VENEZUELA:Montañas de firmas, a favor y en contra




Humberto Márquez

CARACAS, 2 dic (IPS) - Una montaña de firmas a favor de referendos pro y
contra el gobierno sepultó este martes en Venezuela el primer aniversario
del comienzo de la huelga más larga de su historia, convocada por
empresarios y sindicalistas que intentaron sin éxito derrocar a Hugo Chávez.
Los presagios de líderes de oposición eran por entonces de una guerra civil
"inevitable" si Chávez no aceptaba la convocatoria a un referendo
consultivo, jurídicamente no vinculante pero que políticamente podía ser
demoledor en caso de que la mayoría hubiera respondido a favor de la
renuncia del mandatario

El clima se crispó ese 2 de diciembre de 2002, cuando se inició la huelga
que duró finalmente 63 días, al sumarse a la declaración en rebeldía en
octubre de un centenar de oficiales y soldados en una plaza de Caracas,
uniformados aunque sin armas ni tropas, y que cada pocos días se registraban
manifestaciones.

En abril de ese mismo año había sido el momento culminante cuando un golpe
de estado cívico militar apartó del gobierno a Chávez por 47 horas.

La tensión aumentó con la huelga. Cerraron numerosas escuelas, industrias y
comercios, las estaciones de gasolina quedaron sin combustible, el gas para
cocinar comenzó a escasear, hubo dificultades en la banca y en el transporte
de personas y bienes, y faltaron en los anaqueles productos como harinas,
pastas, lácteos, embutidos y granos.

"Hace un año la gente creía en la confrontación y había poco espacio para la
salida democrática y constitucional que los venezolanos han encontrado"
ahora, observó este martes el secretario general de la Organización de
Estados Americanos (OEA), César Gaviria.

La solución elogiada por Gaviria consistió en un cronograma electoral, que
luego fue diseñado por las autoridades comiciales y que significó para el
oficialismo recoger firmas durante cuatro días para pedir un referendo
contra legisladores opositores y luego éstos hicieron lo propio para poner
en juego la continuidad en el gobierno de Chávez.

Los resultados oficiales de esas jornadas, la última finalizada el lunes, no
se conocerán hasta que el Consejo Nacional Electoral (CNE) concluya el
conteo y así lo disponga.

Pero la suma de lo informado por los respectivos comandos de campaña indica
que se habrían pronunciado en una u otra forma más de la mitad de los 12
millones de venezolanos habilitados para votar.

La oposición asegura haber recolectado 3.602.051 de firmas para habilitar el
referendo revocatorio del mandato de Chávez, mientras que los partidarios de
éste afirman haber recogido 2.669.684 para intentar por el mismo método
constitucional separar del cargo a legisladores contrarios.

Para poner en marcha el referendo revocatorio del cargo de cualquier
funcionario elegido se debe reunir la adhesión de al menos 20 por ciento del
padrón electoral respectivo (el nacional para el presidente y de un distrito
particular para diputados, por ejemplo). Las cifras divulgadas por los
interesados superan con creces ese requisito mínimo.

El CNE, luego de verificar la validez de cada firma, determinará si son
suficientes y, en caso de que así sea, se convocará a los respectivos
referendos. La consulta que decidiría sobre el mandato de Chávez se
efectuaría después del 28 de marzo.

Finalmente, para que Chávez pierda la presidencia en ese eventual referendo
deberán pronunciarse a favor de su revocación al menos uno más que los
3.757.763 de venezolanos que lo llevaron al gobierno en 2002.

En caso de suceder de ese modo antes de agosto de 2004, se convocará a una
elección para reemplazarlo, pero si ocurriese después de esa fecha quien
ocupará la presidencia será el vicepresidente que el propio Chávez designe
para completar su periodo gubernamental de seis años.

La salida mediante referendos fue pactada en un acuerdo entre las partes,
gestionado por Gaviria, el 29 de mayo pasado. En el caso de Chávez, los
opositores debieron esperar a que el 19 de agosto se cumpliese la mitad de
su mandato presidencial.

Todo el proceso depende de los cinco miembros del CNE, donde dos favorecen a
la oposición, dos al oficialismo y un quinto, el ex juez agrario Francisco
Caraqueño, actúa como fiel de la balanza.

La OEA y el estadounidense Centro Carter para la Paz, observadores oficiales
del proceso venezolano, confirmaron este martes su respaldo al CNE. "El
árbitro es confiable, y tengo el íntimo convencimiento de que el pueblo
venezolano lo admira y todos los actores políticos van a respetar las
decisiones de este CNE", dijo Gaviria.

El CNE "ha dado demostraciones de que actuará como un árbitro imparcial y
hará respetar las reglas de juego. Esa sensación se palpa en la ciudadanía y
en la academia", dijo a IPS el analista Eladio Hernández, del Instituto de
Estudios Políticos de la Universidad Central, la principal del país.

El clima de confianza tuvo una traducción callejera inmediata. Apenas
concluida la recolección de firmas este lunes, el comercio formal e informal
entró en febril movilización para procurar las ventas de la temporada
navideña.

Por contraste, hace un año los venezolanos contemplaban cerrados los más
vistosos locales comerciales, las amas de casa hacían largas colas para
procurarse harina para el plato típico de la Navidad, la hallaca (un especie
de gran tamal), y los automovilistas formaban fila durante dos o tres
jornadas para conseguir un poco de combustible.

"Este año por lo menos se quedaron tranquilos los unos y los otros con lo de
las firmas", comentó a IPS Jorge Castro, un comerciante de pinos y adornos
de Navidad. "El año pasado perdí casi 25.000 dólares, porque las ventas ser
quedaron frías".

La huelga, levantada el 2 de febrero de 2003, cuando el gobierno ya había
recuperado la producción de petróleo crudo y derivados, causó pérdidas al
país estimadas en unos 10.000 millones de dólares, casi nueve puntos del
producto interno bruto.

Pasadas esas páginas, con "luz al final del túnel", según editorializó este
martes el diario El Tiempo de la vecina Colombia, los contendores se
aprestan ahora a la nueva batalla, legal y política, sobre los referendos
que han solicitado.

Pero las acusaciones ya menudean. Chávez dijo que la oposición "prepara un
megafraude, y el pueblo y el CNE deben estar ojo avizor", a lo que el
cáustico analista Teodoro Petkoff replicó recordando que "los fraudes los
hacen los gobiernos, no la oposición".

El líder de la coalición opositora Coordinadora Democrática, Enrique
Mendoza, aseguró que "el pueblo no quiere más trucos, y no debe confundirse
respeto con debilidad ni paciencia con cobardía. Las maniobras no torcerán
nuestra voluntad".

Sin embargo, Hernández es optimista al opinar que "habrá obstáculos en este
camino y seguirá la confrontación política, que es inherente a la
democracia, pero no habrá un crecimiento hacia ninguna guerra civil: la
confrontación violenta está descartada de plano".