Brasile: Mecosur, Lula resucita esperanzas en medio de pesadillas




Mario Osava

RIO DE JANEIRO, dic (IPS) - Luiz Inácio Lula da Silva asumirá el gobierno de
Brasil el 1 de enero con un ambicioso plan de reconstrucción del Mercosur,
que despierta expectativa cuando más negativas parecen las condiciones del
bloque.

La recesión económica o la crisis financiera afecta de forma sin precedentes
a los países que componen el Mercosur (Mercado Común del Sur), Argentina,
Brasil, Paraguay y Uruguay, todos nuevamente con alta inflación.

A eso se suma la conciencia actual de las fallas del proceso de integración
y de las asimetrías entre los países socios.

Las diferencias de tamaño, poblaciones y economías "implican ganancias,
costos y responsabilidades distintas para cada uno de los países", dijo a
IPS Sergio Abreu, canciller de Uruguay a comienzos de los años 90 y ministro
de Industria hasta noviembre.

Hay que admitir, "sin hipocresías", que las decisiones de Argentina y Brasil
determinan coyunturas que afectan todo el bloque, lamentó.

"Ahora más que nunca el destino del bloque está en manos de sus dos grandes
miembros", señaló a IPS, a su vez, el economista uruguayo José Manuel
Quijano, tras opinar que el gobierno de su país, presidido por Jorge Batlle,
está a la deriva en materia de política exterior.

Pero Lula, el obrero que ganó la presidencia en octubre como líder del
izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), surgió como un salvador de la
integración. Alimentó expectativas, en especial en Argentina, de una
recuperación económica y social, impulsada por la locomotora brasileña.

Para lograr ese objetivo, el futuro presidente de Brasil prometió promover
el crecimiento de su país y una asociación estratégica con el Mercosur y el
resto de América del Sur más allá de lo comercial, con políticas comunes
para el desarrollo industrial, agrícola, social y cultural, según el modelo
de la Unión Europea (UE).

La práctica no se sujeta al discurso cuando llega el momento de ejecutar
proyectos que avivan intereses distintos, indicó a IPS Tullo Vigévani,
profesor de la Universidad Estadual de Sao Paulo e investigador del Centro
de Estudios de Cultura Contemporánea.

Asesores de Lula, por ejemplo, sugirieron una "moneda verde", un ajuste
contable que dispensaría el pago en dólares en el intercambio de productos
agrícolas y alimenticios dentro del Mercosur.

El futuro gobierno brasileño buscará suministros para su programa "hambre
cero", que pretende proveer alimentos suficientes a las 9,3 millones de
familias más pobres del país dentro de cuatro años. Pero a Argentina le
interesa convertir en dólares el superávit comercial con Brasil, observó
Vigévani.

Este experto opinó que la consolidación del Mercosur exige, en primer lugar,
que los países miembros se hagan menos dependientes de préstamos
extranjeros, evitando las crisis cambiarias, aunque al costo de un menor
crecimiento.

Otro problema es el sistema financiero uruguayo, "incompatible con el
Mercosur" por su libertad de flujo, que agrava las dificultades brasileñas,
sentenció Vigévani.

Brasil, de todos modos, "tendrá que hacer generosas concesiones" a sus
socios para reactivar el Mercosur y convertirlo en refuerzo para las
negociaciones externas, concluyó.

Al respecto, el presidente de la Asociación de Empresas Brasileñas para la
Integración en el Mercosur, Michel Alaby, destacó a IPS que un apoyo
concreto, que deberá mantenerse, se refleja en el superávit de Argentina en
el comercio con Brasil, que puede alcanzar 3.000 millones de dólares este
año.

Alaby evaluó que los primeros seis meses de gobierno de Lula serán "muy
difíciles" a causa de la crisis financiera y la escasez de inversiones "en
todo el mundo", lo cual afectará la integración regional.

Sin embargo, la actual equiparación del tipo de cambio en Argentina y Brasil
y el consecuente equilibrio de los precios relativos abren posibilidades de
una coordinación macroeconómica, cuya ausencia en el pasado fue el "talón de
Aquiles" del Mercosur, apuntó.

Otra condición para fortalecer el bloque es estudiar la cadena productiva,
identificar complementariedades y luego promover políticas industriales que
permitan al conjunto y a los cuatro países en particular ganar
competitividad internacional, sostuvo el dirigente empresarial.

La exportación es el camino de la recuperación, ya que se agotó la expansión
del comercio intrabloque, acotó.

En tanto, el economista argentino Roberto Bouzas, de la privada Universidad
de San Andrés y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas, indicó que la simple mejora macroeconómica no recuperará la
credibilidad del Mercosur.

La debilidad del bloque se debe a razones anteriores a las crisis argentina
y brasileña, como fueron la "erosión de los objetivos comunes" y la
consecuente "pérdida de foco", puntualizó Bouzas, en un informe presentado
en un Grupo de Reflexión sobre el Mercosur convocado por el presidente de
Brasil, Fernando Henrique Cardoso.

Brasil, más interesado en fortalecerse estratégicamente para las
negociaciones internacionales, tiende a una integración del tipo unión
aduanera, mientras para los demás el libre comercio regional tiene mayor
importancia, señaló a modo de ejemplo.

La desigualdad de tamaños estimula las distintas inclinaciones, acompañadas
de otros efectos corrosivos, como la imposición de un arancel externo común
más cercano a la estructura de protección de Brasil, el mayor mercado.

La "inflación normativa", es decir una avalancha de decisiones "sin efecto
práctico" ni orden de prioridades, daba una falsa impresión de avance de la
integración, pero fue el gran ejemplo de la pérdida de foco, según Bouzas.

"El compromiso político de los gobiernos" con la integración es la primera
condición para recuperar la credibilidad del bloque, cuyo "problema clave"
no es la unión aduanera incompleta, sino también la "precaria área de libre
comercio", de inestables reglas de acceso a mercados, sentenció el experto
argentino.

* Con aportes de Marcela Valente /Argentina/ y Darío Montero /Uruguay

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Nello

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