VENEZUELA-COLOMBIA: Uribe y Chávez apagan los micrófonos



Humberto Márquez

CARACAS, 22 abr (IPS) - Los presidentes Alvaro Uribe, de Colombia, y Hugo
Chávez, de Venezuela, intentan contener la expansión del conflicto armado
colombiano y de la "diplomacia de micrófono" que ha lacerado la relación
bilateral.
Ambos mandatarios se reunirán este miércoles en la fronteriza localidad de
Puerto Ordaz, al sudeste venezolano, tras el escalamiento en los últimos
meses de una guerra de declaraciones sobre vigilancia de fronteras,
animadversión política y acusaciones de vínculos entre gobiernos y grupos
armados ilegales.

Parlamentarios de Colombia acusaron a Chávez de apoyar a la guerrilla
izquierdista colombiana y de permitirle mantener bases en territorio de
Venezuela, a lo que el presidente venezolano respondió: "¿Qué quieren, que
rompamos relaciones?".

El vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, afirmó a su vez que en
Colombia "hay nexos entre el ejército y los paramilitares de derecha" con
presencia en territorio venezolano.

El vaivén de declaraciones fue acompañado por incidentes fronterizos.

Hace una semana, el jefe de las paramilitares Autodefensas Unidas de
Colombia, Carlos Castaño, dijo que la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional de
Venezuela ingresaron en territorio colombiano para ayudar a guerrilleros
asediados por su fuerza derechista.

Autoridades militares de uno y otro país, con apoyo de sus respectivas
cancillerías, reivindican una actuación correcta de control fronterizo y
combate a grupos armados irregulares, y acusan al otro lado de descuido ante
el delito.

Además, el control de cambios implantado por Venezuela hace tres meses
mantiene retenidos 300 millones de dólares cuyo cobro aguardan firmas
colombianas, y amenaza a Colombia con el derrumbe de su mercado venezolano,
que es el principal después del de Estados Unidos.

A ese cúmulo de roces se suma la parálisis de mecanismos binacionales de
cooperación fronteriza, que abarcan desde cuestiones militares hasta otras
ambientales y de desarrollo económico.

La cumbre de Puerto Ordaz será la segunda de Chávez y Uribe, quienes se
reunieron en noviembre en la septentrional ciudad colombiana de Santa Marta.

"Lo primero que hay que advertir, por encima de la hojarasca de
declaraciones, es que estamos muy lejos de una guerra", dijo a IPS Carlos
Romero, profesor de Estudios Internacionales de la Universidad Central de
Caracas.

"Se vive una relación difícil, reflejo de dificultades internas, pero los
presidentes pueden buscar consensos y equilibrios, y trabajar para que no se
expanda el conflicto armado colombiano, lo que está en el interés de cada
país y también en el de Estados Unidos", alegó.

Las autoridades de Venezuela "han tenido un discurso duro (hacia Colombia),
en particular el vicepresidente Rangel, pero no se meten con Uribe, como
diciéndole 'con nosotros se puede trabajar', y para que el nivel de la
cumbre restablezca la confianza", añadió Romero.

"Chávez tiene un discurso revolucionario y Uribe uno conservador, pero ambos
son personalistas, gobiernan al margen de partidos y tienen propuestas
inmediatistas y mesiánicas, que ofrecen como fórmulas salvadoras", arguyó el
general retirado Alberto Muller, profesor de estudios políticos de la
Universidad Central.

"Ninguno de los incidentes fronterizos o roces es más grave que otros
vividos en el pasado, por lo que no tiene por qué escalarse conflicto
 alguno". aseguró.

La diplomacia de micrófono "ha estado dirigida al público de galería, a las
audiencias internas de los dos países", sostuvo Muller.

En el caso de Colombia, eso se debió a que "Uribe tiene dificultades y
(afronta) críticas por sus políticas, e incluso diferencias dentro de su
gobierno, por ejemplo entre la ministra de Defensa (Marta Lucía Ramírez) y
los mandos militares", explicó.

A su vez, la oposición venezolana da por buenas las tesis de Bogotá sobre
connivencia entre Chávez y guerrilleros colombianos, y así "atiza la
confrontación con Colombia y Estados Unidos", apuntó el historiador Jorge
Olavarría.

Los dos países son focos de interés en el radar regional de Estados Unidos
por motivos muy distintos.

Colombia, con un presidente afín a Washington, sufre el único conflicto
armado de relevancia en el continente y es fuerte productor de drogas
ilegales con destino al mercado estadounidense.

Venezuela, importante proveedor petrolero de Estados Unidos, afronta una
crisis de gobernabilidad, y las relaciones entre Chávez con la Casa Blanca
son conflictivas.

Según Romero, "está en el interés de Venezuela que no se 'norteamericanice'
su relación con Colombia", dado que Bogotá ha hecho de Washington su
principal valedor internacional, y se puede alterar el histórico equilibrio
que Estados Unidos ha mantenido entre los países andinos.

Muller cree que "hay un cambio en la orientación inicial belicosa de Estados
Unidos en el área, a juzgar por sus conductas más recientes", y que Estados
Unidos "quiere bajar sus compromisos en una región donde no hay amenazas a
su predominio, para concentrarse en Eurasia, que es donde se juega la
hegemonía de poder mundial".

Los incidentes fronterizos entre Colombia y Venezuela "subrayan la necesidad
de que ambos gobiernos se enfrenten al terrorismo, por la cooperación y la
coordinación regional", dijo la semana pasada el portavoz del Departamento
de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores) estadounidense, Richard
Boucher.

En lo inmediato, la controversia comercial ofrecerá la oportunidad de dar
muestras de entendimiento bilateral. "No hay otra alternativa que revivir
los acuerdos de integración entre Colombia y Venezuela como motor de la
integración andina, y en esto, por presión de los empresarios colombianos,
insistirá el presidente Uribe", subrayó Romero.