CHILE-BOLIVIA; Ni contigo ni sin ti



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Gustavo González*

SANTIAGO, nov (IPS) - El presidente de Chile, Ricardo Lagos, promoverá en la
Cumbre Iberoamericana de este mes en Bolivia un respaldo a la continuidad
institucional en ese país, al tiempo que buscará restañar las últimas
heridas de un eterno conflicto bilateral que se actualiza permanentemente.
El gobierno chileno fue uno de los que defendió la ratificación de la
central ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra como sede de la XIII
Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, programada para el
14 y el 15 de este mes.

La cita en esa ciudad estuvo en duda y las cancillerías latinoamericanas
llegaron a analizar su posible traslado a España durante las intensas
protestas populares que culminaron el 17 de octubre con la renuncia al
gobierno de Bolivia de Gonzalo Sánchez de Lozada, sustituido por el hasta
entonces vicepresidente Carlos Mesa.

Un equipo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile visitó a fines de
octubre la sede de la cumbre y descartó riesgos para la seguridad de Lagos,
aunque es previsible que su presencia dé lugar a manifestaciones
"antichilenas".

El rechazo del movimiento indígena boliviano a la construcción de un
gasoducto para exportar gas natural de ese país a la costa oeste de Estados
Unidos por un puerto chileno fue el detonante de las masivas revueltas que
depusieron a Sánchez de Lozada y dieron lugar a la investidura presidencial
de Mesa por el Congreso.

"La oposición popular boliviana, no sólo campesina, a la exportación (del
gas) por Chile es fruto histórico de la guerra del Pacífico (1879-1883) en
la que Bolivia perdió su litoral marítimo", recordó en declaraciones a IPS
el sociólogo peruano Alberto Panessi.

En ese conflicto bélico las tropas chilenas derrotaron a Perú, que perdió la
provincia de Tarapacá, y a Bolivia, despojada de la provincia de
Antofagasta. Un tratado suscrito en 1904 estableció que Chile daría
facilidades portuarias y de transporte a los bolivianos en compensación por
la pérdida de territorio.

La aspiración permanente de Bolivia de recuperar una salida soberana al
océano Pacífico ha pesado negativamente en las relaciones con Chile, con
frecuentes rupturas de los vínculos diplomáticos, la última de las cuales se
produjo en 1978 y que permanece hasta ahora.

En febrero de 1975, los dictadores Hugo Banzer de Bolivia (1971-1978) y
Augusto Pinochet de Chile (1973-1990) se reunieron en la localidad
fronteriza de Charaña y decidieron reanudar las relaciones a nivel de
embajadas, interrumpidas en 1962.

También en ese encuentro acordaron negociaciones para que Bolivia pudiera
contar con una franja territorial de acceso al océano Pacífico.

La fórmula de habilitar un corredor al norte de Arica, el más septentrional
de los puertos chilenos, fue virtualmente vetada por Perú, que invocó el
tratado de límites firmado con Chile en 1929 para exigir participar en un
acuerdo que incluía territorios que le pertenecieron hasta la guerra del
Pacífico.

Así, en marzo de 1978 Banzer rompió una vez más los vínculos diplomáticos
con Chile y los redujo a relaciones consulares luego de que el régimen de
Pinochet rechazara la posibilidad de abrir el corredor por la antigua
provincia de Antofagasta, actual Segunda Región de Chile.

Pese al secular conflicto político y diplomático, ambos países permanecen
unidos por intereses económicos y comerciales, que trascienden la visión de
los bolivianos, los cuales "consideran a Chile una nación expansionista",
señaló Panessi.

Chile y Bolivia pusieron en vigencia en julio de 1993 un acuerdo de
complementación económica en el marco de la Asociación Latinoamericana de
Integración y el 25 de noviembre de 2002 iniciaron negociaciones para un
tratado de libre comercio.

Pero la viceministra boliviana de Industria y Comercio Exterior, Ana María
Solares, anunció el día 2 que el gobierno de Mesa había resuelto frenar esa
negociación comercial, que debía concluir a fines de año, pues considera que
un tratado acentuará el desequilibrio de la balanza comercial, favorable a
Chile.

En cambio, Bolivia prefiere perfeccionar el acuerdo de complementación
económica.

