¿NARCOGATE II? LAS DROGAS
DE EZEIZA Y LOS HOMBRES DE KIRCHNER |
Hace
varios días, comentábamos desde este periódico cuán preocupado estaba el
presidente Néstor Kirchner por el escándalo de la droga enviada a España a
través de la aerolínea Southern Winds. Decíamos
entonces: “no es para menos. Uno de sus hombres de confianza,
secretario de Estado, aparecía implicado en un escándalo que hasta el día de hoy
los medios no lograron desentrañar del todo. Esa misma
persona que Kirchner protege es la que lo convenció para que se subsidiara a la
empresa Southern Winds en 3.200.000 mensuales”. En ese
momento nos reservamos el nombre del funcionario en cuestión para poder seguir
avanzando en nuestra investigación pero, a la vista del avance que han hecho los
sabuesos en las últimas horas, nos vemos en la obligación de develar su nombre:
se trata del ministro de Planificación Julio De Vido, quien está más que
implicado en la investigación por el escándalo de marras.
Se
quiebra la cadena de complicidades
Mientras diario
La Nación titulaba en su tapa que “Kirchner busca despegarse de
Southern Winds”, su colega-socio
Clarín aseguraba lo mismo pero suavizando los términos:
“Kirchner aclara la relación con Southern Winds”. Todo un
dato. Al mismo tiempo, un grupo de brigadieres desplazados
de Ezeiza por el Gobierno empezaban a tomar contacto con el periodismo para
contar las relaciones ocultas entre gente de la aerolínea y algunos funcionarios
del Estado. Reveladores vínculos que echan verdadera luz respecto a las
responsabilidades políticas del affaire Southern Winds. En estas
horas muchos tienen claro que no tienen interés en ser "chivo expiatorio" de
nadie, menos aún de un grupo de funcionarios desleales que no vacilarán en
soltar sus manos en caso de ser necesario. Por caso,
Walter Beltrame, jefe de pista de Southern Winds, detenido y acusado por
tráfico agravado de estupefacientes, confesó que el secretario de Transporte de
la Nación, Ricardo Jaime, tenía demasiada injerencia en las decisiones de la
empresa. Cuando Beltrame fue interrogado sobre quién ordenaba que se hiciera
caso a las órdenes de Jaime, respondió: "Juan Maggio. Para él, Jaime era
parte de la empresa" Lo
que dice Beltrame es lo mismo que muchos empiezan a sugerir en voz baja: detrás
del escándalo estaría la figura de Ricardo Jaime, puesto en su cargo por
el ministro de Planificación Julio De Vido, cajero histórico de
Kirchner desde sus tiempos de Gobernador de la provincia de Santa
Cruz. Tal vez en este marco se entienda la encendida
protección que el Gobierno le está otorgando a Jaime, la misma que recibe desde
hace meses cuando su nombre comenzó a aparecer en medio de no pocos
escándalos de coimas y otros negociados. Es probable que el motivo de esa
protección tenga que ver con otro de los "secretos a voces" que se maneja en
algunos círculos políticos relacionados al primer mandatario y que asegura que
Jaime sería uno de los testaferros del presidente Kirchner.
En el marco de la escandalosa "causa Conarpesa" -en la
que se acusa a dicha firma de haber instigado la muerte del empresario pesquero
competidor, Raúl "Cacho" Espinosa- un abogado llamado Emilio
Galende, aseguró que estaba dispuesto a declarar ante cualquier Juez que la
tercera parte de las acciones de esa empresa, pertenecerían al presidente
Kirchner, por intermedio de sus testaferros Claudio Minnicelli y Ricardo
Jaime, habiendo intervenido el escribano Ángel Alfredo Bustos en la
cesión de cuotas sociales a favor del mandatario y su esposa, Cristina Fernández
de Kirchner. Luego de lo antedicho, es dable volver a
preguntarnos a quién responde Ricardo Jaime para terminar de entender este
escándalo de valijas y drogas.
