Confabulación en Miami para atacar a Venezuela



Washington, 29 ene (PL) Cuando la Casa Blanca afirma librar una guerra
contra el terrorismo, en su propio patio, sin embargo, grupos extremistas de
cubanos y venezolanos se confabulan e incluso entrenan militarmente para
atentar contra sus países de origen.
Los cabecillas de la organización F-4, que ha admitido sus actos terroristas
contra Cuba, y de la llamada Junta Patriótica Venezolana, liderada por un
oficial golpista, firmaron "una alianza cívico-militar" en su empeño por
derrocar a los presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez, informó el diario The
Wall Street Journal.
Los Comandos F-4 están encabezados por Rodolfo Frometa, de 56 años, y la
Junta Patriótica por el capitán golpista Luis Eduardo García, 37, quien
sumado al fallido golpe de abril fue uno de los primeros uniformados
disidentes que atacó al Palacio Presidencial de Caracas para sacar del poder
al mandatario democráticamente electo en ese país sudamericano.
El Journal recuerda que F-4, que tiene su comandancia en la llamada Pequeña
Habana, es uno "del montón de pequeños y mayoritariamente desdentados"
grupos cubano-americanos empeñados en derrocar al gobierno de la Isla.
Las dos agrupaciones se comprometieron -señaló el rotativo- a unir su
"experiencia militar combinada e intercambiar información de espionaje" en
su pretensión de atacar a las legítimas autoridades de La Habana y Caracas.
El propio García reveló que está brindando entrenamiento militar en un
polígono situado en la ciénega de Everglades a unos 50 miembros de los
Comandos F-4, 30 de ellos cubano-americanos y el resto venezolanos
disidentes radicados en Miami.
En días recientes, el grupo de García suscitó un revuelo en Miami con una
enardecida rueda de prensa antichavista, en la que presentó al mayor Juan
Díaz Castillo, también militar golpista.
Después de ese encuentro, Castillo viajó a Washington para trabajar en una
misión secreta, según dijo García. El Journal indicó que desde entonces al
mayor golpista no se le ha visto en público.
Durante las últimas cuatro décadas, Miami ha sido "un invernadero" de
intrigas y conspiraciones anticubanas, con apoyo de la CIA y el visto bueno
de sucesivas administraciones norteamericanas.
Con posterioridad, en los años 80 -rememora el Journal- esa ciudad se
convirtió en centro de confabulaciones cuando la administración del
presidente Ronald Reagan financió a la contrainsurgencia nicaragüense,
campaña a la que se sumaron también los cubano-americanos radicales "que
trabajaron mano a mano con el teniente coronel Oliver North."
José Posada Carriles, hoy detenido en Panamá por atentar contra la vida de
Fidel Castro, por ejemplo, fue uno de los hombres de confianza de North en
El Salvador en el suministro ilícito de armas a la llamada Contra.
Ahora que se intensifica el conflicto político en Venezuela, Miami da
refugio a un creciente número de extremistas antichavistas en medio de un
éxodo de unos 10 mil venezolanos que se han asentado en esa urbe en los
últimos tres años.
Los "recién llegados" encuentran en la bien establecida comunidad
cubano-americana, en particular sus sectores más radicales, "entusiastas
aliados" en su lucha contra Chávez, quien es visto en los predios miamenses
como una copia del dirigente cubano, señala la publicación.
Antonio Esquivel es un cubano-venezolano radicado en Miami, organizador de
una marcha antichavista el pasado 18 de enero, quien también proclamó que
"vamos a ayudar combatir a los amigos de nuestro enemigo."
Los acontecimientos en Venezuela son seguidos "intensamente" en Miami, donde
quien tenga una opinión contraria a la corriente puede pagar un precio
alto -advierte el Journal- e ilustra como Carlos Matamoros, un conductor
radial favorable a Chávez, fue atacado en una cafetería.


**************************************************
Nello

change the world before the world changes you because  another world is
possible