BRASIL:Lula alienta y preocupa al movimiento social




Mario Osava

RIO DE JANEIRO, sep (IPS) - El probable triunfo de Luiz Inacio Lula da Silva
en las elecciones presidenciales de octubre en Brasil crea en el movimiento
social la expectativa de la llegada al gobierno de un hijo que se alejó,
pero sin romper con la familia.
Lula, candidato del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), es un ex
obrero metalúrgico que se hizo conocido en todo el país a partir de 1978,
cuando condujo huelgas que desafiaron a la dictadura militar de entonces en
Sao Bernardo do Campo, capital de la industria automovilística brasileña,
cerca de Sao Paulo.
Antes de que los militares dejaran el poder en 1985, Lula participó en la
fundación de la Central Unica de Trabajadores (CUT), la principal
organización sindical del país en la actualidad, y luego del PT, del cual
fue candidato presidencial en tres ocasiones anteriores.
Siempre fue derrotado, pero esta vez es favorito, con casi 40 por ciento de
la intención de voto en todas las encuestas.
Lula logra más del doble de la adhesión obtenida por su principal
adversario, el ex ministro de Salud José Serra, que es apoyado por dos de
las mayores fuerzas políticas de Brasil, el Partido Socialdemócrata y el
Movimiento Democrático Brasileño.
Analistas políticos creen que es posible, aunque difícil, que Lula sea
elegido en la primera vuelta electoral, el 6 de octubre. Si obtiene más de
la mitad de los votos válidos, no será necesario convocar a la segunda ronda
presidencial, prevista para el 27 del mismo mes.
Con Lula en el gobierno se podrá fortalecer el movimiento social, dijeron a
IPS Gilmar Mauro, uno de los coordinadores nacionales del Movimiento de los
Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), y Guacira de Oliveira, presidenta del
Centro Feminista de Estudios y Asesoría (Cfemea) y ex coordinadora de la
Articulación de Mujeres Brasileñas.
Ese hecho favorece la participación y movilización popular, impulsando la
democracia, argumentó Mauro.
Pero la estrategia electoral adoptada por Lula, de alianzas con la derecha y
moderación en el programa de gobierno y en el discurso electoral, provoca
reservas y dudas en las organizaciones no gubernamentales (ONG) y
movimientos históricamente alineados con el PT.
Por su parte, Oliveira señaló que no espera "el gobierno de mis sueños", y
se manifestó preocupada porque el PT formó alianza con el conservador
Partido Liberal (PL), que exigió excluir del programa común un proyecto de
ley de aborto en cualquier circunstancia y la unión civil de homosexuales.
El PL tiene fuerte influencia de líderes religiosos evangélicos que incluso
ocupan lugares en su dirección.
Pero la historia de Lula lo hace "el mejor entre los candidatos", admitió la
dirigente feminista.
La mayoría de las mujeres negras apoya al candidato del PT, "porque
representa, con seguridad, las mejores posibilidades de avance para el
movimiento negro", sostuvo, a su vez, Lucía Xavier, dirigente de la ONG
Crioula (mujer negra).
"Un obrero en el gobierno significa la oportunidad de que sean oídos todos
aquellos que hasta ahora han sido sistemáticamente excluidos, y no sólo los
negros", explicó.
Sin embargo, su colega Ivanir dos Santos, presidente del Centro de
Articulación de Poblaciones Marginadas, expresó más dudas sobre un posible
gobierno de Lula.
"Puede ser que la victoria de Lula fortalezca a los movimientos sociales,
pero puede que no", porque él enfrentará muchas dificultades económicas y
una gran deuda social, comentó a IPS.
La coalición encabezada por el PT es "algo muy incómodo" para el movimiento
negro, porque los dirigentes evangélicos del PL siempre fueron "enemigos
declarados de las religiones de raíz africana", acotó Dos Santos.
El esfuerzo de Lula por hacerse confiable ante la mayoría de los 115
millones de electores brasileños, supuestamente moderados y contrarios a
radicalismos, lo condujo a otras alianzas informales con corrientes
centristas e, incluso, con líderes acusados de corrupción, como es el caso
de Orestes Quercia, ex gobernador de Sao Paulo.
Además se apartó de algunas iniciativas del movimiento popular, como la
consulta popular sobre el Area de Libre Comercio de las Américas, promovida
a comienzos de este mes por la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica
y por unas 60 organizaciones sociales.
Más de 98 por ciento de los más de 10,1 millones de ciudadanos que votaron
en el llamado "plebiscito" rechazaron la integración comercial continental.
El PT y Lula buscaron alejarse también del MST, cuyas ocupaciones de predios
y sedes gubernamentales para impulsar la reforma agraria podrían afectar la
imagen del candidato y alejar el electorado que quiere cambios, pero con
moderación.
El discurso actual de Lula "es de centro", sus alianzas, concretadas por
razones electorales, "hirieron la tradición de izquierda y la coherencia del
partido", criticó Joao Pedro Stédile, el más conocido dirigente del MST, en
una entrevista publicada el día 16 en el diario Folha de Sao Paulo.
El MST y otros movimientos campesinos, sin embargo, votarán por Lula porque
su candidatura "tiene el símbolo del cambio" y es la organización y
movilización del pueblo que determinará un gobierno más o menos progresista,
señalaron Stédile y Mauro.
Si Lula llega finalmente a la presidencia y no logra hacer grandes cambios
sociales, debido a las restricciones económicas y políticas, es poco
probable que eso provoque frustración en el electorado y en la izquierda,
evaluó Maria Herminia Tavares de Almeida, cientista política de la
Universidad de Sao Paulo.
Tavares de Almeida explicó que eso será posible porque Lula mostró en la
campaña electoral moderación y un desplazamiento político hacia el centro.
Lula solo triunfará si conicide con el electorado mediano, que quiere "
cambios con cautela", sin conflictos sociales, argumentó la profesora

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Nello

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