Conarpesa: De Vido
también
El santacruceño Julio De
Vido es conocido como el “hombre fuerte” del gabinete de Néstor Kirchner.
Al frente de una cartera con amplias facultades posee, entre otras, la
atribución de intervenir en la fijación de las políticas de transporte,
comunicaciones, energía y minería. De Vido ha sido mano
derecha del Presidente Kirchner desde sus años de Gobernador en Santa Cruz y es
señalado como el principal artífice del polémico envío de los 532 millones de
pesos a cuentas bancarias en el exterior. La cartera
de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios que maneja
Julito concentra todo lo inherente a saneamiento, obras públicas,
vivienda, explotación y aprovechamiento sustentable de los recursos hídricos,
actividad vial y organización de la inversión pública, una “gran caja”.
Asimismo, los complejos Binacional Yacyretá y Salto Grande, que
generan importantes dividendos al Estado, también quedaron bajo su
dominio. Es en ese marco que De Vido "colocó" a Ricardo
Jaime en su cargo de secretario de Transportes, un lugar más que estratégico
si de hacer negocios se trata. Kirchner tiene tal
confianza en De Vido que le ha delegado sectores que han dependido
históricamente de Presidencia de la Nación, como las áreas de "desarrollo
urbano" y "energía atómica". Y es que, desde sus días como
Gobernador en Santa Cruz, Kirchner ha tenido en De Vido a uno de sus mejores
colaboradores a la hora de hacer tareas
oscuras. Daniel Gatti, autor de la biografía del
primer mandatario -El amo del feudo-, lo comenta así: “tal como ha ocurrido
casi siempre durante la gestión de Kirchner en la provincia de Santa Cruz, el
trabajo sucio es encomendado a Julio De Vido”. Y
así como Jaime aparece relacionado, de alguna u otra manera, a Conarpesa,
también De Vido tiene una rara vinculación con esta empresa y con la muerte del
citado Raúl Espinosa. Veamos: Espinosa fue asesinado en la
ciudad de Puerto Madryn el 30 de enero del año 2003. Por los datos recabados por
la justicia y en ámbitos parlamentarios, el crimen está lejos de haber sido un
episodio policial más. Y es que los acusados de instigar el homicidio (Juan
Alvarez Cornejo y su hijo Fernando) son los titulares de la sospechada
empresa. Como consta en la causa judicial, tres meses antes de
su muerte Espinosa mantuvo una reunión con Julio De Vido, a quien -según
declaraciones de la esposa del difunto, Lorena Galbarrus- le habría planteado
manejos cuestionables de Conarpesa y la hipótesis de que podrían atentar
contra su vida, cosa que posteriormente sucedió. A pesar de la gravedad de lo
sucedido, De Vido siempre mantuvo un férreo silencio sobre la
cuestión. Más que elocuente.
La madre
patria: conexión España
El hecho de que las
valijas con cocaína del 17 de septiembre de 2004 tuvieran una etiqueta con la
leyenda “Embajada argentina en España”, no es menor. En dicho
lugar se encuentra ocupando su cargo más importante -el de Embajador- don Carlos
Bettini, un hombre señalado en más de una oportunidad por sus oscuros
antecedentes. En los días en los que se lo designó
Embajador en España, la insistencia del Gobierno para que Bettini ocupara ese
cargo despertó no pocas sospechas, aún cuando su postulación fue duramente
cuestionada desde diversos ámbitos. Quizás ahora empiece a entenderse por
qué. El prestigioso periodista Juan Gasparini ha desnudado
oportunamente los antecedentes del citado funcionario: "Carlos Bettini fue asesor en el
Ministerio de Justicia de los menemistas
Jorge Maiorano, Rodolfo Barra y Elias Jassán. Luego pasó a
ejercer la jefatura de gabinete del entonces Procurador General de
la Nación, Nicolás Becerra, hasta su retiro en febrero de 2004.
