Messico: Moriremos en Montes Azules, advierten indios a quienes exigen salir del lugar



Denuncian asedio oficial; el viernes pasado hubo patrullaje con helicópteros
militares

 No es delito luchar contra el hambre, dicen; expresan estar dispuestos a
cuidar la selva

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO http://www.jornada.unam.mx

Municipio Autonomo Libertad de los Pueblos Mayas, Chis., 9 de febrero.
Indígenas de tres comunidades de Montes Azules coincidieron en que se
resistirán al desalojo aunque les cueste la vida. "¡Mátennos, mátennos!",
gritaban mujeres y niños en diciembre pasado a la patrulla de la Secretaría
de Marina que se aproximó a Nuevo San Rafael para exigirles abandonar el
lugar. Los marinos tuvieron que retornar a sus lanchas y retirarse por el
río Lacantún.

"Hace dos años entramos a vivir. Después llega Profepa y Semarnat y uno de
ellos dice que nos tenemos que hacer de ahí. Le digo: 'Máteme aquí, no me
voy a salir'. Me dice: 'No te voy a matar, te tienes que ir'. Pero nosotros
decimos que no, aquí vamos morir", dice a La Jornada el representante de
Nuevo San Rafael, una de las comunidades asentadas en Montes Azules que el
gobierno federal pretende desalojar, según se reveló en diciembre pasado.

El hombre se quita el sombrero para hablar. Lo rodean representantes de
Paraíso y 8 de Febrero, otras dos comunidades de la zona, en las
inmediaciones del Ixcán mexicano (por diferenciarlo del Ixcán guatemalteco,
más allá del Lacantún y la frontera). Las autoridades ambientales y
judiciales andan tras ellos desde diciembre pasado.

Niega haber "invadido de mala fe", como afirma el gobierno. "Es la necesidad
de la tierra. Lo que queremos es que se cumpla ley de Emiliano Zapata",
explica.

"Estamos organizados para morir todos si es necesario, por defender el
derecho de cada indígena a la tierra. Es la selva, sabemos que tenemos que
conservarla. Hacer la agroecología. No terminarla."

Han recibido del gobierno presiones y amenazas de expulsión, patrullajes del
Ejército y la Marina. Cuando el 19 de diciembre Profepa y la policía
desalojaron a los indígenas asentados en Arroyo San Pablo (Lucio Cabañas),
se encontraban muy aislados. Hoy, ya no tanto.

"En mayo vino gente del gobierno con lo mismo. Les dijimos: 'La última
palabra es: aquí mátennos'. Y no nos mataron", dice con dureza y candor.

"Luego quiso llegar más gente, sin identificarse, y los tuvimos que correr.
El 15 de diciembre vinieron de la Marina. ¿Es que quieren iniciar la guerra
a como dé lugar?", se pregunta el hombre. "Están pasando helicópteros del
Ejército, nos han querido atrapar en nuestros trabajaderos, pero no somos
pollitos que así nomás nos puedan agarrar."

En un comunicado que se publicó el 30 de diciembre, el subcomandante Marcos
anunció que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no permitirá
la expulsión de los poblados de Montes Azules: "No habrá desalojos
pacíficos". Dos días después, durante la multitudinaria marcha indígena que
tomó San Cristóbal de las Casas la noche del primero de enero, los
comandantes zapatistas se pronunciaron contra los desalojos.

Calvario

Según sus descripciones, las aeronaves que los sobrevuelan intensamente no
son sólo militares; en ocasiones son de la Policía Federal Preventiva, o
bien civiles. En alguna de ellas, la semana pasada viajaban el comisionado
gubernamental para la paz, Luis H. Alvarez, y la ex secretaria zedillista de
Medio Ambiente, Julia Carabias; ambos "coincidieron" en su recorrido aéreo
sobre Montes Azules, según se supo el sábado.

El representante de Nuevo San Rafael refiere que apenas este 7 de febrero la
comunidad fue patrullada nuevamente por helicópteros militares. "No les
tenemos miedo. No es delito luchar para que no tengan hambre nuestros hijos.
Si no nos quieren ver en este lugar, que nos vengan a matar. Vivos no vamos
a salir. Niños, mujeres, todos."

