COLOMBIA: Secuestrada, violada y arrestada por rebelión




María Isabel García

BOGOTA, nov (IPS) - Rina Bolaño fue la primera mujer en Colombia que se
atrevió a denunciar su violación cometida mientras estaba cautiva, en su
caso por la guerrilla. Entonces fue detenida por la policía y acusada de
rebelión.
Su caso demuestra hasta qué punto los actores armados ejercen control no
sólo sobre el territorio, sino sobre la vida cotidiana, el afecto y el
cuerpo de las mujeres, afirman organizaciones femeninas.

Puesta en libertad tras 46 días en prisión sin que se le probaran cargos,
Bolaño anunció que trabajaría con la Red de Mujeres Víctimas de Abuso Sexual
y otras organizaciones que impulsan un acuerdo humanitario parcial para
proteger a mujeres y niñas colombianas de los actores armados.

"Su caso es emblemático", dijo a IPS la defensora delegada para la niñez, la
juventud y la mujer de la Defensoría del Pueblo, Beatriz Linares.

Bolaño denunció el 2 de septiembre a la fiscalía que el jefe guerrillero
conocido como "Beltrán", del frente 19 de las izquierdistas Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), la violó mientras era mantenida en
cautiverio.

El frente 19 de las FARC opera en el septentrional departamento del Cesar,
cerca de la Sierra Nevada de Santa Marta, en la región Caribe, donde tienen
presencia el también izquierdista insurgente Ejército de Liberación Nacional
(ELN) y las paramilitares y derechistas Autodefensas Unidas de Colombia.

Bolaño fue secuestrada allí el 12 de agosto, cuando se desempeñaba como
bacterióloga en una empresa de salud que atiende a los indígenas arahuacos,
quienes presionaron por su liberación e informaron del caso a la Defensoría
del Pueblo. Y fue liberada el 27 del mismo mes.

Poco después de la denuncia de Bolaño, Beltrán la desmintió al entregarse a
la policía en la aldea de Pueblo Bello, departamento del Cesar, cuya capital
es Valledupar.

Entonces el caso dio un vuelco inesperado: la bacterióloga pasó de acusadora
a acusada, pues el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, policía de
inteligencia), la detuvo en Bogotá adonde había llegado en busca de
protección.

El 4 de septiembre la defensoría asumió el caso y ordenó que un defensor
público se ocupara del proceso por secuestro y violación, radicado en
Valledupar.

Ese mismo día, Bolaño se reunió con el jefe del programa de protección de
testigos de la Fiscalía General de la Nación, donde fue informada de que no
podía ser protegida "porque el proceso no tiene ningún adelanto", relató
Linares.

Al día siguiente, Bolaño se entrevistó con el vicepresidente Francisco
Santos --máximo responsable de la política de derechos humanos--, quien le
ofreció apoyo y contactos para conseguir trabajo.

La bacterióloga decidió instalarse en casa de unos parientes en Bogotá,
hasta donde llegaron el 6 de septiembre agentes del DAS con el pretexto de
brindarle protección y la "escoltaron" hasta la sede policial.

El domingo 7, Linares supo que "a Rina se la llevaron para el DAS unos
agentes que dijeron que actuaban en nombre del vicepresidente Santos".

Linares decidió confirmar el informe, y allí descubrió el montaje de la
policía de inteligencia. Esa misma noche Bolaño fue acusada de rebelión.

"Me llamó por teléfono y me preguntó qué significaba estar acusada de
rebelión y por qué había pasado de acusadora de violación a acusada de
rebelión", relató Linares a IPS.

El lunes 8 de septiembre, la Defensoría en Valledupar constató que la orden
de captura había sido expedida el sábado, hecho no habitual por tratarse de
fin de semana.

El abogado defensor de Valledupar también encontró que la orden de captura
estaba respaldada por declaraciones de tres guerrilleros del ELN que
desertaron y se entregaron a las autoridades, según las cuales Bolaño era
"la comandante Lenis, alias La gorda".

