AMERICA LATINA:Más armas para la paz



 José Zambrano

 CARACAS, feb (IPS) - América Latina, una región sin guerras salvo el
 conflicto interno de Colombia, aumenta las compras de armas y los gastos de
 defensa, como lo demuestra la decisión chilena de adquirir 10
 cazabombarderos F-16 a Estados Unidos en 660 millones de dólares.

 También la dotación colombiana de 35 helicópteros Black Hawk y 45 Bell UH,
 en el marco del apoyo de Washington al Plan Colombia de lucha antidrogas y
 desarrollo, presagia nuevas compras de los países vecinos para mantener lo
 que las fuerzas armadas consideran equilibrio en su capacidad de disuasión.

 "Nos preocupa cualquier incremento de la presencia militar, venga de donde
 venga, y no sólo de Estados Unidos", dijo el presidente de Venezuela, Hugo
 Chávez, al comentar la situación colombiana.

 Chávez agregó que, "si hubiese algún país o fuerza que apoye a la guerrilla
 con armas, también nos preocuparía", pues "ese es el camino hacia el
 recrudecimiento de la guerra civil. El fuego no se va a acabar si tú le
 echas más leña", apuntó.

 En América Latina y el Caribe no existe hoy ninguna confrontación militar
 entre países y sólo Colombia sufre un conflicto armado interno.

 Si embargo, la región mantiene 1,4 millones de efectivos en actividad y
 gasta en defensa 26.500 millones de dólares anuales, 10.000 millones más
que
 hace 10 años, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
 (Cepal).

 El estudio de la Cepal añade que por cada dólar que se gasta en defensa se
 invierten 1,10 dólares en educación y 90 centavos de dólar en salud.

 Las ventas de armas en el mercado internacional sumaron 36.800 millones de
 dólares en 2000, 25.400 millones de los cuales corresponden a compras de
los
 países del Sur en desarrollo, señala el reporte que presentó el
especialista
 Richard Grimmett al Congreso de Estados Unidos.

 Estados Unidos acapara alrededor de la mitad de ese mercado mundial,
 escoltado por Rusia, Francia, Alemania, Gran Bretaña, China e Italia.

 Además, en la lista de las 10 mayores compañías vendedoras de armas
aparecen
 siete estadounidenses, encabezadas por Lockheed, con base en Texas, el
 meridional estado del que fuera gobernador el presidente de Estados Unidos,
 George W. Bush.

 El informe de Grimmett indica que América Latina destinó 5.200 millones de
 dólares para la compra de armas entre 1993 y 1996 y otros 3.500 millones
 entre 1997 y 2000. También ubica a Estados Unidos como el principal
 proveedor, con 36 por ciento de las ventas a la región, y su participación
 tiende a crecer.

 Mientras, analistas militares venezolanos observan con preocupación el
 poderío militar de Colombia, con base en sus helicópteros, otras armas y
los
 casi 250.000 efectivos.

 "La base de nuestro esquema defensivo son 20 aviones F-16 y los 80 tanques
 franceses AMX-30. Pero el peor enemigo que tiene un tanque, y que anula
 nuestra capacidad operativa, son los helicópteros", observó a IPS el
general
 retirado del ejército venezolano Alberto Müller.

 Con Chávez inmerso en un intenso debate político interno, y tras haber
 volcado recursos militares a programas sociales, los planes venezolanos de
 rearme hibernan, pero existen. Incluyen la reactivación de aviones, de
 fragatas, la compra de helicópteros y blindados y una renovación del parque
 de fusiles.

 Rumbo al sur de América, las mayores compras de armas de la década pasada
 fueron efectuadas por Perú, tras su guerra fronteriza con Ecuador de 1995.

 El entonces presidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000) informó de la
 adquisición a Belarús de aviones MIG-29 para intercepción y Sukhoi para
 ataque, por unos 400 millones de dólares.

 Esa operación, precisamente, restó eficacia a las quejas de Lima por el
 lanzamiento en 1995 del programa chileno de repotenciación de su poderío
 aéreo, en el marco del cual debió optar entre los cazabombarderos F-16, de
 Estados Unidos, los Mirage 2000, de Francia, y los Gripen, de Suecia.

 La disputa entre Lima y Santiago prosiguieron tras la llegada al gobierno
 peruano en julio pasado de Alejandro Toledo, quien pidió a Chile suspender
 la compra de los F-16 --finalmente elegidos-- cuando ya estaba acordada con
 Washington.

 Toledo planteó su protesta en el marco de una propuesta para aplazar las
 compras de armas y los gastos de defensa de toda América Latina.

 La queja de Perú se basó en que sus aviones son de carácter defensivo,
 mientras que los cazabombarderos negociados por Chile con Estados Unidos
son
 "ofensivos", un argumento que tiene buena base, a juzgar por el
equipamiento
 de las aeronaves, según el estudioso chileno Eduardo Ahumada.

 Pero el gobierno chileno de Ricardo Lagos desechó el reclamo e insistió en
 que la operación no aumenta el armamento en su poder, sino que sólo cambia
 "viejo por nuevo".

 Los aviones F-16 permitirán a Chile a partir de 2006 desafectar una flota
de
 dos docenas de treintañeros A-37 Dragonfly, explicó la ministra de Defensa
 de ese país, Michelle Bachelet.

 "De ninguna manera puede ser entendido (esa compra de aviones) como una
 forma de emprender una carrera armamentista", subrayó.

 Pero Toledo lamentó "que se haya ejecutado (la compra) mientras aún
 estábamos en conversaciones sobre el tema", en referencia a las
 negociaciones sobre homologación de gastos de defensa entre Santiago y
Lima.

 Por su parte, el presidente de Bolivia, Jorge Quiroga, cuyo país limita con
 Perú y Chile, dijo respetar aunque no compartir la decisión del gobierno de
 Lagos.

 La homologación de los gastos militares en la región fue examinada por
Lagos
 en su visita a Toledo en agosto pasado, tomando como base el principio de
 acuerdo entre Argentina y Chile, que tiene soporte técnico de la Cepal.

 En esa oportunidad se había previsto que los dos mandatarios siguieran
 conversando al respecto en marzo en Santiago.

 Sin embargo, Toledo suspendió su visita a Chile para concentrarse en la
 preparación de la reunión de ese mismo mes en Lima con los presidentes de
 Estados Unidos, Bolivia, Colombia y Ecuador.

 La compra chilena impactará hacia los países del océano Atlántico, según
Wayne Boese, de la no gubernamental Asociación para el Control de Armas, con
 sede en Washington.

 Boese entiende que, "cuando se introducen armas más avanzadas, los vecinos
 se sienten obligados a hacer lo mismo".

 Por su parte, George Vickers, de la no gubernamental Oficina para América
 Latina, también de Washington, precisó que la aceptación de Argentina como
 aliado extra de la Organización del Tratado del Atlántico Norte bastó para
 que Brasil desempolvara en los años 90 su plan de compra de 70 nuevos
 aviones.

 Ahora, Estados Unidos se ha mostrado complacido con la compra chilena de
 aviones F-16, y el diario El Metropolitano, de Santiago, comentó que el
 mejor agente de la compañía Lockheed, fabricante de las aeronaves, ha sido
 precisamente el secretario de Estado adjunto para Asuntos Interamericanos,
 Otto Reich.

 Con esta operación, Washington abandona la veda de ventas bélicas a Chile,
 en vigor desde mediados de los años 70, durante la dictadura del general
 Augusto Pinochet.

 Nello

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