ARGENTINA-BRASIL:¿Qué presidente está a la izquierda?



Marcelo Pereira
http://ipsenespanol.net/interna.asp?idnews=22725
Montevideo, jul (IPS) - Qué significa ser izquierdista no está tan claro en
América Latina como hace 30 años, pero de todos modos el mandatario
argentino Néstor Kirchner parece estar, inesperadamente, a la izquierda de
su par brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Kirchner hace "exactamente lo que habría derecho a esperar" de Lula, "si
éste no hubiera avisado después de asumir (y sólo después) que lo que decía
desde la oposición era 'bravata'", escribió el periodista Clovis Rossi el 27
de junio en el diario brasileño Folha de Sao Paulo.

El hecho es que Kirchner, un abogado en buena posición económica, pareció
más radical al enfrentarse a los grupos de poder, en poco más de un mes de
gobierno, que Lula, un ex obrero y sindicalista metalúrgico, que comenzó a
trabajar en la infancia para escapar del hambre y lleva medio año de
mandato.

El presidente argentino pasó a retiro a los altos oficiales militares con
actividad en la dictadura de 1976-1983, removió a jerarcas policiales
acusados de ser tan brutales como venales, e intervino el organismo que
brinda servicios sociales a jubilados, controlado por una burocracia
sindical con fama de corrupta.

También arremetió contra la desprestigiada mayoría de la Corte Suprema de
Justicia designada durante el gobierno de Carlos Menem (1989-1999), logró la
renuncia del presidente de ese tribunal y propuso para reemplazarlo a un
destacado jurista defensor de los derechos humanos.

Además, anunció que no frenará los pedidos de extradición de militares
argentinos acusados de violaciones a los derechos humanos.

En el comienzo de su negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI),
Kirchner criticó las políticas que ese organismo aconsejó en las últimas
décadas, y proclamó que no pagará la deuda a costa del bienestar de la
población.

Esta semana, en España, también fue duro ante empresarios de ese país, que
hicieron grandes negocios con la compra de las principales empresas públicas
argentinas y ahora presionan para no afrontar los costos de la crisis del
modelo que los benefició.

En cambio, las noticias más impactantes de Brasil se vinculan a un plan
contra el hambre aún sin implementar, una estrategia de liderazgo
latinoamericano como base para su proyección al mundo, un fuerte ajuste
fiscal y una reforma jubilatoria resistida por empleados públicos, cuyos
beneficios busca recortar.

Las explicaciones sobre esa aparente paradoja varían, pero en general se
destacan las importantes diferencias entre los puntos de partida de ambos
mandatarios.

Cuando asumió Lula, regía un acuerdo con el FMI firmado por su antecesor,
Fernando Henrique Cardoso, para evitar el colapso financiero luego de que en
2002 el país se quedara sin crédito ni para exportaciones, con alta
inflación, la moneda depreciada y evaluado como mercado en extremo riesgoso
para las inversiones.

Por eso Lula dijo en su campaña electoral que respetaría ese acuerdo con el
FMI, así como los compromisos de pago de deuda, para no crear una grave
desestabilización.

Argentina cesó el pago de su deuda a fines de 2001, en medio del descalabro
económico, político y social. Luego encaminó la política económica hacia la
industria local y el aumento de las exportaciones agrícolas gracias a la
devaluación de la moneda, algo que al menos logró frenar la caída.

Kirchner se vio favorecido por anunciar en su campaña que mantendría ese
rumbo, pero aún le falta negociar acuerdos con el FMI y otros acreedores.

El principal problema en Brasil, con una tasa de interés de 26 por ciento,
es el endeudamiento, cuyo pago de intereses exige un superávit muy difícil
de lograr, explicó a IPS un economista argentino con amplia experiencia
internacional que no quiso ser identificado.

Eso explica que Lula necesitara y necesite un fuerte ajuste, la reforma
previsional y otras medidas, para reducir el gasto y tranquilizar a los
mercados para atraer capitales y refinanciar deuda, sostuvo.

La meta actual de superávit fiscal primario (sin contar el pago de intereses
de la deuda) es mayor que la acordada con el FMI por Cardoso, a quien el
izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), liderado por Lula, acusaba de
neoliberal.

Lula frenó la inflación y la depreciación del real, y la percepción
internacional de riesgo para invertir en Brasil decreció mucho. Pero hay
recesión industrial, y lo que salva a las exportaciones es la agricultura,
que produce como nunca.

