ECUADOR: Depredación maderera en trasfondo de guerra indígena



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Kintto Lucas

PUYO, Ecuador, 2 jun (IPS) - La explotación ilegal de madera en la amazonia
de Ecuador parece ser el telón de fondo de la guerra indígena, que incluye
crueles costumbres ancestrales y ya costó la vida de unos 30 tagaeri a manos
de huaorani en la oriental provincia de Pastaza.
Portavoces de la policía local y de la Organización de Nacionalidad Huaorani
de la Amazonia Ecuatoriana (Onhae) no dudan en apuntar a los madereros que
operan en la región como los instigadores del conflicto y proveedores de
armas a las dos partes.

Sin embargo el comandante general de la policía ecuatoriana, Edgar Vaca,
aclaró que hasta no llegar a la comunidad Tiguino, donde fueron asesinados
los indígenas el martes pasado, e "indagar sobre los hechos" nadie puede
saber con exactitud el "móvil del crimen" ni quienes son los implicados.

Desde un helicóptero del ejército, que sobrevoló la zona el domingo al no
poder aterrizar por el mal tiempo, se alcanzó a filmar varios cuerpos de
adultos y niños y chozas quemadas.

También se informó que indígenas tagaeri incendiaron el viernes un complejo
turístico ubicado en las cercanías de la población de Tiguino,
presumiblemente para vengar por las muertes, aunque parece ser sólo un aviso
ya que no se registraron víctimas.

A pesar de esa sucesión de hechos violentos entre indígenas, un oficial del
ejército dijo antes de partir hacia la zona que "la patrulla no va a
interferir en las costumbres ni en los procedimientos de sanción ancestrales
de los huaorani".

"Los militares somos muy respetuosos en ese sentido y haremos sólo un
reconocimiento", apuntó antes de abordar su helicóptero.

Los huaorani de la comunidad Tiguino utilizaron escopetas para matar a unos
30 tagaeri, entre ellos mujeres, niños y ancianos, y como prueba de triunfo
exhibieron la cabeza de un veterano guerrero de la etnia atacada.

"Sólo los madereros que están en la zona pueden haber dado armas a la
comunidad de Tiguino, porque el lugar (de la masacre) es prácticamente
inaccesible", señaló uno de los policías locales que informó del
enfrentamiento.

La Onhae ha señalado en reiteradas oportunidades que las firmas madereras y
petroleras estaban explotando los recursos naturales en un territorio
declarado hace dos años "intocable" por el gobierno, y donde los tagaeri
viven en forma nómade.

Pero los representantes de las empresas petroleras aseguran que su actividad
es legal y que cumplen todos los requisitos para no afectar el ambiente como
lo estipula el Ministerio de Energía y Minas, mientras que la explotación
maderera se hace de modo ilegal por personas que dicen actuar de modo
independiente.

El nuevo debate sobre las consecuencias de la actividad maderera y petrolera
en la amazonia ecuatoriana cobró otra vez una gran fuerza al divulgarse el
29 de mayo en Puyo, la capital de la provincia de Pastaza, los detalles de
la masacre cometida tres días antes.

"Los madereros se han quejado de que los tagaeri no dejan extraer la madera
porque los atacan. Incluso en marzo del año pasado mataron a lanzazos a tres
madereros que estaban cortando árboles", indicó Manuela Omari, dirigente de
la organización huaorani.

Ellos son "los responsables directos, que pagaron a un grupo de 12 indígenas
huaorani de Tigüino para que asesinen a los tagaeri y así poder sacar la
madera", añadió Omari.

En marzo de 2002, el corresponsal en Puyo del diario El Comercio, de Quito,
informó que se habían encontrado 16 grupos de madereros talando "
indiscriminadamente el bosque primario" con motosierras. La madera era
sacada por el río Tigüino hasta llegar a una carretera.

"Hay canoas que llevan hasta 400 piezas, que luego van por carretera y hay
días que salen entre cuatro y seis vehículos llenos de madera", informó el
diario en esa oportunidad. Por esa misma época los tagaeri mataron a tres
colonos de un grupo que extraía madera en la zona de Tiguino.

