Argentina: lo stile neocolonialista degli USA provoca inedite reazioni nazionali



EL ESTILO COLONIALISTA PROVOCA UNA INEDITA REACCION NACIONAL
Bush cae en la volteada de la bronca ¿Surgió un nuevo antiimperialismo? ¿El
sentimiento antinorteamericano es profundo? ¿Cuáles son sus claves? ¿Hay un
plan de Washington para destruir el país? ¿EE.UU. quiere quedarse con todas
las tierras? ¿Cuánto les importan los problemas argentinos? ¿Ha nacido aquí
un nacionalismo después de la discusión de las leyes de Quiebras y
Subversión Económica?

Por Martín Granovsky  http://www.pagina12.com.ar/
 Un esclavo es una cosa. Es propiedad del amito. Un liberto es un esclavo
liberado por su amo. ¿Qué es mejor? Una definición que circula los últimos
días dice que es mejor ser esclavo. Explicación: por lo menos te dan de
comer. Naturalmente, se trata de una ironía para describir la relación entre
la Argentina y el Fondo Monetario y los Estados Unidos. Y como toda ironía
describe una realidad: tanto las encuestas como la intuición más simple
revelan que crece hoy en el país un vago sentimiento antinorteamericano, más
bien fruto de una idea de humillación y, sobre todo, de una profunda caída.

El despliegue satírico de la bandera de los Estados Unidos por parte de la
diputada Alicia Castro solo le puso imagen a una cara más de la bronca.

¿Una bronca antiimperialista? La encuesta que se publica aquí al costado
parece indicar que se trata de bronca, sin más. El Fondo es tan castigado
como la mayoría de la dirigencia política. El lema sería "quien tiene poder,
tiene mucho para perder en términos de costo político y descrédito".

"No sé si se puede distinguir la bronca antiyanki de la bronca antitodo",
dijo a Página/12 Fortunato Mallimaci, ex decano de Ciencias Sociales. "Veo
una fuerte humillación política y simbólica, y ciudadanos que se indignan
contra la sumisión", dijo el sociólogo, mientras recordaba la visita del
inspector del Fondo Anoop Singh con su escenografía de gran presencia
pública.

En el vínculo con Washington hay una dimensión diplomática, o diplomática y
financiera, y otra de política interna. Y ambas se mezclan cada vez más.

La Argentina interesa muy poco en los Estados Unidos. No exporta emigrantes,
o no tantos como México y Haití, ni drogas, ni misiles, ni destruyó el
sistema financiero internacional. Un terremoto político aquí sacudirá toda
Sudamérica, pero hasta ahora la Administración Bush no lo advirtió, o lo
advirtió y no le importa. Le parece una nimiedad al lado de su agenda
global -Bin Laden, Afganistán, Medio Oriente, la guerra comercial con
Europa, el misterio financiero japonés, la guerrilla colombiana, el desafío
de Hugo Chávez y la OPEP- y en todo caso cree que resolverá cualquier
problema con el ejercicio puro y duro de un poder formidable. En cuestiones
económicas, además, acaba de promulgar una ley de Seguridad Agrícola que le
costará a la Argentina 1400 millones de dólares al año por pérdida de
clientes, según cálculo de la embajada en los Estados Unidos. Es razonable
en el año electoral norteamericano, con un Partido Republicano obsesionado
por ganar votos en los Estados federales. Razonable y muy ilustrativo sobre
la verdadera importancia argentina.

Pero al mismo tiempo el discurso oficial estadounidense es cada vez menos
democrático y más colonial. Menos democrático: por primera vez desde el
segundo gobierno de Ronald Reagan (1985-1989), incluyendo a éste, un golpe
tradicional como el de Pedro Carmona en Venezuela fue saludado o tolerado
por Washington. Más colonial: Anne Krueger, la voz de Paul O'Neill en el
Fondo, dijo qué leyes debía derogar el Congreso argentino, y Otto Reich, el
jefe del Departamento de Estado para América latina, advirtió que los
políticos argentinos se roban la ayuda externa, cosa que puede ser cierta en
algunos casos pero es más compleja y precisaría ser completada con la
responsabilidad de la banca estadounidense en la fuga de divisas.

Una presión tan primitiva despierta reacciones que a su vez, por la escasa
credibilidad de la clase política nacional, debilitan a funcionarios y
dirigentes y los suman a un poder que no importa si es interno o externo.
"La casi prepotencia de las exigencias, por no hablar de matonismo, produce
reacciones que no son las más aptas", opinó el consultor Horacio Rodríguez
Larreta. "Más allá de cómo es la ley de Subversión Económica, la exigencia
de derogarla es grotesca: esa ley no obstó a que en privatizaciones en
sectores socialmente tan sensibles como las aguas, tan visibles como el gas,
y tan ramificados como los teléfonos, las inversiones fueran un torrente y
la Argentina fuese calificada como alumno de 10 por el Fondo Monetario."
Rodríguez Larreta dijo sospechar que el pedido de derogar esa norma es "solo
para amparar a un amigo".

