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Messico: Se vive en Oaxaca una violencia generalizada



ENTREVISTA /FRANCISCO TOLEDO, ARTISTA PLASTICO Y DIRIGENTE DE PRO OAX
INFRUCTUOSAMENTE PEDI A FOX UNA LEY DE AMNISTIA
Defensor de indígenas y luchadores sociales, el maestro asegura que la
situación de los derechos humanos en la entidad es grave, y asegura que
estado y Federación deben mostrar voluntad para resolver los conflictos
ROSA ROJAS ENVIADA
http://www.jornada.unam.mx/016n1pol.php?origen=index.html&fly=1
Oaxaca, Oax., 25 de junio. Ante la "violencia generalizada" que afecta a las
comunidades indígenas, donde existen problemas de límites y conflictos por
tierras y agua, los cuales requieren de que los gobiernos estatal y federal
asuman "una actitud de querer resolver los problemas", el maestro Francisco
Toledo expresa su preocupación por el estado en que se encuentran los
derechos humanos en la entidad.
Entrevistado en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), que él
fundó, Toledo confiesa que no puede explicarse por qué se mete en
situaciones que lo "alejan de la pintura". Comenta que ha estado inmerso en
la defensa de los indígenas loxichas detenidos masivamente, desde el sexenio
anterior, con graves violaciones a sus derechos humanos, acusados de
pertenecer a un grupo guerrillero, y afirma que él y los integrantes de Pro
Oax -pintores y galeristas- abogaron infructuosamente ante Vicente Fox,
desde su primera gira como Presidente, y con el secretario de Gobernación,
Santiago Creel, para que se decretara una ley de amnistía federal para
ellos. Sólo se logró la amnistía estatal, después de que los abogados que
contrató Pro Oax estudiaron con los funcionarios "caso por caso", de los más
de 300 detenidos.
Toledo señala que han impartido clases de pintura a mujeres indígenas presas
en el penal de Ixcotel, de quienes envidia la paz que les da el ejercicio
artístico, y que buscaron infructuosamente intervenir para que Amoltepec y
Zaniza, en la Sierra Sur de Oaxaca, se sentaran a dialogar sobre sus añejos
conflictos de límites, porque finalmente las comunidades "desconocieron a
las autoridades" que habían firmado un documento en el que decían estar
dispuestas al diálogo.
Cauteloso, Toledo mide sus palabras cuando habla sobre las violaciones a los
derechos humanos en Oaxaca. Prefiere mencionar casos concretos más que
generalizaciones. Asegura que las policías estatales sí utilizaron la
violencia en el desalojos de los plantones del sindicato de burócratas y de
organizaciones indígenas el pasado 12 de junio, pero aclara que desconoce el
expediente de la detención del líder de los burócratas para exigir su
libertad. Sólo tiene noticia de que Oliverio Neri no está preso "por
acusaciones políticas, sino por delitos del orden común".
Informa que aunque tampoco conoce a fondo el problema, también intervino en
el caso del municipio Unión Hidalgo -donde hay tres presos como resultado de
un proceso que empezó por la demanda de realizar una auditoría a la
presidencia municipal y que se ha agudizado por la falta de respuestas de
las autoridades- por "razones humanitarias" y porque uno de los presos,
Carlos Manzo, "es un historiador que, en un momento dado, hizo un trabajo
con ediciones Toledo y el Alcaraván. Me interesó y pedimos que se sentaran a
dialogar; el abogado estuvo viniendo aquí y hoy, en La Jornada, me entero
que está todo suspendido, pendiente, digamos".
-¿Cómo considera la situación de los derechos humanos en Oaxaca?
-Creo que la Liga Mexicana de Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh) sabe
más de todo esto...
Abusos contra indígenas
-¿Cuál es su percepción general?
-Supongo que no se respetan, hay irregularidades. Nosotros estuvimos cerca
de los problemas de los presos loxichas, había una detención masiva, los
enjuiciaron y los hicieron firmar declaraciones en español sin que hubiera
un traductor. Cuando vimos a Vicente Fox en su primera gira como Presidente
de la República, me reuní con él y le entregué una carta en la que
solicitamos una amnistía. Después fui con Santiago Creel para solicitar
también esa amnistía, pero hasta ahora no se ha hecho nada, porque había
presos acusados de delitos federales y estatales. Nosotros estuvimos con el
gobernador de Oaxaca, José Murat, y se creó una comisión en la cual
participaron representantes de los partidos políticos, se reunieron con la
sociedad civil y se pusieron a revisar caso por caso. De ahí salió la
totalidad de los presos que estaban acusados de delitos en el estado, eran
como 300 gentes de Loxicha.
-¿Hubo amnistía de parte del gobierno del estado?
