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Haiti: Crece presión ciudadana por la dimisión de Aristide



ALAI, América Latina en Movimiento
2004-01-27

       La renuncia del Presidente Jean Bertrand Aristide constituye un
elemento esencial para resolver la actual crisis que vive el país, sostienen
organismos civiles agrupados en la Plataforma Haitiana en Defensa de un
Desarrollo Alternativo (PAPDA, por sus siglas en francés).


La oposición señala que Aristide ha traicionado las reivindicaciones
centrales del movimiento Lavalas 1986-91 volviéndose cómplice de las
políticas fondomonetaristas, rehusando a poner en marcha las verdaderas
políticas que permitan transformar la situación de marginalización y
explotación de las masas haitianas. Es más, el gobierno de Aristide se ha
sumergido en la inmoralidad, la corrupción y la violación sistemática de los
derechos más elementales de los ciudadanos haitianos. La
institucionalización de la impunidad prueba la continuidad de los
procedimientos del poder y la renovación del Estado tradicional en sus
aspectos más odiosos.


Entre los presuntos actos de corrupción más sonados, la Plataforma menciona
la comercialización de arroz importado de Estados Unidos para
enriquecimiento personal de algunos dirigentes de la oficialista
organización Fanmi Lavalas, el robo del ahorro y de los bienes de una franja
importante de la población a través de un sistema de seudocooperativas, el
tráfico de influencias a favor de una Universidad privada de la Fundación
Aristide en detrimento de la Universidad Estatal de Haití.


Así mismo, el gobierno es acusado de recurrir a la represión, a la violación
de la libertad de prensa e incluso a los asesinatos para acallar las
manifestaciones de los movimientos sociales y particularmente del movimiento
estudiantil. Las autoridades locales se han transformado en el brazo armado
del sistema de dominación para quebrar todo espacio de contestación y
expresión del pensamiento libre a través de la acción represiva de la
policía y de los mercenarios a sueldo del régimen. Varias radios han sufrido
la destrucción de sus equipos de transmisión, se mantiene en la impunidad
los asesinatos de los tres hijos de Viola Robert, de Jean Dominique, de
Brignol Lindor y de tantos otros.


La acción contra la universidad pública ha sido particularmente dura y
violenta. Se han destruido sus locales, numerosos estudiantes, profesores y
directivos han sido heridos, encarcelados o asesinados.


Frente a esta realidad, existe, sin embargo, un despertar de la conciencia
ciudadana. El movimiento social, que reclama la dimisión del Presidente de
la República, ha inaugurado un nuevo ciclo de movilización política que
había sido casi eliminada con el golpe de Estado de 1991 y luego con la
instrumentalización y la corrupción desplegadas por el régimen que encabeza
Aristide.


La solución a la crisis haitiana, señala la Plataforma, no reside en una
nueva ocupación del suelo haitiano por fuerzas extranjeras policiales o
militares, como lo ha sugerido el CARICOM, más aún cuando en este año se
celebra el bicentenario de la independencia nacional. La intervención de los
marines norteamericanos, bajo la cobertura de las Naciones Unidas y de la
OEA en 1994, no resolvió los problemas de seguridad. Estos problemas se
agravaron al partir las tropas. La cuestión de la seguridad no puede ser
resuelta mas que por las instituciones haitianas en el marco de mecanismos
de concertación. La Policía Nacional Haitiana ha demostrado que ella dispone
de capacidades suficientes como para mantener el orden cuando ella no está
obligada, por instrucciones provenientes del Ejecutivo, a asociarse con
factores de perturbación, finaliza la Plataforma.