Oficina de Estados Unidos para la transición revela alarma por Venezuela



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El Nacional

El ex canciller Ramón Escovar Salom y el jurista Asdrúbal Aguiar descartan
que la iniciativa de la administración Bush albergara algún ánimo
intervencionista y, al contrario, opinan que revela la creciente
preocupación del Gobierno estadounidense por la delicada coyuntura en el
país. La internacionalista Eira Ramos ve con recelo el anuncio, que a su
juicio parte de una premisa equivocada: "En Venezuela no estamos en
transición", señala
LUCÍA LACURCIA


Responder a los imponderables de una transición así como apoyo técnico a la
Comisión de la Verdad serán objetivos de la oficina estadounidense

 La noticia de la apertura en Caracas de una Oficina para Iniciativas de
Transición (OIT) por parte del Gobierno estadounidense generó reacciones
divergentes en el país. Interpretaciones encontradas dieron el ex canciller
Ramón Escovar Salom, el jurista Asdrúbal Aguiar y la internacionalista Eira
Ramos al reportaje publicado ayer en "Siete Días", según el cual esta
instancia, que ya actuó en Perú a la salida de Fujimori, en Yugoslavia
durante el proceso que sacó a Milosevic del poder y en el Congo de Kabila,
está por instalarse en el país en virtud de que, a juicio del Departamento
de Estado, existe una inminente crisis de gobernabilidad.

De acuerdo con el trabajo periodístico, el objetivo de la oficina,
presuntamente conocido por el Gobierno venezolano, sería responder
rápidamente con asesoría y asistencia a los imponderables de una etapa de
transición, que van desde la protección de líderes opositores o el respaldo
para la organización de un referéndum hasta el apoyo técnico para poner a
funcionar una comisión de la verdad.

Para el ex canciller Ramón Escovar Salom, el hecho de que se anuncie la
apertura de una oficina de esa naturaleza en el país es en sí mismo la
revelación de que el caso venezolano merece atención especial, y es parte de
un nuevo estilo de diplomacia "más descarnada y menos hipócrita".

A Escovar Salom le parece que "nada de extraño" tiene que Estados Unidos,
como primera potencia mundial, quiera profundizar su visión de un país que
tiene una importancia geopolítica y estratégica tan grande con una oficina
como esta, y celebra que así sea, al punto de invitar a la Unión Europea a
impulsar iniciativas similares en Venezuela, porque, dice, la administración
de Chávez "preocupa por igual a todos los países, porque están viendo como
se desarrolla un escenario peligroso con capacidad de contagio en la región
y porque Chávez es un elemento perturbador hacia adentro del país y hacia
fuera".

Aunque reconoce que el nombre de oficina para la transición puede despertar
suspicacias sobre el dejo intervencionista de la iniciativa, califica de
natural que haya llegado la hora de que Venezuela sea objeto de una mirada
"con un lente más potente", y dice estar seguro de que una misión de esta
naturaleza puede ayudar mucho a superar la coyuntura actual. Añade que no ve
porqué hay que tenerle miedo al término de "transición", puesto que, a su
juicio, más temprano que tarde el país entrará en esa coyuntura, y serán los
venezolanos los que se encargarán de superarla.

Al contrario de lo que para Escovar Salom sucedió con la misión del Centro
Carter, que demostró ser un procedimiento de mediación ineficaz, la
efectividad del trabajo de la OIT en Caracas puede ser particularmente clara
en temas como la cooperación en el desarme de la población. Además, no ve
ninguna diferencia entre que se instale en el país una misión estadounidense
de este tenor y cualquier otra de organismos como la Organización de Estados
Americanos o Naciones Unidas.

"En pocas palabras, no tiene porque sorprendernos que Estados Unidos, que
tiene una responsabilidad mundial y utiliza lentes especiales para mirar los
puntos de la más aguda controversia o turbulencia, como lo hizo en
Yugoslavia, en el Congo, últimamente en Perú y en Colombia, y donde quiera
que haya necesidad de hacerlo, aumente las dioptrías para observar lo que
está pasando aquí", sostiene.


Lo establece la Convención de Viena
El jurista Asdrúbal Aguiar coincide con Escovar Salom en que no tiene porqué
producir escozor el anuncio. Dice que de acuerdo con la Convención de Viena
sobre relaciones diplomáticas, toda misión acreditada en un Estado tiene
legítimo derecho a hacerle seguimiento, mediante el uso de mecanismo
lícitos, a la información política que se genera en el país y que esa es, de
hecho, la base de toda gestión diplomática.

Para Aguiar, este tipo de actividades no puede ser vista con reserva. En
cambio, dice, la actuación de Washington confirma la preocupación que ha
generado el curso cada vez más delicado que toma el proceso político
venezolano.

De todas formas, aclara, sería pertinente conocer el alcance de la tarea
diplomática que pretende reforzar la Casa Blanca en Caracas.

"Pero a título preliminar, hay que señalar que la oferta de buenos oficios
que pueda hacer cualquier Estado o personalidad internacional para
contribuir a que en un país se puedan resolver problemas de orden interno,
no puede ser asumido como un acto de intervención, pues el Estado es libre
de aceptar o rechazar los buenos oficios", sostiene Aguiar.

Descarta que la iniciativa tenga un trasfondo intervencionista, pues desde
1945 hacia acá los temas de la democracia y de los derechos humanos dejaron
de ser de la reserva exclusiva de la soberanía interna de los Estados y
pasaron a compartirse con la comunidad internacional.


Se vuelve a equivocar EE UU
La visión de la internacionalista Eira Ramos se encuentra en el extremo
opuesto a la de Escovar Salom. A Ramos no le da buena espina la iniciativa
por varias razones. La primera, es que es un indicio clarísimo de que la
administración estadounidense da por sentado que desde el 11 de abril el
país está en un proceso de transición, lo cual a su juicio no es así.

"Una vez más se equivoca el gobierno de Bush con este anuncio, porque no
estamos en una transición. En Perú, la OIT se instaló luego de la salida de
Fujimori, momento en el que sí estaba en una transición y se necesitaba
fortalecer la institucionalidad", dice.

Agrega que, además, resultan demasiado denigrantes las comparaciones con los
gobiernos del Congo y de Zimbabue, pues en esos países difícilmente llega a
haber un Estado, mientras que en Venezuela el hecho de que tengamos serias
críticas con respecto al funcionamiento de la institucionalidad no quiere
decir que no existen instituciones.

En segundo lugar, dice, hay que ver con mucho cuidado una iniciativa aislada
y unilateral por parte de Estados Unidos, cuyas funciones podrían ser
complementarias, pero también podrían chocar con una aceptación definitiva
de la mención de la OEA por parte del Gobierno. Ramos se inclina más por las
opciones multilaterales y su cautela al respecto llega a tanto que sugiere
al Ejecutivo venezolano "guarecerse" y buscar apoyo en la OEA frente a
acciones unilaterales, pues opina que se trata, en definitiva, de una
intromisión en los asuntos internos del país. Finalmente, la académica de la
Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela
considera que pueden ser ambiguos los oficios de una oficina cuyas gestiones
son tan diversas que van desde la ayuda humanitaria (caso Honduras) hasta la
asistencia técnica de organismos como el Consejo Nacional Electoral. "No me
convence la idea de que sea tan diletante la misión, aunque se pueda
refundir en un objetivo general de defensa de los derechos humanos", señala.