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¿Por qué CNN agrede al gobierno venezolano?
Heinz Dieterich Steffan
Rebelión
La prolongada agresión mediática de la transnacional estadounidense CNN
(Cable News Network, en español) contra el proceso bolivariano se debe a
cuatro factores: 1. Los intereses y redes económicos, políticos y académicos
internacionales del magnate anti-Chavista venezolano Gustavo Cisneros y de
otros miembros de la oligarquía venezolana, como el expresidente de la
petrolera PDVSA, Luis Giusti, quién en 1998 quiso privatizar a la empresa y
funge, hoy día, como asesor energético del presidente George W. Bush; 2. La
venta de CNN a la transnacional Time Warner, Inc. en 1996, y la fusión
subsiguiente con America Online (AOL), en 2001; 3. La subordinación
incondicional de CNN al proyecto del Nuevo Orden Mundial de George W. Bush,
Donald Rumsfeld y Dick Cheney, después del 11 de septiembre y, 4. El
deplorable estado profesional de sus reporteros, moderadores y
comentaristas.
Contrario a la mitología neoliberal, muchos de los grandes negocios de la
economía global no resultan de una mejor posición competitiva en el mercado,
sino de la pertenencia de la elite corporativa a redes informales de poder y
tráfico de influencias. Es en ese aspecto, más que en el meramente
económico, donde el poder del Grupo Cisneros y su Chief Executive Officer
(CEO, jefe ejecutivo) Gustavo Cisneros, es formidable y le permite incidir
sobre la política nacional e internacional, tal como revelan los siguientes
datos sobre su participación en redes académicas, económicas y políticas de
la elite global dominante.
Cisneros es miembro de los Consejos de Asesores de varias universidades de
elite estadounidenses, entre ellas: de la Universidad de Columbia, en Nueva
York y del Colegio Babson; del David Rockefeller Center for Latin American
Studies de la Universidad de Harvard, en Boston y del Consejo de
Administración del Joseph H. Lauder Institute of Management and
International Studies de la prestigiosa Wharton School of Economics de la
Universidad de Pennsylvania, en Philadelphia.
Cisneros pertenece también al grupo de asesores del Consejo de Relaciones
Exteriores (Council on Foreign Relations) en Nueva York, que es el think
tank más importante del establishment liberal del gran capital
estadounidense; así mismo es miembro del Grupo de Tarea sobre Tecnologías de
Información y Comunicación (ICT Task Force) de las Naciones Unidas, miembro
del World Business Council del Foro Económico Mundial (WEF) y participa en
el Consejo Internacional de Asesores de la influyente Sociedad de las
Américas (The Americas Society). En esa asociación "sin fines de lucro",
participan también David Rockefeller y el empresario mediático chileno
Agustín Edwards.
Edwards es de particular interés porque fue una de las piezas claves en la
conspiración contra el gobierno constitucional de Salvador Allende. De hecho
jugó el mismo papel en la destrucción de la Unidad Popular chilena que está
jugando Cisneros en Venezuela. Aprovechando sus buenas relaciones con la
embajada de Washington en Santiago de Chile y con sectores de la elite
empresarial estadounidense; recibiendo más de 1.5 millones de dólares de la
Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), "el Mercurio y otros medios
apoyados por la Agencia había jugado un importante rol en la configuración
del escenario adecuado para el golpe militar del 11 de septiembre de 1973",
reportó un informe del Senado estadounidense en 1975.
Cuando el embajador estadounidense Edward Korry le comunicó a Edwards que
Allende ganaría las elecciones nacionales de septiembre de 1970, el
empresario se reunió en Estados Unidos con el presidente de la transnacional
Pepsi Cola y amigo personal suyo, Donald Kendall, para trazar las
estrategias necesarias para destruir a Allende. Kendall, quien ---como los
representantes del gran capital y mecenas del Partido Repúblicano en
general--- tenía acceso directo al Presidente, concertó para el 15 de
septiembre varias reuniones, en las cuales participaron Nixon, Kissinger, el
jefe de la CIA, Richard Helms, Agustín Edwards y Donald Kendall. Esa misma
noche Nixon dio la orden a la CIA de destruir al gobierno constitucional de
la Unidad Popular mediante un golpe militar o mediante cualquier medio que
fuese necesario para lograr tal fin.
En los tres años que el imperialismo requirió para organizar la sangrienta
asonada de los generales encabezados por Augusto Pinochet, El Mercurio
utilizó las mismas técnicas que se observan hoy en Venezuela. Editoriales en
la prensa impresa, escritos por expertos de la CIA o periodistas a sueldo de
la reacción, repetidos una infinidad de veces por las estaciones de radio y
televisión de la red subversiva; llamados a los militares para poner fin a
la "anarquía" y "dictadura" del gobierno; desinformación y mentiras
sistemáticas para histerizar a la población contra el gobierno y destruir la
confianza en el futuro del país, etcétera. Mientras el pueblo sufría hambre
y el terror de los subversivos, Edwards disfrutaba su larga estancia en
Estados Unidos en una vida de lujo como vicepresidente mundial de Pepsi
Cola, cortesía de su entrañable amigo Kendall.
En lo político, Gustavo Cisneros ha tenido buenas relaciones con el
Presidente Ronald Reagan, a cuyas fiestas ha sido invitado junto con su
esposa Patricia Phelps; con el gobierno de Bill Clinton de cuyo Secretario
de Relaciones Exteriores Cyrus Vance ha sido interlocutor, así como con la
dinastía Rockefeller y la dinastía Bush, con cuyo expresidente George Bush
disfruta la pesca en La Florida y en los ríos venezolanos.
