El Foro Social Mundial en la Argentina




Fotografía de una esperanza

"Trabajadores desocupados", "Ahorristas del mundo, uníos", "Las pymes
no soportamos este modelo económico" y "No a la guerra" decían algunas
de las centenas de carteles que sobresalían de la marcha que  avanzaba
de Plaza de Mayo a Plaza Houssay para inaugurar el Foro Social Mundial
que se realizó en Buenos Aires.

Una fotografía que nadie sabe muy bien qué mostrará, y cuándo, una vez
que sea revelada. Pero que, durante la marcha, se aunó en la voz de un
himno escrito especialmente para la ocasión:  "Mi mundo no es ese
globo/ Que inflaron con aire sucio/Los que se comen el mundo sin
convidar".

Acto de apertura

Palabras para otra Argentina  posible "Este Foro es una forma de
conciencia, las fronteras no tienen que ser para los pueblos, tienen
que impedir el paso de los capitales que devastan a las naciones",
afirmó Joao Felicio, presidente de la Central Unica de Trabajadores
del Brasil, el primero en dirigirse a  la multitud que -luego de
marchar desde la Plaza de Mayo-  se reunió en la Plaza Houssay para
dar inicio al Foro Social Mundial en Buenos Aires. En el acto hablaron
también Evo Morales (ex candidato presidencial boliviano) que
reivindicó la idea de enfrentar "a los partidos del modelo desde las
calles y los caminos y no desde las elecciones"; la economista
mexicana Ana Esther Ceceña  que recordó la vigencia del lema zapatista
"un mundo donde quepan todos los mundos" y Nora Cortiñas ( Madres de
Plaza de Mayo, línea Fundadora) para quien el encuentro es una suerte
de reivindicación de la lucha de "los 30 mil detenidos-desaparecidos,
de los torturados, de los presos, de los exiliados" de los años 70.

2027. El Foro Social mundial se realiza la misma semana en la que los
Estados Unidos dio a conocer sus archivos secretos, ya desclasificados
por haberse cumplido 25 años, sobre la actuación de su embajada en
Buenos Aires durante la dictadura militar. Hace 25 años también el
periodista desaparecido Rodolfo Walsh escribía la Carta Abierta  a las
Juntas Militares  en la que hacía referencia a la redistribución de
ingresos y la concentración brutal de la riqueza,  al endeudamiento
externo histórico, la atrofia de todas las funciones creadoras y
protectoras del Estado, la obediencia ciega a las recetas del FMI y el
reinado de los monopolios. Los mismos temas que tratará el Foro
Mundial. ¿Harán falta esperar hasta el 2027, otros 25 años,  para
desclasificar ese mensaje?

Palabras justas

La carpa instalada en la Plaza Houssay desbordaba de público. La frase
es un lugar común, pero todo lo que allí sucedió fue extraordinario.
En principio, porque la gente ocupó todas las sillas primero, el piso
después y, por último, rodeó el tinglado hasta conformar un cordón
que, de pie y en silencio, escuchó con atención cada una de las
palabras. Luego, porque cada uno de los oradores tomó al pie de la
letra la consigna que los convocaba: "El estado neoliberal y la crisis
de la democracia". Por último, porque el relato colectivo que entre
todos lograron articular demostró que el objetivo del Foro Social
Mundial no es una consigna, sino una cita que obliga a reflexionar no
sólo sobre el qué, sino sobre el cómo. Qué pasó y cómo pasó.

Qué hacer y cómo hacerlo.

El Premio Nobel argentino, Adolfo Pérez Esquivel fue el primer relator
de la noche. Desde el comienzo señaló que ese espacio iba a
convertirse en un ring side para dar batalla al pensamiento único y
consagrar la reflexión crítica. Citó a Oscar Wilde para decir aquello
de que "cínico es aquel que a todo le pone precio y valor a nada",
para establecer una diferencia concreta entre esas dos monedas: "la
dignidad y la resistencia no cotizan en Bolsa". Esa preocupación por
recuperar el sentido concreto de cada palabra recorrió todo su
discurso. Habló de un modelo en donde la persona humana se reduce al
término de consumidor; el público a mercado y la necesidad, demanda.
Se preocupó también por derribar una frase hecha: "capitalismo
 salvaje". "El capitalismo salvaje no existe. Lo único que le falta a
los indígenas que viven en la selva y a los que tanto daño les hicimos
es que los llamemos capitalistas. Estamos sujetos a las palabras que
nos imponen como una forma de construir un tipo de pensamiento que no
nos sirve para explicar la crisis del modelo neoliberal".

