extranjeras o a las cúpulas locales. Esas «generosas
donaciones» provienen mayoritariamente de los acreedores del país. En lugar de
hacer donaciones, sería preferible que anularan las deudas que tiene Haití con
ellos: totalmente, sin condiciones e inmediatamente. ¿Podemos realmente hablar
de donaciones cuando sabemos que la mayor parte de ese dinero servirá para el
pago de la deuda externa o para el desarrollo de «proyectos de desarrollo
nacional», decididos de acuerdo con los intereses de esos mismos acreedores y de
las oligarquías locales? Es evidente que sin esas donaciones inmediatas sería
imposible pedir el reembolso de una deuda cuya mitad, por lo menos, corresponde
a una deuda odiosa. Las grandes conferencias internacionales de cualquier G8 o
G20, ampliado a las IFIS, no harán avanzar en nada el desarrollo de Haití sino
que reconstruirán los instrumentos que les sirven para establecer sólidamente el
control neocolonial del país. Tratarán de garantizar la continuidad del
reembolso de la deuda, base de la sumisión, al igual que en recientes
iniciativas de alivio de la deuda.
Por el contrario, para que Haití pueda
construirse dignamente, la soberanía nacional es el desafío fundamental. Una
anulación total e incondicional de la deuda reclamada a Haití debe ser el primer
paso de una política más general. Un nuevo modelo de desarrollo alternativo a
las políticas de las IFI y a los acuerdos de partenariado económico (APE firmado
en diciembre de 2008, Acuerdo Hope II, etc.) es necesario y urgente. Los países
más industrializados que sistemáticamente explotaron Haití, comenzando por
Francia y Estados Unidos, deben pagar reparaciones con un fondo de financiación
para la reconstrucción controlada por las organizaciones populares
haitianas.
Traducido por Griselda Pinero y Raúl
Quiroz
*Eric Toussaint es presidente del CADTM Bélgica
(Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, www.cadtm.org ). Es autor
de Banco del Sur y Nueva Crisis internacional, Viejo Topo, Barcelona, Enero
2008; autor de Banco mundial, el golpe de estado permanente, Viejo Topo,
Barcelona, Enero 2007; autor de La Bolsa o la Vida, CLACSO, Buenos Aires, 2004;
Coautor con Damien Millet de 60 Preguntas/60 respuestas sobre la Deuda, el FMI y
el Banco Mundial, Icaria/Intermón Oxfam, Barcelona,
2010.
**Sophie Perchellet es vicepresidenta del
CADTM-Francia
[2] Eduardo Galeano, «La maldición blanca», Página 12,
Buenos Aires, 4 de abril de 2004.
[3]http://www.haitijustice.com/jsite/images/stories/files/pdfs/Ordonnance_de_Charles_X_de_1825.pdf
[4] http://www.diplomatie.gouv.fr/fr/IMG/pdf/rapport
haiti.pdf
[5]http://www.imf.org/external/pubs/ft/scr/2009/cr09288.pdf
(página 43)
[6] http://www.cadtm.org/Le-CADTM-exige-que-la-restitution
[7]
Ver la publicación del CADTM, Pour un audit de la dette congolaise, Lieja, 2007,
en el sitio http://www.cadtm.org/spip.php?page=imprimer&id_article=2599
[8]
Ver http://www.cadtm.org/Haiti-Le-gouvernement-mene-une
[9]
http://www.liberation.fr/monde/0101613508-haiti-l-aide-internationale-se-mobilise-apres-le-seisme
[10]
http://www.cadtm.org/Solidaridad-y-respeto-a-la
[11]
Ver Damien Millet y Eric Toussaint, Los Tsunamis de la deuda, editorial Icaria,
Barcelona, 2006
HAITÍ: ¿HACIA UNA NUEVA OCUPACIÓN
USAMERICANA?
