Chile / Caso Frei. Una verdad proxima a estallar



 

Radio Universidad de Chile, Chile
24-08-2006
http://www.radio.uchile.cl/interno.asp?id=32214


Una verdad próxima a estallar

El abogado Alvaro Varela detalló en “Política en Vivo”, de radio Universidad de Chile, las razones por las cuales la ex senadora Carmen Frei responsabiliza a Pinochet y el actual Presidente de la Cámara Alta preanuncia que “se va a conocer toda la verdad” de la muerte de quien se alzara, a comienzos de los 80, como un formidable opositor al régimen militar.

por Hugo Mery   


En estos días de fiebre presidencialista, en que los dos inmediatos antecesores de la actual Mandataria se proyectan como posibles sucesores, junto a otros varios nombres, ha vuelto a invocarse el de otro ex Presidente, pero por protagonizar, como víctima fatal,  un juego distinto: el de una macabra ruleta puesta en acción por la pasada dictadura. 

Eduardo Frei Montalva regresó a la actualidad política 24 años y medio después de su muerte, ocurrida el 22 de enero de 1982. Hace un par de años, las revelaciones del caso Berríos ya lo habían repuesto en la agenda noticiosa y hoy la decisión de hablar de uno de los médicos que lo operó, Augusto Larraín, reactualizó, más allá de los tribunales, las presunciones de que una “mano negra” intervino en la clínica Santa María de Santiago, mientras el ilustre paciente estuvo allí.

Ayer en “Política en Vivo” -el programa que radio Universidad de Chile transmite de lunes a viernes, pasadas las 6 de la tarde-, el abogado de la familia Frei, Alvaro Varela, precisó cómo se han ido reuniendo las pruebas que llevan a una sola conclusión: que la muerte de Eduardo Frei Montalva  fue producto de una compleja operación de inteligencia al más alto nivel de un Estado que usó toda la maldad de que es capaz para eliminar a un personaje indeseable para quienes estaban entonces en la cúpula del poder. Faltando sólo acreditar el vínculo directo entre el químico Eugenio Berríos y la operación Frei, se está construyendo, pieza por pieza, una verdad judicial, gracias a la labor del magistrado Alejandro Madrid, que el abogado Varela y sus representados califican de “excepcional”.    

Queda algo así como un año más para que esa verdad tome forma en un fallo del tribunal, pero la seguridad con que la preanuncian hoy el actual Presidente del Senado, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y su hermana Carmen, la ex parlamentaria, lleva a concluir que no estamos frente ni a un programa de fuegos artificiales ni a una voluntariosa campaña mediática para acusar sin bases suficientes a Pinochet.  Mientras quien fuera 16 años senadora no duda en apuntar a aquél como el gran responsable de la muerte de su padre, su hermano advierte –con toda la prudencia a que lo obligan los altos cargos por él detentados- que “no tengan dudas de que vamos a llegar a toda la verdad”.

La verdad no dejará de ser útil, aunque se cumpla la constante de que el ex dictador sea desaforado, encausado bajo arresto domiciliario, pero nunca condenado. La necesidad de descorrer los velos ante la sociedad y la historia va más allá del caso particular de un magnicidio -con toda la importancia que tiene per se-, en la medida que arroje más luz sobre una política de eliminaciones y desaparición forzosa de “indeseables”. Ella, según se desprende de los 12 tomos del expediente procesal, alcanzó inimaginables visos de sofisticación y fue ejecutada no sólo por brutales y tenebrosos agentes, sino también por distinguidos profesionales, como los tres médicos de la clínica London de la Dina –entre ellos, el doctor Pedro Samuel Valdivia Soto- que pasaron a servir en prestigiosos centros privados de salud, incluso en la propia clínica Santa María.

Ese imperativo moral es algo que instituciones como el Ejército  deben aún. El abogado Varela nos confirmó la nula cooperación del comandante en jefe Juan Emilio  Cheyre, escudándose en un seco “el Ejército no tiene antecedentes”, pese a que en el proceso algunos miembros de sus filas los aportaron efectivamente. Y su sucesor, el general Oscar Izurieta, halló una oportunidad propicia para referirse a un asunto implícitamente conexo: los honores que su institución contempla rendirle a Pinochet, cuando éste fallezca. Puede que no se haga muy tarde para que los responsables de estos preparativos deban arrepentirse de lo que, en definitiva, sería más bien un desaire a la Patria, si se confirma que la muerte del Presidente Frei Montalva se debió –como la de otros ciudadanos ilustres y anónimos- a una operación criminal del Estado al mando de un general de Ejército.