da ATTAC



ESTADO DE DERECHO, DE EXCEPCIÓN, DE REBELIÓN un régimen político sin "estado
de derecho" volvería al estado de barbarie
VENEZUELA Y EL SUEÑO BOLIVARIANO En Suramérica está emergiendo un eje
esperanzador que desafía a la dominación imperial en todos sus niveles. La
democracia vaciada y sin alternativas del Norte, despierta esperanzas  en el
Sur.

ECUADOR: LA OLIGARQUIA SE REMITE  Con sus millones, sus humillantes y
demagógicas promesas, sus desmanes autoritarios; con su Mercedes y sus
hipócritas arrebatos místicos y, a la postre, con sus quejas plañideras,
Álvaro Noboa estuvo patético.

DIOS, EL DIABLO Y LA PACHAMAMA Tecumseh (³Pantera Agazapada²), jefe de la
tribu shawnee, originaria de lo que hoy es Indiana, en Estados Unidos, se
enfrentó en 1809 a colonos blancos que pretendían comprarle sus tierras y,
según la leyenda, exclamó: ³¡Vender el territorio! ¿Por qué no vender las
nubes y el gran océano? ¿Acaso el Gran Espíritu no creó todo eso para el uso
de sus hijos?².

INTEGRACIÓN: LA CLAVE ES LA COMUNICACIÓN Por más que, de un buen tiempo a
esta parte, el tema integración se ha tornado recurrente, poco o nada ha
modificado la figura de que siendo tan próximos ­con una geografía e
historia comunes de por medio-, permanecemos distantes y ajenos, pues
seguimos mirándonos con ojos de extranjeros que nos impiden conocernos y
reconocernos. Leer en http://attac-info.blogspot.com/


ESTADO DE DERECHO, DE EXCEPCIÓN, DE REBELIÓN

                                          Enrique Dussel A.

Se habla mucho del "estado de derecho". En efecto, un régimen político sin
"estado de derecho" volvería al estado de barbarie. Desde los códices
mesopotámicos, hace más de 40 siglos, los conflictos entre los miembros de
un sistema político se resolvieron por intermedio de los jueces, y no con el
"ojo por ojo, diente por diente" o por medio de linchamientos. Teniendo un
sistema de derecho que goce de legitimidad, un cuerpo de jueces justos,
puede aceptarse que las instituciones políticas acordadas tengan derecho al
monopolio de la coacción. En México, prácticamente no ha existido un "estado
de derecho" hasta el presente que goce de legitimidad suficiente; en la
época colonial porque lo ejercían unilateralmente los españoles; durante el
siglo XIX por la inestabilidad reinante; y después de la Revolución por el
corporativismo, que puede fácilmente declarar inocente al rico o al que
tiene "relaciones", y deja pudrir en la cárcel a un indígena que ha robado
un pollo. Hemos visto banqueros que se apropiaron de miles de millones y no
pudieron ser inculpados.

Carl Schmitt, crítico del sistema liberal, y con razón, muestra que el
"estado de derecho", fundado en instituciones políticas vigentes, no es
razón última de la política. Para ello echa mano de un ejemplo: el "estado
de excepción". La dictadura romana era una institución que en situaciones
muy graves (el ataque, por ejemplo, de Cartago) nombraba a un ciudadano para
defender a la patria, decretando la suspensión de todas las instituciones
normales para unificar el mando en las manos del dictador. Una vez terminada
la crisis, el dictador renunciaba y la normalidad retornaba a sus cauces.
Giorgio Agamben ha estudiado con originalidad esta figura política. Con ello
Schmitt mostraba que detrás del Estado de derecho había una voluntad
política que podía instaurar la anulación temporaria del tal estado. De la
misma manera Fernando de la Rúa, en Argentina, decretó en diciembre de 2001
un "estado de excepción" para paralizar los movimientos populares.

Pero aconteció que el pueblo argentino, en vez de acatar dicha decisión
presidencial salió a las calles en lo que pudiéramos llamar "estado de
rebelión". No sólo dejó sin efecto el "estado de derecho" y el "estado de
excepción", sino que destituyó de hecho al mismo presidente, el que fue
remplazado días después. La pregunta es: ¿qué sentido tiene ese "Estado de
rebelión"? ¿Qué sentido tiene que la multitud exclamara: "¡Que se vayan
todos!", sabiendo que los burócratas políticos, aunque estén corrompidos,
son necesarios e inevitables? ¿Nos está enseñando esta situación límite
algo? Creo que sí, e intentaré pensar el tema.