Omari precisó que la matanza de Pastaza enluta a la familia huaorani,
porque "los tagaeri, los de Tigüino y de todas las comunidades huaorani
somos una sola familia, y nos entristece que se haya dado este hecho".

La comisión de dirigentes de la Onhae que viajó el viernes a la zona en un
helicóptero militar para intentar mediar, no pudo llegar al lugar debido al
mal tiempo.

El indígena shuar Marcelino Chumpi, presidente del Consejo de las
Nacionalidades y Pueblos Indígenas del Ecuador, entidad que cuenta con rango
ministerial pero mantiene autonomía, explicó que la mediación en esos casos
es muy difícil aunque es necesario "trabajarla".

"Los tagaeri no aceptan contacto con el mundo occidental por lo tanto la
medicación debe ser entre dirigentes de los pueblos enfrentados con la
participación de algún dirigente de otra comunidad que sea independiente del
conflicto", explicó.

Agregó que a veces "para lograr la paz se estila que la comunidad agresora
otorgue los hijos o hijas de sus guerreros al pueblo agredido, para que
vivan y se integren a ese pueblo".

Indígenas tagaeri mataron en noviembre de 2001 a dos indígenas kichwas
ancianos, que cosechaban en una chacra y recogían huevos de tortuga en la
zona de Curaray, también en la provincia de Pastaza, después de ser
desplazados de su territorio por compañías petroleras.

Luego los clavaron con 14 lanzas "a la tierra que los vio nacer", cumpliendo
así el ritual de la muerte, reconocido en este pueblo amazónico, que vive en
guerra permanente por mantener su espacio de tierra, cuando mata a un
enemigo.

En esa oportunidad, Armando Vargas, uno de los habitantes del lugar, aseguró
que hacía 35 años que los tagaeris no atacaban a las comunidades kichwa
aunque se mantuvieran en un área relativamente cercana.

"Esto hace pensar que están desesperados ante la penetración imparable de
las petroleras y madereras a su territorio", afirmó Vargas.

Por su parte, Giovanna Tassi, directora de la agencia de prensa
ambientalista Tierra en Puyo, considera que el ataque tagaeri de la semana
pasada fue un llamado de atención por la actividad petrolera y maderera que
se desarrolla en la Amazonia, que podría provocar un fuerte deterioro
ambiental.

Por la vía Auca, que corta a la mitad el territorio ancestral de esa
comunidad indígena, avanzan los oleoductos, mientras que más al norte, junto
al río Tiguino, se encuentran los madereros talando el bosque.

"Los tagaeri huyen del ruido, del acoso, y ahora se han quedado en la zona
de Curaray. Es tiempo de huevos de charapa (tortuga) y los monos están
gordos listos, para ser cazados y comidos y por lo tanto permanecerán ahí",
comentó Tassi.

Pero la acción de los tagaeri ya fue centro de la atención internacional en
1987, cuando más de 100 lanzas acabaron con la vida del obispo Alejandro
Labaka y de la religiosa Inés Arango, quienes habían llegado en helicóptero
a territorio auca para conversar con ellos.

Los representantes de la Iglesia Católica intentaban contactarse con los
tagaeri para ponerles al tanto de la avanzada petrolera y analizar medidas
para ayudarlos.

"Los clavaron en el suelo amazónico que tanto amaban, inmolados sobre el
altar del petróleo", comentó Tassi.

Este "temible pueblo guerrero" fue definido por el investigador Miguel Angel
Cabodevilla como el último grupo indígena no contactado que deambula por la
selva como fantasmas errantes, armados de lanzas y desnudos defendiendo su
espacio vital.

Alrededor de 30 por ciento de los 12,5 millones de ecuatorianos son
indígenas distribuidos en 12 etnias, la principal de las cuales es la
kichwa, que habita la región de la Sierra y de la Amazonia.

También viven en la Amazonia los cofán, siona, secoya, huaorani, achuar,
shuar y zápara, mientras que en la costa del océano Pacífico se ubican los
awa, chachi, epera y tsáchila.

Los indígenas, que participan desde 1996 en las elecciones a través del
Movimiento Pachakutik, son aliados del gobierno de Lucio Gutiérrez, que
asumió el 15 de enero (