En Chile hubo un explosivo aumento de la mendicidad



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13.diciembre/2003 - Chile - Adital* - En los últimos años la cesantía generó
una curiosa "profesión" en Chile: la mendicidad. Según los expertos, "los
que viven de esta forma son individuos que el Estado y la sociedad olvidó y
se transformaron en seres invisibles". Hace más de una década que se
establecieron en el centro de Santiago, se agruparon formando colonias.

Al caer la tarde o entrada la noche, esta nueva generación de mendigos
regresa a sus hogares con alrededor 2.000 ó 4.000 pesos. Todo depende de los
días y el mes. Según estudios de instituciones gubernamentales y ONGs que se
dedican a la ayuda solidaria, existen tres tipos de mendigos: los
"tradicionales", que se localizan en portales, calles principales y escalas
del metro con niños o guaguas en condiciones deplorables; no tienen
residencia fija, generalmente viven en alguna caleta o debajo de un puente y
con sus carteles mal escritos esperan el "aporte" del transeúnte. Más que
mendigos, son "personas en situación de calle", que necesitan ser amparados.

Un segundo tipo es el de supuestos inválidos, que piden para operarse o
comprar medicinas, pero no siempre sufren de algún mal o dolencia: una gran
mayoría usa este argumento para conmover. Por lo general, son los que con
mayor frecuencia se encuentran en las calles. En el tercer tipo de mendigos
se ubican los nuevos "pedigüeños": tienen hogar, están cesantes o
simplemente no quieren trabajar y les acomoda este sistema fácil de obtener
dinero.

La gran mayoría presenta rasgos antisociales, es decir, usan el engaño para
obtener beneficios. Estos mendigos reclutan gente de su misma condición -
guaguas, niños, enfermos, ancianos - para provocar un estado de lástima
morbosa: "Un individuo que vive en la calle y que no tiene patologías
médicas es un caso social, quiere decir que no se adapta o no quiere
adaptarse en el sistema en que vive, y el tipo de intervención que debe
hacerse es psicosocial", dijo la psiquiatra Katherina Llanos, del Instituto
Psiquiátrico José Horwitz Barak.

Buenas intenciones, pocas soluciones

Las diferentes organizaciones que trabajan con este tipo de personas
aseguran que la pobreza en Chile ha aumentado notablemente en estos 10 años,
y afirman que es cuestión de observar el incremento paulatino de limosneros
y vendedores ambulantes en el centro de Santiago. Para ellos, la solución
que propone el gobierno, de entregar donaciones a esas instituciones -Hogar
de Cristo, casas de acogida- no es satisfactoria.

¿Qué lleva a que miles de familias sufran la pobreza? Hay muchas causales,
pero la más importante, en opinión del Dr. Alfredo Pérez, profesor de la
Universidad Católica, es "el aumento de los impuestos, porque acentúa la
pobreza extrema, y parece que el Estado es ciego ante estos problemas". Para
todos los expertos en materias sociales, la pobreza, así como la crisis en
la educación y la salud, podrían ser solucionadas con dos medidas prácticas,
a través de un cobro mayor en los impuestos a las grandes mineras
extranjeras o el aumento de los aranceles a productos importados, para así
reactivar la industria nacional.

¿Y el Estado?

Chile atraviesa por un periodo de miseria social, económica, y moral. Esto
ha llegado a tal extremo que hay familias enteras que se dedican a la
mendicidad, actividad en la que participan desde abuelos hasta nietos.
Estudios recientes indican que el desempleo, la mendicidad y la delincuencia
están relacionados: "Según una encuesta local (Paz Ciudadana, 2002), el 83%
de los delincuentes son cesantes". Para las instituciones que trabajan con
"personas en situación de calle", la ayuda del gobierno es deficiente, lenta
y hasta mínima, porque el Estado no las considera como parte del sistema.

El Censo en Mideplan realizó, en conjunto con el Hogar de Cristo y la
corporación Nuestra Casa, un censo "piloto" en una de las comunas más
antiguas de Santiago, como es Estación Central. Encontraron allí más
mendigos "en situación de calle" de lo que se imaginaban: alrededor de 600,
de los cuales el 68.8% es de sexo masculino y el 89.7% declara saber leer y
escribir. Con estos antecedentes, los tres organismos realizarán el próximo
año el primer censo nacional, en las ciudades de mayor población: Región
Metropolitana, Concepción y Valparaíso. Más que para saber cuántos viven de
la mendicidad, ese censo se realiza para acercarlos al Estado y que, así,
vuelvan a confiar en él; además de saber por qué viven de esa manera. Según
Pilar Cutt: "Sólo un 1,1% que vive en la calle es porque les gusta vivir en
esta condición de libertad. El resto es por causas económicas, familiares y
problemas de adicción".

* Con informaciones de La Pena.