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Guatemala: Derrota merecida



ALAI, América Latina en Movimiento
2003-11-12

Ileana Alamilla


El Frente Republicano Guatemalteco (FRG) y su líder, el ex general golpista
Efraín Ríos Montt, salieron derrotados de esta contienda electoral, no sólo
por los resultados reportados hasta el momento por el Tribunal Supremo
Electoral, sino por las actitudes de rechazo de la población.


La prepotencia de sus dirigentes, los múltiples abusos, excesos y cinismo en
sus actuaciones y la impunidad de que han gozado, se vieron doblegadas por
el voto popular, que exigió el recambio en la conducción del país y rechazó
su intención de continuar ejerciendo un poder sin límites.


Aun cuando las otras propuestas políticas que deberán ser votadas el próximo
28 de diciembre en una segunda vuelta para elegir al próximo presidente de
Guatemala, no satisfacen las urgentes necesidades de la población, ni
constituyen una garantía de un proyecto de transformación social que
enfrente los grandes y graves desafíos existentes, lo principal ya se logró:
que los hampones del FRG no continuarán atrincherados en todas las esferas
gubernamentales.


El legado del Presidente Alfonso Portillo y sus secuaces es absolutamente
negativo, aun cuando ellos se empeñen en mostrar otra faceta, con la ayuda
de quienes, como camaleones, se prestaron a encubrir las entrañas de tan
repugnante proyecto político y de algunos sectores confundidos y
desinformados de la comunidad internacional.


Actos escandalosos de corrupción, tales como los millonarios desfalcos en el
Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) y en el Ministerio de
Gobernación, el despliegue del narcotráfico a lo ancho y largo del país, que
provocó la descertificación y posteriormente la recertificación, la
democratización de la corrupción que saqueó el estado, las entidades
descentralizadas y cuánto lugar ocuparon sus seguidores, son algunos
ejemplos.


Otros aspectos nefastos fueron los referidos a los incumplimientos de los
acuerdos de paz, las distorsiones que se hicieron sobre su contenido, como
la decisión de resarcir a los victimarios representados en las Patrullas de
autodefensa civil, los retrocesos en el respeto a los derechos humanos, el
uso y abuso de los bienes del estado en beneficio personal y la
confrontación permanente con todos los sectores sociales que no se
asimilaron a su proyecto.


La altanería de la dirigencia del FRG no los deja aceptar su fracaso, el que
pretenden revertir argumentando que alcanzaron varias diputaciones, lo que
hace prever que ahora, en la oposición, tramarán otra macabra estrategia en
perjuicio del país


El general, quien daba por hecho el triunfo, confiado en las maniobras, la
desinformación y los discursos populistas, demagógicos que utilizaron, se ha
mantenido en silencio, seguramente meditando sobre su incierto futuro ante
la posibilidad de que prosperen los procesos que se instruirán por las
flagrantes violaciones a los derechos humanos y las acusaciones de genocidio
que pesan sobre su persona.


El revés de Ríos Montt es para todo el FRG, aunque como partido se
constituya en la segunda fuerza de oposición en el Congreso, ya que el papel
de caudillo y de cohesión de fuerzas que juega en esa organización
partidaria es fundamental para ellos y además porque la pérdida de su
inmunidad y el sometimiento a la justicia, será otra señal negativa para sus
correligionarios.


Cualquiera que llegue a la presidencia en esta segunda vuelta tendrá que
asumir la gran responsabilidad de corregir el rumbo de un país descarrilado,
empezando por el combate a la impunidad, al crimen organizado, el
narcotráfico y a la inseguridad generalizada, además de los problemas
estructurales que se agravaron en este período del FRG.


Las fuerzas sociales están a la expectativa. Hay agendas propuestas de todos
los sectores. Los contenidos de los Acuerdos de Paz continúan vigentes y una
nueva Guatemala, incluyente, multiétnica, multicultural y plurilingüe está a
la espera de lo que sucederá a partir del 28 de diciembre.


Aunque el daño está hecho, hay oportunidad de reconstruir el país. Estamos
heridos, pero no de muerte. Lo que el FRG no nos ha podido arrebatar han
sido nuestros sueños y anhelos de justicia social.




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