La premisa enuncia que todo poder político reside exclusivamente en la
comunidad política, en el pueblo -tesis 2 de mi obrita 20 tesis de política,
editada recientemente en Siglo XXI. La comunidad política, el pueblo, es la
primera y última instancia del poder. Pero la comunidad política o el pueblo
debe darse instituciones sin las cuales no puede operar. Toda institución es
el lugar del ejercicio delegado del poder del pueblo. Cuando la institución
política -presidencia, Congreso, jueces, burocracia estatal, policías,
etcétera- se arroga ser sede del poder, hemos caído en algún tipo de
fetichismo del poder, de corrupción, de injusticia. La estructura total del
Estado no es soberana: el único soberano es la comunidad política o el
pueblo.

Hasta Francisco Suárez, aquel jesuita profesor de Salamanca y Coimbra a
finales del siglo XVI y comienzos del XVII, quien consideraba a la
democracia un sistema natural (pre institucional), tenía claro que la
entrega del poder delegadamente a la autoridad (y al mismo rey, previo
contrato revocable) no era total, sino que se recuperaba el poder cuando la
autoridad hacía mal uso del mismo.

Hasta Tomás de Aquino admite el tiranicidio (asesinato del tirano) cuando se
ha tornado un peligro para el pueblo que lo había elegido. La elección, como
instrumento secundario de la democracia (ya que la democracia es mucho más
que mera elección de una autoridad una vez cada varios años, y en su esencia
es un principio normativo y no un mecanismo electoral), es perfectamente
revocable en toda la tradición del derecho.

Hay políticos que, según su conveniencia, decretan la sacralidad de una
elección política de un representante en el ejercicio delegado del poder, en
una institución que, por otra parte, la fetichizan igualmente al olvidar que
puede ser transformada o eliminada por la misma comunidad política o el
pueblo que la creó en el pasado. La instancia última es la voluntad del
pueblo y no una elección (una persona) o una institución (creada para el
servicio del mismo pueblo). Esa voluntad, cuando tiene convicción subjetiva
de haber podido decidir algo con participación igualitaria, otorga
legitimidad a la institución y al elegido para ejercer delegadamente la
función acordada. Por ello la elección de 1988 no fue legítima, y al no
haberse contado los votos ante la duda, esa duda planeará sobre la de 2006
siempre ante la conciencia de los ciudadanos exigentes.

Pero ese mismo pueblo, sufriendo injusticias económicas y humillaciones
políticas de tantas instituciones (por ejemplo, de jueces que se asignan
bonos millonarios, que por sentido común es una injusticia a la vista de
todos, aunque no sea ilegal, porque las leyes pueden ser injustas; o de un
gobernante que se la pasa haciendo propaganda de pretendidos actos de
gobierno como si fuera publicidad de Coca-Cola, en vez de gastar ese dinero
en cosas útiles) o un gobernante electo (que manda asesinar a miembros de su
propio pueblo), ese mismo pueblo tiene todo el derecho de recordar a los que
ejercen delegadamente el poder en las instituciones quién es la última
instancia del poder, y de gritar: "¡Que se vayan todos!"

Ese grito expresa una contradicción: por una parte, a) deberían irse todos,
pero, de todas maneras, b) necesitaremos otros que, al no darse las
condiciones necesarias, repetirán las injusticias pasadas. Por ello el
significado es otro: "¡No olviden que es la comunidad, el pueblo la última
instancia del poder!", y por ello tenemos el derecho a deponerlos. Ese
hacerse presente en las calles, como en Oaxaca, es lo que denominamos
"estado de rebelión". El pueblo muestra su rostro sufriente, hambriento,
humillado y declara ser la sede última del poder. Las instituciones
corrompidas, los gobierno ilegítimos corren a cubrir ese rostro con las
máscaras de orden, en nombre del "estado de derecho", olvidando que hace
tiempo que el tal estado ha sido negado por los que dicen defenderlo.

