La estrategia para el control eléctrico del Plan Puebla-Panamá



El diseño del Plan Puebla-Panamá (PPP) no se puede concebir sin las
arterias que le darían vida al "desarrollo" industrial y a cualquier
inversión. Estas arterias, además de las vías de comunicación, son la
sangre del PPP y sin ellas no sería imposible concebirlo: la energía
eléctrica, el motor del desarrollo capitalista. Por ello, carreteras y
electricidad ha sido la prioridad para arrancar el PPP y son las
infraestructuras más avanzadas.

Esto explica que la energía eléctrica se vuelva entonces de suma
importancia estratégica. Para las grandes corporaciones
transnacionales es necesario arrancarla de las manos de los gobiernos
quienes la han producido, distribuido y reglamentado como bien público
desde hace un siglo. Así, resumidamente, el objetivo del PPP es crear
una sola ley sobre electricidad para toda la región, un solo
administrador, una sola empresa, una sola red integrada y encaminada
hacia Estados Unidos; y muchas represas hidroeléctricas para producir
la energía o garantizarse los yacimientos o el acceso al gas como otra
fuente de energía más económica para las empresas. Se pretende
responder a la demanda del sector empresarial transnacional, no la
demanda de los sectores más pobres de la región.

Las barreras legales que derriba el PPP - El PPP está ya avanzando
hacia la integración de leyes regionales y eliminando la soberanía de
los países. A esto se llama "desregular" las leyes nacionales en
materia aduanal, de transporte, de telefonía, de energía, de
inversiones, de Áreas Naturales Protegidas, etcétera, para elaborar
una sola "regulación" que garantice los "derechos" del gran capital,
borrando las fronteras y monedas nacionales para dolarizar la
economía; y aplicando ya los criterios que apenas, supuestamente, se
están negociando en el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Así, el PPP es ya la implementación del ALCA por la vía de los hechos.
Según la Agencia Latinoamericana de Información, el Secretario de
Estado de los Estados Unidos, General Colin Powell, dijo: "nuestro
objetivo con el ALCA es garantizar a las empresas norteamericanas, el
control de un territorio que va del polo Ártico hasta el Antártico,
libre acceso, sin ningún obstáculo o dificultad, para nuestros
productos, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio".

El reto entonces para la economía norteamericana y las grandes
corporaciones es derribar esos muros considerados como
"discriminatorios". En algunos países lo han logrado más rápido que en
otros. Por ejemplo, has ya 100% en manos privadas en el país de
Belice; el 75% en el Salvador, Guatemala y Panamá; el 25% en Costa
Rica y Honduras; el 50% en Nicaragua; y el 25% en el Sur-Sureste de
México. Si analizamos esto por niveles, según el Banco Mundial (BM), a
principios del 2001 la participación del sector privado en generación
de energía eléctrica era ya de un 100% en Belice; 100% en Guatemala
con la venta de una empresa estatal por un monto de 30 millones de
dólares; y 100% en Panamá con la venta de 4 empresas por un monto de
302 millones de dólares; 50% en El Salvador cuyo gobierno vendió dos
empresas por 125 millones de dólares; 75% en Nicaragua; 25% en Costa
Rica y Honduras; y nada en el Sur-Sureste de México. Estos recursos se
han visto entrampados entre la corrupción y el pago de la deuda
externa cada vez más asfixiante de los países de la región.

El PPP (Plan Puebla-Panamá) ha lanzado un proyecto aparentemente
secundario, que bajo la cubierta de ser una iniciativa de "prevención
y mitigación de desastres", pretende instalar una "estructura
informativa hidro meteorológica para la competitividad".

Lea un artículo sobre ese asunto, en el sitio
http://www.ecoportal.net/articulos/aguadulce.htm

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Nello

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