Claude RIBBE
El envío de 10 mil
"marines" a Haití, la toma de control por los EEUU de todos los puntos
estratégicos, comenzando por el aeropuerto de Puerto Príncipe, el rechazo del
aterrizaje de un avión francés con el pretexto de saturación. Todo parece
anunciar una toma de control de Washington sobre Haití
La actitud de
París lo confirma: la designación de personas notoriamente incompetentes para
cerrar el expediente, la ausencia del gobierno en la ceremonia del 16 de enero
en Notre Dame (pese a que el presidente de la república y varios ministros
habían comprometido su presencia), la retractación de la protesta contra la
intervención usamericana en el aeropuero Toussaint Louverture. La marcha atrás
es absoluta.
El compromiso usamericano, presentado como humanitario, ha
sido ciertamente el más rápido. Pero sabemos que lo humanitario es una bandera
que puede ondear sobre toda clase de mercancías. Los motines demuestran que en
realidad los haitianos están tardando en ser socorridos o que al menos los
socorros están siendo selectivos. Es posible esperar motines que serán
reprimidos gracias a un impresionante despliegue militar.
La toma de
control sobre Haití constituye un escenario largamente estudiado. La prueba está
que la embajada de los EEUU recientemente construida, a diferencia de la
embajada de Francia, no ha sufrido el sismo. Desde hace varios años, en el
programa de renovación de todas las embajadas usamericanas del mundo entero, la
de Port au Prince se hallaba clasificada como tan estratégica como la de
Bagdad
El sismo que golpea hoy a Puerto Prícipe es una buena ocasión para
asumir el control del país, presentado como miserable a causa del color de sus
habitantes pero dueño de un rico subsuelo que incluye reservas petrolíferas que
podrían ser mayores que las de Venezuela, importantes yacimientos de oro y de
cobre y sobre todo de iridium, un metal extremadamente resistente utilizado en
la industria armamentista (protección de la cabeza de los misiles balísticos
intercontinentales)
Es necesario recordar que el otro único país que
tiene importantes reservas de iridium es Sudáfrica. Como por azar, Sudáfrica ha
sido el único país que se aprestaba a ayudar a Haiti en la celebración del
bicentenario de su independencia. Francia sin embargo había realizado
considerables esfuerzos para disuadirlo. Luego del golpe de estado
franco-usamericano de 2004, Sudáfrica acogió y protege al ex presidente
Aristide, quién nunca ocultó la riqueza que guarda el subsuelo de su
país.
No habría que sospechar malas intenciones de los usamericanos sino
hubiera antecedentes. El 28 de julio de 1915, con el pretexto de ayudar a Haití
a salir de un pretendido "caos" los "marines" desembarcaban como hoy en Puerto
Príncipe y se apropiaban de las reservas de oro de su banco nacional. Miles de
campesinos, los Cacos, liderados por Charlemagne Peralta se sublevaron entonces
hasta que este traicionado en 1919 fue detenido y clavado en una puerta por los
ocupantes. La represión fue especialmente feroz. Para poder extinguir los
últimos focos de la resistencia los EEUU bombardearon masivamente la región.
Toda resistencia fue aplastada en 1920, pero los usamericanos solo dejaron el
país en 1934. Fueron diecinueve años de ocupación con un pretexto similar al de
hoy… humanitario
Claude Ribbe www.claude-ribbe.com <http://www.claude-ribbe.com/>
–
Traducción Susana Merino
SORPRENDENTE AYUDA MÉDICA CUBANA, RECONOCE
CNN
El reporte de Steve Kastenbaum, CNN, desde Haití, titulado: "A
working hospital in Haiti"
En sus informes para la CNN en inglés, el
corresponsal Steve Kastenbaum reconoció el trabajo del hospital organizado por
los cubanos, "que ofrece atención médica de calidad para las víctimas del
terremoto de Haití".
"Hay muy pocos lugares donde los haitianos pueden
acudir cuando están en necesidad de atención médica urgente en el centro de la
ciudad. Sin embargo, nos encontramos con uno: el Hospital La Paz, administrado
por personal médico cubano aquí en Haití junto a equipos de España y América
Latina", dice.
