MEXICO:Gobierno apuesta por transgénicos y enciende la mecha



Diego Cevallos

MEXICO, ene (IPS) - El gobierno de México autorizará el cultivo de
transgénicos, con el argumento de que cambiarán el futuro del empobrecido
sector agrícola, pero campesinos y ambientalistas se oponen por entender que
provocará poco menos que una tragedia nacional.

Las autoridades informaron que en marzo estará pronta una norma para
permitir la siembra comercial de organismos genéticamente modificados, 14
años después de que se limitaran las plantaciones de ese tipo a planos
experimentales.

Los cultivos transgénicos "tienen el potencial de contribuir a una
agricultura más sustentable", se sostiene en el fundamento del proyecto
oficial, que recoge pronunciamientos de científicos de prestigio mundial y
de agencias de la Organización de Naciones Unidas.

En cambio, grupos ambientalistas y el movimiento "El campo no aguanta más",
que aglutina a decenas de organizaciones campesinas dispuestas a trabar la
apertura comercial agrícola en marcha entre México y Estados Unidos, señalan
que los transgénicos son una amenaza y no pasarán.

"El gobierno quiere guerra y la tendrá", dijo a IPS Esteban Martínez,
miembro de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas
Autónomas.

Martínez advirtió que, si el gobierno de Vicente Fox concreta la
autorización para cultivar organismos transgénicos, deberá enfrentarse a
masivas movilizaciones que tendrán apoyo de campesinos de otros países.

Por su parte, Bolívar Zapata, investigador del Instituto de Biotecnología de
la Universidad Nacional Autónoma de México, precisó que la Organización
Mundial de la Salud no ha comprobado que los productos transgénicos que se
venden hoy en el mercado produzcan efectos nocivos a la salud humana.

Sin embargo, recomendó al gobierno y a los parlamentarios definir primero
una ley sobre bioseguridad y luego legislar sobre transgénicos.

Las organizaciones ambientalistas y de campesinos insisten en que los
productos genéticamente modificados causan alergias y podrían tener a largo
plazo otros efectos sobre la salud, además de que su uso afianza la
dependencia con firmas transnacionales, que son sus principales productoras,
y acaban con la agricultura nativa.

Por el contrario, el gobierno afirma que esos cultivos, que mezclan genes de
especies vegetales o animales con el fin de mejorar sus características o su
rendimiento, bajarán los costos de producción y aumentarán las propiedades
nutricionales de los alimentos.

La producción va en caída en las zonas rurales, donde se concentra 75 por
ciento de la pobreza extrema de este país con casi 100 millones de
habitantes. La participación del sector agrícola en el producto interno
bruto descendió de 7,3 a menos de cinco por ciento en los últimos 10 años.

Los productos agrícolas que consumen los mexicanos dependen cada vez más de
las importaciones.

México importa 60 por ciento del arroz utilizado, la mitad del trigo, 43 por
ciento de sorgo, 23 por ciento del maíz y casi toda la soja, en su mayoría
de Estados Unidos.

El campo y los consumidores resultarán beneficiados con el uso de los
transgénicos, señalaron portavoces gubernamentales. No obstante, admitieron
la fuerte oposición de grupos ambientalistas y de consumidores.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo señaló en su informe
sobre Desarrollo Humanos 2001 que los productos transgénicos pueden ser la
clave para combatir el hambre que sufren millones de personas en el mundo.

Más de 1.000 científicos, entre ellos el premio Nobel de Medicina James
Watson, quien ha trabajado intensamente con el ácido desoxirribonucleico
(ADN), declararon en febrero de 2000 su apoyo al desarrollo de la
biotecnología agrícola, ciencia que permite la creación de los transgénicos.

Esos especialistas de todo el mundo dijeron en una carta abierta que "no hay
razón científica para creer que los alimentos manipulados genéticamente sean
menos innocuos que los alimentos que venimos comiendo desde hace siglos".

Pero los opositores a los transgénicos sostienen todo lo contrario.

En la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, realizada a fines de
agosto y comienzos de septiembre en Sudáfrica, líderes ambientalistas
reclamaron realizar un boicot total a semillas y alimentos transgénicos
hasta que estudios independientes prueben que son inocuos para la salud
humana y el ambiente.

También indicaron que la renuencia de las grandes compañías de biotecnología
a divulgar información sobre los efectos de los alimentos transgénicos es
una evidencia de que tienen algo que esconder.

Los opositores al uso de organismos genéticamente modificados alertaron,
además, que los laboratorios transnacionales alterarán las semillas
autóctonas, lo cual significará un duro e irreversible golpe para los países
en desarrollo, donde se concentra más de 80 por ciento de la biodiversidad
del planeta.

En México se ha experimentado con transgénicos en maíz, papa, algodón,
calabaza, soja, papaya, tomate, piña y tabaco, entre otros.

El Congreso legislativo de México tiene varias iniciativas a estudio sobre
el particular desde hace más de cuatro años, pero nada se ha concretado.
Ahora, cuando el gobierno anuncia que apostará por la autorización para
cultivar transgénicos de manera comercial, los parlamentarios vuelven a
hablar sobre el asunto.

Los cultivos comerciales de transgénicos que tienen presencia en el mundo
son actualmente la soja, maíz, algodón y canola (colza), y las semillas
pertenecen a las empresas transnacionales Monsanto, Dupont, Syngenta,
Aventis y Dow.

Noventa y ocho por ciento del área sembrada está en Argentina, Canadá y
Estados Unidos y Monsanto es responsable de 94 por ciento de esos cultivos.

El gobierno de México pretende ahora sumarse a esas áreas, pero para ello
aún deberá superar una oposición que promete ser combativa

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Nello

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