Invocó esta investidura para, supuestamente, sobornar a la Secretaria
de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Justicia,
Patricia Bullrich, ministra de Trabajo durante la presidencia de Fernando De la
Rúa. El 20 de diciembre de 1999, en
efecto, el entonces ministro de Justicia, Ricardo
Gil
Lavedra, le redactó la denuncia a Patricia Bullrich, alarmada por la oferta de
cohecho que, según ella, le insinuara Bettini esa misma mañana en sus
oficinas de la calle Sarmiento 329 de Buenos
Aires. La audiencia oficial tuvo que ser abruptamente
interrumpida por la
potencial candidata a ser corrompida. Sus alegaciones fueron
cursadas a la Oficina Anticorrupción. Allí le
transmitieron
que, al tratarse de un subordinado de Becerra, le correspondía a éste
abrir el sumario. Conviene añadir que Bettini
no sólo se cubrió con el manto de patrón de los asesores del
Fiscal
General del Estado para impresionar a Bulrich. Se arropó
también
con la amistad del líder socialista español, Felipe
González,
con el embajador de España en Argentina, y con
altos
funcionarios del Ministerio de Justicia. De este modo,
justificó
el "inusual interés" por las licitaciones para remodelar o construir prisiones
en Argentina, operando en nombre de Dycassa,
empresa española interesada en los contratos con el gobierno nacional, un
trámite que nada tenía que ver con sus ocupaciones en
derredor del jefe de los Fiscales, Nicolás Becerra.
Patricia Bullrich, como responsable de asuntos penitenciarios, con los
expedientes del caso bajo su control, no permitió que
Bettini le hiciera la
ominosa oferta y lo expulsó de su despacho. El artículo
258 bis del Código Penal de Argentina, sanciona con prisión
de uno a seis años al que propusiere dádivas a un funcionario
público. Dycassa, la compañía
española
en
el origen de este presunto ilícito, propiedad de Florentino Pérez, hoy
presidente del club Real Madrid, cuenta con los servicios en la Argentina del
estudio del abogado mendocino Roberto Dromi, quien, como José Luis
Manzano y Eduardo Bauzá (...) Dijo
a su alrededor que ejercía lobby, sin voluntad
de sobornar, un argumento que no justifica invocar a Becerra
para conseguir una entrevista muy importante, con objetivos
al margen del ámbito judicial en el que coincidían las
actuaciones públicas con su interlocutora. El libreto excluye
de toda mención al abogado Dromi, con quien está vinculado Dycassa, por lo demás
un amigo y comprovinciano de Becerra.
Estos puntos oscuros podrían constituir ingredientes
para una asociación ilícita con el propósito de
corromper".
Concluyendo
A
pesar de todas las líneas de investigación que se van abriendo, no aparenta
haber real interés por parte del juez Carlos Liporaci en avanzar en el
esclarecimiento de la causa por drogas en Ezeiza. Y es que, mientras la fiscal
María Gabriela Ruiz Morales solicita medidas puntuales para avanzar en la faz
política del tema, el magistrado se hace el desentendido.
Si recordamos los antecedentes de Liporaci veremos que nada es casual. Su
oportuna relación con el menemismo la desnudaron dos hechos puntuales: Domingo
Cavallo al recordar la servilleta de Carlos Corach con los nombres de los jueces
que le respondían a Menem y sus propios fallos, algunos de los cuales
favorecieron a personajes de la talla de Víctor Alderete, José Luis Manzano y
Raúl Moneta. Asimismo, Liporaci fue oportunamente
acusado por su propio secretario, Guillermo Gowland, de firmar órdenes de
allanamiento en blanco y negociar una coima para favorecer la situación
procesal de Alberto Samid, quien en esos momentos era investigado por una
causa de avasión impositiva. Nada es casual. Ni siquiera
los nervios del presidente Kirchner que se siente cada vez más cercado por una
investigación que roza a demasiados funcionarios de su confianza
personal. ¿Un nuevo narcogate?
Christian Sanz
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