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"La soberanía no se negocia" es el lema del Plebiscito sobre el ALCA



ALAI, América Latina en Movimiento
2002-09-02

ALCA - NTARA
Frei Betto


"La soberanía no se negocia" es el lema del Plebiscito sobre el ALCA (Area
de Libre Comercio de las Américas), promovido esta semana en todo el Brasil
por la CNBB (Conferencia Nacional de Obispos del Brasil), con el apoyo del
MST (Movimiento de los Sin Tierra), de la CUT (Central Unica de
Trabajadores), de la CMP (Central de Movimientos Populares) y de otras
entidades populares. La iniciativa culmina con el Grito de los Excluidos, el
7 de septiembre, que se conmemora desde hace años en las principales
ciudades del país.


Papeletas y urnas para la votación se encuentran disponibles en parroquias,
centros comunitarios, asociaciones de barrio, sindicatos y en las entidades
promotoras. Tres preguntas deben ser respondidas por los votantes: 1) ¿El
gobierno brasileño debe firmar el tratado del ALCA? 2) ¿El gobierno
brasileño debe continuar participando en las negociaciones del ALCA? 3) ¿El
gobierno brasileño debe entregar parte de nuestro territorio -la base de
Alcántara- al control militar de Estados Unidos?


En el 2000, las mismas entidades, incluido el PT (Partido de los
Trabajadores), promovieron el Plebiscito sobre la Deuda Externa. Se
esperaban 3 millones de votantes, pero comparecieron 6 millones, la mayoría
contra la imposición de más sacrificios al pueblo brasileño para agradar a
los acreedores internacionales. Ahora, el tema es la soberanía del país,
amenazada por la propuesta de la creación del ALCA, una extensión de la
Doctrina Monroe, que pregona el control del continente americano por Estados
Unidos.


"Tenemos 4% de la población mundial -declaró Bill Clinton cuando era
presidente- y controlamos 22% de las riquezas del mundo. Si queremos
mantener esta tajada de riqueza, necesitamos vender al restante 96% de la
población." Aprobado el ALCA, involucrará a 34 países de las Américas, con
excepción de Cuba, lo que significa un mercado de 800 millones de
consumidores en potencia.


Es una equivocación comparar el ALCA con la Comunidad Europea, construida
durante años del modo más democrático posible, con la población debatiendo
cada detalle y decidiendo a través de plebiscitos. Países pobres como
Irlanda, Portugal y Grecia recibieron beneficios para levantar sus
economías.


En el caso del ALCA, articulado sigilosamente desde 1994, lo que menos
impera es la solidaridad. Y la competencia entre los países de América
Latina con el gigantismo de Estados Unidos será tan desigual que terminará
en una verdadera anexión, como le sucedió a la mitad de México y a Puerto
Rico, en el siglo XIX. Se trata de crear un mercado continental capaz de
absorber la excesiva producción de Estados Unidos, convirtiendo en chatarra
nuestra precaria industria nacional.


En la propuesta actual, aprobado el ALCA las empresas de Estados Unidos
podrán participar en los concursos y licitaciones de servicios públicos, lo
que representará una amenaza a la producción nacional y un refuerzo a la
creciente privatización de sectores como salud, educación y previsión.


La actual política de flexibilización de las leyes laborales, adoptada por
el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (FHC), hace parte de los acuerdos
con el FMI (Fondo Monetario Internacional), que condicionó la renovación de
sus contratos con Brasil a la adhesión irrestricta de nuestro país al ALCA.
Si este es aprobado, el capital especulativo tendrá plena libertad para
buscar mayor rentabilidad en cualquier país continental, aumentando nuestra
pobreza y expropiando nuestras riquezas. Al eliminar el control sobre el
movimiento del capital extranjero y conceder privilegios tributarios a las
transferencias de los que residen en el exterior, Brasil ya viene preparando
ese camino de sumisión a los intereses de Washington.


¿Cómo competir con una nación que, en 2000, alcanzó un PIB de US$ 9.9 mil
billones? En el mismo año, en Brasil fue de US$ 593 mil millones. El acuerdo
del ALCA prevé la eliminación de barreras aduaneras, pero nada dice sobre la
prohibición de crear barreras no-aduaneras como acostumbra hacer Estados
Unidos para asegurar su proteccionismo. Promete también mejorar la
protección al medio ambiente, pero no establece mecanismos para evitar que
una empresa conteste judicialmente las normas de defensa del medio ambiente,
con el pretexto de que afectan sus expectativas de lucro. Así, la creación
del ALCA intensificará la mercantilización de la naturaleza, sometiendo a
los ecosistemas y la biodiversidad a las leyes del mercado y a los intereses
transnacionales.


Alcántara, municipio de Maranhão (114 mil hectáreas, 19 mil habitantes),
situado en los límites de la Amazonia, es una región rica en biodiversidad y
recursos naturales. Pese a ser un polo turístico y albergar una base
espacial de alta tecnología, el municipio cuenta con tan solo un hospital,
una ambulancia y una escuela de 2do grado. La mayoría de las casas no tienen
luz eléctrica y las calles son precarias.


La base de Alcántara fue creada en 1980 por el gobierno brasileño, a costa
de la expropiación del área habitada por cerca de 500 familias, la mayoría
descendiente de indígenas y quilombos, quienes fueron trasladados de una
región rica en pesca hacia siete villas agrícolas, cuya tierra no es apta
para la agricultura.


En 2000, el gobierno de FHC firmó la cesión de la base (62 mil hectáreas) a
Estados Unidos que, si es aprobada por diputados y senadores, pasará a tener
control sobre ella, sin que nuestras autoridades puedan fiscalizarla y, en
caso de accidente, inspeccionar causas y efectos. El acuerdo ya mereció un
informe favorable de la Comisión de Ciencia y Tecnología y, ahora, espera el
dictamen de la Comisión de Constitución y Justicia para, enseguida, ser
sometido a la aprobación del Congreso Nacional.


El objetivo de la Casa Blanca es hacer de la base de Alcántara un área
militar estadounidense en Brasil, lanzar cohetes y mantener el control de la
Amazonia, gracias a sus ojivas nucleares y a las informaciones provistas por
el Sivam (Sistema de Vigilancia de la Amazonia), programado por empresas de
Estados Unidos.


Participar en el Plebiscito del ALCA es defender la soberanía de Brasil y
manifestar el desacuerdo con el actual proceso de globocolonización.


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Nello

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