Aunque su poder económico posiblemente se sobreestime, dado que en varias
empresas es solo copropietario, no cabe duda que su imperio de 70 compañías
en 39 países, con ingresos anuales superiores a los cuatro mil millones de
dólares, tiene considerable fuerza, sobre todo en el sector de los medios y
comunicaciones: Direct TV Latin America tiene más de 300 canales de video y
audio en 28 países; Univisión es la mayor cadena televisiva de habla hispana
en Estados Unidos; Venevisión es el más importante canal venezolano y
Venevisión International, uno de los más importantes de América.
A través de alianzas estratégicas con Pepsi Cola y Coca Cola, Cisneros se
convirtió en codueño de una de las más grandes embotelladoras
latinoamericanas, Panamco, con sede en Miami, Panamá y Atlanta, que se
vendió en diciembre del 2002 por 3.6 mil millones de dólares al grupo de los
Garza Lagüera de Monterrey, México, tocándole a Cisneros el 9 por ciento del
total. En 1997 lanzó la Playboy TV Iberia que desde entonces enriquece el
desolado panorama cultural de España y Portugal con atractivas conejitas al
estilo estadounidense.
En 1998, Cisneros forma una alianza (joint venture) con America Online, Inc.
(AOL), de la cual nace la empresa America Online Latin America (AOLA) que
ofrece servicios interactivos en Brasil, México, Argentina y Puerto Rico,
entre otros países. Es ahí, donde se cruzan las redes informales de Cisneros
con CNN, AOL y Time Warner.
La independencia de CNN, el primer canal noticiero televisivo de 24 horas,
inventado por Ted Turner, se acaba en octubre de 1996, cuando la Turner
Broadcasting System, Inc. se fusiona en forma subordinada con el
conglomerado mediatico Time Warner, Inc., que entre otros activos controla
la revista mundial Time y la revista de negocios, Fortune. La Time Warner se
fusiona, a su vez, el 11 de enero del 2001 con America Online, que obtiene
el control de la mayoría de las acciones. CNN queda supeditada sucesivamente
al management y los accionistas de Time Warner y posteriormente, a los de
AOL, con los cuales, como referimos anteriormente, Cisneros había entrado en
una joint venture estratégica, que le proporcionaba los contactos y
relaciones con los ejecutivos superiores de la gigantesca transnacional y de
sus homólogos europeos y asiáticos, como cuando en 1999 se reunió con el
presidente de la transnacional alemana Bertelsman, el vicepresidente de la
japonesa Fujitsu y el presidente de Time Warner, Gerald Levine, en la
capital francesa.
Al mismo tiempo, CNN se queda reducida al status de una compañía o división
más dentro de la estructura corporativa transnacional de AOL-Time Warner,
Inc., lo que significa que su tasa de ganancia no debe quedar por debajo de
la de las demás divisiones, si no quiere correr el riesgo de ser
transformada o liquidada. Esa presión del "mercado" --de hecho, de los
coeficientes comparativos de costo/beneficio--- acelera el ocaso de CNN como
medio informativa de calidad, tendencia que recibe su golpe de gracia
político con la declaración de la "guerra internacional contra el
terrorismo" de George W. Bush, que produce el sometimiento abierto de la
cadena a la razón del Estado imperial.
Ese doble impacto económico-político repercute en forma dramática en la
falta de profesionalismo del equipo de reporteros, moderadores y "analistas"
de CNN en español. Carentes de preparación científica, sin noción
metodológica del concepto estadístico representatividad ---que es el eje de
todo quehacer periodístico serio--- las Señoritas Ligimat Pérez en Caracas y
Gwenda Umaña en Atlanta han quedado a la merced del sentido común y de los
prejuicios e intereses clasemedianeros propios y ajenos, cuando hablan del
complejo problema venezolano. Harris Whitbeck, quien un día reporta
malinformado de Kabul, al día siguiente es despachado de urgencia a Caracas
para informar sobre la problemática bolivariana, con los resultados
previsibles. Lucia Newman, enviada a veces por fast track desde La Habana a
Caracas, está tan espantada por la camarilla anticubana en Miami que no se
aparta ni un ápice de la litanía políticamente correcta. En ese equipo, solo
Jorge Gestoso y Patricia Janiot conservan algo de calidad profesional, que
incluye la ética, cuando se refieren a Venezuela.
Las continuas agresiones de CNN y de los medios españoles durante los tres
años de gobierno de Hugo Chávez, son las avanzadas propagandísticas de la
guerra de apropiación económica por los restos del botín latinoamericano,
que los amigos neoliberales del imperialismo estadounidense y del
subimperialismo español no han podido enajenar todavía. La perla de este
botín son las reservas petroleras de Venezuela, equivalentes a las de Arabia
Saudita, y la empresa PDVSA, que tiene alrededor de 15.000 gasolineras y
ocho refinerías en Estados Unidos, además de nueve refinerías en Europa y
otro tanto en Venezuela y el Caribe.
"Percepción mata realidad", dicen los operadores de la mercadotecnia
burguesa y esa es la receta que los intelectuales colectivos del capital
transnacional, los medios, utilizan en la destrucción del proyecto popular
venezolano. Hace treinta años reprodujeron como cajas de resonancia las
mentiras de los golpistas chileno-estadounidenses contra el gobierno
constitucional de Salvador Allende. En los años ochenta repitieron la
operación contra el gobierno constitucional sandinista en Nicaragua y en los
noventa le tocó el turno al gobierno constitucional de Hugo Chávez.
Nada nuevo bajo el sol...de la mentira imperial.
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Nello
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possible