A partir de allí, la narración de Esquivel hilvanó otros términos ya
conocidos. Habló del terrorismo de Estado que dio luego origen al
terrorismo de mercado. Las herramientas utilizadas por uno fueron la
tortura y desaparición. Las del otro, la pobreza y la exclusión. "Con
mi experiencia de recorrer durante treinta años América Latina puedo
asegurar que la doctrina de la seguridad nacional tiene continuidad
hasta hoy y se ha convertido en la doctrina de la seguridad
internacional, cuyo proyecto actual es controlar nuestro territorio.
Por eso los Estados Unidos aceleró la imposición del Alca, luego de
los atentados del 11 de setiembre, con el objetivo el remilitarizar
América Latina y destruir los mercados regionales. Por supuesto, nadie
entra a una casa sin que se le abran las puertas. Los ladrones siempre
necesitan cómplices". Para demostrarlo, Pérez Esquivel esgrimió el
papel que tenía en la mano. Un documento oficial mediante el cual el
Poder Ejecutivo Nacional solicita al Parlamento argentino autorización
para que ingresen tropas norteamericanas a realizar una práctica
conjunta en Córdoba. Está fechado el 20 de junio del 2001, lleva la
firma del entonces jefe de gabinete Chrystian Colombo, del entonces
ministro de Relaciones Exteriores, Adalberto Rodríguez Giavarini y del
entonces y actual ministro de Defensa, José Horacio Jaunarena. El
ejercicio conjunto, aseguró Esquivel, tenía un costo calculado de dos
millones y medio de dólares que correría por cuenta de los
norteamericanos. El documento también señalaba el objetivo de dichas
prácticas, que Pérez Esquivel leyó textual: entrenar a las tropas para
enfrentar "civiles, organizaciones no gubernamentales y otros enemigos
potenciales". Su conclusión: "el único proyecto que tienen para salir
de esta crisis es la represión".

Pérez Esquivel convirtió el segundo punto de la convocatoria en una
pregunta: ¿ qué democracia estamos viviendo? "La respuesta se está
construyendo desde lo social, pero hay que darle también respuesta a
partir de políticas alternativas. Gritamos que se vayan todos, pero
con ese grito ¿qué construimos? Porque no se van a ir solos". Luego de
contar, como una anécdota, que cuando su organización solicitó una
reunión con el FMI fue recibida por esa delegación en las oficinas del
Banco Central de la República Argentina, Esquivel recordó dos cosas
indispensables para desalojarlos: autodeterminación y coraje. Por
último, usó un término privatizado por los economistas: crecimiento.
Pero para otorgarle su verdadero sentido: "necesitamos crecer en el
pensamiento, en la organización y en las respuestas". Los aplausos que
enmarcaron el final de Esquivel fueron intensos y breves. El micrófono
cambiaba de mano y el relato continuó con en la voz de Juan González,
representante de la CTA, en ausencia de Víctor De Genaro, quien había
viajado al Interior.

González eligió explicar el modelo a través de describir su mecanismo.
El punto de partida fue idéntico: la dictadura militar. Ese proceso
que se inició en el 76 "tuvo dos objetivos: aniquilar las fuerzas
populares y apropiarse de nuestras riquezas". Una vez logrado lo
primero, se concentró en lo que González definió como una mecanismo de
saqueo. "por un lado, la fuga de capitales, que en nuestro país suma
mil doscientos millones de dólares. Por el otro, el endeudamiento,
para garantizar la dependencia no solo financiera, sino política".

González introdujo entonces el otro tema central de esa noche: el rol
del Estado dentro del modelo neoliberal. "El Estado se convirtió en
protector de la propiedad privada transnacional". Y para garantizarlo,
utilizó sus principales armas de control social "la asistencia social
y la represión". Este es el mecanismo que, para González, entra en
crisis a partir no del default, sino de un factor mucho más poderoso:
"los movimientos de resistencia populares". El punto de inflexión
tiene fecha concreta: el 19 de diciembre del 2001. "Cuando se quiso
imponer el Estado de Sitio y el pueblo salió a la calle y quebró para
siempre la capacidad de gobernabilidad de este sistema". A partir de
allí, "la crisis de representatividad se hizo evidente. A que no hay
que señalar a los malos y buscar a los buenos, porque ya no sirve el
sistema de representantes. Lo que se perdió es la identidad de los
representados". La democracia, entonces, quedó vacía de contenidos y
también y fatalmente, de formas.
"Cuando hablamos de crisis de representación hablamos de algo que
también nos toca a nosotros", reconoce González, al resumir el estado
actual de su movimiento. En la reconstrucción de la historia reciente
de la CTA, contó no sólo cómo había tomado la decisión de no
transformarse en una mera representación de una debilitada clase
diezmada, sino en el lugar de encuentro de aquellos que eran
trabajadores sí, pero con o sin trabajo.