"Y es algo sorprendente de ver. Están dando atención
médica de calidad a las personas gravemente heridas, con un promedio de seis a
siete mil pacientes diarios y cirugías varias docenas al día. Tienen tres salas
que no paran y trabajan durante toda la vuelta del reloj, 24×7, y es uno de los
poquísimos lugares en toda la ciudad donde los haitianos puedan ir a tratar sus
dolencias con una expectativa razonable para sobrevivir", añade.
"Hemos
visto tantas lesiones traumáticas allí. No sé cuántas amputaciones hemos visto,
fracturas compuestas, heridas traumáticas en la carne. Sin embargo, estos
equipos médicos, abrumados por la urgencia, encontraron maneras de cuidar a
todos ellos, a pesar de ser por momentos críticos las provisiones de puntos de
sutura, oxígeno, anestésicos y el agua, que necesitan para todas estas cosas.
Ellos suplen las carencias con el suministro que llega, de España o de la Isla.
Toda la atención se está ofreciendo de una manera muy ordenada
".
Traducido por
Cubadebate - Fuente: Cubadebate
A 10 AÑOS, EL FORO SOCIAL MUNDIAL CONTINÚA EN
MOVIMIENTO...
Sergio Ferrari (*)
Del 25 al 29 de enero: el inicio de
un año pleno de foros altermundialistas
Diez años después, la temática
apuesta al futuro: "Desafíos y propuestas para otro mundo posible". El gran
Porto Alegre – ciudad y zona aledaña- vuelve a recibir, como exactamente una
década atrás, al Foro Social (FSM) que vio nacer.
Aunque con un matiz
mucho más brasilero y regional que en 2001, el evento a realizarse entre el 25 y
el 29 de enero próximo en la capital de Río Grande do Sul, se propone realizar
un balance de este espacio-proceso altermundialista en marcha.
Miles de
participantes anticiparon su inscripción. Decenas de intelectuales y dirigentes
de movimientos sociales, también. Entre ellos el portugués Boaventura de Souza
Santos, David Harvey e Immanuel Wallerstein de Estados Unidos, Francisco
Whitacker y Joao Pedro Stédile (MST) del Brasil, Diana Senghor de Senegal, Samir
Amin de Egipto, el francés Christophe Aguitton, por citar sólo algunos nombres.
Varios Jefes de Estado de la región habrían anticipado su presencia: Lula, Evo
Morales, Fernando Lugo y José Mujica.
Durante las mañanas de los cincos
días, además del balance pasado y del análisis de la crisis actual del sistema,
se discutirán "los elementos necesarios para una nueva agenda" social. En la
clausura, se intentará una "sistematización de las grandes cuestiones y la
contribución para el proceso del Foro Social Mundial (FSM)". Las tardes de esos
mismos días, como es ya habitual en estos tipos de encuentros, se realizarán
centenas de actividades auto-gestionadas, propuestas por los movimientos
sociales.
En paralelo, en idénticas fechas, en Santa María (Canoas) se
realizará el Primer Foro Social y la Primera Feria Mundial de la Economía
Solidaridad y en San Leopoldo, el Foro Mundial de la Teología de la Liberación.
En tanto en Novo Hamburgo – todo en el mismo estado de Río Grande do Sul- ,
durante diez días, a partir del 18 de enero, se auto-convoca el Campamento
Internacional de la Juventud. Por todo, más de 500 actividades descentralizadas
en seis ciudades del Estado, según anticipan los organizadores.
El del
Gran Porto Alegre de la última semana de enero será el primero de los casi
treinta eventos "forísticos" que se llevarán a cabo durante todo el 2010. Entre
ellos, el Foro Social de Estados Unidos, en Detroit, del 22 al 26 de junio (los
organizadores esperan 20 mil participantes) y el IV Foro Social de las Américas,
entre el 11 y el 15 de agosto, en Asunción, la capital de Paraguay. Año
particularmente intenso que desembocará en la última semana de enero del 2011,
en el próximo Foro Social Mundial, (en este caso centralizado y planetario) en
Dakar, Senegal, en lo que constituirá la segunda convocatoria africana. La
anterior había sido en Nairobi, Kenia, en el 2007.
