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Messico: la fine di un paese laico?
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Fox pintó al Papa un país justo, democrático, equitativo y plural
"¡Que Dios os haga como Juan Diego!", manifestó el pontífice en su
respuesta
JUAN M. VENEGAS Y ROSA E. VARGAS
En su mensaje de bienvenida a Juan Pablo II, el presidente Vicente Fox
Quesada presentó un país "democrático, plural, orgulloso de su amplia
diversidad étnica y cultural, y con una gran riqueza espiritual que se
expresa libre y ampliamente en diferentes credos religiosos".
Aunque ahí quedó esa frase, el resto de la lectura de su texto y su decisión
de inclinarse para besar el anillo papal -como nunca lo había hecho un
mandatario mexicano- puso el sello que ya distingue a su gobierno: su apego
a la Iglesia católica.
No fue ésta la primera vez que Fox rompe con el protocolo republicano. Ya lo
había hecho en su toma de posesión, cuando en un hecho sin precedente,
primero acudió a la Basílica de Guadalupe y después, al presentar a su
gabinete, posó con un Cristo en la mano. Ni qué decir de su campaña, cuando
en un mitin en León arengó a sus seguidores con el estandarte de la Virgen
de Guadalupe, a la que, por cierto, otra vez citó como "amparo" de la
independencia mexicana.
Conocedor del nuevo momento en el país, Karol Wojtyla respondió: "Queridos
mexicanos, gracias por vuestra hospitalidad, por vuestro afecto constante,
por vuestra fidelidad a la Iglesia. En ese camino, continuad siendo fieles,
alentados por los maravillosos ejemplos de santidad surgido en esta noble
nación. ¡Sed santos! Recordando cuanto ya dije en la Basílica de Guadalupe
en 1990: servid a Dios, a la Iglesia y a la nación, asumiendo cada cual la
responsabilidad de transmitir el mensaje evangélico y de dar testimonio de
una fe viva y operante en la sociedad".
Y cerró con el mensaje que, sin duda, definirá mediáticamente su quinta
visita al país: "A cada uno bendigo de corazón, utilizando para ello la
fórmula con la que vuestros antepasados se dirigían a sus seres queridos:
'que Dios os haga como Juan Diego'."
A las acondicionadas instalaciones del hangar presidencial para recibir a
Juan Pablo II sólo tuvieron acceso quienes poseían rigurosa invitación: la
nueva clase política gobernante, sus invitados especiales, familiares y
empresarios. Algunos gobernadores y el jefe de Gobierno del Distrito Federal
también respondieron a la cita. Pero nada más. El pueblo mexicano y su
"diversidad étnica y cultural" estuvo representado sólo por un grupo de
chiquillas y chiquillos de escuelas privadas ataviados con los trajes
típicos de cada estado.
Así, acartonados resultaron los 40 minutos que duró la ceremonia, en la que
Fox no reparó en manifestar su inclinación religiosa y su admiración por el
Papa, al que antes de asumir el Poder Ejecutivo identificó como uno de los
personajes que lo inspiran.
"Con los brazos abiertos, con el corazón lleno de alegría, damos a usted la
más cordial bienvenida. Las y los mexicanos nos sentimos muy honrados de
recibirlo", subrayó el gobernante.
Reconoció "el trabajo y la dedicación" papal "en la construcción de un nuevo
mundo de paz y armonía; su labor ardua y fructífera en favor del
entendimiento entre los pueblos, del acercamiento entre las naciones y los
diversos credos religiosos".
Para Fox, de igual forma, Juan Pablo II ha contribuido a alcanzar un mundo
más justo y solidario, cada vez más preocupado por resolver los problemas de
pobreza y marginación que aquejan a las sociedades modernas, un mundo
cimentado en profundos valores humanistas, y centrado en la dignidad de la
persona y en sus derechos. "¡Sin duda el mundo que hoy vivimos no sería el
mismo de no haber contado con el liderazgo espiritual y moral, con el gran
valor ecuménico y con el ejemplo constructivo de Juan Pablo II!"
México, añadió el mandatario, hoy es un país más democrático, plural,
orgulloso de su amplia diversidad étnica y cultural y caracterizado por una
gran riqueza espiritual, la cual se expresa libre y ampliamente en
diferentes credos religiosos. "En nuestra democracia se han ampliado todas
las libertades y ahora se ejercen a plenitud; se garantiza el respeto a los
derechos que otorga la ley y, sobre todo, se asegura la defensa de derechos
humanos."
También, dijo, se impulsa "la construcción de un país incluyente y
comprometido con un crecimiento con rostro humano". Esto se demuestra,
agregó, con el combate a la pobreza.
De ahí en adelante distinguió un país que impulsa un crecimiento económico y
un desarrollo social y humano "basado en la equidad y la justicia". En fin,
puntualizó, México hace frente a sus desafíos "compartiendo los valores y el
mensaje de Su Santidad, divulgado entre las mujeres y los hombres de buena
voluntad".
México recibe al Papa "¡jubiloso!" y con la alegría de una nación que inició
su independencia "al amparo de la imagen de la Virgen de Guadalupe, plasmada
en el estandarte del padre de la patria... espero que usted disfrute,
durante su estancia, de la alegría y el incalculable amor que ha sembrado en
el pueblo católico mexicano", terminó diciendo Fox a Juan Pablo II, al que
identificó como "nuestro hermano del alma, realmente el amigo".
El breve mensaje del Papa
Juan Pablo II respondió con un breve mensaje dividido en tres puntos:
primero dejó constancia de su "inmensa alegría" por venir a este país, donde
inició su "apostolado itinerante", y del "enorme gozo" por la canonización
de Juan Diego y la beatificación de Juan Bautista y Jacinto de los Angeles,
"hermosos ejemplos de santidad".
En segundo lugar agradeció la bienvenida de Fox -con todos los honores de
una visita de Estado, aun cuando oficialmente se trata de una gira pastoral-
y recordó: "México, siempre fiel".
En un mensaje en el que no tuvo deferencia alguna ni incluyó entre sus
menciones a la esposa del Presidente, Marta Sahagún, finalmente el Papa
llamó a "servir a Dios, a la Iglesia y a la nación... que Dios os haga como
Juan Diego..."
Y llegó el momento de la salutación, que en fila encabezaron los presidentes
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Genaro Góngora Pimentel, y de
la mesa directiva del Senado de la República, Diego Fernández de Cevallos,
como representantes de poderes Judicial y Legislativo, respectivamente.
Ninguno de ellos emuló el beso de Fox.
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Nello
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