En América Latina, y muy especialmente en México, un fantasma recorre el
continente: son los pueblos, los pobres, los marginados, los humillados por
los siglos que se van poniendo de pie en un "estado de rebelión" que
manifiesta un proceso profundo de movimientos sociales que nos depararán
grandes sorpresas. A los que piensan detenerlos con represión, policías,
contrainsurgencia sin preguntarse por las causas profundas les pasará lo que
está sufriendo George W. Bush, que atacó al terrorismo militarmente en Irak
y le ha "estallado el petardo en la mano". En vez de ir a las causas de las
injusticias quiso asesinar a los que se resistían, surgiendo muchos miles en
su lugar y con mayor fuerza.
                                      La Jornada - México

VENEZUELA Y EL SUEÑO BOLIVARIANO
                                                        Tariq Ali

En el mundo islámico, en algunos grupos religiosos militarmente eficaces,
pero políticamente limitados predomina la resistencia al Imperio Americano.
Asia está engreída por el capital. Europa yace profundamente sepultada por
el sopor neoliberal y la izquierda y los movimientos sociales europeos (
Italia es el ejemplo más reciente) se hallan en avanzado estado de
descomposición. Pero en Sudamérica está emergiendo un eje esperanzador que
desafía a la dominación imperial en todos sus niveles. En el Norte la
democracia vaciada y sin alternativas, despierta esperanzas  en el Sur.

La probable reelección de Hugo Chávez en Venezuela marcará una nueva etapa
en este proceso. Su contrincante Manuel Rosales descrito en el Financial
Times (del 30 de noviembre) como  un candidato de ³centro izquierda² estuvo
seriamente involucrado en el fallido atentado por derrocar a Chávez en el
2004. Rosales proclama que ³él no se sentará en el regazo de nadie² pero no
es un secreto que se halla firmemente apoyado por la Casa Blanca.
La ola de reacciones y de movimientos sociales desigualmente esparcidos hoy
en día  en el continente Suramericano son el inevitable resultado del
Consenso de Washington, la esclavización económica del mundo. Latinoamérica
fue el primer laboratorio para el experimento Hayekiano[1] <#_ftn1> que
culminó en el Consenso de Washington. Los Chicago Boys conducidos por el
fallecido Milton Friedman pionero del neoliberalismo económico, luego del
golpe de Pinochet en 1973 usó a Chile como laboratorio. Era una buena
oportunidad. La clase trabajadora chilena y sus dos partidos principales
habían sido aplastados, sus cuadros dirigentes asesinados o ³desaparecidos²
Seis años más tarde  fue aplastada la revolución sandinista en Nicaragua por
la contra revolución apoyada por los EEUU.

A principios de noviembre , el líder sandinista Daniel Ortega, ganó la
Presidencia de su país. Bendecido por la iglesia y flanqueado por un antiguo
Contra como vicepresidente y todavía aborrecido por el embajador delos EEUU,
Ortega será una enfermiza sombra de sí mismo, pero su victoria refleja sin
duda el deseo de cambio de los nicaragüenses.

¿Seguirá Managua las radicales políticas redistributivas de la
antiimperialista Caracas o se confinará a sí misma en la retórica y
continuará siendo cliente del Fondo Monetario Internacional? Son aún mejores
las recientes noticias de Quito. El sustancial triunfo electoral de Rafael
Correa, un joven y dinámico economista formado en los EEUU y anterior
ministro de finanzas  que pregonó en su campaña electoral que retrotraería
la participación de Ecuador en el Tratado de Libre Comercio de las Américas
(ALCA) que reclamaría al ejército de los EEUU desocupar su base  en Manta y
que ingresaría en la OPEP y en el creciente movimiento bolivariano cuyo
objetivo es unir a Suramérica contra el imperialismo.

La victoria de Correa llega cuando Latinoamérica se está poniendo de nuevo
en marcha. Se han producido algunas espectaculares demostraciones de
entusiasmo popular en Porto Alegre, Caracas., Buenos Aires, Cochabamba y el
Cusco, por citar solo unas pocas ciudades.

Todo esto ha proporcionado una nueva esperanza en un mundo profundamente
sumido en el letargo neoliberal ( los EEUU, la UE y el lejano Este) o
víctima de las depredaciones militares y económicas del nuevo orden (Irak,
Palestina, Líbano, Afganistán, el sir de Asia) . La lucha impulsada por la
República Bolivariana de Venezuela contra el Consenso de Washington ha
generado furia en la Casa Blanca. Se intentaron tres atentados ( incluyendo
un golpe militar apoyado por los EEUU y la UE) para derrocar a Hugo Chávez.

