Bolivia: Esta noche se reune Evo Morales con el Goni



25 de enero del 2003

Aunque las bases pugnan por engrosar y fortalecer la embestida
antineoliberal.

Econoticiasbolivia.com


Tras dos semanas de enfrentamientos, una a piedra y bala y la otra menos
virulenta pero con intermitentes estallidos de violencia, los cocaleros y el
gobierno boliviano se alistan para iniciar negociaciones en busca de una
salida a la convulsionada situación que vive el país más pobre de
Sudamérica.

En la mesa de diálogo, que se instalará este sábado en horas de la noche en
Cochabamba, la tercera ciudad en importancia de Bolivia y epicentro de la
protesta social, se sentarán frente a frente el líder cocalero Evo Morales y
el presidente de la República Gonzalo Sánchez de Lozada, según los anuncios
oficializados esta noche por ambos bandos.

A primera vista, el diálogo no parece nada sencillo, dadas las demandas de
los cocaleros por lograr el cese de la erradicación forzosa de la coca y la
bolivianización de la política sobre el gas natural, aspectos a los que se
opone el gobierno neoliberal. Un anterior intento por iniciar el diálogo
sobre estos temas quedó trunco el pasado fin de semana, ante la negativa del
movimiento cocalero por suspender el bloqueo de caminos y congelar sus
movilizaciones.

El acercamiento entre las partes en conflicto fue posible por la mediación
del Senado Nacional y las organizaciones de Derechos Humanos y la Defensoría
del Pueblo, cuyas iniciativas fueron aceptadas por los cocaleros y el
gobierno, que estaban entrabados en un conflicto en el que ninguna de las
partes mostraba la suficiente capacidad para imponerse por la fuerza.

En la primera semana del conflicto (13 al 19 de enero), el gobierno
neoliberal había militarizado los caminos y reprimido con extraordinaria
violencia al movimiento cocalero, pero sin lograr doblegar a los
bloqueadores en el valle cochabambino y en algunas regiones del occidente.
Los cocaleros, por su parte, no habían logrado consolidar los bloqueos ni
tampoco extender su protesta a las ciudades en forma consistente. Una
veintena de muertos, casi todos ellos cocaleros y jubilados, cerca de un
centenar de heridos y contusos y más de un millar de detenidos, la mayor
parte de ellos puestos en libertad, no fueron suficientes para torcer el
pleito a favor de alguno de los contendientes.

Para romper el punto muerto en el que cayó el conflicto, en la segunda
semana el gobierno y los cocaleros se empeñaron a fondo para lograr el apoyo
de otras organizaciones sociales y movimientos populares. Sánchez de Lozada
trató de aislar a Evo Morales y logró acuerdos parciales con jubilados y
rentistas, otro foco social conflictivo, e inició negociaciones para atender
las demandas sociales de los mineros, campesinos sin tierra y dirigentes de
la Central Obrera Boliviana. A los jubilados les concedió diferir por un
año, hasta el 2004, la devaluación de sus rentas, y a los otros sectores los
convenció parcialmente con promesas.

Por su parte, Morales, diputado y jefe del opositor Movimiento Al Socialismo
(MAS) organizó el "estado mayor del pueblo" de la resistencia antineoliberal
junto a los campesinos del Altiplano, trabajadores fabriles, estudiantes
universitarios, maestros y organizaciones menores, que tuvieron una
presencia esporádica en los enfrentamientos y movilizaciones.

Varios dirigentes de las organizaciones sociales se inclinaron inicialmente
por el diálogo con el gobierno, aunque sus bases pugnaban por engrosar y
fortalecer la embestida antineoliberal.

En esta guerra paralela al de las piedras y las balas, ni Sánchez de Lozada
ni Evo Morales lograron del todo sus objetivos. En la convulsionada Bolivia
hay entre los trabajadores urbanos y campesinos un creciente apoyo hacia las
demandas cocaleras, pero también un marcado rechazo entre los sectores
empresariales y las clases medias más acomodadas de las ciudades. El
desgaste de Sánchez de Lozada es mayor en todos los segmentos de la
población.

En este escenario, el diálogo que se inicia este sábado aparece como otro
capítulo del enfrentamiento entre las fuerzas antineoliberales y el
gobierno, que puede derivar en una nueva escala de violencia, si no se
logran resultados que convenzan por lo menos en mínima parte a los bandos en
conflicto. En la agenda de la discusión quedan como temas fundamentales la
erradicación de cocales, el destino y propiedad del gas natural y otras
demandas campesinas.



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Nello

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