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Venezuela:"¡Uh, ah, Chávez no se va!"



   fonte ATTAC

Hector L. Pesquera Sevillano Copresidente del Congreso Nacional Hostosiano
de
Puerto Rico.

Uno de los mejores termómetros de la situación
general de un país cuando se realiza una visita
una nación latinoamericana  es escuchar los
taxistas. De camino al aeropuerto entablamos
conversación con uno de estos choferes-analistas
políticos al llegar a Venezuela para participar
en el Primer Congreso Bolivariano de los Pueblos.
Durante nuestra corta estadía en la tierra del
Libertador, pudimos confirmar las expresiones de
aquél trabajador del volante: los pobres y
marginados están con Chávez y contra Chávez están
los privilegiados que durante décadas ignoraron
la existencia de la miseria.

La Revolución Bolivariana ha calado en las
comunidades pobres, "los excluidos" al decir de
los bolivarianos, mediante tres proyectos
principales: la alfabetización de grandes
sectores, la implementación de servicios de salud
en las comunidades y regiones apartadas y la
"unidad cívico-militar".

La alfabetización

Durante los primeros tres años de la Revolución
Bolivariana, el Gobierno de Chávez ha logrado
alfabetizar a más de un millón de venezolanos,
mediante un método desarrollado por los cubanos y
"perfeccionado" por los educadores venezolanos,
que les permite desarrollar las destrezas básicas
de lectura y escritura a un analfabeto en sólo
siete semanas.

Este proyecto, inspirado en misiones de
voluntarios y soldados con adiestramiento
especial, organiza "aulas" en cualquier casa o
estructura de las comunidades pobres y de manera
gratuita les ofrece la enseñanza básica a todos
los necesitados. Una vez el alumno se gradúa, el
gobierno le obsequia con una biblioteca básica,
de unos veinte tomos de la literatura clásica,
claro está en papel sumamente económico, sin
carpeta dura y sin lujo de clase alguna. Aquí el
recién graduado tiene acceso a clásicos como El
Principito, El Viejo y el Mar de Ernest
Hemingway, Shakespeare, El Quijote y muchos otros
títulos para que ponga en práctica su aprendizaje.

Salud para los pobres

Mediante el impulso de proyectos de autogestión,
las comunidades marginadas identifican viejas
estructuras y las reconstruyen, con materiales
provistos por el gobierno, para convertirlas en
clínicas de salud. El Gobierno aporta el personal
médico y de enfermería y la comunidad aporta los
asistentes y el mantenimiento de las
instalaciones. En muchos casos son estructuras de
madera, humildes, pero limpias y funcionales para
llevarle servicios de medicina preventiva y
curativa a niños y adultos que carecían de los
más elementales servicios como vacunación,
nutrición, tratamiento de enfermedades crónicas
tanto físicas como mentales.

Hay en Venezuela mil médicos cubanos ofreciendo
trabajo voluntario para los pobres de Venezuela.
Todos forman parte del proyecto de llevar salud a
las comunidades marginadas e indígenas que en
algunos casos nunca habían visto un médico.

La Unidad Cívico-militar

El proyecto de llevar educación y salud a los
pobres ha sido posible gracias a este novel
concepto de unión entre los civiles y los
militares. Los miltares están siendo
readiestrados para actuar como facilitadores del
proceso de elevar la calidad de vida de los
marginados del proceso social e incorporarlos a
la vida productiva del país. Nunca antes se había
visto en suramérica a los militares ejerciendo
una función social de tal envergadura.

Ya no se ve a los militares como el cuerpo
represivo y abusador que históricamente había
asumido. Ya no llegan a las comunidades con
macanas y rifles sino con libros, libretas y
doctores. Esto hace sentir a la milicia muy
orgullosa de su trabajo y por supuesto,
defensores del proceso revolucionario que apenas
comienza en la maltrecha Venezuela.

Otro aspecto que no debo dejar en el tintero en
esta corta reseña es la férrea defensa de las
leyes y la Constitución Bolivariana por parte del
gobierno de Chávez. Esto es puntal en esa
Revolución. La milicia defiende no sólo al
Gobierno democráticamente electo por el pueblo
sino los derechos de la oposición a ejercer
libremente su función y sus prerrogativas
constitucionales. Por eso en cada mesa de
recolección de firmas para el Referendum
Revocatorio que se llevó a cabo recientemente en
el país, había por los menos una docena de
soldados armados ofreciéndole seguridad a la
oposición de que el proceso -reconocido en la
Constitución Bolivariana- fluyera de una manera
disciplinada sin que hubiese interrupciones por
elementos provocadores.

Aquel taxista que nos transportó del aeropuerto
al hotel nos pronosticó que la oposición podría
recoger el 20% de las firmas que establece la
Constitución Bolivariana para convocar el
Referendum Revocatorio. Pero que no tienen la más
mínima oportunidad de ganarle a Chávez en unas
nuevas elecciones. El proceso revolucionario
venezolano cada vez impacta más las comunidades
pobres e indígenas. Cada dia es una oportunidad
más para llegar a los necesitados. Por eso la
oposición no quiere esperar a que se cumpla el
período de seis años para el que fue electo el
ciudadano Presidente Hugo Chávez Frías. El tiempo
corre a favor de los pequeños. Y los grandes no
quieren esperar.

7 de diciembre de 2003.