Un cuarto testigo, también desertor del ELN quien dijo no conocer a los
otros tres ex compañeros de armas, afirmó haber visto a Bolaño bailando
champeta (ritmo que exige gran agilidad corporal) en diciembre de 2000,
cuando la bacterióloga cursaba el octavo mes de embarazo de su segunda hija.

Mientras el caso se hacía visible en los medios de comunicación, los
testigos empezaron a contradecirse, según constató la procuraduría regional,
que también los interrogó.

Otro interrogatorio, solicitado por el defensor público, mostró que los
testigos declararon bajo presión, y que finalmente se retractaron. Entonces,
solicitó la libertad inmediata de Bolaño y el fin de la investigación en su
contra.

"Los que me inculparon luego me defendieron (...) La primera vez que vi a un
guerrillero fue el día en que me secuestraron", declaró Bolaño más tarde, al
salir de la cárcel de mujeres de El Buen Pastor, en Bogotá.

La solicitud de libertad estaba lista desde el 10 de octubre, pero la fiscal
de primera instancia que la redactó sólo la hizo efectiva el día 22, cuando
se conoció el pronunciamiento del fiscal de segunda instancia.

La providencia que condujo a la libertad de Bolaño es considerada ejemplar
por las organizaciones de mujeres que han adoptado el caso como símbolo.

Linares señaló que el análisis se centró en los testimonios contradictorios,
y reprochó a la fiscal de primera instancia por no haber tenido en cuenta el
dictamen forense, según el cual Bolaño mostraba lesiones graves en un seno
por las que le reconocieron diez días de incapacidad.

Pese a la contundencia de la providencia, la investigación no concluyó.
Bolaño está libre pero aguarda que su caso finalice, y "eso nos preocupa",
dijo Linares.

Los confusos hechos despiertan muchas preguntas de índole jurídica, social y
política.

"Lo más aterrador es que las autoridades no den validez a la afirmación de
una mujer sin antecedentes contra la palabra de tres desertores que el
Estado califica de terroristas", dijo Linares para quien el caso también
tiene ingredientes de machismo.

Lo mismo consideró Felipe Zuleta, columnista del semanario bogotano El
Espectador.

Arbitrariedades y vejámenes como los cometidos contra la bacterióloga
ocurren "porque en esta sociedad machista a los hombres no les importa que
violen a sus mujeres, siempre y cuando ellas se queden calladas, cosa que no
hizo Rina", escribió Zuleta.

En la actual coyuntura nacional "cada vez es más urgente que los actores
armados respeten la vida, dignidad y derechos de las mujeres para que hechos
tan aberrantes como el de Rina Bolaño no se vuelvan a repetir", señala un
comunicado de la Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz.

La organización se apoya en datos de la Comisión Colombiana de Juristas,
según los cuales entre julio de 2001 y junio de 2002, 445 mujeres perdieron
la vida por la violencia sociopolítica.

De ellas, 415 murieron fuera de combate, 367 por ejecución extrajudicial u
homicidio político, 26 por desaparición forzada y 22 por homicidio contra
personas socialmente marginadas.

Algunas versiones indican que la rendición de Beltrán fue obligada por sus
jefes, a quienes no interesa fomentar la mala imagen de maltrato a las
mujeres.

Entre 1996 y 1999 "se produjo un incremento de más del 300 por ciento en el
número de mujeres víctimas de secuestro", señala el informe "Violencia
sociopolítica contra mujeres y niñas en Colombia".

En ese período fueron secuestradas 272 mujeres, 248 por grupos guerrilleros.

El documento fue elaborado por la Mesa Mujer y Conflicto Armado, en la que
confluyen diversas organizaciones, y es el más reciente sobre el tema.

"Con todos los casos de esta índole que ocurren en Colombia, la valentía (de
Bolaño) es ejemplar", dijo Linares.

"Desafortunadamente, por el giro que tomaron las cosas y la actuación de las
autoridades, no resulta muy pedagógico pues otras mujeres tal vez lo
pensarán dos veces", comentó