Chávez fue elegido por primera vez Presidente de Venezuela en 1999, diez
años antes una insurrección popular contra el programa de ajuste del FMI,
fue brutalmente aplastada por Carlos Andrés Perez cuyo partido estuvo mucho
tiempo afiliado a la Internacional Socialista. En su campaña electoral Perez
denunció a los economistas del Banco Mundial por cumplir el papel de
³empleados genocidas pagados por el totalitarismo económico² y al FNI por
ser ³una bomba neutrónica que mataba al pueblo dejando intactos los
edificios² Más tarde accedió a las demandas de ambas instituciones,
suspendió la constitución, declaró el estado de emergencia y ordenó al
ejército reprimir a los revoltosos. Más de dos mil pobres fueron eliminados
por las tropas. Ese  fue el momento fundante de la agitación bolivariana en
Venezuela

Chávez y otros jóvenes oficiales se organizaron para protestar contra el
desquicio y la corrupción en el ejército. En 1992 oficiales radicalizados
organizaron una revuelta contra quienes habían ordenado la masacre.
Fracasaron porque fue muy poco después dela traumática situación de 1989,
pero el pueblo no olvida. Así es como los nuevos bolivarianos llegaron al
poder  y comenzaron muy lenta y cautelosamente introduciendo reformas
sociales y democráticas, a la manera del New Deal de Roosevelt y las
políticas del Partido Laborista de 1945. en un mundo dominado por el
Consenso de Washington esto resultaba inaceptable.  De ahí el deseo de
eliminarlo. De ahí el pedido de Pat Robertson, el líder de la política
cristiana en los EEUU, de que Washington organizara inmediatamente el
asesinato de Chávez. Venezuela, hasta entonces un oscuro país que el resto
del mundo ignoraba se convirtió de pronto en un faro

La mayor parte del pueblo  que eligió a Chávez estaba muy disgustado y
decidido. Durante diez años se había sentido no representado; había sido
traicionado por los partidos tradicionales; no estaba de acuerdo con las
políticas neoliberales vigentes que asaltaban a los pobres para mantener una
oligarquía parasitaria, civiles corruptos y una organización sindical
burocrática. Desaprobaba asimismo lo que se hacía con las reservas
petrolíferas. Rechazaba la arrogancia de la elite venezolana que mantenía su
bienestar y su piel clara a expensas de la mayoría pobre de piel oscura.

Elegir a Chávez fue su venganza

Cuando quedó claro que Chávez estaba decidido a hacer modestos cambios en la
estructura social de la población , Washington tocó a rebato. En ninguna
parte se evidencia tanto su amargado fanatismo como en las acciones y en la
propaganda contra Venezuela  de la campaña de desinformación masiva que
realiza  a través del Financial Times y el Economist

Los une el prejuicio contra Chávez cuya llegada al poder es vista como una
insana aberración a causa de que las reformas sociales se realizan con
fondos procedentes del petróleo ­ salud gratis, educación y viviendas para
los pobres ­ son vistas como una regresión hacia viejos malos tiempos y como
un primer paso en la ruta del totalitarismo

Chávez nunca ocultó sus políticas. Los dos referentes del siglo XVIII, Simón
Bolívar y Rodríguez le enseñaron una lección muy simple: no sevir el interés
de los otros; hacer su propia revolución económica y política y unir a
Sudamérica contra todo imperialismo. Este es el núcleo de su programa,
inaceptable para los que apoyan el Consenso de Washington.

La clave del desafío latinoamericano hacia los EEUU reside en la cohesión
regional. Esto es crucial. Cuando se lanzó hace unos dos años en Caracas el
canal de cable Telesur, uno de los primeros programas puso de manifiesto el
impactante nivel de ignorancia entre los suramericanos. . Virtualmente en
cada ciudad capital los entrevistados ignoraban el nombre de su capital y la
de los EEUU. Muy pocos podían nombras a lo sumo dos o tres capitales de su
propio continente!