El presente, para González, representa tres hipótesis igualmente
inquietantes.

"Hay tres alternativas y dos tienen que ver con el enemigo. La
primera, es la que se esboza con este llamado a elecciones anticipadas
y con este acuerdo con el FMI, para recuperar cierta capacidad de
financiación que permita reconstruir esa herramienta de control social
que significa para este modelo la asistencia social y que (el
presidente) Duhalde conoce tan bien". (González se refiere así a los
planes y subsidios con estricto control político que han regado la
provincia de Buenos Aires en tiempos de Duhalde gobernador para apagar
la protesta. Los aplausos que recibió confirman que el público
entendió de qué le hablaban).

"La segunda hipótesis tiene que ver con el marco internacional y con
la ofensiva estratégica que significa el Alca, especialmente después
del 11 de setiembre. Tiene que ver con una guerra declarada no ya a un
país o a una nación determinada, sino contra todo aquel que se opone
al modelo. No es casual que a los piqueteros que participan de la
luchas ya sea en Tartagal, en Cutral-Có o en La Matanza, a todos se
los procese bajo la figura de sedición, como un mecanismo o figura
legal que identifica como enemigo del régimen a todo luchador social".
La tercera hipótesis es un llamado. "No alcanza con rechazar, no
alcanza con decir que se vayan todos. Es imprescindible construir una
nuevo sociedad libre y soberana. Constuir nuevas instituciones y una
nueva constitucionalidad. Este es el desafío. Este es nuestro tiempo.
Y es tiempo de ofensiva".

El aplauso, el pase de micrófono y el turno de Franco Ingrassia, un
joven asambleísta rosarino que intentó explicar con la lógica de su
experiencia concreta, esta nueva (en todo sentido) mirada sobre la
realidad. El relato de Ingrassia estuvo repleto de palabras distintas,
que al principio algunos intentaron a los gritos cuestionar, pero que
al final todos reconocieron por su contenido, más que por sus formas.
"la democracia no está en crisis. Para los asambleístas hay más
democracia que nunca. Lo que está en crisis es el campo de la
representación". Para explicarlo, Ingrassia recurrió a una palabra:
habitable. Y partió la historia reciente en dos: un mundo inhabitable,
el del decadente sistema político delegativo. Un mundo habitable, este
de la democracia directa, movimientos y asambleas. El grito ¡que se
vayan todos! fue, para él, la despedida. El adiós a ese otro mundo y
el comienzo del nuevo. "Un verdadero desierto, un territorio vacío. En
ese escenario comenzaron a deliberar las asambleas". Fue mucho
después, al momento de contestar algunas preguntas, cuando Ingrassia
pudo precisar más el significado de esta nueva alternativa. "Nos dimos
cuenta que el sistema de representación no sirve, porque no aumenta la
potencia, sino que bloquea el desarrollo. Cuando creamos la
Interbarrial, por ejemplo, no pudimos hacer más cosas, sino menos.
Sirve el intercambio de recursos, saberes y experiencias. En cada
asamblea, nos juntamos los que vivimos en un mismo barrio, no los que
pensamos igual.

Tuvimos que aprender, entonces, a construir con otros distintos a
nosotros. Con algunos construir más, con otros menos. Con los que
construimos más, coordinamos. Con los que construimos menos,
articulamos. Para nosotros la unidad no es un problema de voluntad,
sino de creatividad". Ingrassia fue claro al hablar del futuro. "La
hipótesis de un gobierno popular no es nuestra propuesta. No queremos
ni buenos ni malos dirigentes. No queremos dirigentes, simplemente".
El aplauso, también; otra voz y el turno de Atilio Borón, miembro de
Clacso.

