VENEZUELA:Beligerancia militar sin armas



Andrés Cañizález

CARACAS, feb (IPS) - La inédita beligerancia política de militares
venezolanos en servicio activo responde en realidad al papel institucional
que ha dado a los uniformados el propio gobierno de Hugo Chávez.

El vicealmirante Carlos Molina Tamayo se convirtió el 18 de este mes en el
tercer oficial en actividad y el de más alto rango en pedir públicamente la
renuncia de Chávez, un teniente coronel retirado que trata de implementar la
llamada "revolución social bolivariana" desde que asumió el gobierno en
febrero de 1999.

Molina Tamayo criticó el papel político dado a las Fuerzas Armadas y el
carácter autoritario de Chávez, elegido en las urnas, pero que en febrero de
1992 encabezó una frustrada rebelión militar contra el entonces presidente
Carlos Andrés Pérez, cuando éste cumplía su segundo mandato (1989-1993).

Similar posición sostuvo el día 8 el primer oficial en pronunciarse, el
coronel de aviación Pedro Soto, a quien luego se le unió el capitán de la
militarizada guardia nacional Pedro Flores. Ninguno de los tres ha sido
detenido, pero se enfrentan a procesos internos en sus respectivos cuerpos.

Analistas políticos consultados por IPS coinciden en descartar que ese tipo
de pronunciamiento responda a la gestación de un golpe de Estado contra
Chávez y precisan que las expresiones responden en realidad al nuevo
escenario planteado por el gobierno.

Paralelamente, se han intensificado las protestas callejeras desde el 10 de
diciembre, tanto a favor como en contra de Chávez. En ese marco, el coronel
Soto fue convertido en héroe por la oposición, que ha tomado como centro de
sus protestas la plaza Francia, ubicada en un barrio de clase media alta de
Caracas.

Desde comienzos de este mes se reúnen a diario centenares de opositores al
gobierno en plaza Francia, mientras que los partidarios de Chávez lo hacen
frente a las puertas del Palacio de Miraflores, sede del Poder Ejecutivo.

Sin embargo, "urge crear una referencia política que articule el vasto
sentimiento mayoritario que desea una solución pacífica y democrática a la
crisis y rechaza las posiciones radicales", señaló Teodoro Petkoff, director
del vespertino Tal Cual.

En tanto, el general retirado y profesor universitario Alberto Muller Rojas
dijo a IPS, respecto de las críticas de oficiales activos, que "las Fuerzas
Armadas no están aisladas del debate político que tiene lugar en el país".

"Los pronunciamientos no son ninguna amenaza de que puedan tomarse acciones
por la vía de la fuerza, pues la gran mayoría de los efectivos no están en
uno de los puntos de la polarización que se vive tan marcada en el país",
aseveró Muller Rojas, antiguo colaborador de Chávez y ex embajador
venezolano en Chile.

Por su parte, el analista político Manuel Felipe Sierra aseveró a IPS que
"hay tensión dentro de las Fuerzas Armadas, pero las expresiones de
descontento son individuales, se han dado aisladamente".

Opinó que la posición de beligerancia política que han evidenciado los
oficiales está relacionada "con la politización de las Fuerzas Armadas y el
involucramiento político que ha tenido el sector castrense con el gobierno
de Chávez".

La Constitución Bolivariana, impulsada por Chávez y aprobada en 1999,
habilitó el voto de los militares y no puso límites a la expresión de
opiniones políticas por parte de los miembros activos de las Fuerzas
Armadas.

Además, el mandatario ha colocado a militares, retirados y activos, en altos
cargos públicos que en el pasado eran ocupados por civiles, como los
responsables de programas sociales, de la industria petrolera y de las
telecomunicaciones.

Al mismo tiempo, Chávez suele exhibir en actos oficiales su uniforme
militar, pese a que está en situación de retiro. Este conjunto de factores
ha implicado un nuevo escenario político en Venezuela.

"Hay un deseo de pronunciarse, pero no con el poder de las armas sino con
expresiones políticas, y en los pronunciamientos (los oficiales) han
aclarado que son ciudadanos más que militares y que actúan
'ciudadanamente'", explicó Muller Rojas.

Para Sierra, tampoco esta coyuntura castrense debe ser vista como la
gestación de un golpe.

"Cada quien monta su show (espectáculo), pero nadie está preso. En el
antiguo orden legal eso habría sido imposible, porque no se permitía el
pronunciamiento público de un militar sobre asuntos políticos", comentó el
experto.

A su vez, Petkoff apuntó, en tono irónico, que el aporte venezolano "a la
historia universal de los golpes de Estado" será el carácter "mediático y a
cuenta gotas" de los pronunciamientos castrenses en contra del gobierno.

El director del vespertino Tal Cual recalcó que los sucesos de este mes
evidencian una crisis que "no involucra a las Fuerzas Armadas como
institución, hasta ahora, sino a militares en tanto que individuos".

Sin embargo, los distintos análisis políticos advierten que Chávez debe
trazar una nueva estrategia para el sector militar, que podría pasar por la
dimisión del ministro de Defensa, José Vicente Rangel.

El periodista Rangel es el primer civil al frente de la cartera de Defensa
en más de un siglo en Venezuela. Según Sierra, fue designado hace más de un
año para aplacar los conflictos que existían entre las distintas fuerzas,
debido a que Chávez había privilegiado al ejército, del cual proviene como
militar.

"Rangel ha fracasado como ministro", enfatizó Sierra, para quien el
colaborador del presidente sólo logró posponer las situaciones de
inconformidad, por ejemplo en materia de ascensos, un asunto que estuvo
presente en la demanda de Soto.

Por eso Chávez deberá moverse con cuidado cuando haga nuevas designaciones
castrenses, para evitar que lo que hasta ahora son expresiones individuales
tengan una resonancia institucional de impredecibles consecuencias en el
mundo militar y político venezolano, concluyó Soto



Nello

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