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Elecciones en Argentina




"Pudo ser mucho peor" así titulaba esta mañana su crónica sobre las
elecciones José Pablo Feinmann, columnista de Pagina 12 y agregaba "no
se produjo el regreso de los muertos vivos" refiriéndose al ex
presidente Menem y a toda su impresentable cuadrilla de ad láteres que
auguraban llegar en una primera vuelta con el 40% de los votos. Ahora
que habrá segunda vuelta o "ballotage" su derrota se vislumbra como
segura.

La sombra del bipartidismo aún disfrazada sigue vigente en la
Argentina. Tres de los candidatos eran de raigambre peronista y los
otros tres de origen radical aunque pueden percibirse grandes
diferencias dentro de la mismas ramas y también grandes y entrelazadas
semejanzass. Menem (PJ) y López Murphy (PR) en la derecha más
reaccionaria y Kirchner y Rodríguez Saá dentro de un populismo más
moderado, con promesas de respetar el MERCOSUR, de mantener la
gratuidad de la enseñanza, de realizar mucha inversión pública, de
generar empleos genuinos, etc.etc. Pero la verdadera sorpresa de estas
elecciones fue sin duda el ARI, el partido de la diputada Elisa Carrió
(procedente del radicalismo) que a pesar de su brevísima historia como
partido y de sus magros, muy magros recursos se ubicó en 4º lugar y
augura un futuro de seguro crecimiento e inserción en la sociedad
argentina.

Las cartas parecen echadas y no precisamente para favorecer al
controvertido ex presidente que con el 25% de los votos y a pesar de
su ubicación en primer término parece haber alcanzado su techo
electoral. Es impensable que los votantes de los otros candidatos se
inclinen, por lo menos en masa, a apoyar su elección, pues la enorme
mayoría de los que no lo votaron optaron por otros partidos
precisamente a causa de su pronunciado antimenemismo.

El gran fiasco en cambio fue el fracaso de los movimientos populares y
de las izquierdas que irrumpieron con ímpetu tras el derrocamiento de
De la Rúa pero que, atomizados unos y sectarias las otras, no han
logrado articular una propuesta política coherente que pueda
convertirse en una verdadera alternativa de cambio.

Momentáneamente solo podemos esperar, que dentro de tres semanas, los
resultados se asimilen a los que se produjeron en la segunda vuelta en
Francia entre Chirac y Le Pen.

Pareciera que la Argentina no está dispuesta, al menos, a volver al
pasado.

 Susana Merino