El relato de Borón se inicia con una pregunta: ¿qué le ha hecho el
neoliberalismo a la democracia y a la Argentina? Inmediatamente,
comparte con el auditorio esa sensación de sorna que ha notado entre
los escépticos que han escuchado el slogan del Foro: otro mundo es
posible. "Nos miran como si fuésemos utópicos, pero en realidad lo
único imposible es esta Argentina que tenemos". Cita, entonces,
algunos números para dimensionar la pesadilla. El 30 por ciento de
desocupados. La muerte, por año, de 15.000 menores de 15 años por
enfermedades prevenibles que no se pueden atender por falta de
presupuesto, ("lo cual representa, en dos años, la misma cantidad de
muertes que sembró la dictadura"), la desproporción de la carga
impositiva ("con un Impuesto a las Ganancias seis veces menor que en
Europa"), las proporciones de rentabilidad de empresas como Repsol (
"que gana acá tres veces más que en cualquier lugar del mundo"). Esa
Argentina imposible retratada por Borón con algunos números explica su
siguiente pregunta: ¿cómo no va a ser posible otra?
El rol del Estado, entonces, retoma su protagonismo en el debate.
Borón realiza la autopsia describiendo las contradicciones. "El Estado
argentino se destruyó, pero hay que ver cómo. No de cualquier manera,
sino selectivamente. Ese Estado que condena a los pobres a que se las
arreglen como puedan es el mismo que absorbe la deuda externa de las
grandes empresas. Es el mismo que mantiene el déficit público, no
porque ofrezca hospitales buenos, escuelas buenas, universidades
buenas, justicia eficiente, sino para mantener el gran negocio del
capital financiero que le presta dinero a tasas usurarias".

El resultado, entonces, es esta "destrucción de la democracia, el
descrédito irreversible de la dirigencia política que llevó, en las
últimas elecciones, a casi diez millones y medio de ciudadanos a darle
la espaldas al régimen democrático, votando en blanco, anulando su
voto y, simplemente, no concurriendo a las urnas. "Partimos en el 83
con una diferencia entre el 10% más rico de la población y el 10% más
pobre de 13 a 1. Llegamos al 2001 con una diferencia de 27 a 1. No hay
democracia que se sostenga con estos niveles de desigualdad".
El futuro, para Borón, tiene en este punto dos hipótesis. "O el
descontento, que es legítimo, lo capitaliza una corriente neofascista
criolla o la movilización social, que logró terminar con esa
combinación de corrupción, ineptitud y estupidez que significó el
gobierno de la Alianza, avanza y se organiza. Creo que la consigna
"que se vayan todos", tiene algo de ingenuidad. En las elecciones de
octubre se renovó todo el Senado. Se fueron. Y volvieron, porque los
elegimos nosotros. Cuidado: si se van y nosotros no desarrollamos
nuestra propia conciencia y nuestra organización, vuelven. Y por la
ventana, si hace falta."

El final, fue una clase magistral del sociólogo peruano Aníbal
Quijano. Con las palabras justas y rigor académico, Quijano desplegó
su visión de la historia americana que explica este presente de
explosión. Su teoría es mirada desde el sur de los que cuentan los
libros del Norte. Hay democracia. Hay Estado- Nación. Pero no aquí.
Nunca lo hubo. En todo caso, los esbozos de desarrollo de este modelo
fueron transitorios y escasos.

Apenas comenzaron a desarrollarse, se llevó a cabo en este continente
eso que él define como "la mayor derrota mundial de la historia
moderna". Una batalla que comenzó en los 60 y terminó en los 80 con la
consagración de una victoria: la de los otros. "Esto que llamamos
globalización es el resultado". El fin del trabajo asalariado como un
valor, el aumento de la esclavitud como contracara son dos caras de
una misma moneda que ha logrado que el modelo se muerda la cola. "El
mecanismo de explotación mismo del sistema ha entrado en crisis. Tiene
cáncer".

Eso que llamamos democracia es para Quijano, ni más ni menos que "la
negociación institucional de los límites de la explotación y la
dominación. Esto es hoy posible en muy pocos lugares del mundo e
imposible en América Latina por una simple razón: nuestra niveles de
desigualdad y explotación son el doble, por el cual necesitaríamos el
doble de democracia".

La ecuación democracia, desigualdad y Estado quedó así fatalmente
trazada por Quijano. ¿Qué hacer entonces? "Una opción sería
reconquistar el Estado nacional para tornarlo digno y democrático".
Los aplausos lo interrumpieron, pero él los desilusionó de inmediato.
"Es una opción limitada. Apenas una arena de combate, pero no el
horizonte. Aquí en la Argentina, como en otros lugares del mundo,
están surgiendo otras alternativas posibles. Gente que está
produciendo su vida diaria, desde hace rato, a espaldas de ese Estado
y el mercado que ni los mira. Creo que esa es la meta y el camino. Y
en eso estamos. Este es el momento de optar y pelear. Si vencemos,
formidable. Y sino, habrá que volver a pelear."