Nuevos conceptos,
grandes desafíos.
Nacido como el anti-Davos del Sur e inscribiéndose
en el movimiento antiglobalización, el FSM pasó de 20 mil participantes en la
primera edición de 2001 a más de 150 mil en la última de enero 2009 en Belén de
Pará, en la Amazonia brasilera. En igual período, se multiplicó en numerosos
eventos continentales –entre ellos los europeos con su 5ta edición pasada en
Istambul-, regionales, nacionales y temáticos. Lo que permitió el encuentro de
los más activos movimientos sociales y ONG que coinciden en que "Otro mundo es
posible", fortaleciendo redes y consensuando agendas comunes de movilización y
acción.
"Cumplimos con el objetivo inicial que fue romper con la
dominación del pensamiento único", en el que se basaba el Foro Económico Mundial
de Davos, evalúa el sociólogo brasilero Francisco Chico Whitaker, uno de los
promotores del FSM y miembro du su Consejo Internacional. Sin duda, el proceso
del FSM va permitiendo, desde la sociedad civil, visualizar cada vez mejor "cómo
debe ser construido el mundo que queremos y que valores deben regir nuestras
vidas para escapar de aquellos valores impuestos por la lógica capitalista",
subraya.
"Regido" por la Carta de Principios de junio 2001, el FSM se
autodefine como "proceso" y "espacio" pero no se reconoce ni como entidad, ni
como internacional partidaria, ni como superestructura de la sociedad civil
planetaria. No tiene una jerarquía orgánica (sino instancias "facilitadoras"),
ni portavoces oficiales. Como lo afirma el periodista francés Bernard Cassen,
presidente honorario de ATTAC Francia, y uno de los "fundadores" europeos, el
FSM pasó a una segunda etapa. "Que se tradujo en el abandono del término
antiglobalización a favor de altermundialismo, es decir el paso del rechazo a la
propuesta".
Cassen anticipa un eventual debate sobre una nueva y futura
etapa a transitar: lo que él denomina como el post-altermundialismo, "que sin
sustituir el altermundialismo, puede significar una continuidad posible". Uno de
los desafíos clave de esta nueva etapa, sería, para Cassen, "la búsqueda de
nuevas formas de articulación entre movimientos sociales, fuerzas políticas y
gobiernos progresistas".
La viabilidad de esta hipótesis, para el
presidente honorario de ATTAC/Francia, habría quedado demostrada, por ejemplo,
en la reciente Cumbre del Clima de Copenhague. Donde la Alianza Bolivariana de
los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que agrupa a nueve nacionales
latinoamericanas y caribeñas, asumió posiciones convergentes con las principales
coaliciones de ONG "que exigen justicia climática y cuestionan directamente al
capitalismo". Se abre esta última semana de enero, en Porto Alegre, un año de
particular importancia para la reflexión sobre el futuro del planeta, las
alternativas y los actores principales de los cambios.
Debate que está
marcado por ciertas preguntas esenciales, muchas de ellas todavía sin respuesta
y que se repiten cada vez que el Foro aparece sobre la mesa de debate. A pesar
de la consolidación ya significativa de importantes redes internacionales en el
marco del FSM, cómo asegurar que todos los actores y movimientos promotores de
una reflexión de cambio se sientan parte de este proceso en marcha. Por otra
parte, cómo lograr que el FSM encuentre una pedagogía propia para sistematizar
las hasta ahora aisladas alternativas locales al sistema, darlas a conocer,
sistematizarlas y "popularizarlas". No menos importante, el desafío de acciones
cada vez más comunes, impactantes, significativas a nivel mundial, para ir
demostrando la viabilidad de cambios sistémicos. Y el rol particular de los
movimientos sociales en esa dinámica de cambio. + (PE)
(*) En colaboración con E-CHANGER, ONG
helvética de cooperación solidaria, y el diario independiente suizo "Le
Courrier"
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PDF
: http://archive.attac.org/attacinfoes/attacinfo535.pdf
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por hacer circular y difundir esta información.
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