Colombia : Llegaron los primeros 150 Marines de Estados Unidos bajo la auto interpretada "Defensa Propia" para liberar a los agentes de la CIA



La llegada de las unidades estadounidenses de élite para asesorar en
operaciones de rescate de tres estadounidenses secuestrados por las
FARC, provocó dudas sobre si el presidente colombiano Álvaro Uribe
está facultado para dar vía libre a este tipo de acciones en suelo
colombiano.

Los artículos 173, 189 y 237 de la Constitución Política señalan que
cuando vayan a transitar tropas extranjeras por el territorio
colombiano se requiere el concepto previo del Senado y si este se
encuentra en receso (como es el caso de hoy), el Gobierno debe apelar
al Consejo de Estado.

El diario El Tiempo, de Bogotá, consultó a tres magistrados de este
tribunal, dos de los cuales señalan que el Gobierno debe recurrir al
Consejo de Estado para obtener esa autorización.

El otro jurista prefirió no dar un concepto anticipado.

Para uno de los consejeros es necesario determinar si quienes llegaron
al país son asesores o vienen a formar parte de la tropa que intentará
el rescate. "El problema radica en la calidad del personal que llega.
Si se comprueba que es militar, cualquier ciudadano podría apelar a
una acción de cumplimiento para hacer respetar la Constitución",
expresó.

"Si la Constitución dice que el paso de tropas de otro país requiere
un concepto previo, tanto más una estadía de unidades militares de los
Estados Unidos", dijo otro de los magistrados.

En 1994 el Consejo de Estado pidió que el presidente César Gaviria
(hoy secretario general de la Organización de Estados Americanos)
fuera investigado por no solicitar autorización para que marines de
Estados Unidos construyeran una escuela en Juanchaco, sobre el
Pacífico colombiano.

Estados Unidos se ampara no solo en el Tratado Marco de 1962, sino en
el Tratado de Cooperación de Asistencia Recíproca y en las recientes
resoluciones de la ONU contra el terrorismo para tomar estas
atribuciones.

Sectores políticos colombianos se mostraron preocupados por las
consecuencias que pueda traer para el conflicto.

"Así empezó en Vietnam", dijo el senador del Polo Democrático, Antonio
Navarro, al comentar que Colombia necesita ayuda externa, "pero no en
la forma de soldados en tierra, pues eso internacionaliza el conflicto
para mal".

Vicente Torrijos, ex asesor de paz del Caquetá, señaló que si las Farc
deciden incluir a los tres estadounidenses en la lista de canjeables,
"ello indicaría que están haciendo todo lo posible por empujar a USA a
intervenir militarmente cada vez más".

El alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, dijo que no se debe subestimar
el esfuerzo de los 200.000 miembros de las Fuerzas Armadas
colombianas, ni desatar demasiadas expectativas frente a los 150
estadounidenses que reforzarán las labores de rescate.

Mientras tanto, Angelino Garzón, de la Comisión Facilitadora nombrada
por el Gobierno para el caso de los secuestrado, les reiteró a las
Farc que respeten la vida de los estadounidenses y clamó por que esta
situación "se pueda resolver de manera política".

USA baja el tono a su misión militar

De acuerdo con voceros de la Casa Blanca y según versiones del
Departamento de Estado, el número de personal enviado es "muy
inferior" a la cifra reportada por varios medios de comunicación y no
está destinado a combatir a las Farc.

El portavoz del Departamento de Estado, Philip Reeker, dijo que la
razón del incremento de tropas no fue exclusivamente para responder al
secuestro, sino como parte de los programas de asistencia regulares
que se tienen con Colombia.

De acuerdo con el portavoz, esto pudo generar "alguna confusión".

La explicación, aún así, no es del todo clara. Al 31 de enero de 2003,
la cantidad de militares en Colombia era de 208. Sólo 20 días después,
el número ya alcanzaba los 411 (casi el doble). La cifra es muy alta
si se tiene en cuenta que el promedio nunca ha sobrepasado los 300
hombres.

Tampoco es claro quiénes integrarían este grupo de hombres de las
Fuerzas Especiales, ni la naturaleza de su misión.

Ari Fleisher, portavoz de la Casa Blanca, los clasificó como un
"variado grupo de oficiales del Pentágono" que no están en Colombia
para combatir a las Farc directamente "sino para asistir al Gobierno
en su lucha contra las Farc".

En defensa propia

La misión de los soldados estadounidenses en Colombia ha sido hasta
hoy entrenar a los colombianos en varias de sus especialidades.

Este tipo de entrenamiento estaba prohibido hasta el año pasado. Sin
embargo, el presidente Bush firmó la Directiva Secreta n° 18, bajo la
cual se permite al Pentágono suministrar este tipo de asistencia y
cuyo objetivo es elevar las capacidades de las fuerzas colombianas
para hacer más efectiva su lucha antisubversiva.

Aún así, la misión en Colombia tiene un límite que fue establecido por
el Congreso de USA, cuando aprobó la ayuda para el país.

No deben participar en ningún operativo contra estos grupos y solo se
les permite usar la fuerza en "defensa propia". Es decir si son
atacados primero. Además, no pueden enviarse más de 400 soldados a la
misma vez.

La ley, sin embargo, preveía una excepción o waiver que permite
modificar su papel y aumentar el número máximo de militares.

El tope se puede exceder para "adelantar operaciones de emergencia
para la evacuación de ciudadanos americanos o para realizar
operaciones de búsqueda y rescate de personal civil o militar de USA".

Bajo esta excepción, se envió a los 70 hombres de las Fuerzas
Especiales que ya estaban en el país entrenando a los colombianos. Y
bajo estos mismos términos fue que Bush ordenó el envió de otros 150
miembros de las Fuerzas Especiales esta semana excediendo el límite
máximo de militares que ya alcanzaría los 411. Y podría enviar muchos
más si así lo decidiera.

Este mismo "waiver" también supone que pueden participar directamente
en los operativos, pues la acción de rescate es interpretada como
"defensa propia".

Una vez que concluya la emergencia, bien sea con la liberación,
entrega o muerte de los secuestrados, las fuerzas especiales
excedentes tendrán que abandonar el país y su misión volvería a tener
los mismos límites: entrenamiento y no-participación directa.

... Salvo que el Congreso modifique la ley o el Presidente decida
unilateralmente cambiar la naturaleza de la misión. Pero eso tomaría
tiempo, pues en el Congreso el debate sería intenso y Bush
probablemente no asuma el costo político de desafiar al legislativo a
menos que sea absolutamente necesario.

El Correo, 25/02/2003 - 01 :42