Lula destaca que opera con el presupuesto para este año aprobado en 2002
bajo el gobierno de Cardoso, y alega que tras "ordenar la casa" será posible
iniciar "un nuevo ciclo de crecimiento con justicia social",

Para ello apuesta a construir un "mercado de consumo de masas", incluyendo a
40 millones de personas que viven al margen de la producción, del consumo,
de los servicios públicos y del acceso a bienes educativos y culturales.

El Ministerio de Hacienda entiende posible hacer una "política
macroeconómica conservadora, y a la vez encarar una política social
agresiva", y destaca que "sin la inclusión de los pobres ni mejorar la
calidad de vida de la población, el país crece menos".

Pero dos profesores de la Universidad de Sao Paulo, Brasilio Sallum Junior,
de sociología, y Eduardo Kugelmas, de ciencia política, expresaron en un
artículo su visión menos optimista del proceso.

Opinaron que Lula "no rompe la hegemonía liberal consolidada por Cardoso" y,
"en términos globales, parece ser la continuación, profundizada, del segundo
gobierno de Cardoso", que definen como "liberal desarrollista".

"Todo sigue como antes" en materia macroeconómica, pero con "un ajuste más
fuerte", y se "reanudó el programa de reformas estructurales interrumpido
por Cardoso por falta de condiciones políticas", alegaron Kugelmas y Sallum.

"La diferencia más notable" es que Lula creó organismos de "negociación y
asesoría" con sectores sociales, en vez del "modelo de decisión
tecnocrática" anterior, aunque el papel de esos organismos "no está claro",
apuntaron.

Lula emprendió "un trabajo de desconstrucción para cambiar valores, y
promover la inclusión social y los derechos humanos. La construcción de
nuevos valores demanda tiempo", señaló a IPS la diputada Luci Choinacki,
diputada del ala izquierda del PT.

También marca diferencias el hecho de que Lula haya logrado mayoría absoluta
en la segunda vuelta electoral y Kirchner se quedara con sólo 22 por ciento
de los votos de la primera, al no poder competir con Menem, quien renunció a
la ronda siguiente cuando las encuestas le auguraban una dura derrota.

Así, el mandatario argentino debió buscar respaldo desde la presidencia,
mientras que Lula se dedica desde la campaña electoral a dejar atrás su
imagen izquierdista, que le hizo perder tres elecciones.

Es que el heterogéneo Partido Justicialista (peronista) de Kirchner no
despierta el mismo tipo de temores y ha pasado varias veces por el gobierno
desde 1945.

"Lula tiene como prioridad buscar confianza ante los mercados
internacionales", y "Kirchner dedicó su primer mes de gobierno a dar señales
fuertes que le permitan aumentar su legitimidad de origen", comentó a IPS
Graciela Romer, de Romer y Asociados, una de las consultoras y encuestadoras
más importantes de Argentina.

"Para Kirchner, haber logrado 80 por ciento de apoyo (en las encuestas) a su
gestión es casi tan importante como para Lula aventar los fantasmas de
izquierda. Ambos se han dedicado a profundizar un estilo de 'política de
gestos'", pero con destinatarios diferentes, explicó.

Quizás es por eso que ambos afrontan resistencia en sus partidos, Kirchner
desde el ala derecha del peronismo, y Lula desde la ultraizquierda del PT.

Los dos países vivieron crisis en los últimos años, pero Argentina sufrió
impactos mucho más graves y acelerados. Eso juega, en cierto sentido, a
favor de Kirchner, pues entre otras cosas los grupos de poder perdieron
capacidad de presión.

En tanto, Brasil era y es uno de los países con mayor desigualdad social en
el mundo, y buena parte de la población nació en la crónica indigencia.

"Argentina no tenía casi nada que perder, en medio a la crisis que elevó la
cantidad de pobres a 53 por ciento de la población, una situación
inaceptable y difícil de creer en un país que tenía un nivel europeo",
señaló Choinacki, vinculada con el Movimiento de los Sin Tierra.

Marcos Novaro, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, entiende
que no es pertinente comparar a los dos presidentes, porque hasta ahora
Kirchner sólo ha hecho "ensayos y gestos".

"Hubo medidas interesantes y bien encaminadas", pero aún debe "enfocar los
problemas y definir una agenda de prioridades" económicas, con conciencia,
al negociar con el FMI, de que el país "ha llegado a un punto crítico y que
tiene que recuperar inversiones y restablecer el flujo de capitales", dijo a
IPS.

* Con aportes de Viviana Alonso (Argentina) y Mario Osava (Brasil).
(FIN/2003)