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Peeru: El laberinto político en estos tiempos de crisis



ALAI, América Latina en Movimiento
2003-06-16

Javier Diez Canseco
http://alainet.org/active/show_news.phtml?news_id=3884

La crisis política sigue su curso, imparable. Las pérdida de brújula en el
Ejecutivo es continua e indiscutible. Medidas contradictorias borran con una
mano lo escrito con la otra. La falta de criterio político campea en el
oficialismo. El viaje presidencial a atender una invitación, ajena a un
asunto de relaciones entre Estados, de la Universidad de Standford para
clausurar el año académico -en medio del "Estado de Emergencia" decretado
por Toledo, de la exigencia de austeridad a los más humildes y de numerosos
movimientos sociales con demandas en curso- lo evidencia.


Sin sopesar sus implicancias y tanto desoyendo el clamor de la calle como
los anticuerpos en el propio Congreso, Toledo -que cree una virtud esta
terquedad- pasó por la vergüenza de ser autorizado a viajar con una minoría
de votos (cerca de 34) y a que se le recuerde que, no siendo un tema de
Estado, debía afrontarlo con recursos propios. Luego, con menos de un tercio
de los votos de los parlamentarios (39) hizo rectificar este último asunto
para viajar en el avión presidencial y con gastos a cargo del "austero"
Estado que dirige, para lo cual requirió un cambio de votos de los miembros
de Somos Perú (¿Andrade camino al gabinete?) y la generosa negativa del APRA
a votar, a pesar de estar presente, y de que el otro cañón de escopeta,
manejado por Alan García, dice que el viaje es una "provocación" y un "acto
de inconciencia".


Pero, lo increíble es que recién entonces, para evadir la crítica de dejar
al país en Estado de Emergencia, Toledo disponga levantar esta medida en 11
departamentos, a pesar de que el país lo exigía hace tiempo y simplemente lo
desacataba. Además, finalmente anunciaron enviar al Congreso una norma para
reducir sueldos de la burocracia dorada -del que solo se conoce ahora la
reducción del sueldo presidencial a $8,400 dólares mensuales y de los
Ministros a $7,500 y 7,200 dólares- y también la propuesta de reducir en 5%
la adquisición de bienes y servicios del Estado. Una inicial victoria de la
demanda popular que reclamamos desde el 2001, aunque el mismo Congreso no ha
revisado su propio presupuesto ni reducido los ingresos de los mismos
parlamentarios. Pero, al final el viaje a Standford costará más que la
reducción anual del sueldo. ¿Total?


La demanda de una Reforma Tributaria que implique corregir los privilegios
tributarios a grandes empresas y renegociar con decisión los contratos de
estabilidad jurídica, así como exigida Renegociación de la Deuda Externa
(que se lleva más de $2,000 millones de dólares anuales del Presupuesto) no
aparecen claramente en el esquema Silva Ruete. Si se revisarían los sistemas
de jubilación, impuestos a facturas telefónicas de más de los S/.100 soles
mensuales, elevación de multas tributarias, modificaciones al Impuesto a la
Renta, al ISC, al IGV, tributos a la ganancia de operaciones bancarias y
quizás bursátiles hoy exoneradas, entre otros. Pero ¿terminarán los
privilegios de los peces gordos que lucraron durante el fujimontecinismo
impunemente? Ver para creer.


Pero las actuaciones de Rey, de otros fujimoristas en el Congreso, y de
voceros del APRA en una andanada contra la Comisión de la Verdad y
Reconciliación -que iba desde desautorizarla hasta demandar su disolución-
en el trascurso de los días pasados, incluyendo la ausencia de autocrítica
en la presentación de AP ante la CVR, revela mucho. Los que
amnistiaron -como Rey y Tudela- a los asesinos de los estudiantes de La
Cantuta o los que asistían a la pollada de Barrios Altos, insisten en echar
un manto de humo sobre el terror que provino del Estado y concentrar la
atención en el otro terror, el senderista. Mientras que otros, como podría
ser el APRA piensan -como quizás los primeros también- que una crisis
política como la actual exige firmes vínculos con el militarismo (que no es
lo mismo que las FF.AA.) -garantizando impunidad a responsables de graves
crímenes- para asegurarse una salida con aliados de poder firmes. Lamentable
repetición de un ciclo que pretende mantener en la política el viejo estilo
del borrón y cuenta nueva, y justificar violaciones de derechos humanos por
pragmáticas razones de Estado, evidenciando que no ha cambiado mucho el
laberinto político peruano.