La suya no parece una visión conspirativa. El banquero Carlos Rohm es, por
caso, un amigo del banquero David Mulford. En cambio proliferan otros puntos
de vista sobre la relación con los Estados Unidos que sí tienen el aroma de
la conspiración imaginaria. Empresas extranjeras con asiento en el país
están esperando la evolución política y económica. No todas tiene planes de
huida, como se supone mal. Buena parte espera el mejor momento para quedarse
con algún supermercado de capital nacional, o una firma con peso en energía.
Página/12 pudo saber que efectivamente hay inversores norteamericanos
interesándose en la compra de tierras, por ejemplo en Entre Ríos, o en
departamentos en la Recoleta. Pero, ¿es realista plantear que hay un plan
según el cual los Estados Unidos alentarán la inflación para que los activos
sean cada vez más accesibles con divisas y así quedarse con todas las
tierras de los argentinos? Buena parte de las tierras ya ha sido arrendada
por multinacionales o es propiedad de ellas, y no es ahora que Benetton se
adueñó de una porción de los campos patagónicos. Más aún: los dirigentes
políticos temieron pelearse con Cargill, Bunge o Dreyfus, y eligieron el
silencio, cuando este diario publicó cómo evitaron pagar retenciones que
equivalían a planes Trabajar para 660 mil personas en un año entero. A veces
el discurso reemplaza a las iniciativas concretas, a menudo más engorrosas
que una simple apelación a la Argentina profunda.

"Las falsas pistas son tremendas", afirmó Arturo O'Connell, el mejor experto
argentino en deuda externa, director de la Maestría de Integración de la UBA
y uno de los redactores del Plan Fénix. "Por suerte, ante el desastre, la
gente se está empezando a preguntar por qué nos ha ido tan mal. Dentro de
eso caben dos posiciones frente a los factores internacionales. La cómoda, o
sea decir que todo lo malo viene de afuera, o explorar las cosas más en
detalle y separar la paja del trigo." Según O'Connell este segundo camino se
exploró aún muy poco. Ejemplo uno: la Argentina no discute en serio sobre
política cambiaria. Ejemplo dos: tampoco debate qué hacer con Brasil (O'
Connell es un firme partidario de una alianza fuerte con los vecinos) ni con
el Area de Libre Comercio de las Américas, el ALCA.

"Este país a veces se asemeja a los autitos chocadores", dijo. "Todos contra
todos sin saber bien para qué."

Al margen de su observación de una bronca masiva y maciza, Mallimaci no ve
aún un movimiento antinorteamericano muy claro. "La gente protesta, y con
mucha razón, por la forma en que se votan las leyes, solo por pedido del
Fondo, y después pide el dólar", dijo. "Por eso el sentimiento es aún medio
ambiguo. Por un lado percibo una sensación de sentirse oprimido por un
extraño. Por otro lado, veo que esa idea de opresión se combina con el deseo
de participar del primer mundo, de formar parte de sus beneficios."

Mallimaci no divisa en el futuro cercano una discusión sobre eventuales
nacionalizaciones. O'Connell tampoco, pero sí advierte acerca de un
escenario que podría producirse muy pronto.

"El corralito impactó muy extensamente en la población, pero los servicios
públicos son otra cosa y si hay un reajuste fuerte la reacción será
 tremenda", dijo O'Connell. "Pensemos en un alza insoportable detransporte o
la luz. La oleada de protesta llegará a los sectores más populares, que se
sumarán a la clase media, también afectada por una suba fuerte. Entonces
proliferarán los ataques, pongámoslo en estos términos, contra los
extranjeros que se han apoderado del patrimonio nacional. Es muy posible
entonces que tengamos una oleada de pedidos de renacionalización de las
empresas extranjeras. Y yo desearía advertir que, tal como ocurriera hace
más de 50 años, alguna de esas empresas podría servirse del nuevo clima de
ira para sacarse de encima un clavo y huir de un mercado que no crece y de
tarifas que, aunque suban, no bastarán para garantizar la antigua
rentabilidad y pagar las deudas en divisas".

En todos los análisis, y en la encuesta que se publica en la página de aquí
al lado, campea una visión más o menos cariñosa hacia el nacimiento de una
nueva sensibilidad de rechazo a la humillación. El milagro argentino es que
la caída de la clase media no llevó al fascismo ni la irritación frente a un
colonialismo anacrónico estimuló una xenofobia ya patente con bolivianos,
peruanos, coreanos o paraguayos. Pero en otros países la inseguridad ante el
futuro y la sensación de los ciudadanos de que el Estado los abandonó fue
capitalizada por la ultraderecha. La gran elección de Jean Marie Le Pen en
Francia es un ejemplo. ¿No es posible lo mismo en la Argentina? Tras
constatar que, cruzar los dedos, eso no pasó en este país, Página/12 se lo
planteó igual a Mallimaci. "Siempre está el riesgo de un nacionalismo
autoritario o restaurador frente a otro que pueda mostrarnos un camino de
profundizar la democracia mientras nos oponemos a una mayor privatización.
La falta de autoridad del Estado puede llevar, hipotéticamente, a que
distintos sectores salgan a la búsqueda de orden. Una búsqueda que podría
agudizarse al no haber alternativa de profundización democrática." ¿Este
final es inexorable? El ex decano de Sociales piensa que todavía se trata de
una cuestión en disputa. "Y son muy importantes los medios para este tema. O
consolidan la búsqueda de un orden más autoritario o colaboran para
profundizar la vida democrática. En la Argentina hay mucha bronca no
canalizada. En otras épocas, con una situación similar la sociedad salía a
la búsqueda de un mesías. Hoy no porque la sociedad está enfrentada a sí
misma. A sus propias debilidades y fortalezas. Es una ciudadanía nómade en
búsqueda de algo nuevo."


Nello

change the world before the world changes you because  another world is
possible

www.peacelink.it/tematiche/latina/latina.htm