Un fracaso del tratado de libre comercio tendrá como principal perjudicado a
Bolivia, comentó a IPS el empresario chileno Ramiro Aravena, presidente de
la Cámara de Industriales de Arica, puerto situado 2.050 kilómetros al norte
de Santiago y por donde circula 70 por ciento de la carga boliviana desde y
hacia el océano Pacífico.

Aravena se quejó por el "sentimiento antichileno" que se inculca a los
bolivianos por parte de dirigentes "para aprovecharse políticamente de
ellos, para utilizarlos como masa".

"Pero la gente con la que uno trabaja (en Bolivia), la gente que produce, la
gente que hace negocios tiene otra visión de lo que es Chile. Ellos 'no
están ni ahí' (no les importa) con salir o no salir al mar, ese es un cuento
aparte para ellos", afirmó.

El empresario explicó que gracias al tratado de complementación económica,
en Arica se hace certificación de origen de productos bolivianos así como de
bienes chilenos que van al vecino país, en especial alimentos.

Aravena añadió que las exportaciones bolivianas hacia Chile son escasas y
culpó al gobierno de Lagos de impedir su ampliación.

"Mucha gente dice '¡no les demos esto, no les demos esto otro!' Yo pienso
que tenemos que darles sin pedir nada a cambio, porque la ciudadanía
(boliviana) en general siempre tiene el concepto de que nosotros nos
aprovechamos de ellos", apuntó.

Una mayor apertura a productos bolivianos, que no existen en Chile, como los
palmitos o las piñas, permitiría procesarlos en Arica y exportarlos o bien
destinarlos al mercado nacional, agregó el empresario, que fustigó la
imposición de cuotas al ingreso de alimentos y otras materias primas de
Bolivia.

Lagos planea reunirse en Santa Cruz de la Sierra con Mesa para reactivar las
negociaciones del tratado comercial y es muy probable que no insista
mayormente en el conflictivo tema del gasoducto para unir la zona productora
de gas de Tarija con el puerto chileno de Punto Patillos, en la región de
Antofagasta.

Mientras, la portavoz del consorcio Pacific LNG, Petrina Fahey, dijo el 30
de octubre al diario chileno La Segunda que Punto Patillos seguía siendo "la
única opción económica y técnicamente viable" para la exportación del gas
boliviano, luego de investigar 11 posibilidades de rutas y puertos.

Pacific LNG, conformado por la firma española Repsol-YPF, las británicas
British Gas y British Petroleum y la estadounidense Pan American Energy,
prevé invertir 5.000 millones de dólares en la construcción del gasoducto y
del puerto para exportar ese gas de Bolivia al occidental estado
estadounidense de California.

Desde Lima, Panessi advirtió que los líderes del movimiento indígenas en
Bolivia exigen la industrialización local del gas, pero no aclaran de dónde
obtendrían los recursos necesarios.

Por su parte, el embajador peruano en La Paz, Hernán Couturier, sostuvo que
80 a 90 por ciento del pueblo boliviano prefiere que el gas salga por el
puerto de Ilo, en el sur de su país.

Para compensar el mayor costo que requeriría el tendido del gasoducto hasta
Perú, el vicepresidente de ese país, Raúl Diez Caneseco, propuso ofrecer a
Bolivia el financiamiento de los gastos extras que le demandaría la
utilización de Ilo.

Jorge Manco Zaconetti, analista peruano en hidrocarburos y minas, dijo a IPS
que, con la exportación de gas Ilo, este puerto podría convertirse en eje
del desarrollo de la macrorregión sur de Perú.

En Chile, el economista Hugo Fazio, del Centro de Estudios Nacionales de
Desarrollo Alternativo, dijo a IPS que la movilización social de Bolivia es
de "extraordinaria importancia", ya que se inscribe en una tendencia
regional de rechazo al neoliberalismo, con precedentes últimamente en
Venezuela, Brasil y Argentina.

"El asunto de fondo (en las relaciones bilaterales) está en el sentimiento
arraigado de manera muy fuerte en la población de Bolivia de que se le
arrebató una parte de su territorio. Eso no se soluciona en un día ni en un
mes. Tiene que ser fruto de un proceso", concluyó Fazio.

* Con aportes de Abraham Lama (Perú) (FIN/2003)