-Sí, hubo una amnistía, pero se revisó caso por caso.
-¿Eran casos en los que sí hubo irregularidades en la consignación de los
detenidos?
-Sí, del sexenio anterior... En el caso de los loxichas los abogados
estuvieron cerca de Pro Oax, inclusive en Oaxaca el grupo apadrinó a los
hijos de los indígenas loxichas que estaban en la cárcel, y la Iglesia (la
Comisión de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de Oaxaca) estuvo de
acuerdo, creo que entendieron todo el problema. Ahora casi todos los padres
de estos ahijados ya están fuera, excepto mi compadre.
Interés de ayudar
-Uno tiene la impresión de que los artistas podrían estar en su torre de
marfil sin involucrarse en los problemas sociales, ¿cómo se sale usted?,
porque esto le quita tiempo para su obra creativa.
-No sé cómo explicarme por qué me meto en situaciones que me alejan de la
pintura, o si es algo que yo hago inconscientemente para no ocuparme de la
pintura. Claro, hay interés de ayudar.
-¿Es crítica la situación?
-Hay casos críticos y otros menos críticos... (por ejemplo) uno se acerca a
las mujeres presas y de algún modo quiere ayudar. Sí, son situaciones
críticas, pero se trata de personas que están sentenciadas, que cometieron
algún delito. Claro, entre estas mujeres debe haber casos injustos, y
entonces tratamos que Pro Oax pague a un abogado para que revise los
expedientes de todas las mujeres encarceladas, porque hay unas que no saben
ni por qué están presas o lo ignoran por no hablar castellano. En ese
sentido es, un poco, la ayuda humanitaria.
-Existe un informe que organizaciones indígenas y defensoras de las
garantías individuales -como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín
Pro Juárez- entregaron a Rodolfo Stavenhagen, relator de la Organización de
Naciones Unidas para la defensa de los pueblos indígenas, en el cual se
señala que en Oaxaca el de los derechos humanos es un discurso vacío,
¿estaría usted de acuerdo con eso?
-Yo estuve con Stavenhagen y también le entregué dos documentos, uno de los
loxichas y otro de la gente de Unión Hidalgo, y se los llevó, pero no sé qué
declaraciones haya hecho.
-Stavenhagen dijo que va a entregar un informe posterior y que estaba
preocupado por la situación de los derechos humanos.
-Yo creo que existe violencia generalizada; en las comunidades hay problemas
de límites de tierras, por el agua y de todo tipo. La Limeddh, nosotros,
todos estamos trabajando juntos; también está la organización Bartolomé
Carrasco.
-¿De la arquidiócesis?
-Sí, y estamos viendo qué se puede hacer, cómo se puede detener esta
violencia.
-Unos problemas existen desde hace mucho tiempo, otros se han agudizado.
-Se habla mucho de las elecciones; está en boca de todo mundo que hay una
efervescencia política, no violencia, de los partidos. Pero a ciencia cierta
no podría acusar a ningún partido de crear estos problemas ni entiendo de
qué les serviría.
-Pero hay problemas que vienen de atrás, que se han ido complicando por la
falta de respuesta de los gobiernos estatales.
-Sí.
-Está el caso de Yosotato, yo vine con la marcha de Tlaxiaco hasta Oaxaca.
Hay denuncias en las que podrían intervenir los gobiernos estatales y las
dejan correr.
-Yo creo que corresponde tanto al gobierno estatal como al federal asumir
una actitud un poco más de resolver los problemas, creo que la sociedad
civil...
-¿Su falta de acción hace que se compliquen los problemas?
-... hay casos. Hay muchos conflictos entre comunidades y papeles van,
papeles vienen y el problema se alarga. Conozco el caso de San Agustín,
donde hay un taller de papel artesanal y hay problemas de límites con una
comunidad que está arriba; disputan varias hectáreas y un ojo de agua, y
presentan papeles, pero todo está en manos de los jueces. Nosotros no hemos
entrado más allá.
-Ahí la sociedad civil, como decía usted, también puede ir propiciando la
posibilidad de coadyuvar en la solución.
-Sí, pero el problema es que un grupo civil como Pro Oax no tiene fondos.
Los integrantes somos pintores, galeristas, y no hay una dedicación de
tiempo completo. Nos gustaría tener dinero para poder pagar a los abogados,
pero tenemos que hacer cooperaciones y eso no es suficiente y también quita
tiempo. Tal vez yo sea el miembro más conocido de Pro Oax y por eso tengo
que estar a la cabeza, y esto también es difícil porque, aparte de la
pintura, existen instituciones como el IAGO, el Taller de Papel, El Pochote,
y estoy como agarrado por esas instituciones con las que colaboro.