La ovación fue el lugar común en el que confluyó un público dispuesto
a compartir dudas, imaginar caminos y dar batalla. Y eso fue lo
verdaderamente extraordinario.

Pero casi

No se trató de la apertura formal del Foro Social Mundial, pero casi.
Fue el jueves 22 a la mañana cuando muchos de los participantes
internacionales y varios locales se trasladaron en dos micros hasta el
campamento del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) en
Almirante Brown para participar del taller "Política y Creación",
organizado por Intergaláctika.

En el lugar se reunieron cerca de cuatrocientas personas que
compartieron la charla y las experiencias globales y locales. El
dirigente africano Max Ntanyana describió su trabajo social en los
barrios que resisten, en Ciudad del Cabo, el desalojo y la brutalidad
policial. Habló poco y en inglés, luego de lo cual ofreció a todos una
canción y un baile típico y rítmico, casi como ofrenda y homenaje. La
italiana Bruna Orlandi, dirigente del movimiento de desobediencia
civil, contó sus recientes viajes por Palestina y Neuquén. Franco
Ingrassia, asambleísta de la ciudad de Rosario, compartió su obsesión
por la democracia directa y concluyó con un slogan acorde a la
convocatoria: "Ninguna resistencia sin creatividad; ninguna
creatividad sin resistencia".  Martín Cañas, un argentino residente en
México, se definió ante todos como un zapatista urbano y sintetizó la
filosofía del movimiento que nació en Chiapas como "una búsqueda de
dignidad estés donde estés". Pablo Bergel, miembro de la Asamblea de
Colegiales y Maribel Casas, una española residente en Chicago y activa
participante de las manifestaciones de Seattle, completaron la rueda
que cerró el dirigente del movimiento anfitrión, Jorge Jara

"ARGENTINA RECOMPUSO LAS LUCHAS DE LOS PUEBLOS EN EL MUNDO"

"¿Por qué luego de la independencia se nos ha dividido?, se preguntó
el sindicalista peruano Juan José Gorriti, de la CGT de Perú.
"Atinchic", se respondió a sí mismo, que en quechua significa Juntos
Podemos.  Con él, Julio Gambina de ATTAC, el norteamericano Steve
Hellinger, y la investigadora argentina Alcira Argumedo coincidieron
en que para la construcción de un nuevo mundo resulta imprescindible
la integración latinoamericana. Delante de 800 personas, en un
auditorio desbordado, los oradores mostraron su convicción de que el
fin de este capitalismo está a la vuelta de la esquina: "Ningún
imperio sobrevivió a sí mismo", concluyeron.

LATINOAMERICANOS CONTRA LA HEGEMONÍA NEOLIBERAL

Representantes de siete países latinoamericanos estuvieron
representados en el Tercer Panel del Foro Social Mundial. Emotivos por
su firme apuesta a una resistencia activa, contundentes debido a las
sustanciosas denuncias  desplegadas, los participantes subrayaron no
sólo los padecimientos económicos sino también el peligro del avance
militar de Washington sobre el resto del continente.

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Otras apreciaciones de la prensa en:
www.attac.org/argentina  enlace Foro Social Argentino

Otra Argentina es posible

Este Foro es una forma de conciencia, las fronteras no tienen que ser
para los pueblos, tienen que impedir el paso de los capitales que
devastan a las naciones", afirmó Joao Felicio, presidente de la
Central Unica de Trabajadores del Brasil, el primero en dirigirse a la
multitud que -luego de marchar desde la Plaza de Mayo- se reunió en la
Plaza Houssay para dar inicio al Foro Social Mundial en Buenos Aires.
En el acto hablaron también Evo Morales (ex candidato presidencial
boliviano) que reivindicó la idea de enfrentar "a los partidos del
modelo desde las calles y los caminos y no desde las elecciones"; la
economista mexicana Ana Esther Ceceña que recordó la vigencia del lema
zapatista "un mundo donde quepan todos los mundos" y Nora Cortiñas
(Madres de Plaza de Mayo, línea Fundadora) para quien el encuentro es
una suerte de reivindicación de la lucha de "los 30 mil
detenidos-desaparecidos, de los torturados, de los presos, de los
exiliados" de los años 70.

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Nello

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