De modo que la unidad - la Federación Bolivariana de Estados soberanos de
que habla incesantemente Chávez -  es necesaria para seguir adelante.
Washington hará cualquier cosa para impedirlo tratando , en su propio
interés individualmente con cada país antes que con agrupaciones regionales
( aún también con la UE). La unidad regional Suramericana puede producir un
sorprendente impacto en el Norte  en consonancia con el rápido crecimiento
de la población hispana en los EEUU, ante la enorme consternación de
ideólogos estatales como Samuel Huntington.

El nuevo libro de Tariq Ali, Piratas del Caribe: eje de Esperanza ha sido
publicado por Verso
                                      Traducción, Susana Merino

ECUADOR: LA OLIGARQUIA SE REMITE


                                     Jorge Gómez Barata

Con sus millones, sus humillantes y demagógicas promesas, sus desmanes
autoritarios; con su Mercedes y sus hipócritas arrebatos místicos y, a la
postre, con sus quejas plañideras, Álvaro Noboa estuvo patético.

La victoria electoral de Correa, ofrece la oportunidad de percibir con
exactitud una clara tendencia, que operando a escala latinoamericana, indica
el fin del dominio de la antediluviana oligarquía criolla que sirvió de
sostén a casi doscientos años de dominación neocolonial.

La historia se comprende mejor cuando se examinan grandes períodos,
preferiblemente épocas completas, escenarios en los que es posible apreciar
las regularidades y se verifican las leyes que a través de la acción de los
pueblos y sus vanguardias, dictan el perfil del tiempo. En ese contexto la
Sociología asume con rigor el determinismo propio de las ciencias.

De lo que se trata, es de la conformación de un entorno político al que en
fecha reciente se han sumado, unos tras otros, varios países de Centro y
Sudamérica, que unidos a Cuba y al conglomerado de naciones caribeñas, sin
concertación previa ni homogeneidad ideológica, se colocan a la altura de la
verdadera modernidad política.

Se trata de otra evidencia de que si bien, coyunturalmente, el desarrollo
social puede ser retrasado o detenido, incluso se le puede hacer retroceder,
no se posible impedirlo.

Detener el desarrollo económico, cultural y político de los países
latinoamericanos y congelar la evolución de sus sistemas políticos fue hasta
hace poco la obra cumplida de la oligarquía nativa, integrada por los
terratenientes, el clero y el ejército, a la que se sumaron sectores
retrógrados de la burguesía nativa desnacionalizada y elementos desclasados
corrompidos por el sistema.

La única muestra de flexibilidad y apego a lo moderno del régimen
oligárquico autóctono, nacido del caciquismo y del caudillismo, que controló
el atrasado medio rural después de la independencia, fue su capacidad
mutante para adaptarse a los nuevos estilos de dominación imperial, sin
alterar su condición privilegiada.

Si bien la oligarquía criolla logró convivir con la urbanización, se adaptó
al estilo y a la hegemonía de las transnacionales norteamericanas y europeas
que explotaban el azúcar, el banano, las salitreras, las minas y otras y se
reconvirtió para participar en las nuevas formas de saqueo asociadas al
petróleo, el gas y las nuevas tecnologías, no sumó un ápice al progreso
político.

Semejante mezcla dio lugar a un entorno surrealista cuyos grotescos rasgos,
dieron lugar a las obras magnificas de Rómulo Gallegos, Alejo Carpentier,
Juan Rulfo, Roa Bastos, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez y otros tantos
que en Europa premiaron por su imaginación y en América comprendimos, por el
crudo realismo de sus descripciones.

Nunca hubo nada menos pintoresco y romántico en nuestra historia que el
infierno de explotación, represión, miseria, atraso, exclusión a que durante
doscientos años han enfrentado nuestros pueblos y que finalmente, con las
mismas armas con que antes los engañaron y oprimieron, se desprenden de la
pesada y repugnante costra de las nuevas formas de coloniaje.

Con Noboa, Menem y Carlos Andrés Pérez, como antes ocurrió con Batista,
Trujillo y Duvalier, un poco más tarde con Somoza y Strossner, se cierra un
capitulo. El más terrible de la historia americana.

No hay que confundirse. Esta no es la revolución, aunque probablemente el
camino de desarrollo, progreso y paz que abre la aplace, la haga menos
urgente e incluso innecesaria. Con un paso de siete leguas, Ecuador ha hecho
lo necesario: sumarse.

