BRASIL:Nueva oportunidad para viejas ideas




Mario Osava

RIO DE JANEIRO , 4 ene (IPS) - Luiz Inacio Lula da Silva, presidente de
Brasil desde el 1 de este mes, inició su gobierno afirmando su opción
preferencial por los pobres y recuperando ideas de desarrollo que en América
Latina siempre fueron bloqueadas por golpes y turbulencias políticas.

Su primera decisión de gran repercusión fue aplazar por un año la licitación
para la compra de 12 aviones bombarderos, una operación estimada en 760
millones de dólares que la Fuerza Aérea esperaba poner en marcha este año
para sustituir los Mirages, en uso hace 30 años y a desactivar en 2005.

Los recursos ahorrados se destinarán al programa "Hambre cero", prioridad
absoluta del gobierno, justificó el nuevo ministro de Defensa, José Viegas,
al anunciar el viernes "la suspensión, pero no la cancelación" del proyecto.

La medida, en realidad, no tiene efectos prácticos inmediatos, ya que no
altera el presupuesto de este año. La adquisición de los aviones sería
financiada a largo plazo y tendría como contrapartida de la empresa
proveedora la transferencia de tecnologías e inversiones en Brasil.

Pero el desvío de recursos retarda gastos militares de años venideros y
amplía el plazo para que las nuevas autoridades adopten una decisión
polémica, que involucra cuestiones estratégicas e intereses de la industria
aeronáutica nacional y de varios países.

Además, tiene una gran importancia simbólica. Todos los sectores del
gobierno deberán participar en el esfuerzo de erradicar el hambre en el
país, destacó Lula al presidir su primera reunión ministerial el viernes.

Todos los ministerios deberán reducir sus gastos para asegurar inversiones
en el área social, especialmente en el "Hambre cero", en un esfuerzo
convergente, ordenó el nuevo presidente.

Es así, por ejemplo, que la cancillería tratará de captar contribuciones
internacionales al programa, las Fuerzas Armadas movilizarán sus efectivos
en su ejecución, y el Ministerio de Ciencia y Tecnología orientará
investigaciones para tecnologías que aumenten la producción de alimentos.

Para profundizar la sensibilidad de sus ministros en relación con la
miseria, Lula los llevará a visitar municipios de extrema pobreza y azotados
por sequías en el nordeste de Brasil, del 10 al 12 de enero.

El objetivo final es "una verdadera revolución social", en las palabras del
jefe de la Casa Civil de la Presidencia, José Dirceu.

Esa expresión provocaba violentas reacciones hace 30 años, cuando el ahora
ministro era un guerrillero entrenándose en Cuba, después de haber estado
preso en Brasil y liberado en canje por el embajador estadounidense, Charles
Elbrick, secuestrado en septiembre de 1969.

El gobierno de Lula representa una nueva oportunidad de aplicación de ideas
que revolucionarios y nacionalistas intentaron aplicar en muchos países
latinoamericanos en décadas pasadas, en experiencias frustradas en varios
casos por golpes militares.

"No soy el resultado de una elección, soy el resultado de una historia.
Estoy concretando el sueño de generaciones y generaciones que antes de mí lo
intentaron y no lo consiguieron", declaró Lula luego de asumir la
presidencia el miércoles.

Sus palabras se referían, en el caso brasileño, especialmente al movimiento
reformista en el gobierno del presidente Joao Goulart, que sufrió un golpe
militar en 1964, y a la generación de 1968, a que pertenece Dirceu y que
perdió muchas vidas jóvenes en la lucha contra la dictadura, por una
revolución socialista o de "liberación nacional".

El sueño perdió el carácter de revolución que se le asignaba y la
terminología marxista. Ya no enfrenta los condicionamientos y obstáculos que
le imponía la guerra fría, como el anticomunismo que podía llevar a la
muerte bajo tortura a cualquier defensor de los pobres.

Pero se trata, con nuevas formulaciones y adaptaciones, de poner en práctica
ideas hace mucho en elaboración para poner fin al subdesarrollo, a través de
un "proyecto nacional" soberano.

Muchas de esas ideas tuvieron como cuna la Comisión Económica para América L
atina y el Caribe (CEPAL), en los años 40 y 50, difundidas en Brasil
principalmente por Celso Furtado, ministro de Planificación en los primeros
años 60. Sus ideas fueron identificadas por apodos y procesos variados, como
desarrollismo, estructuralismo, liberación nacional o modelo cepalino, en
oposición al monetarismo y al llamado neoliberalismo dominante en las
últimas dos décadas.

El fortalecimiento del mercado interno, la redistribución del ingreso
nacional y el papel activo del Estado son algunos ejes de esa corriente del
pensamiento económico, casi sepultada en el actual proceso de globalización
financiera.

El equipo de Lula rescata con el programa "Hambre cero" ideas que aplicó
Estados Unidos en los años 30. El objetivo no es solo combatir la
desnutrición de las diez millones de familias mas pobres del país, sino
ampliar la producción de alimentos, generando empleos y más ingresos en el
campo.

En ese proceso se encaja la reforma agraria y cambios en la política
agrícola que históricamente en Brasil solo favoreció la gran producción
exportadora de café, azúcar y, últimamente, soya y jugo de naranja.

La orden de Lula al Ministerio de Hacienda para que estimule la creación de
cooperativas de crédito, con el fin de fomentar las pequeñas y microempresas
con financiamiento a bajo costo, forma parte del plan.

La antigua "alianza obrero-campesina con la burguesía nacional" se expresa
de alguna forma en el "pacto social" propuesto por Lula y en la presencia de
dos grandes empresarios al frente del Ministerio de Desarrollo, Industria y
Comercio y del Ministerio de Agricultura.

La idea es que el crecimiento económico, que solo será sostenido con la
reducción de la desigualdad social y ampliación del mercado interno,
interesa a todos, incluso al capital extranjero y financiero, lo que permite
una "revolución social" sin los conflictos del pasado

**************************************************
Nello

change the world before the world changes you because  another world is
possible