Para hablar así, estos tzotziles tienen su historia: "Somos de Calvario,
Sabanilla. Cuando salimos, allí no se podía trabajar, por amenazas de los
Chinchulines y Paz y Justicia. Sospechaban que éramos simpatizantes del
EZLN. Querían acabarnos".

Precisamente por dejar Calvario, hace varios años iniciaron un nuevo
calvario por el norte de la selva, hasta venir a dar al extremo sur de
Montes Azules, en la ribera oriental del río Lacantún. Al lugar llegaron el
3 de febrero de 2001. Ahora son 14 familias. En diversos documentos
oficiales se denomina "Ignacio Allende" al poblado. "El cartográfico del
gobierno hizo equivocación", dice el indígena. "El nombre autónomo es Nuevo
San Rafael."

Como sea, bajo ambos nombres están en la lista más reciente, y más
"urgente", de la mesa agraria-ambiental del gobierno (la instancia
intersecretarial encargada del "problema de Montes Azules", por cuyo
conducto se ha planeado la expulsión de comunidades).

La reunión con representantes de Nuevo San Rafael, 8 de Febrero y Paraíso
transcurre, en tzotzil y español, a la sombra de un pequeño salón a menos de
dos kilómetros del río Lacantún.

Por parte de 8 de Febrero, enseguida toma la palabra un indígena joven. Su
comunidad también está en esa lista del gobierno. El poblado se encuentra a
orillas del gran río que baña y azulea el confín sur de la selva Lacandona.
Por ello, las "visitas" de efectivos de la Armada allí han sido constantes:
seis en lo que va del año. Ante el temor de ser atacados, por lo menos en
dos ocasiones las familias han huido para ocultarse en la selva.

"Estamos aquí por la necesidad de vivir. Hace un año tenemos nuestras casas.
No queremos abandonar lo que tenemos. Cuando vienen de Semarnat nos dicen
que no cortemos los árboles grandes. Ya lo sabemos, no los vamos cortar.
También dicen que nos van a expulsar pronto." Pero el joven deja claro que
tampoco a ellos los van a segar, como ha sido el destino de miles de árboles
y de incontables indios en este lugar, no lejos de donde perecieron en su
último refugio los originales lacandones, exterminados por los
conquistadores a finales del siglo XVII.

Estos tzotziles proceden de Chavajeval y Belisario Domínguez (municipios de
El Bosque y Chenalhó, respectivamente, en los Altos). Por ello, el hombre
puede decir: "No queremos otra vez que los soldados nos ataquen. Ya lo
sufrimos una vez". (Chavajeval fue atacada, además de Unión Progreso, el 10
de junio de 1998, cuando el gobernador Roberto Albores emprendió el
"desmantelamiento" del municipio autónomo San Juan de la Libertad, causando
varios muertos en ambas comunidades.)

Por su parte, los pobladores de Paraíso se muestran aún más reservados. Sólo
hablan tzotzil. Hasta hace poco vivían en 8 de Febrero. Ahora ocupan el
lugar que hasta hace unos años fue el asentamiento Sol Paraíso (Las Ruinas),
cuyos pobladores originarios aceptaron ser reubicados por el gobierno de
Albores en el predio Nuevo Mundo, municipio La Independencia (en condiciones
lamentables, por cierto, y completamente abandonados, al grado de que
aquellos "reubicados" ya dejaron el lugar que les dio el gobierno; pero esa
es otra historia).

A los de Paraíso también les vinieron a notificar, de parte de Semarnat,
"que el gobierno no los quiere aquí", dice uno de ellos, de expresión tensa,
vistiendo una camisa sin botones que algún día debió tener un color distinto
al deslavado gris de ahora. Aún entre indios pobres, este hombre se ve muy
pobre.

"Le hemos dicho al gobierno que no tenemos la menor intención de salir. Esa
tierra es lo único que tenemos. Esperamos que nos sepan comprender. Si nos
desalojan, será sólo que nos maten", expresa el huesudo hombre a través de
un traductor. Sus palabras y su gesto desconfiado y tenso revelan que sólo
cree en la tierra bajo sus pies. Y esta vez no la quiere perder.

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Nello

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