Quien está ahora sola, es la oligarquía.
Altercom - Agencia de Prensa de Ecuador. Comunicación para la Libertad.


DIOS, EL DIABLO Y LA PACHAMAMA


                                             Roberto Bardini

Tecumseh (³Pantera Agazapada²), jefe de la tribu shawnee, originaria de lo
que hoy es Indiana, en Estados Unidos, se enfrentó en 1809 a colonos blancos
que pretendían comprarle sus tierras y, según la leyenda, exclamó: ³¡Vender
el territorio! ¿Por qué no vender las nubes y el gran océano? ¿Acaso el Gran
Espíritu no creó todo eso para el uso de sus hijos?².


En 1855, Seattle, jefe de los duwamish, le envió una carta al decimocuarto
presidente Estados Unidos, el demócrata Franklin Pierce: ³¿Cómo puedes
comprar o vender el cielo y el calor de la Tierra? Si no somos dueños de la
pureza del aire o del resplandor del agua, ¿cómo puedes entonces
comprarlos?². Y Toholholzote, chamán de los wallowa, habló en 1877: ³La
Tierra es parte de nuestro cuerpo y nunca renunciamos a ella².

De los Montes Apalaches a la Cordillera de los Andes, pasando por Chiapas y
la Amazonia, la visión indígena del suelo es la misma: la naturaleza existe
para que todos se beneficien sin causarle daño. En América del Sur, desde la
época de los incas se adora en agosto a la Pachamama (³madre tierra², en
aymara) en lo que hoy es Perú, Bolivia y el norte de Argentina.
Mucho de esta filosofía fue retomada y expuesta el 15 de octubre por la
Iglesia católica boliviana, que se refirió a la reforma agraria impulsada
por el presidente Evo Morales como un tema ³candente² y consideró que ³es un
principio ético y cristiano la justa distribución de la tierra que Dios creó
para todos².

Bolivia tiene una larga historia en materia de lucha por la tierra. La
reforma agraria de 1953, impulsada por el gobierno popular de Víctor Paz
Estenssoro, del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), se inspiró en
el modelo mexicano iniciado 35 años antes.

Posteriormente, bajo el gobierno de Hernán Siles Zuazo (1956-1960), el
vicepresidente Núflo Chávez Ortiz, un poeta y catedrático universitario
nativo de Santa Cruz de la Sierra, impulsó medidas para favorecer al sector
campesino. Chávez Ortiz es autor de ³Bajo el signo del estaño² y ³Cinco
ensayos y un anhelo², texto que sirvió como anteproyecto del programa
político del MNR en 1952 e incluye un estudio sobre el problema de la
tierra.

Posteriormente se desempeñó como asesor del gobierno de Fidel Castro en la
reforma del campo cubano y más tarde fue embajador de Bolivia ante la
Organización de Naciones Unidas.

La reforma agraria, sin embargo, quedó inconclusa y causó distorsiones que
se agravaron con el tiempo y se extienden hasta la actualidad. En los 53
años transcurridos, los campesinos sólo accedieron a cuatro millones de
hectáreas, mientras que los grandes propietarios se beneficiaron con 32
millones de hectáreas.

El drama del campo boliviano bien podría haber sido narrado por el cineasta
brasileño Glauber Rocha, realizador de ³Dios y el Diablo en la tierra del
Sol², una áspera película de 1964. La historia, que un crítico de la época
resumió como ³estética del hambre², narra el enfrentamiento de Sebastião,
una especie de Cristo redentor moreno, y Corisco, el último de los
cangaceiros perseguido por Antônio Das Mortes.

Las dictaduras que se alternaron en Bolivia desde 1964 a 1978, con cortos
periodos democráticos, asignaron los mejores campos del este del país a
familias poderosas y a parientes, lo que provocó una concentración de
latifundios en pocas manos. Según estudios del Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), en esa región ­que será la más afectada por la
reforma agraria­ sólo cien familias poseen 25 millones de hectáreas.

Por distintos motivos, terratenientes y campesinos hoy están en pie de
guerra. Y como en el film de Glauber Rocha, la generosa Madre Tierra puede
convertirse en campo de batalla entre Dios y el Diablo.


Roberto Bardini es un analista político y periodista argentino residente en
México D.F.